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divendres, de desembre 31, 2010

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2010

1. Stan Lee and the Rise and Fall of the American Comic Book. Jordan Raphael & Tom Spurgeon, 2003. [Chicago Review Press. Chicago: 2003].

2. Los dolores del mundo. Arthur Schopenhauer. [Diario Público. Madrid: 2009].

3. Der Schlangenbaum. Uwe Timm, 1986. [Verlag Kiepenheuer & Witsch. Köln: 1989].

4. Los rituales del poder secreto. Peter Schrag, 1974. [Editorial Euros. Barcelona: 1975].

5. The Sound and the Fury. William Faulkner, 1929. [Penguin Books. Harmondsworth (UK): 1983].

6. The Sonnets. William Shakespeare, 1609. [Reclam. Stuttgart: 2006].

7. Men of Tomorrow. Geeks, Gangsters and the Birth of the Comic Book. Gerard Jones, 2004. [Arrow Books. London: 2006].

8. Afterpop. La literatura de implosión mediática. Eloy Fernández Porta, 2007. [Berenice. Córdoba: 2009].

9. El libro egipcio de los muertos. Albert Champdor, 1963. [EDAF. Madrid: 2006].

10. Meditaciones. Marco Aurelio Antonino, ca. 176. [Círculo de Lectores. Barcelona: 1998].

11. Der Vorleser. Bernhard Schlink, 1995. [Diogenes Verlag. Zürich: 1995].

12. ¿Quién debe a quién? Deuda ecológica y deuda externa. Joan Martínez Alier & Arcadi Oliveres, 2003. [Diario Público. Madrid: 2010].

13. Poesía completa I. Walt Whitman. [Ediciones 29. Barcelona: 1986].

14. The Atlantis Blueprint. Unlocking the Ancient Mysteries of a Long-Lost Civilization. Colin Wilson & Rand Flem-Ath, 2000. [Dell Publishing. New York: 2002].

15. Winston Churchill. Roy Harris Jenkins, 2001. [Ediciones Folio. Barcelona: 2003].

16. El fin del petróleo. Paul Roberts, 2004. [Diario Público. Madrid: 2010].

17. Slaughterhouse-Five. Kurt Vonnegut, 1969. [Dell Publishing. New York: 1991].

18. Desobediencia civil y otros escritos. Henry David Thoreau. [Diario Público. Madrid: 2009].

19. On the Road. Jack Kerouac, 1957. [Penguin Books. London: 2000].

20. Negar la evidencia. Bob Woodward, 2006. [Belacqua. Barcelona: 2007].

21. El planeta americano. Vicente Verdú, 1996. [Anagrama. Barcelona: 2010].

22. Some Like It Hot. Billy Wilder & I.A.L. Diamond, 1958. [Reclam. Stuttgart: 2008].

23. Homo Sampler. Tiempo y consumo en la Era Afterpop. Eloy Fernández Porta, 2008. [Anagrama. Barcelona: 2008].

24. Europa imaginaria. Cinco miradas sobre lo fantástico en el Viejo Continente. Editado por Antonio José Navarro & Ángel Sala, 2006. [Valdemar. Madrid: 2006].

25. El pensamiento secuestrado. Cómo la derecha laica y la religiosa se han apoderado de Estados Unidos. Susan George, 2007. [Diario Público. Madrid: 2009].

26. Extinción. David Foster Wallace, 2004. [Mondadori. Barcelona: 2005].

27. La catástrofe perfecta. Crisis del siglo y refundación del porvenir. Ignacio Ramonet, 2009. [Diario Público. Madrid: 2010].

28. The Art of the Comic Book. An Aesthetic History. Robert C. Harvey, 1996. [University Press of Mississippi. Jackson (USA): 1996].

29. El lobo estepario. Hermann Hesse, 1927. [Diario El País. Madrid: 2002].

30. The God Delusion. Richard Dawkins, 2006. [Black Swan. London: 2007].

31. The Long Descent. A User's Guide to the End of the Industrial Age. John Michael Greer, 2008. [New Society Publishers. Gabriola Island (Canada): 2010].

divendres, d’abril 30, 2010

REGENERIFICACIÓN

Hoy todavía es abril. Porque me interesa, porque me viene mejor y porque lo digo yo.

«[...] a lo largo de finales del siglo y principios del XX, la escena cultural inglesa inventa y difunde un nuevo género literario, con su correspondiente bagaje ideológico y de persuasión política. El género en cuestión no es la denominación de una nueva corriente artística, sino más bien la redefinición retrospectiva de un segmento de la literatura más o menos contemporánea como moralmente apta para consumo de los escolares y susceptible de reapropiación didáctica. En la lectura de [César] Aira, el membrete literatura infantil tuvo desde sus inicios un uso estratégico: la voluntad de presentar a los lectores primerizos una serie de obras relevantes de su tradición nacional serviría para desactivar la vertiente más subversiva de géneros tales como la sátira (Swift), la literatura de aventuras (Stevenson) o las escrituras de lo onírico, como la de Carroll. Lo que interesa aquí de este discurso no es tanto la crítica a la manipulación ideológica de las fuentes, que es obvia, sino más bien un proceso histórico particular, muy propio de la posmodernidad, por el cual el rapto de Carroll iniciado a principios del siglo pasado --su disneyización y su tipificación como autor escolar o incluso preescolar-- es respondido, en un acto de justicia histórica, por un conjunto de propuestas literarias que recuperan a los principales personajes creados por el autor y los integran en las preocupaciones ontológicas más propias de nuestra época: la metanarración, los mundos posibles, los límites de la percepción y el elusivo concepto de juego».

El párrafo que precede es de lo poco que pillé en mi lectura de Afterpop. La literatura de la implosión mediática, un ensayo de Eloy Fernández Porta. En mi defensa debo decir que mis conocimientos tanto de música popular como de narrativa breve contemporáneas son entre nulos y muy deficientes, y el libro es básicamente un texto de crítica literaria con pinceladas de análisis musical.

dissabte, de gener 30, 2010

LIBROS LEÍDOS EN 2009: BALANCE

Hasta hace un rato, fiel a mi máxima («deja para mañana todo lo que puedas ahorrarte hacer hoy»), dudaba si sentarme o no a escribir esta entrada. Pero claro, no escribirla suponía ponerme con la siguiente actividad del día, repasar gramática alemana, lo que no me apetece demasiado ahora, y no tenía mucho sentido dejar de hacer una cosa para tampoco hacer otra. Bueno, en realidad sí lo tiene, pero si me comportara de esa manera luego me atormentarían los remordimientos por haber sido tan vago.

Por otro lado, ¿qué interes puede tener para cualquier otra persona el hecho de especificar que de los 34 libros que leí el año pasado solo 12 fueron de ficción? Fueron los siguientes, esta vez ordenados según el año de publicacion original de cada uno de ellos:

1. Las tumbas de Saint-Denis y otros relatos (1849).
2. Max und Moritz (1865).
3. Bola de sebo y otros relatos (1880).
4. El rojo emblema del valor (1895).
5. El regreso de don Quijote (1927).
6. Orlando (1928).
7. Donovan's Brain (1942).
8. Geheimnis um... einen entführten Prinzen (1951).
9. Tatuaje (1976).
10. Entrevistas breves con hombres repulsivos (1999).
11. Muerte en el seminario (2001).
12. Der Ruf der Tagesfische (2007).

Viendo esta lista, me doy cuenta de que mi percepción es cierta. Por una parte, no me interesan en absoluto l
os bestsellers de temporada; por otra, leo poquísima literatura contemporánea. En cambio, en cuanto a novelas y cuentos se refiere, me atrae muchísimo más el período que va desde el siglo XIX hasta la primera mitad del XX, con algunas excepciones. Ocurre que me resulta más atractiva, y gratificante, la ficción posterior a la 2GM en forma de tebeos. Cosas que pasan.

La lista de lecturas se completa con 22 obras de
no-ficción (o ensayos), género que he empezado a apreciar con deleite en los últimos años. Mis temas fetiche: comic book, política estadounidense, cine y medios de comunicación, sociología, historia y naturaleza (por eso soy fan de la National Geographic). Las previsiones para 2010 también van por este camino.

