"'El cómic como género nació en América pero fue promovido en calidad cultural en Europa".Es curioso, yo diría que ha sido justo lo contrario. La frase es de Umberto Eco, y la recoge un reportaje de La Stampa a propósito del 60 aniversario de PEANUTS. Traduce y enlaza 13 Millones de Naves
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viernes, 26 de marzo de 2010
'PEANUTS', 60 ANIVERSARIO
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13 MILLONES DE NAVES,
Charles M. Schulz,
UMBERTO ECO
jueves, 12 de noviembre de 2009
USTED CREERÁ QUE UN HOMBRE PUEDE VOLAR
HACE 70 AÑOS, EN UN TEBEO QUE LLEVABA FECHA DE PORTADA DE JUNIO DE 1938, NACÍA SUPERMAN, EL HOMBRE DE ACERO. EL PRIMER SUPERHÉROE DE LA HISTORIA ESTABA DESTINADO A CAMBIAR LA INDUSTRIA DEL CÓMIC AMERICANO, PERO TAMBIÉN LA MITOLOGÍA DEL HOMBRE CONTEMPORÁNEO.
“SUPERMAN NO SE CONVIRTIÓ EN SUPERMAN. Superman nació Superman” -decía Bill, el personaje interpretado por David Carradine, en la película de Quentin Tarantino Kill Bill Vol. 2 (2004)-. “Cuando Superman se levanta por la mañana, es Superman. Su traje con la gran S roja es la manta que le envolvía siendo un bebé cuando los Kent le encontraron. Ésa es su ropa. Lo que lleva Clark -las gafas, el traje de negocios- es el disfraz de Superman para integrarse entre nosotros. Clark Kent es como Superman nos ve a nosotros. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil… Es inseguro… Es un cobarde”. En realidad Tarantino había sacado la idea de un ensayo de 1965, del escritor e historietista Jules Feiffer, donde afirmaba que lo que hacía único a Superman respecto a la legión de imitadores que le siguieron luego era el concepto de su alter ego. A diferencia de otros superhéroes –Batman es Bruce Wayne en la vida real, Spiderman es Peter Parker, etc.-, el apocado Clark Kent no era la identidad real de Superman, sino justo al contrario, y por eso mismo amamos al personaje. Porque su identidad falsa era la nuestra verdadera. Y bajo aquel tipo pusilánime se ocultaba un héroe de perfecta omnipotencia capaz de salvar el mundo.
LA LLEGADA DE SUPERMAN. El guionista Jerry Siegel (1914-1996) y el dibujante Joe Shuster (1914-1992) admitieron en vida que cuando crearon a su superhombre volcaron en él fuertes deseos de realización. Ambos eran norteamericanos, hijos de emigrantes judíos e intentaban trabajar en la emergente industria del comic book. Su personaje llamó la atención a un editor de Nacional, la actual DC, que incluyó su primera historieta en el número 1 de Action Comics (1938). Cuando el jefazo de la editorial vio en el tebeo ya impreso a aquel extravagante gimnasta con calzón por encima de las mallas, le pareció tan ridículo que ordenó que no lo sacaran más en portada. Pronto cambiaría de parecer al comprobar que Action Comics duplicaba sus ventas y que, a pesar de contener historias de distintos personajes como era usual entonces, los lectores lo pedían en el quiosco como “el cómic de Superman”.
CAMPEÓN DE LOS OPRIMIDOS. Aquel primer Superman era un hijo de la Gran Depresión, un justiciero rudo y populista que luchaba contra especuladores, maltratadores de mujeres, empresarios corruptos y políticos ídem. Ya en su primera historieta estaban presentes la identidad secreta de Clark Kent, su compañera periodista Lois Lane y el origen extraterrestre de Superman. Éste era descrito como el hijo de un científico de “un planeta distante destruido por su vieja edad” –luego bautizado como Krypton- que fue salvado por su padre al enviarle en una nave a la Tierra. Aunque el Hombre de Acero era casi invulnerable y estaba dotado de una tremenda fuerza, al principio no volaba. Daba enormes saltos por encima de los edificios.
