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martes, 27 de diciembre de 2011

CITA DEL AÑO

"A veces, y -me siento feliz de decirlo- más de lo normal en estos días, se leen críticas de comics de tal calidad que quizás uno se engaña al creer que la forma está recibiendo finalmente lo que se merece, de que hemos ido más allá de las críticas ideológicas fáciles y de las discusiones sobre "historia vs. dibujo" de antaño. Pero entonces sale un libro así y vuelve la dura realidad.

Para empezar con la primera cuestión, parte de la intelectualidad del cómic parece estar desarrollando una obsesión enfermiza con las lecturas ideológicas de los cómics. Hasta el punto de que una obra dada se valora enteramente según un consenso ético y se juzga fallida debido a un contenido "problemático", a menudo de naturaleza racista, sexista u ofensiva políticamente. Cualquier otra cosa que el trabajo puede ofrecernos tiende a ser ignorada, y la noción de que algo puede ser bueno, incluso genial, a pesar de -o incluso por- sus problemas parece inadmisible. [...] El problema, más bien, es que tal crítica está a menudo informada por una especie de puritanismo ideológico que ha ganado fuerza en nuestra cultura actual de ofenderse; un puritanismo a menudo ciego a la calidad estética, resistente al discurso incómodo y propenso a la acción para censurar".
Matthias Wivel, en The Hooded Utilitarian

De propina:
"Hay una tendencia a confundir la ética y la estética que amenaza con convertir a un lugar argumentativo y provocador de la reflexión en algo que nunca fue: aburrido".
Matthias Wivel, en The Metabunker

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(vía)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

AEROPUERTOS

"Los volúmenes tres y cuatro son menos explícitamente políticos o históricos y más personales. El acabado es más maduro, los retratos más detallados y realistas. Uno se puede encontrar echando de menos la imaginación infantil que condujo la primera mitad de la historia tan convincentemente, pero esto tiene más que ver con la nostalgia por la descarada Marji que con cualquier deficiencia de la segunda mitad. El libro crece junto con Marji y se convierte en una historia aguda de actualidad sobre la integración y la búsqueda de un lugar entre dos culturas. El aeropuerto es un motivo recurrente en el libro, y una anécdota de aeropuerto de la vida real sacada de la vida de Satrapi después de Persépolis sirve como un doloroso recordatorio de la urgencia continua de su historia: a su llegada a Estados Unidos durante su gira de promoción de primavera fue retenida en el aeropuerto. Su pasaporte iraní fue examinado durante hora y media por funcionarios de inmigración que sospechaban, y a pesar de tener un visado válido y una invitación de su editor estadounidense, a esta representante del "eje del mal" le tomaron las huellas digitales, le hicieron una ficha policial con foto, y le pidieron que declarara solemnemente que no tenía mala intención alguna, antes de que ella y Persépolis fueran admitidos en el país".
Un extracto de la reseña de Julie Paludan-Müller sobre el PERSÉPOLIS de Marjane Satrapi, en The Metabunker (sigue en inglés en el enlace), dentro de la serie "Cómics de la década". Dentro de la misma serie ya traduje algo aquí de la reseña sobre DK2, de Miller y Varley

martes, 16 de noviembre de 2010

OBRAS QUE PONEN DEL REVÉS LAS NORMAS ESTÉTICAS CONSOLIDADAS


"No hay duda de que DK2 no está a la altura de los parámetros convencionales del cómic como arte, tal como se manifiesta en obras como Maus, Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo, Gorazde Zona Protegida, L'Ascension du Haut Mal, o Ghost World (¡o incluso The Dark Knight Returns!). Ésas son las obras que la gente culta, más o menos pueden aceptar sin problemas como buenas, que provocan la reflexión, conmovedoras, sobrias, serias, etc. Tal concepción de la calidad en el arte es fundamentalmente conservadora, aunque totalmente entendible, e incluso loable, pero a veces hay una necesidad de un tipo diferente de trabajos artísticos; uno que desafía a un nivel fundamental cómo se concibe el arte. Las obras que de una sola vez ponen del revés las normas estéticas aparentemente consolidadas. Tales obras resultan muy raras, tienden a ser incómodas, y por su naturaleza salen de la nada.

DK2 es más que un cómic de superhéroes que subvierte descaradamente las normas del género. Es un cómic de un autor muy familiarizado con la narración gráfica. Y aquí es donde sus cualidades se manifiestan - donde la voz "interna" de Miller habla más claro. Él conoce los principios convencionales sobre cómo estructurar y contar una historia [...]. Definitivamente hay maneras mecánicas para armar una historia que funcione, pero con Miller estas cualidades surgen naturalmente, en la narración, el dibujo, el color. Hay una necesidad interna a la misma.

[...] Este es un enfoque para el trabajo creativo que es fácil de copiar, pero difícil de llevar a buen término. El talento y la experiencia de Miller proporciona una autoridad y credibilidad que son difíciles de emular. Sólo porque ha interiorizado la narración clásica, uno percibe, es capaz de ignorarla y sin embargo hacer que las cosas funcionen. "¿Quién habría pensado que Miller iría tan por delante de todos nosotros?", preguntaba Dylan Horrocks; no demasiados, diría yo, teniendo en cuenta sus años erráticos en Sin City. Que se haya demostrado a sí mismo capaz de producir un cómic tan energético, excitante, impredecible, transgresor, innovador y claramente emocionante como éste, que ha logrado dividir tan decisivamente a su audiencia, es una de las grandes sorpresas en la cultura del cómic americano de los últimos tiempos.

Una obra maestra inesperada e improbable".
–Thomas Thorhauge, en The Metabunker, sigue en el enlace

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Más sobre DK2, hace dos años, en Con C de Arte
 
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