En resumen: unas pocas novelas, un montón de ensayos y toneladas de tebeos.

dimecres, de gener 06, 2010

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2009 (y 3)

A lo tonto a lo tonto ya hemos empezado otro año y yo todavía ando repasando las lecturas de los últimos cinco meses. Rematemos ya el asunto:

21. La aznaridad. Manuel Vázquez Montalbán, 2003. [Diario Público. Madrid: 2009]. Lo primero que leo de Montalbán. Es una crónica de la presidencia de Aznar hasta 2003, fecha de publicación del libro y año de la muerte del escritor. No hay que ser muy listo para darse cuenta de que a Montalbán no le caía demasiado bien Aznar; por eso me cae bien Montalbán. La lectura me ha servido para refrescar noticias de los años de instituto y primeros cursos de la universidad, y si bien me ha gustado, habría agradecido bastante referencias a fechas concretas en forma de notas a pie o una lista de artículos de prensa al final (como hace o le hacen a Chomsky).

22. Kirby: King of Comics. Mark Evanier, 2008. [Abrams. Nueva York: 2008]. Con esta biografía de Jack Kirby di por concluida el verano pasado la bibliografía leída para el proyecto de la carrera antes de entregar el trabajo. A pesar de estar escrita por Evanier, ayudante y amigo personal de Kirby en sus últimos 25 años de vida, no me aportó demasiada información novedosa, tal vez porque ya acumulaba la lectura de otros textos y entrevistas. De todas formas, lo importante de este libro no es la redacción en sí, sino las ilustraciones que la acompañan. Editado en cartoné y gran formato, incluye reproducciones tanto de originales de Kirby, a color y en blanco y negro, como de historietas completas. Por todo esto, Kirby: King of Comics es una delicatessen visual. Existe edición española a cargo de Rossell, igual de cuidada que la americana pero no sé yo si igual de recomendable: cuesta 50 euros y a mí me consiguieron mi copia en Londres por menos de 20.

23. El rojo emblema del valor. Stephen Crane, 1895. [Diario El País. Madrid: 2004]. Crane tenía menos de 24 cuando escribió esta novela, dato nada sorprendente viniendo de alguien que murió a los 28 tras una vida intensa como periodista y corresponsal. Llama la atención que sólo los personajes, y nunca el narrador (hasta donde recuerdo y he sido capaz de comprobar con un rápido repaso), usen sus nombres propios (el de pila o el apellido) para referirse entre ellos. El protagonista, el soldado Henry Fleming es, hasta la última página, «el muchacho». Aparte de esto, lo que más me sorprendió es el detalle con el que Crane describe los diferentes estadios de una batalla. Tal vez sea una batalla cualquiera de ubicación desconocida; tampoco es decisiva, pero es la que experimentan los personajes de la historia, una batalla en la que mueren o a la que sobreviven, y para ellos, por irrelevante que sea en la guerra, es importante porque puede que sea la única en la que luchen jamás.

24. Tatuaje. Manuel Vázquez Montalbán, 1976. [Diario Público. Madrid: 2009]. Otro libro que cae de Montalbán gracias a la colección de Público. En este caso opté por la segunda aventura de la serie de Pepe Carvalho. Es una novela negra corta y conseguida, sin más pretensiones que escribir novela negra ambientada en España y con personajes de aquí. Es muy fácil que el año que viene hinque los ojos en otra historia de Carvalho.

25. Muerte en el seminario. P. D. James, 2001. [Círculo de lectores. Barcelona: 2002]. Hacía años que no leía ningún caso del detective Adam Dalgliesh, y mi reencuentro con P. D. James ha sido toda una delicia. No es porque compartamos cumpleaños, pero Mrs. James fue mi escritora preferida durante la adolescencia, y todavía disfruto leyéndola.

26. Crossing the Rubicon. The Decline of the American Empire at the End of the Age of Oil. Michael C. Ruppert, 2004. [New Society Publishers. Gabriola Island, Canadá: 2006]. Un tomaco de 600 páginas sobre los atentados del 11 de septiembre como crímenes de estado que buscaban justificar la invasión de Oriente Medio para controlar las reservas de petróleo. Contrapone hechos documentados a mentiras y contradicciones. Hasta donde se puede demostrar, es un estudio muy bien argumentado. Sigo el tema desde 2006 y sí, estoy con Ruppert. Otro libro para releer, subrayar y estudiar.

27. El regreso de Don Quijote. G. K. Chesterton, 1927. [Valdemar. Madrid: 2005]. Mi encuentro anual con Chesterton. Creo que ésta me ha resultado su novela más extraña. Empieza con unos que parecen los protagonistas y más adelante se le presta mucha atención a otro personaje. De todas maneras, poco importa en sí la trama. Para quienes gustamos de Chesterton, lo principal es volver a saborear esas situaciones que huelen a él.

28. En torno a los orígenes de la revolución industrial. Eric Hobsbawm. [Siglo XXI. Madrid: 1988]. Sí, lo sé: mi memoria da asco. No sólo eso: también mi capacidad de atención y de elaborar un discurso coherente. Sé que disfruté muchísimo con la lectura de este ensayo. Que se leía muy bien y que tardé poco en acabarlo. Incluso una vez, poco después de leerlo, fui capaz de contar a una amiga algunos de sus detalles. Ocurrió hace dos meses. Ahora, sin embargo, no recuerdo nada relativo a la crisis del siglo XVII que describe Hobsbawm.

29. Historia de la filosofía oculta. Sarane Alexandrian, 1983. [Valdemar. Madrid: 2003]. Es cierto: el primer capítulo está repleto de datos y nombres desconocidos y casi no pillé ni una. Sin embargo, como lector curtido, esto no me desanimó; continué leyendo y obtuve mi recompensa. Abundan historias interesantísimas sobre la evolución paralela de la filosofía oculta con la medicina y las creencias religiosas. Me han resultado especialmente llamativos los apartados relativos a las persecuciones de «brujas».

30. ¿En qué creen los que no creen? Un diálogo sobre la ética en el fin del mundo. Umberto Eco y Carlo Maria Martini, 1996. [Diario Público. Madrid: 2009]. Vamos a ver si me explico. Aunque está muy bien que exista este tipo de diálogos, me parece que parten de una base equivocada, en mi opinión. Este en concreto lo mantienen un convencido (Martini) y un ex-convencido (Eco) que todavía cree y respeta parte de la doctrina de la religión del primero. Si aceptamos como risible que alguien (esté loco o no) empiece a predicar que un gran Monstruo de Espagueti es el creador de todo lo visible y además ha inducido a otros a transcribir sus enseñanzas en unos textos «sagrados», no veo por qué debemos aceptar como «seria» una historia similar apoyada por una institución milenaria criminal. Esto es: que lo que no merece respeto ni consideración alguna no se puede respetar ni considerar. En resumen, que habría agradecido, en tanto que representante de la postura contraria, que Eco le cantara las cuarenta a Martini.

31. El Manifiesto Comunista. Karl Marx y Friedrich Engels, 1848. [Diario Público. Madrid: 2009]. Recuerdo que nuestro profesor de Historia de COU nos advertía sobre los libros políticos, y desde entonces quedé convencido de que era peligroso leerlos a edades tempranas. Él se refería principalmente al Mein Kampf, claro, que aconsejaba robar para no financiar de ningún modo a los grupos nazis que lo editan; «por suerte», eso ya no es necesario debido a que existen copias en pdf. Han pasado más de diez años desde aquellas clases y ahora no he podido resistirme a esta edición del Manifiesto. Es una joyica. Me ha sorprendido sobre todo la vigencia del primer capítulo, «Burgueses y proletarios», sobre las estrategias e intenciones de los propietarios de los medios de producción. En el resto hay cosas que no me convencen, por supuesto, pero me parece un texto muy inteligente.