EL PRIMER SUPERHÉROE. Siegel y Shuster eran dos muchachos fascinados por los pulps de aventureros y de ciencia-ficción, por mitos clásicos como Hércules o Sansón y por cómics de prensa como Popeye, de E. C. Segar, o Flash Gordon, de Alex Raymond. Probablemente sin ser conscientes del momento histórico que protagonizaban, Siegel y Shuster habían materializado una idea que andaba flotando en el aire: habían inventado el primer superhéroe, una actualización del mito del superhombre al gusto de la cultura de masas alumbrada por la civilización industrial del siglo XX. Un mito con denominación de origen estadounidense, como el imperio que dominó el mundo durante ese siglo.
TIPOS DISFRAZADOS. El fulgurante éxito de Superman inauguró la hoy conocida como Edad de Oro del comic book americano, cuando los tebeos de superhéroes vendían millones de ejemplares al mes y constituían el principal entretenimiento popular antes de la llegada de la televisión. Convertido en icono nacional, durante los cuarenta el Hombre de Acero protagonizaba portadas propagandísticas contra el Eje de la II Guerra Mundial mientras, en la Alemania nazi, Goebbels denunciaba los “orígenes judíos” del personaje. En los tebeos, las derivaciones de Superman se multiplicaban en nuevos "tipos disfrazados", que es como se les llamaba entonces porque la palabra superhéroe aún no se usaba. El nuevo género, probablemente el único que ha inventado el cómic, surgió tras la estela de Superman: entre 1939 y 1941aparecieron Batman, Flash, Wonder Woman, Capitán América, Capitán Marvel y muchos otros. Este último llegó a superar a Superman en ventas y fue motivo de una demanda de DC por plagio, resuelta finalmente con un acuerdo extrajudicial.
SUPERFRANQUICIA. Al poco de su aparición, Superman ya generaba un potente merchandising además de protagonizar series de radio y cine y, ya en los cincuenta, uno de los mayores éxitos televisivos del momento. Aquellos seriales le convirtieron en un fenómeno de masas e introdujeron nuevos elementos en la mitología supermana, rápidamente incorporados al cómic. Fue en la radio y en los fabulosos dibujos animados del Estudio Fleischer donde empezó a volar y donde se acuñó la frase “¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es…!” Décadas después, varios largometrajes relanzaron al personaje en un momento en que andaba de capa caída: el Superman (1978) de Richard Donner no es sólo una película de gran encanto, también sigue siendo el principal modelo de referencia para el cine de superhéroes moderno. Le siguieron tres secuelas progresivamente decadentes hasta la reciente Superman returns (2006) de Bryan Singer, una apagada superproducción que no cosechó el éxito esperado. Tampoco han faltado nuevas series televisivas como la exitosa Smalville (2001), dedicada a los años mozos y pueblerinos de Clark Kent… y de su enemigo el archicalvo Lex Luthor.
CREADO POR JERRY SIEGEL & JOE SHUSTER. Los creadores de Superman habían renunciado a todos los derechos sobre el personaje a cambio de los 130 dólares que cobraron por su primera historieta. En 1947 intentaron en vano recuperar el copyright en los tribunales; como represalia DC les despidió y Superman fue continuado por otros autores. La humillación fue completa porque sus nombres fueron retirados de los créditos y durante tres décadas no vieron un solo centavo de los ingentes beneficios que daba su creación. Tras posteriores demandas igualmente desestimadas, un amargado Jerry Siegel envió en 1975 un comunicado a la prensa donde “maldecía” la película de Superman que se estaba preparando y aireaba el trato dispensado por la compañía a los dos autores. Ambos ya eran sexagenarios, Siegel era un modesto empleado y Shuster estaba prácticamente ciego. Las protestas de profesionales del cómic y el temor a la mala publicidad lograron que DC les otorgara a ambos una pensión vitalicia y les volviese a acreditar en cualquier producto relacionado con Superman. En marzo de 2008 se resolvió una nueva demanda de la viuda e hija de Siegel donde al fin se les reconoce, dentro de ciertos límites, la mitad del copyright sobre el material de Action Comics 1.