32. Orlando. Virginia Woolf, 1928. [Diario El País. Madrid: 2002]. Claro, cuando a uno le informan de que Orlando va de un tipo que vive cuatrocientos y pico años, primero como hombre y después como mujer, pues, no sé, yo me había imaginado algo más fantástico, la historia de alguien que, cada cierto tiempo, debe empezar de cero en otro lugar y con un nuevo nombre para que la gente no note que no envejece. Pues va y resulta que no, que como quien no quiere la cosa, la Woolf te endosa una original reflexión sobre el paso del tiempo y la impresión subjetiva que del mismo tenemos cada uno. Que lo de que vive cuatro o cinco siglos y cambia de sexo es cierto, pero aunque la novela cuente eso también, en realidad no va de eso. Una chica lista, esta Virginia.

33. Guerra y paz en el siglo XXI. Eric Hobsbawm, 2006. [Diario Público. Madrid: 2009]. Parece mentira, pero hay tipos listos que lo son hasta con 92 años. Este libro es una colección de artículos y conferencias que Hobsbawm ha ido redactando en los últimos años sobre un par de temas relevantes en el mundo de hoy y el de mañana: la globalización y el imperio estadounidense. Hobsbawm no sólo ha vivido casi todo el siglo XX, también lo ha estudiado y ha hecho lo mismo con los precedentes, lo que le lleva a señalar que las guerras de hoy no tienen reglas: no luchan y mueren solo soldados, no terminan con la rendición del adversario. También conoce bien el caso del Imperio Británico, con el que el imperialismo actual poco o nada tiene que ver. Al respecto, es curioso que la profesionalización de los ejércitos corra pareja del auge del capitalismo y la pérdida del patriotismo: Hobsbawm apunta que los hombres y mujeres de hoy son capaces de morir y matar por dinero, pero ya no por el estado-nación. Lo dicho, un librito la mar de interesante y esclarecedor que incluye reflexiones acerca del aumento de la violencia, del peligro del uso de la «guerra contra el terror» como política y de la devaluación de la democracia (así como de su difícil o imposible exportación). Acabo ya con una cita sobre esto último: «[los] expertos en relaciones públicas [de los gobernantes] les indican que ha de vérselos gobernando constantemente, y esto, como sabemos por la historia británica de finales del siglo XX, multiplica los gestos, las declaraciones y, a veces, las legislaciones innecesarias» [p. 140].

34. El origen de las especies. Charles Darwin, 1859-1872. [Alianza Editorial. Madrid: 2007]. Una lectura apasionante. Leyéndolo uno se da cuenta de que cualquier elogio que pueda formularse a esta obra y a su autor se queda corto. No sólo está muy bien explicado y estructurado, sino que se nota la prudencia de Darwin a la hora de ir presentando poco a poco las diferentes pruebas en favor de su idea a un público, el de 1859, que bien podía haberle linchado por publicarla. Altamente indispensable.

Mmm... creo que me quedaría componer un repaso general a todos estos títulos, a modo de síntesis. Otro día.

diumenge, de desembre 27, 2009

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2009 (2)

Continuemos con los libros acabados entre abril y julio:

10. Entrevistas breves con hombres repulsivos. David Foster Wallace, 1999. [Mondadori. Barcelona: 2001]. Hechizador. Vale, reconozco que no soy capaz de rememorar ningún fragmento en especial de este libro, como sí me ocurrió con el anterior que leí de Wallace, Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, pero al menos sí recuerdo la muy agradable sensación experimentada con su lectura. Me sigue fascinando cómo construye con frases y párrafos una montaña rusa literaria de placer; no sólo me divierte el contenido, sino la prosa misma. El traductor, Javier Calvo, tiene parte de responsabilidad, claro.

11. El cine de ciencia ficción. Explorando mundos. VVAA, 2008. [Valdemar. Madrid: 2008]. En esta ocasión, desde Valdemar nos han recopilado un buen puñado de escritos que conforman un surtido catálogo de películas de ciencia ficción. Y como tal funciona muy bien: para descubrir nuevos títulos.

12. Geheimnis um... einen entführten Prinzen. Enid Blyton, 1951. [Erika Klopp Verlag / Tosa Verlag. Berlín / Viena, 1971]. Tiene gracia: en toda mi infancia no cae un solo libro de Enid Blyton en mis manos y tiene que sucederme camino de los 30 y traducido al alemán. Los protagonistas son cinco niños, pero no los Famosos Cinco, sino otros cinco: los «averiguadores». La historia en sí no es gran cosa, pero para practicar alemán ya me vale. Unos malos raptan a un príncipe, los niños se echan unas risas, dan unas vueltas siguiendo pistas y todo acaba la mar de bien. Más que me leería igual.

13. Los lagartos terribles. Isaac Asimov, 1968-1971. [Alianza Editorial. Madrid: 1993]. Una lástima. Otro librillo brevísimo que leí tan rápido y del que no recuerdo nada.

14. El siglo de los cirujanos. Jürgen Thorwald, 1956. [Círculo de lectores. Barcelona: 2000]. Aunque sentía curiosidad, no imaginaba que me iba a interesar tanto. Basado en los registros de su abuelo, Henry Steven Hartmann, Thorwald reconstruye la historia de la medicina desde el primer tercio del XIX, cuando aún faltaban años para la primera intervención quirúrgica bajo narcosis en 1846. Es conmovedor asistir a los esfuerzos de una serie de hombres por evitar el dolor a sus pacientes y, de paso, salvarles la vida. El relato no termina con el descubrimiento de la anestesia; casi más difícil fue el concienciar a los mismos sanitarios de la importancia de la higiene y de la esterilización. Al respecto, me quedo con el episodio de Semmelweis, quien en 1846 empezó a trabajar en la sección de obstetricia del Hospital General de Viena. Entonces nadie relacionaba las muertes de las parturientas con el hecho de que los estudiantes exploraran a las pacientes con las mismas manos que acababan de practicar una autopsia. Semmelweis entonces ordena que se laven las manos antes de entrar a la sala de partos y, más tarde, amplía el requisito también entre reconocimientos. La mortalidad se desploma. Sin embargo, nadie le imita, pierde su plaza y vuelve a Budapest, donde empieza de nuevo.

15. Donovan's Brain. Curt Siodmak, 1942. [Tandem. Londres: 1972]. Para quien no lo sepa, Curt Siodmak era un guionista de cine hermano del director Robert Siodmak. Ambos coincidieron en Berlín con Billy Wilder, Edgar G. Ulmer y Fred Zinnemann; los cinco acabarían trabajando en Hollywood. Este Siodmak se especializó en historias de horror y ciencia ficción y en estos géneros se encuadra Donovan's Brain. El tal Donovan muere en un accidente de avión pero un científico logra mantener su cerebro con vida y consigue comunicarse con él. Después había una chica, Donovan ocultaba un secreto y también había cierta suma de dinero de por medio. Dejando aparte lo del cerebro, la historia tira más por lo detectivesco. Muy curiosa.

16. El guión. Sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones. Robert McKee, 1997. [Alba Editorial. Barcelona: 2009]. No basta con leer manuales de guión para saber escribir guiones. Ni siquiera con releerlos, subrayarlos y estudiarlos. Ni siquiera aquellos manuales más completos, como éste de McKee. De hecho, considero MUY difícil escribir un buen guión para un largometraje de ficción. A parte de practicar mucho e ir consolidando la estructura (cosa que no hago tanto como debiera), creo que me sería muchísimo más útil analizar concienzudamente las obras maestras del guión cinematográfico, como pueden ser El apartamento o Chinatown. Es más: me apetece hacerlo.

17. The Great Comic Book Heroes. Jules Feiffer, 1965. [Fantagraphics Books. Seattle: 2003]. Un hito en la bibliografía sobre el comic book, las primeras reflexiones al respecto en una época en que la prensa estadounidense empezaba a prestar atención al medio (precisamente en The Village Voice, donde publicaba Feiffer). Cuando apareció este libro en 1965, cada capítulo introducía la reedición de una aventura de cada uno de los personajes tratados. En la edición de Fantagraphics se omiten las historias y queda una sucesión de textos breves sobre Superman, Batman, Spirit, Wonder Woman, Captain America y alguno más. Al menos en mi caso, una lectura obligada. Como curiosidad, el diálogo al final de Kill Bill: Vol. 2 sobre Superman y Clark Kent está sacado de aquí.