EL HÉROE DE LAS MIL CARAS. Además de ser uno de los iconos estadounidenses más reconocibles, Superman ha sobrevolado el imaginario colectivo de varias generaciones -son ya 70 años de narración ininterrumpida en los tebeos, un fenómeno insólito en cualquier otro medio- hasta elevarse a la categoría de mito moderno. No pocos ensayistas han visto en ese mito resonancias bíblicas, especialmente de Moisés y Jesucristo. Como este último, Superman tenía un padre celestial que le envió a nuestro mundo y unos padres terrestres que le adoptaron, unos modestos campesinos sin hijos. Como Jesucristo también, Superman es un dios hecho hombre, un mesías capaz de hacer milagros que ha venido a salvar a la humanidad. Bajando al papel impreso del cómic, el mito ha pasado por diversas reencarnaciones: de la rudeza populista e ingenua que le imbuyeron Siegel y Shuster a la comicidad que obtuvo por influencia del Capitán Marvel, su rival en los quioscos, y de ahí a la fantasía desatada de finales de los cincuenta y primeros sesenta. En esos años de la llamada Edad de Plata, guionistas como Otto Binder o Bill Finger y dibujantes como Wayne Boring -definidor del look clásico de Superman- o Curt Swan proporcionaron, bajo la dirección del editor Mort Weisinger, un festival de situaciones imposibles para maravillar al lector.
De esa época datan elementos básicos de su mitología como la Fortaleza de la Soledad, Supergirl, el Superman Bizarro, la ciudad embotellada de Kandor o las “historias imaginarias”, un truco de los guionistas que Umberto Eco señaló en sus ensayos de Apocalípticos e integrados (1965) como un mecanismo que conseguía mantener incombustible el mito. Según Eco, las historias alternativas, la sucesión de historias del presente de Superman con las de Superboy -el pasado del personaje-, los viajes al futuro donde ambos se encontraban, etc., conseguían que en el imaginario del lector no existiese una cronología clara y lineal de la vida de Superman que progresara en el tiempo aproximándolo a su muerte. Así, al terminar cada historia todo quedaba como al principio.
EL SUPERMAN CONTEMPORÁNEO. En los setenta sus superpoderes eran tan inmensos que resultaba demasiado difícil idear nuevas amenazas. El guionista y dibujante John Byrne los recortó en su refundación de 1986, una saga donde remozó a Superman y transmutó a Lex Luthor, antiguo científico loco, en empresario sin escrúpulos.
Poco antes el guionista Alan Moore, a punto de embarcarse en la célebre Watchmen junto a Dave Gibbons, contó el final del viejo Superman en una soberbia “historia imaginaria” que dibujó el clásico Curt Swan. En ella se enfrentaba a los sospechosos habituales, de Lex Luthor a Bizarro pasando por Brainiac, y durante la encarnizada batalla final asistía al sacrificio de buena parte de la “Superfamilia”: Jimmy Olsen, Lana Lang y Krypto el superperro. Para vencer, Superman rompía su promesa de no matar y terminaba renunciando a sus poderes para llevar una vida normal de casado junto a Lois Lane. La historia llevaba el bonito título de ¿Qué le sucedió al Hombre del Mañana? (1986) y pudo ser perfectamente el final del personaje. Por supuesto, no lo fue. Por las mismas fechas, Frank Miller convertía a Superman en un agente gubernamental que se ocupaba del trabajo sucio de la guerra fría, al menos hasta que Batman terminaba enfrentándose a él en la gloriosa El regreso del Señor de la noche(1986). En su no menos gloriosa secuela de 2002, El Señor de la noche contraataca, Superman era ya un títere al servicio de los planes del anarcoterrorista Batman para derrumbar el orden establecido. En estos últimos años, Grant Morrison y Frank Quitely han reconstruido el mito en All Star Superman , una visión moderna y a la vez respetuosa con el pasado del personaje que homenajea sus aventuras de la Edad de Plata.
EL HOMBRE DEL MAÑANA. Probablemente por influencia del modelo que instauró Marvel desde mitad de los sesenta, en la historia oficial de Superman hace tiempo que sucedieron hechos irreversibles. Este moderno mesías de capa roja incluso ha sufrido un ciclo de muerte y resurrección en la saga La muerte de Superman (1992), mientras luchaba contra un monstruo bautizado muy apropiadamente Doomsday, Día del Juicio Final. Tras resucitar, Superman se casó -esta vez no en un "relato imaginario"- con Lois Lane, eternamente enamorada del superhombre aunque despreciara al hombre, Clark Kent, creyendo que eran dos personas distintas. Extinguido ya el ménage à trois desde que Lois confirmó la identidad real de su amado, consumado su amor e incluso institucionalizado por el matrimonio, no parece quedar nada por realizar en Superman. Todo en él se ha cumplido. Pero, como nos recordaba Eco, un mito debe mantenerse inconsumible si quiere continuar siendo un mito. Claro que con una gran compañía de por medio dispuesta a seguir sacando rendimiento al producto, nunca se sabe qué sorpresas nos deparará el Hombre del Mañana.
5 CURIOSIDADES SOBRE EL HOMBRE DE ACERO
1. Homenajes cinéfilos. Jerry Siegel y Joe Shuster eran muy aficionados al cine, y se inspiraron en los actores Douglas Fairbanks y Harold Lloyd para el físico de Superman y Clark Kent, respectivamente. El nombre de Metrópolis, la ciudad que acogió a Superman, fue un homenaje a la película de Fritz Lang.
2. Las muchas muertes de Superman. Antes de su publicitada muerte (y resurrección) de 1992, Superman ya había muerto en otras ocasiones. Por ejemplo, en una sádica historia de 1961 donde Lex Luthor fingía reformarse y engañaba a Superman para asesinarle con un baño de rayos de kriptonita, mientras sus horrorizados amigos eran obligados a asistir al letal bronceado verde detrás de un cristal. “¡Bien, no hay que tomarlo todo tan a pecho! ¡Después de todo, ésta es sólo una historia imaginaria! ¡Y sólo hay una probabilidad entre un millón de que suceda de verdad algún día!”, menos mal que nos aclaraba el texto final.
3. La “maldición” de Superman. Varios sucesos macabros han generado la leyenda de que Superman trae la desgracia a quienes lo interpretan en la pantalla. George Reeves, protagonista de la exitosa serie televisiva de los cincuenta, terminó sus días en 1959 pegándose un tiro (aunque en el arma no se encontraron sus huellas), una turbia historia que inspiró la película Hollywoodland (2006). Christopher Reeve, sin s, interpretó prodigiosamente a Superman en cuatro películas y luego quedó paralítico tras caerse de un caballo; sucesivas infecciones le condujeron a una muerte prematura. Brandon Routh, el último Superman del cine, ha declarado que no cree en la supuesta maldición. El actor fue elegido por su parecido físico con Christopher Reeve.
4. El origen de los superpoderes. Al principio procedían de la “estructura física” de los kriptonianos, pero más tarde se explicó que nuestro Sol amarillo era la fuente de los poderes de Superman, y que por eso los perdía bajo un sol rojo como el que bañaba su extinto planeta natal.