18. Los pájaros. Camille Paglia. [Editorial Gedisa. Barcelona: 2006]. Un análisis a fondo, escena por escena, de una de mis películas favoritas. Muy recomendable para quien comparta el interés.

19. David Lynch. Thierry Jousse. [Cahiers du cinéma / Prisa Innova. París / Madrid: 2008]. Casi lo mismo que el libro sobre Eisenstein. Un trabajo muy ameno para repasar la filmografía de Lynch.

20. Max und Moritz / Die fromme Helene / Hans Huckebein. Wilhelm Busch, 1865-1872. [Insel Verlag. Frankfurt am Main: 2001]. Una preciosidad. Aparte de contemplar los magníficos dibujos, he disfrutado sobre todo leyendo los versos en voz alta, paladeando la musicalidad del alemán. Por si fuera poco, las historias, además, son divertidas.

Y con esto nos plantamos en mitad del verano. Continuará.

divendres, de desembre 25, 2009

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2009 (1)

No hay manera. Me prometí en enero leer menos este año y no ha podido ser. Acostumbro a practicar el vicio de la lectura encerrado en casa, en solitario y, claro, la vida social se resiente. Por otra parte, considerando las contadas alegrías que me reporta el salir por ahí, creo que salgo lo justo y todavía podría leer un poco más.

Otra cosa es que recuerde lo que he leído o pueda componer algún párrafo coherente al respecto. De hecho, mi memoria es tan lamentable que voy a proponerme escribir (para mí), a partir del mes que viene, unas pocas líneas sobre cada libro que acabe de leer. Con un poco de suerte, hasta quizá refrene el impulso lector.

A continuación, trataré de hacer memoria de aquello que leí durante el primer trimestre de este 2009 que termina:

1. Bola de sebo y otros relatos. Guy de Maupassant, 1880-1884. [Diario El País. Madrid: 2007]. Es lo primero que leo de Maupassant, autor muy recomendado por un par de amigos, y lo cierto es que estos tres cuentos se me han quedado bastante grabados. Vamos, que me han impresionado y gustado a la par. «Bola de sebo» es un relato cruel en tanto que reconocemos cómo los intereses son capaces de mover nuestras simpatías, aunque ello signifique chafar la dignidad de una persona.

2. Failed States. The Abuse of Power and the Assault on Democracy. Noam Chomsky, 2006. [Henry Holt. Nueva York: 2007]. Me encanta leer a Chomsky porque me ofrece ordenaditos y referenciados los sucesos relacionados con la misión imperialista estadounidense. Sus temas fetiche son EEUU, Israel y los abusos de poder de algunos organismos internacionales. Lo que me ocurre con sus libros es que, por una parte, junta tal cantidad de datos que después me es imposible recordar muchos y, por otra, que los mismos tampoco me sorprenden, pues ya se saben o se intuyen. Y aunque parezcan éstas razones negativas, no lo son, porque agradezco que esos hechos estén ahí, escritos, listos para refrescarme la memoria en cualquier momento. Además, en algún momento del año que viene lo sacará Público en su colección de los sábados, así que no descarto releérmelo en castellano.

3. Der Ruf der Tagesfische. Leonhard Thoma, 2007. [Hueber Verlag. Ismaning: 2007]. Otra recopilación de relatos de Thoma que nos mandan leer en la escuela oficial. Esta vez me costó más que con Die Blaumacherin pillarle el truco --vamos, entenderlo--, pero una vez lo conseguí obtuve una lectura bastante satisfactoria. Gracias también al autor, claro, que compone unas radiografías de personajes muy logradas.

4. Las tumbas de Saint-Denis y otros relatos. Alexandre Dumas, 1839-1849. [Diario El País. Madrid: 2007]. Al contrario de lo que me ha ocurrido con Maupassant, por más que paso las páginas de esta recopilación no consigo recordar de qué iban estas historias. Sí que me viene alguna imagen que otra, desconectada, pero nada más puedo decir.

5. El remedio invisible. África, Occidente, y la lucha contra el sida. Helen Epstein, 2007. [Alba Editorial. Barcelona: 2008]. Este ensayo cayó en mis manos porque lo vi expuesto entre las novedades de la biblioteca justo en unas semanas en las que andaba necesitado de información sobre enfermedades que se ceban sobre el tercer mundo. De normal no le habría prestado tanta atención, pero oye, me enganchó. En breve, trata de la extraordinaria difusión del sida en el África oriental y meridional a causa de las relaciones simultáneas que suelen mantener los hombres (las mujeres son más de quedarse en casa, pero pueden ser «visitadas ») con varias parejas: que si una en casa, que si otra dos casas más allá, que si una tercera en la ciudad, que si una cuarta cerca del lugar de trabajo... El problema no es en sí la cantidad de parejas sexuales, sino la frecuencia de los encuentros, pues cuanto más próximos son al momento del contagio, más activo está el virus para contagiar al siguiente. Como parece que no les va mucho tomar precauciones y será dificil que se acabe implantando la monogamia sucesiva a la occidental, las soluciones realistas pasan por que traten de no aumentar su repertorio de parejas o, como parece que funciona en África occidental, recurrir a la circuncisión. En efecto, el prepucio contiene unas células que facilitan la recepción del virus y la circuncisión masculina reduce el índice de contagios en los hombres y también, aunque menos, en sus parejas femeninas. La cuestión estará en cómo conseguir que se dejen convencer. Aparte, lo que más me sorprende es la facilidad de la gente para tener sexo.

6. King Kong, 75 años después. VVAA, 2008. [Valdemar. Madrid: 2008]. Es éste un librillo de los que edita cada año Valdemar en su colección Intempestivas con ocasión del festival de Sitges. Contiene tanto un breve análisis de cada una de las versiones fílmicas de King Kong (1933, 1976 y 2005) como un repaso a los diferentes exploits.

7. Sergei Eisenstein. Stéphane Bouquet, 2007. [Cahiers du cinéma / Prisa Innova. París / Madrid: 2008]. Me pillé unos pocos títulos de esta colección, y ha valido la pena. En este caso, es un muy buen material de referencia para repasar en poco tiempo la obra de Eisenstein, aprender algunos detalles y recordar qué películas me quedan por ver.

8. Gangs de Nueva York. Bandas y bandidos de la Gran Manzana. Herbert Asbury, 1928. [Edhasa. Barcelona: 2003]. Muy, muy interesante y recomendable. Para la película de Scorsese, ambientada en la década de 1860, los guionistas apenas aprovecharon una porción muy pequeña de las historias que describe Asbury sobre la vida urbana de Nueva York desde finales del XVIII hasta principios del XX. El libro abunda en anécdotas sangrientas protagonizadas por los salvajes que habitaban entonces la ciudad. Y con «salvajes» no me refiero a los indios Lenapi que poblaban la isla de Manna-hata. Disfruté sobre todo la primera mitad, hasta la batalla de los seis días de julio de 1863.

9. Armas, gérmenes y acero. Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años. Jared Diamond, 2006. [Editorial Debate. Barcelona: 2006]. En pocas palabras: una pasada. Vivía ignorante de este autor hasta que, digamos, me lo presentó una amiga, y fue una lectura apasionada desde la primera página. Un repaso a la historia global considerando las condiciones de partida de cada grupo humano que responde, por ejemplo, a por qué los humanos hemos domesticado unas especies y no otras, o a por qué fueron los europeos quienes invadieron América y no pudo ser al revés.

dissabte, de maig 30, 2009

ESPERANDO A SHIN-CHAN

¡Cinto de Ishtar! ¿De verdad llevo dos meses sin acercarme por aquí? Aunque técnicamente posteé en abril, lo cierto es que fue a principios y mayo ya se está acabando. Por suerte, poco a poco voy rematando el trabajo acumulado y, hoy al menos, puedo sentarme un rato y teclear otra cosa. Esto. No es un gran tema, pero hace meses que quería escribir algo sobre él y, además, crece con cada semana que pasa.

Lo he dicho muchas veces: de series abiertas, solo sigo Daredevil mes a mes. Y así vuelve a ser. Pero entre diciembre y marzo fui uno de los pocos que compraban, leían y se reían con la última edición de Shin-Chan publicada por Planeta. Una edición maravillosa, por cierto: sentido oriental de lectura, tomitos pequeñitos y un precio increíble: 2,95 euros por 120 páginas. Muchísimo mejor que las anteriores. Porque hubo varias.