5. El disfraz más tonto del mundo. A lo largo de los años se han ofrecido varias justificaciones de cómo era posible que nadie se diese cuenta de que Clark Kent era Superman. Unas de las más alambicadas y fascinantes se dio en una historieta de 1978 de Martin Pasko y Curt Swan: cuando iba disfrazado de Clark usaba “inconscientemente” su superhipnosis -un vestigio de la Edad de Plata- para proyectar una imagen “más débil y frágil”, efecto hipnótico que era “intensificado” por sus gafas porque estaban hechas con el plexiglás kriptoniano de la nave que le trajo a la Tierra. Pura lógica DC.
(Un artículo que publiqué en la revista Esquire España, nº 9, junio de 2008, con motivo del 70 aniversario de Superman)
“SUPERMAN NO SE CONVIRTIÓ EN SUPERMAN. Superman nació Superman” -decía Bill, el personaje interpretado por David Carradine, en la película de Quentin Tarantino Kill Bill Vol. 2 (2004)-. “Cuando Superman se levanta por la mañana, es Superman. Su traje con la gran S roja es la manta que le envolvía siendo un bebé cuando los Kent le encontraron. Ésa es su ropa. Lo que lleva Clark -las gafas, el traje de negocios- es el disfraz de Superman para integrarse entre nosotros. Clark Kent es como Superman nos ve a nosotros. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil… Es inseguro… Es un cobarde”. En realidad Tarantino había sacado la idea de un ensayo de 1965, del escritor e historietista Jules Feiffer, donde afirmaba que lo que hacía único a Superman respecto a la legión de imitadores que le siguieron luego era el concepto de su alter ego. A diferencia de otros superhéroes –Batman es Bruce Wayne en la vida real, Spiderman es Peter Parker, etc.-, el apocado Clark Kent no era la identidad real de Superman, sino justo al contrario, y por eso mismo amamos al personaje. Porque su identidad falsa era la nuestra verdadera. Y bajo aquel tipo pusilánime se ocultaba un héroe de perfecta omnipotencia capaz de salvar el mundo.
LA LLEGADA DE SUPERMAN. El guionista Jerry Siegel (1914-1996) y el dibujante Joe Shuster (1914-1992) admitieron en vida que cuando crearon a su superhombre volcaron en él fuertes deseos de realización. Ambos eran norteamericanos, hijos de emigrantes judíos e intentaban trabajar en la emergente industria del comic book. Su personaje llamó la atención a un editor de Nacional, la actual DC, que incluyó su primera historieta en el número 1 de Action Comics (1938). Cuando el jefazo de la editorial vio en el tebeo ya impreso a aquel extravagante gimnasta con calzón por encima de las mallas, le pareció tan ridículo que ordenó que no lo sacaran más en portada. Pronto cambiaría de parecer al comprobar que Action Comics duplicaba sus ventas y que, a pesar de contener historias de distintos personajes como era usual entonces, los lectores lo pedían en el quiosco como “el cómic de Superman”.
CAMPEÓN DE LOS OPRIMIDOS. Aquel primer Superman era un hijo de la Gran Depresión, un justiciero rudo y populista que luchaba contra especuladores, maltratadores de mujeres, empresarios corruptos y políticos ídem. Ya en su primera historieta estaban presentes la identidad secreta de Clark Kent, su compañera periodista Lois Lane y el origen extraterrestre de Superman. Éste era descrito como el hijo de un científico de “un planeta distante destruido por su vieja edad” –luego bautizado como Krypton- que fue salvado por su padre al enviarle en una nave a la Tierra. Aunque el Hombre de Acero era casi invulnerable y estaba dotado de una tremenda fuerza, al principio no volaba. Daba enormes saltos por encima de los edificios.
EL PRIMER SUPERHÉROE. Siegel y Shuster eran dos muchachos fascinados por los pulps de aventureros y de ciencia-ficción, por mitos clásicos como Hércules o Sansón y por cómics de prensa como Popeye, de E. C. Segar, o Flash Gordon, de Alex Raymond. Probablemente sin ser conscientes del momento histórico que protagonizaban, Siegel y Shuster habían materializado una idea que andaba flotando en el aire: habían inventado el primer superhéroe, una actualización del mito del superhombre al gusto de la cultura de masas alumbrada por la civilización industrial del siglo XX. Un mito con denominación de origen estadounidense, como el imperio que dominó el mundo durante ese siglo.