¿Dónde estábais en 1996? Ese verano Planeta sacó un manga en un formato, entonces y ahora, muy extraño para manga: tomitos apaisados en rústica, el habitual de las tiras diarias. Cuando lo vi en el quiosco, recuerdo que pensé: «¡Hala! ¡Tiras diarias japonesas!» ---entonces todavía no sabía que las tiras de los diarios japoneses se publican en formato vertical, con un sentido de lectura de arriba a abajo.


Tampoco sabía que, en realidad, no eran tiras diarias japonesas. Ignoraba que eran historietas de tres páginas cuyas viñetas habían sido remontadas como si fueran tiras diarias para vender el tebeo a nosotros, pobres occidentales todavía sin Internet, como si fuera un recopilatorio de tiras diarias japonesas. Que no lo era, claro. Sin embargo, yo me olí algo. Cada «tira» de aquellos tomitos apaisados constaba solo de dos o tres viñetas y no se parecía en nada a cualquier tira que yo hubiera leído. Las historias seguían, sí, de una tira a la siguiente, como ocurre a veces, pero estas «tiras» carecían de unidad y, sobre todo, de gag en la última viñeta de la tira. Normal, no eran tiras. Yo no lo sabía, e imaginé que, tal vez, quién sabe, a lo mejor eran páginas dominicales muy largas y remontadas como aquí se remontan las viñetas de las páginas dominicales para intercalarlas entre las tiras diarias en un recopilatorio de tiras diarias. Tampoco eran páginas dominicales: eran historietas de tres páginas.

La serie de 1996 solo duró tres números. Nadie conocía a Shin-Chan. Hasta el boom de 2001. Animada por el éxito de la serie en las televisiones autonómicas, Planeta relanzó Shin-Chan por todo lo grande, en castellano y catalán, en unos tomos verticales enormes en rústica, de proporciones similares al álbum europeo y bajo el paraguas de una nueva línea editorial bautizada «Colección de risa» (creada a propósito y que no sirvió para nada más, creo). Por alguna misteriosa razón, alguien continuaba interesado en no vender Shin-Chan como un manga. Pero bueno, a mí me gustaba Shin-Chan, piqué con algunos números y, como podía elegir, los compré en catalán. No muchos, solo los cinco primeros. Detestaba aquel formato gigante sacado de la nada. ¿Pero a quién se le ocurre editar un manga así? Y encima un manga como Shin-Chan, que no se caracteriza por un trazo denso ni detallista. ¡Diablos de Crom! ¡Si casi no hay fondos y los personajes son cuatro líneas y una mancha! Pero bueno. Dejé de comprar más números, resolví que no iba a convertir aquella edición en un problema de espacio y seguí esperando.

Hasta el pasado diciembre, cuando conseguí el primer número de la edición de mis amores. Pequeña y más barata que cualquier otro manga. No solo era barata en sí: ha sido la más barata de todas las anteriores. Me puse a comparar y solo el primer tomo recogía íntegros los tres publicados en 1996. Esto es: ¡por 2,95 euros de 2008 uno podía conseguir lo mismo que en 1996 por 1485 pesetas! ¡Tres veces más barato! Es más, por 2,95 euros de 2009 uno puede conseguir los mismos contenidos que en 2002 vendían por 6 euros, porque cada tomito nuevo incluye dos números de la edición gigante. ¿No es maravilloso? ¿No es para estar ilusionado?

Tan encantado estaba leyendo a Shin-Chan cada dos semanas que no lo vi venir. No vi venir, de hecho, el número 11, que todavía no ha sido distribuido. El ritmo quincenal funcionó hasta finales de marzo, hace más de dos meses. Algo terrible debió ocurrir entonces en Planeta, porque:
  • los números 11 y 12 estaban anunciados en la página web en abril (ahora solo el 11).
  • no hay manera de pillarse los dedos con un título que lleva casi 20 años en Japón.
  • ya tenían la traducción de Marc Bernabé de la anterior edición.
Puede que lo terrible hayan sido las ventas y que la época de Shin-Chan haya pasado ya. Por una vez que acierta Planeta, sería una lástima. Según el bot, parece que el 11 saldrá en junio:

Pregunta: ¿el tomo 11 de Shin Chan para cuándo tiene prevista su salida? ¿Ya debería de haber salido, no?
Respuesta:
11 en junio.

También habla de un problema de licencias. Bueno, junio es esta semana que viene. Ya veremos.

dijous, de gener 01, 2009

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2008 (y 3)

Venga. Antes de que me sumerja este mes en un nuevo periodo de letargo, va siendo hora de concluir esta lista de los libros leídos durante el año pasado. Por fin les toca el turno a los acabados y/o leídos en la recta final, en los meses de noviembre y diciembre:

20. Tres ensayos sobre teoría sexual. Sigmund Freud, 1905. [Diario El País. Madrid: 2002]. Empecé este estudio de Freud siguiendo con mis lecturas de ciencia ficción (si no consideráis el sexo como uno de los temas dentro del género de la ciencia ficción podéis teneros por afortunados). Hace un siglo, Freud describía la homosexualidad como una desviación y la incluía en el grupo de las aberraciones sexuales. Si bien puede afirmarse todavía que la homosexualidad no es demasiado útil desde el punto de vista de la procreación, tampoco lo son ni la castidad ni el celibato que predican algunos de los que la atacan hoy en día. Dejando a un lado este tema, el texto de Freud intenta explicar que todos contamos con alguna perversión y, sobre todo, que la sexualidad está latente en nosotros desde la infancia. Más me ha sorprendido la afirmación que ofrece en algún lugar sobre que las mujeres se sienten atraídas por los hombres, así en general. Según tenía entendido, y me han demostrado cerca de tres décadas de experiencia vital, las mujeres se sienten atraídas por los otros hombres. Creo que aquí a Freud se le fue la mano al aventurar esa generalización. Lástima que no viviera medio siglo más para estudiar mi caso y refutarse a sí mismo.

21. El hechicero. Vladimir Nabokov, 1939. [Anagrama. Barcelona: 1994]. Leí Lolita a finales de 2006, y un par de meses después encontré en oferta (¡2 euros!) en un quiosco este nuevo libro del autor. El hechicero es una novela muy cortita que Nabokov escribió todavía en ruso en París, antes de huir hacia Estados Unidos, donde escribió Lolita en inglés. El nexo entre ambas historias es evidente, en tanto la primera supone un primer tratamiento de su novela más famosa: el protagonista masculino se casa con una mujer para estar cerca de su hija. A mí me ha gustado, por lo que supone de curiosidad y, sobre todo, por esas descripciones metafóricas en las que narra una acción de la forma más enigmática posible.

22. La dolçaina: un instrument d'ahir, ...i d'avui. Paloma Mora Goterris, 2002. [Vila-real]. Yo no tengo ni idea de música, pero el destino y las compañías han querido que me acabe encargando de un trabajo sobre la dulzaina, del que daré pública y debida cuenta cuando esté más avanzado. Su autora fue muy amable obsequiándonos con una copia de su libro cuando la entrevistamos en octubre, material que ya he leído como parte del proceso de documentación.

23. Tratado de ateología. Física de la metafísica. Michel Onfray, 2005. [Anagrama. Barcelona: 2006]. Por el bien de toda la humanidad, es necesario que cada vez mayor número de gente se dé cuenta de lo mentirosas, perversas y destructivas que son las religiones. Toda esa tontería de dios ha sido una mala ocurrencia de resultados nefastos. Este ensayo de Onfray se encarga de reflexionar más en detalle sobre el asunto.

24. Terror en la Luna. Juan José Benítez, 1982. [Planeta DeAgostini. Barcelona: 2002]. Encontré este volumen por casa y estoy seguro de no haberlo comprado yo. Recuerdo que iba acompañado de la primera parte de Caballo de Troya, dividida en dos volúmenes, en lo que parece un coleccionable de quiosco que editaba la obra de este autor. Esto tiene toda la pinta de ser cosa de mi madre, porque mi padre es enemigo de estos temas; él se burla abiertamente, demostrando más bien tanto ignorancia como una falta absoluta de curiosidad. A mí me llaman la atención, aunque desconozco los motivos por los que mi madre adquiriría estos libros más que para relegarlos a un oscuro rincón de una estantería (esta mañana he encontrado otro en el mismo agujero, Mis enigmas favoritos, del que no tenía constancia). A lo que iba: Terror en la Luna es una recopilación de supuestos avistamientos ovni por todo el mundo entre 1965 y 1974. Las fotografías que ilustran los relatos son tan malas que necesitan de mucha fe para creerse la mayoría de los casos. Unos pocos, sin embargo, me dejan con la duda y con ganas de más. Como es imposible que haya tanto bromista organizado, extraigo como mínimo una conclusión: mucha gente ha visto algo. Decir que son extraterrestres me parece un salto demasiado forzado: en una era tan militarizada como la nuestra es mucho más probable que se trate naves humanas. Si tuviera que elegir una explicación fantástica, me quedaría, más que con los alienígenas, con que esas naves pertenecen a una raza que habita el interior de la Tierra o el fondo del mar, para la cual un ambiente aéreo es tan nocivo como para nosotros el agua, y que nos exploran igual que nosotros enviamos submarinos, batiscafos y cámaras a las profundidades oceánicas. Siendo un fan de Expediente X y de la literatura conspiranoica, era cuestión de tiempo que me iniciara en el fenómeno ovni.

25. Moby Dick. Herman Melville, 1851. [Diario El País. Madrid: 2004]. Alucinante. Mi interés por esta novela nació a través de sus referencias en la cultura popular, sobre todo en Expediente X (otra vez), y de forma más decidida después de ver la versión de John Huston hace poco más de dos años. Entendí que la historia narrada en la película era bastante herética, pero no me esperaba que el libro original fuera tan sacrílego. Una gozada. A ojo, Melville dedica sólo la mitad del libro a narrar las peripecias de Ismael y el resto de la tripulación a bordo del Pequod; destina la otra mitad a describir todo lo concerniente al trabajo en un barco ballenero, de forma que más que como una obra de ficción, funciona asimismo como un tratado de la pesca de la ballena tal y como se realizaba a mediados del siglo XIX. El resultado es tan didáctico que conviene guardar el texto por si nos vemos obligados a retomar algunas prácticas en las décadas o siglos venideros.

26. De los delitos y de las penas. Cesare Beccaria, 1763-64. [Alianza Editorial / Biblioteca de El Sol. Madrid: 1991]. El Marqués de Beccaria es uno de los autores que se estudian en Derecho Penal, precisamente por haber escrito este librito. Lo conseguí hace seis años en el mercadillo benéfico que a veces organizan por navidad en la Escuela Oficial, y por fin me he decidido a leerlo. Tiene párrafos en los que uno no sabe a qué se está refiriendo, pero en general es un texto de lo más sensato: abolición casi absoluta de la pena de muerte, prohibición de la tortura, equivalencia entre delitos y penas y el deseo de que la prisión sea vista más como problema que como solución. Dos siglos y medio después, sus propuestas esperan ser cumplidas.

Eso es todo. Por poco más de sesenta páginas no ha entrado también Failed States, uno de los últimos títulos de Chomsky, que ya formará parte del registro de este año que empieza.

Sin más, feliz año nuevo a casi todo el mundo y hasta pronto.

dimecres, de desembre 31, 2008

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2008 (2)

En el mes de julio no acabé ningún libro. Fue entonces cuando apreté el ritmo y corregí los tres primeros capítulos del proyecto pensando que ya lo iba a acabar. Pero no. Y al contrario, en agosto me bloqueé y no pude escribir durante un tiempo, lo que me ocasionó un apetito lector que me llevó a devorar once libros en tres meses, hasta el mes de octubre. Son los títulos que siguen:

9. La conspiración de Cristo. La mayor ficción de la historia. Acharya S., 1999. [Valdemar. Madrid: 2006]. 650 páginas de apasionante lectura. Llevaba meses persiguiendo este título de la colección Intempestivas de Valdemar (mi editorial fetiche), con una ausencia absoluta de suerte. En las librerías me decían que estaba agotado o que la distribuidora no lo tenía. Era tal mi interés que telefoneé a la distribuidora y pregunté por el problema: habían enviado sus ejemplares a Barcelona y no quedaba ninguno para Valencia (espero que no haya ningún tejemaneje ideológico por detrás). La librera se enteró de que había llamado a la distribuidora a sus espaldas y me armó medio pollo porque pensó que desconfiaba de ella. Resultado: medio año sin entrar en esa librería. Al final pedí el libro a través de la web de la editorial y en cuatro días lo tenía en casa. Menos de una semana después, estaba listo. Resultado: convicción casi absoluta de la inexistencia histórica de nadie llamado Jesús de Nazaret.

10. Artículos. Mariano José de Larra, 1928-1837. [Cátedra. Madrid: 2000]. Debido a un tipo extraño de superstición, esperé a acabar este libro hasta que no superara en edad a su autor, un suicida de 27 años. La impresión es muy positiva. Y extraña. Por los ecos de la vida urbana actual que resuenan en los ambientes del Madrid de hace casi dos siglos. Muy recomendable. De haber nacido en 1980, Larra habría tenido un blog (más visitado que éste, por supuesto).

11. El fabuloso libro de las leyendas urbanas. Demasiado bueno para ser cierto. Jan Harold Brunvand, 1999. [Alba Editorial. Barcelona: 2004]. Una colección de tropecientas historias de lo más variopintas que se han transmitido de individuo a individuo durante las últimas décadas (como mínimo). Muy curioso.

12. Mecanoscrit del segon origen. Manuel de Pedrolo, 1974. [Edicions 62. Barcelona: 1997]. De lo más mejor que he leído este año. Ignoro si esta obra de Pedrolo es conocida en el ámbito hispano, pero por aquí es famosa porque constituye un hito de la literatura de ciencia ficción en catalán. Y qué catalán: sólo por ver hasta dónde fue capaz Pedrolo de llevar el idioma ya vale la pena leerla. La premisa: unos extraterrestres devastan el planeta y sobreviven Alba, de 14 años, y Dídac, de 9. El final: estremecedor. En medio: 150 páginas.

13. Anticuerpos. Kevin J. Anderson, 1997. [Plaza & Janés. Barcelona: 1998]. Esta novela de Expediente X llevaba cinco años en la estantería, esperando su momento. Más años todavía hace que busco Calcinación espontánea, el título que me falta de las novelas de TXF, escrito por el mismo autor, famoso por su labor en series como Star Wars o Dune. No, si al final tendré que hacerme con alguna copia del original inglés, titulado Ground Zero. Digo que como era la última que me quedaba de las que tengo, en cierta manera me la estaba reservando, aunque imaginaba que la historia no iba a ser nada del otro mundo. Es eso exactamente, pero también muy entretenida. De vez en cuando se agradece un texto para encefalogramas planos.

14. ¡Zap! Miguel Ibáñez, 1995. [Futura Ediciones. Barcelona: 1995]. ¡Es un obsequio personal del autor! (moltes gràcies, Mike!). El pobre hombre debió zamparse demasiadas horas de televisión para poder escribir este libro y, en un acto de generosidad, decidió compartir estas páginas con el resto para que no necesitemos someternos a tamaña tortura de forma directa. Un volumen muy extraño con algunas verdades recónditas.

15. La máquina del tiempo. Herbert George Wells, 1895. [Diario El País. Madrid: 2004]. Como ocurre con tantos clásicos que han sido volcados al cine, uno cree conocerlos sin haberlos leído. Nada más lejos de la realidad. Ésta es una novela más extraña si cabe por su breve extensión, característica que precisamente le ha permitido originar tantas versiones.

16. Comic Book Nation. The Transformation of Youth Culture in America. Bradford W. Wright, 2001. [The Johns Hopkins University Press. Baltimore (Maryland, EEUU): 2003]. Un trabajo excepcional. Wright ha culminado una historia del comic book atendiendo a los mensajes que éstos han transmitido en cada década y a cómo los sucesos históricos del siglo XX se han visto reflejados en las páginas de los tebeos estadounidenses. Imprescindible.