TIPOS DISFRAZADOS. El fulgurante éxito de Superman inauguró la hoy conocida como Edad de Oro del comic book americano, cuando los tebeos de superhéroes vendían millones de ejemplares al mes y constituían el principal entretenimiento popular antes de la llegada de la televisión. Convertido en icono nacional, durante los cuarenta el Hombre de Acero protagonizaba portadas propagandísticas contra el Eje de la II Guerra Mundial mientras, en la Alemania nazi, Goebbels denunciaba los “orígenes judíos” del personaje. En los tebeos, las derivaciones de Superman se multiplicaban en nuevos "tipos disfrazados", que es como se les llamaba entonces porque la palabra superhéroe aún no se usaba. El nuevo género, probablemente el único que ha inventado el cómic, surgió tras la estela de Superman: entre 1939 y 1941aparecieron Batman, Flash, Wonder Woman, Capitán América, Capitán Marvel y muchos otros. Este último llegó a superar a Superman en ventas y fue motivo de una demanda de DC por plagio, resuelta finalmente con un acuerdo extrajudicial.
SUPERFRANQUICIA. Al poco de su aparición, Superman ya generaba un potente merchandising además de protagonizar series de radio y cine y, ya en los cincuenta, uno de los mayores éxitos televisivos del momento. Aquellos seriales le convirtieron en un fenómeno de masas e introdujeron nuevos elementos en la mitología supermana, rápidamente incorporados al cómic. Fue en la radio y en los fabulosos dibujos animados del Estudio Fleischer donde empezó a volar y donde se acuñó la frase “¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡No, es…!” Décadas después, varios largometrajes relanzaron al personaje en un momento en que andaba de capa caída: el Superman (1978) de Richard Donner no es sólo una película de gran encanto, también sigue siendo el principal modelo de referencia para el cine de superhéroes moderno. Le siguieron tres secuelas progresivamente decadentes hasta la reciente Superman returns (2006) de Bryan Singer, una apagada superproducción que no cosechó el éxito esperado. Tampoco han faltado nuevas series televisivas como la exitosa Smalville (2001), dedicada a los años mozos y pueblerinos de Clark Kent… y de su enemigo el archicalvo Lex Luthor.
CREADO POR JERRY SIEGEL & JOE SHUSTER. Los creadores de Superman habían renunciado a todos los derechos sobre el personaje a cambio de los 130 dólares que cobraron por su primera historieta. En 1947 intentaron en vano recuperar el copyright en los tribunales; como represalia DC les despidió y Superman fue continuado por otros autores. La humillación fue completa porque sus nombres fueron retirados de los créditos y durante tres décadas no vieron un solo centavo de los ingentes beneficios que daba su creación. Tras posteriores demandas igualmente desestimadas, un amargado Jerry Siegel envió en 1975 un comunicado a la prensa donde “maldecía” la película de Superman que se estaba preparando y aireaba el trato dispensado por la compañía a los dos autores. Ambos ya eran sexagenarios, Siegel era un modesto empleado y Shuster estaba prácticamente ciego. Las protestas de profesionales del cómic y el temor a la mala publicidad lograron que DC les otorgara a ambos una pensión vitalicia y les volviese a acreditar en cualquier producto relacionado con Superman. En marzo de 2008 se resolvió una nueva demanda de la viuda e hija de Siegel donde al fin se les reconoce, dentro de ciertos límites, la mitad del copyright sobre el material de Action Comics 1.