17. Monster Show. Una historia cultural del horror. David J. Skal, 1993. [Valdemar. Madrid: 2008]. Un análisis muy interesante y revelador que delata las conexiones entre los acontecimientos traumáticos tan abundantes del siglo XX y el cine de terror. El ensayo ahonda en una reflexión que resumí hace tiempo en una frase: «las películas engañan, pero no mienten». Más todavía que el reflejo del siglo pasado en un género cinematográfico, me ha sorprendido el texto paralelo relativo al desgajo de la figura de la mujer respecto de su función reproductiva, y cómo desde la revolución sexual de los 60 el resultado de la concepción (el hijo) se ha convertido en el personaje monstruoso definitivo. Skal reparte unas pinceladas aquí y allá sobre el tema, desde Frankenstein hasta Rosemary's Baby, sin saciar mis ganas de profundizar en esta línea; lástima que el caótico sistema de notas y bibliografía me dificultará el dar con algún título de referencia. No obstante esto último, muy recomendable (como todo lo que he leído de Intempestivas).

18. El horror de Dunwich. Howard Phillips Lovecraft, 1928. [Alianza Editorial. Madrid: 1993]. Quince años ha tenido que esperar este librillo. Fue publicado dentro de la colección de Alianza Cien, aquélla que vendía cada ejemplar por cien pesetas. Era una gran iniciativa, y me apena que no sobreviviera al euro. Al respecto, echo en falta una editorial española que se atreva con formatos económicos de bolsillo; pero de verdad, al estilo de la Reclam de Stuttgart, que desde hace décadas pone en el mercado librillos idénticos en tamaño a los de Alianza Cien, ¡y hasta publica obras en sus idiomas originales! (¿Cómo se atreven? ¡¿Dónde se ha visto eso?!). Sobre la historia de Lovecraft, decir que es lo primero que leo de él, que me ha encantado y que es en verdad aterrador.

19. El poeta y los lunáticos. Gilbert Keith Chesterton, 1929. [Valdemar. Madrid: 2006]. Con éste ya suman trece los títulos de Chesterton digeridos, a un ritmo mínimo de una ración por año. No me ha llegado tanto como otras obras suyas y eso ha hecho que lo leyera con el piloto automático. A pesar de todo, la lectura de Chesterton me sigue resultando muy agradable.

Concluirá en la tercera parte...

dilluns, de desembre 29, 2008

LISTA DE LIBROS LEÍDOS EN 2008 (1)

Para quien le pueda interesar, publico aquí la lista de las lecturas que me han ocupado durante este año 2008 que termina. Bueno, si soy sincero, no es una lista de lecturas en general, sino sólo lo que se indica en el título del post: una lista con los libros leídos este año. El porrón de tebeos, así como los ejemplares de National Geographic y de Imágenes de Actualidad van aparte (vamos, que el único control que llevo es su presencia en las estanterías). Para no sobrecargar la entrada, he dividido el listado en tres partes. En esta primera entrega aparecen los que he leído durante los primeros seis meses del año.

Ahí vamos, pues, con la lista de libros leídos entre enero y junio de 2008:

1. Divertim-nos fins a morir. El discurs públic a l'època del "show-business". Neil Postman, 1985. [Llibres de l'índex. Barcelona: 1990]. Atraído por el título, referenciado en las bibliografías incluidas en Comic Visions, Pop Control y El estilo del mundo, no podía dejar pasar mucho tiempo un libro citado por David Marc, Mike Ibáñez y Vicente Verdú. No me decepcionó en absoluto, e incluso llegué a escribir algo sobre él en su momento. Postman expone una historia de los medios de comunicación en EEUU desde el siglo XVIII y cómo tanto su proliferación como la velocidad y la simplificación de los mensajes han contribuido a reducir hasta lo microscópico nuestra capacidad de atención y reflexión. No os quedéis con estas pocas palabras: son sólo 200 páginas que valen realmente la pena.

2. Die Angst und der Tod. Carsten Tsara macht sich sorgen. Franz Specht, 2006. [Max Hueber Verlag. Ismaning (Alemania): 2006]. Otra lectura de alemán. Poco que decir. Carsten Tsara es un detective que se preocupa por la ausencia de su vecina.

3. The Comic Book Makers. Joe & Jim Simon, 1990. [Vanguard Productions. Lebanon (New Jersey, EEUU): 2003]. Primordial. Fantabuloso. Un recuento de la vida profesional del artista y pionero de los comic books, Joe Simon, redactado con la ayuda de su hijo Jim. Me hice con él debido a mi interés por el comic book de superhéroes y, en concreto, por la figura de Jack Kirby, con quien trabajó en las décadas de los 40 y los 50 y junto a quien creó Captain America en 1940. Me resultó muy útil para detallar la cronología de los primeros años de la industria. Fue, además, toda una sorpresa el sostener el libro en mis manos: no me esperaba que fuera tan grande ni, menos todavía, que incluyera tantas imágenes, incluso en color, impresas en papel de calidad.

4. Del tebeo al manga. Una historia de los comics. 3. El comic-book: superhéroes y otros géneros. VVAA, 2008. [Panini. Torroella de Montgrí (Girona): 2008]. Éste es otro de los libros que he utilizado para conocer los orígenes de la industria del comic book. Hasta la fecha he leído tres de los cinco volúmenes publicados por Panini de su historia de los cómics (me faltan el segundo y el quinto), y éste me ha parecido el mejor de todos ellos. Un texto muy útil e informativo para cualquiera que quiera introducirse en este campo.

5. The Comics Journal Library, Volume One: Jack Kirby. VVAA, 2002. [Fantagraphics Books. Seattle (Washington, EEUU): 2002]. Otra maravilla. Un monográfico dedicado a Jack Kirby que recopila tres entrevistas publicadas en la revista The Comics Journal, realizadas en 1969, 1971 y 1989 (la famosa de Gary Groth), así como ensayos sobre su obra y artículos que recuerdan el conflicto que Marvel y Kirby protagonizaron a mediados de los 80 en torno a la devolución de los originales del artista (y el destino de muchas de estas páginas).

6. Die Blaumacherin. Leonhard Thoma, 2003. [Hueber / Editorial Idiomas. Madrid: 2003]. Otra lectura de alemán y una nueva recopilación de cuentos de Thoma. Estos relatos me engancharon más que los del año pasado incluidos en Der Hundetraum.

7. The Catcher in the Rye. Jerome David Salinger, 1945-46. [Penguin Books. Londres: 1994]. Aunque tuviera poco que ver con la asignatura, la maestra de Lengua Española nos mandó leer este libro, un clásico de la literatura estadounidense, en segundo de BUP (curso 1995-96). A mí me encantó. También recuerdo que una compañera de clase me comentó que no le había gustado, así que no sé si hay que ser chico para apreciar más esta novela, pero bueno, yo no dejo de recomendarla por eso. Hace dos años tuve la oportunidad de viajar a Glasgow a visitar a Álex y de una librería de segunda mano me traje la edición inglesa que he saboreado este año. Me ha gustado más si cabe, gracias a ese estilo tan directo, tan oral, tan auténtico, que lo convierte en un texto idóneo para ser leído en voz alta.

8. Del tebeo al manga. Una historia de los comics. 4. Marvel Comics: Un universo en constante evolución. VVAA, 2008. [Panini. Torroella de Montgrí (Girona): 2008]. Si el tercero me parece el mejor, considero este cuarto como el peor de los tomos que llevo leídos de esta colección de Panini. El cuerpo principal del texto es de lo más endeble, y es interrumpido más que nunca, casi en cada página, por textos independientes. Me dio la sensación de estar leyendo una recopilación de esos artículos breves que se publican en los tebeos de superhéroes; la inclusión de uno de estos textos en un tebeo es una decisión perfecta para informar al lector, pero una obra de esta envergadura se merecía algo con más sustancia. Aquello que más me decepcionó fue que se dedicara tan poco espacio a los primeros años de Marvel.