EL HÉROE DE LAS MIL CARAS. Además de ser uno de los iconos estadounidenses más reconocibles, Superman ha sobrevolado el imaginario colectivo de varias generaciones -son ya 70 años de narración ininterrumpida en los tebeos, un fenómeno insólito en cualquier otro medio- hasta elevarse a la categoría de mito moderno. No pocos ensayistas han visto en ese mito resonancias bíblicas, especialmente de Moisés y Jesucristo. Como este último, Superman tenía un padre celestial que le envió a nuestro mundo y unos padres terrestres que le adoptaron, unos modestos campesinos sin hijos. Como Jesucristo también, Superman es un dios hecho hombre, un mesías capaz de hacer milagros que ha venido a salvar a la humanidad. Bajando al papel impreso del cómic, el mito ha pasado por diversas reencarnaciones: de la rudeza populista e ingenua que le imbuyeron Siegel y Shuster a la comicidad que obtuvo por influencia del Capitán Marvel, su rival en los quioscos, y de ahí a la fantasía desatada de finales de los cincuenta y primeros sesenta. En esos años de la llamada Edad de Plata, guionistas como Otto Binder o Bill Finger y dibujantes como Wayne Boring -definidor del look clásico de Superman- o Curt Swan proporcionaron, bajo la dirección del editor Mort Weisinger, un festival de situaciones imposibles para maravillar al lector.
De esa época datan elementos básicos de su mitología como la Fortaleza de la Soledad, Supergirl, el Superman Bizarro, la ciudad embotellada de Kandor o las “historias imaginarias”, un truco de los guionistas que Umberto Eco señaló en sus ensayos de Apocalípticos e integrados (1965) como un mecanismo que conseguía mantener incombustible el mito. Según Eco, las historias alternativas, la sucesión de historias del presente de Superman con las de Superboy -el pasado del personaje-, los viajes al futuro donde ambos se encontraban, etc., conseguían que en el imaginario del lector no existiese una cronología clara y lineal de la vida de Superman que progresara en el tiempo aproximándolo a su muerte. Así, al terminar cada historia todo quedaba como al principio.
EL SUPERMAN CONTEMPORÁNEO. En los setenta sus superpoderes eran tan inmensos que resultaba demasiado difícil idear nuevas amenazas. El guionista y dibujante John Byrne los recortó en su refundación de 1986, una saga donde remozó a Superman y transmutó a Lex Luthor, antiguo científico loco, en empresario sin escrúpulos.
Poco antes el guionista Alan Moore, a punto de embarcarse en la célebre Watchmen junto a Dave Gibbons, contó el final del viejo Superman en una soberbia “historia imaginaria” que dibujó el clásico Curt Swan. En ella se enfrentaba a los sospechosos habituales, de Lex Luthor a Bizarro pasando por Brainiac, y durante la encarnizada batalla final asistía al sacrificio de buena parte de la “Superfamilia”: Jimmy Olsen, Lana Lang y Krypto el superperro. Para vencer, Superman rompía su promesa de no matar y terminaba renunciando a sus poderes para llevar una vida normal de casado junto a Lois Lane. La historia llevaba el bonito título de ¿Qué le sucedió al Hombre del Mañana? (1986) y pudo ser perfectamente el final del personaje. Por supuesto, no lo fue. Por las mismas fechas, Frank Miller convertía a Superman en un agente gubernamental que se ocupaba del trabajo sucio de la guerra fría, al menos hasta que Batman terminaba enfrentándose a él en la gloriosa El regreso del Señor de la noche(1986). En su no menos gloriosa secuela de 2002, El Señor de la noche contraataca, Superman era ya un títere al servicio de los planes del anarcoterrorista Batman para derrumbar el orden establecido. En estos últimos años, Grant Morrison y Frank Quitely han reconstruido el mito en All Star Superman , una visión moderna y a la vez respetuosa con el pasado del personaje que homenajea sus aventuras de la Edad de Plata.
EL HOMBRE DEL MAÑANA. Probablemente por influencia del modelo que instauró Marvel desde mitad de los sesenta, en la historia oficial de Superman hace tiempo que sucedieron hechos irreversibles. Este moderno mesías de capa roja incluso ha sufrido un ciclo de muerte y resurrección en la saga La muerte de Superman (1992), mientras luchaba contra un monstruo bautizado muy apropiadamente Doomsday, Día del Juicio Final. Tras resucitar, Superman se casó -esta vez no en un "relato imaginario"- con Lois Lane, eternamente enamorada del superhombre aunque despreciara al hombre, Clark Kent, creyendo que eran dos personas distintas. Extinguido ya el ménage à trois desde que Lois confirmó la identidad real de su amado, consumado su amor e incluso institucionalizado por el matrimonio, no parece quedar nada por realizar en Superman. Todo en él se ha cumplido. Pero, como nos recordaba Eco, un mito debe mantenerse inconsumible si quiere continuar siendo un mito. Claro que con una gran compañía de por medio dispuesta a seguir sacando rendimiento al producto, nunca se sabe qué sorpresas nos deparará el Hombre del Mañana.
5 CURIOSIDADES SOBRE EL HOMBRE DE ACERO
1. Homenajes cinéfilos. Jerry Siegel y Joe Shuster eran muy aficionados al cine, y se inspiraron en los actores Douglas Fairbanks y Harold Lloyd para el físico de Superman y Clark Kent, respectivamente. El nombre de Metrópolis, la ciudad que acogió a Superman, fue un homenaje a la película de Fritz Lang.
2. Las muchas muertes de Superman. Antes de su publicitada muerte (y resurrección) de 1992, Superman ya había muerto en otras ocasiones. Por ejemplo, en una sádica historia de 1961 donde Lex Luthor fingía reformarse y engañaba a Superman para asesinarle con un baño de rayos de kriptonita, mientras sus horrorizados amigos eran obligados a asistir al letal bronceado verde detrás de un cristal. “¡Bien, no hay que tomarlo todo tan a pecho! ¡Después de todo, ésta es sólo una historia imaginaria! ¡Y sólo hay una probabilidad entre un millón de que suceda de verdad algún día!”, menos mal que nos aclaraba el texto final.
3. La “maldición” de Superman. Varios sucesos macabros han generado la leyenda de que Superman trae la desgracia a quienes lo interpretan en la pantalla. George Reeves, protagonista de la exitosa serie televisiva de los cincuenta, terminó sus días en 1959 pegándose un tiro (aunque en el arma no se encontraron sus huellas), una turbia historia que inspiró la película Hollywoodland (2006). Christopher Reeve, sin s, interpretó prodigiosamente a Superman en cuatro películas y luego quedó paralítico tras caerse de un caballo; sucesivas infecciones le condujeron a una muerte prematura. Brandon Routh, el último Superman del cine, ha declarado que no cree en la supuesta maldición. El actor fue elegido por su parecido físico con Christopher Reeve.
4. El origen de los superpoderes. Al principio procedían de la “estructura física” de los kriptonianos, pero más tarde se explicó que nuestro Sol amarillo era la fuente de los poderes de Superman, y que por eso los perdía bajo un sol rojo como el que bañaba su extinto planeta natal.
5. El disfraz más tonto del mundo. A lo largo de los años se han ofrecido varias justificaciones de cómo era posible que nadie se diese cuenta de que Clark Kent era Superman. Unas de las más alambicadas y fascinantes se dio en una historieta de 1978 de Martin Pasko y Curt Swan: cuando iba disfrazado de Clark usaba “inconscientemente” su superhipnosis -un vestigio de la Edad de Plata- para proyectar una imagen “más débil y frágil”, efecto hipnótico que era “intensificado” por sus gafas porque estaban hechas con el plexiglás kriptoniano de la nave que le trajo a la Tierra. Pura lógica DC.
(Un artículo que publiqué en la revista Esquire España, nº 9, junio de 2008, con motivo del 70 aniversario de Superman)
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