En la siguiente entrega, más.

diumenge, de desembre 21, 2008

CONSTELACIONES Y PALOMITAS

En agosto, durante la lectura de La conspiración de Cristo, se me encendió una bombillita y relacioné dos ideas. Por una parte, la relevancia que los pueblos de la antigüedad otorgaban a las constelaciones y, por otra, la difusión e implantación de las que han disfrutado el cine y otros medios audiovisuales a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de XXI. Hallé una conexión, no sé si ya propuesta por otros o cogida por los pelos, que explica nuestra obsesión por las imágenes en movimiento como algo más allá del gusto por las narraciones o el fruto de un desarrollo tecnológico. Es posible que me haya pasado, pero el peso de los aspectos comunes me lleva a intentar plasmar por escrito esta teoría y permitir que sea juzgada.

Aunque no lo parezca, las noches son muy oscuras. Esta afirmación tan tonta en realidad no es ninguna tontería. La oscuridad no es una calle mal iluminada, algo que siglo y pico de corriente alterna casi nos ha hecho olvidar. Hace milenios, la luz se ceñía a la duración del día y, de la misma manera que el Sol gobernaba el calendario, en las noches sin Luna eran las estrellas las que atraían la atención del ser humano. Y no vayáis a pensar de ningún modo que prestaban al cielo nocturno la misma atención que podemos dedicar ahora a seguir los diálogos de un episodio cualquiera de The West Wing. Nada de eso. De ninguna manera. Decir que observaban y atendían a las estrellas es quedarse muy corto. Se desvivían por ellas como si les fuera la vida en ello.

Los antiguos bautizaron los astros y, de acuerdo con la ley de la Gestalt de la proximidad, agruparon en constelaciones aquellos puntos luminosos, imaginando siluetas increíbles, transformando éstas en personajes fantásticos y convirtiendo a estos últimos en protagonistas de las tramas más inverosímiles. Convertidas en narraciones, fueron ya fácilmente memorizadas y asimiladas.

Éste era el tipo de pensamientos que me abordaban mientras devoraba el libro de Acharya. Imaginaba a nuestros antepasados, a la caída del Sol, reunidos en grupos, alzar la vista y convertirse en espectadores del mismo drama al que habían asistido la noche anterior y al que asistirían la noche siguiente. Protagonizado por unos personajes que se alzaban tras el horizonte y desfilaban por la bóveda celeste para volverse a ocultar. La obra se repetía con ligeras variaciones cada noche, hasta el punto de que algunos personajes sólo intervenían (eran visibles) algunos meses del año.

En este punto conviene recordar un interesante párrafo que leí hace años para compartir con vosotros otro antecedente antes de dar el próximo paso:

«A 24 fotogramas por segundo, una película proyectada avanza un fotograma cada 42 milisegundos. (Un milisegundo es una milésima de segundo.) Puesto que el obturador interrumpe el haz de luz del proyector dos veces, en realidad cada fotograma se muestra tres veces durante ese intervalo de 42 milisegundos. Cada una de las exposiciones está en la pantalla durante 8,5 milisegundos, con 5,4 milisegundos en negro entre cada una. En una película que dura 100 minutos, ¡el público está sentado en absoluta oscuridad durante casi cuarenta minutos! Sin embargo, no percibimos estos breves intervalos de oscuridad debido a los procesos de fusión crítica de parpadeo y de movimiento aparente dentro de nuestro sistema visual». [David Bordwell y Kristin Thompson en El arte cinematográfico. Una introducción (Paidós, 1995), p. 31].

Se me ocurrió, pues, que eso de sentarse dentro de una sala oscura guardaba alguna relación con el antiguo ritual de observar el firmamento. Así, del mismo modo que nuestros antepasados contemplaban las constelaciones en el cielo nocturno, los espectadores de cine actuales gustan de embebecerse con las intervenciones de sus particulares «estrellas del celuloide», formas de luz que aparecen y desaparecen ante sus ojos, que interpretan dramas parecidos pero no iguales proyectados sobre una pantalla cóncava. Preferentemente, de noche.

A este respecto, siempre me ha parecido curioso lo extraño que resulta ir al cine de día. En abril de 1997, por ejemplo, asistí con mi hermano a una sesión vespertina de El retorno del Jedi en los cines Cristina de Gandia. Cuando salimos a la calle, me chocó que todavía hubiera luz. Era como si pensara: «No puede ser. Si hace sólo un momento era de noche».

Creo que añado un elemento más a la comparación si recuerdo que, de la misma manera que «ir a ver las estrellas» se considera un plan romántico, no deja de sorprender el hecho de que la asistencia a una sala de cine se convirtiera durante el siglo XX en un ritual iniciático para toda nueva pareja.

He estado meditando todo esto desde agosto y no me parece del todo descabellado que, cuando empezó a extenderse la luz eléctrica en el siglo XIX, al mismo tiempo que iluminaban la oscuridad y, de paso, borraban el cielo, diferentes hombres en varios países sintieran la pulsión de recrear a pequeña escala esa danza de estrellas, ocultas por el resplandor artificial de las ciudades, sirviéndose de la misma energía que las había hecho desaparecer de nuestras noches. Inventaron de este modo el cinematógrafo, un mecanismo basado en la luz y en la oscuridad, en la rotación y en el parpadeo, que necesita del procesado de la mente humana para crear la ilusión de personajes que entran y salen del campo de visión, o aparecen y desaparecen de las escenas que conforman una trama.

Los humanos actuales hemos aceptado de forma masiva esa reinterpretación del milenario ritual porque la noche y las estrellas son la religión más antigua y poderosa de todas. No la hemos abandonado jamás y ahora, transformada en entretenimiento, sigue condicionando nuestra existencia como si nos fuera la vida en ello.

Por todo lo anterior, feliz Solsticio de Invierno a todo el mundo.

dilluns, de desembre 08, 2008

DESCENSO AL FUTURO (7)

«For God's sake, be economical with your lamps and candles! not a gallon you burn, but at least one drop of man's blood was spilled for it».

[Lo que viene a ser, según la traducción que manejo: «¡Por amor de Dios, economizad faroles y bujías! No hay un solo galón de aceite que quemáis que no haya costado por lo menos una gota de sangre humana»].

La frase es del capítulo 45 (The Affidavit / Declaración jurada) de Moby Dick, la estupenda novela que Herman Melville publicó en 1851. Melville se refería entonces al espermaceti o grasa de ballena; el siglo y medio transcurrido ha cambiado el objeto, pero no el mensaje.

dimecres, de desembre 03, 2008

¿DÓNDE ESTABAS, MARVEL GOLD?

Jamás de los jamases había ocurrido que no escribiera ni siquiera un post al mes. Ya cuidaba yo de ello. Sin embargo, en noviembre, nada. Supongo que es mi peculiar estilo de celebrar el tercer aniversario del blog. Ocurre que siempre actualizo desde el portátil y acostumbro a dejar éste en lo que podríamos llamar mi despacho, carente de conexión. De esta manera, allí escribo sin distraerme en internet y aquí me dedico a leer a mansalva (demasiado), al alemán (bastante menos) o a otras actividades analógicas.

A pesar de mi pereza digital, seguía anotando ideas para posibles textos, a los que sigo queriendo dar forma en un futuro cercano. Simplemente por el placer de seguir lanzando mensajes al océano, voy a comprometerme conmigo mismo a colgar un mínimo de un post a la semana desde ya. A ver cuánto dura la promesa.

Empecemos con algo sencillito. Hace poco he podido disfrutar con la saga de los Vengadores Operación: Tormenta Galáctica, en la edición en tres tomos que ha sacado Panini en los últimos meses. Me ha resultado muy entretenida y se la recomiendo a cualquier lector de superhéroes con unos cuantos años de afición. De la misma manera, no la recomendaría en absoluto para todo aquel que empezara a sentir cierta curiosidad por el género y creyera que va siendo hora de pillarse alguna lectura protagonizada por engreídos exhibicionistas daltónicos ciclados. Para eso, mucho mejor acercarse al Daredevil de Frank Miller o al Superman o Los 4 Fantásticos de John Byrne porque... bueno, así es como empecé yo.

No voy a contar nada del argumento más allá de lo que se puede leer en las contraportadas. Operación: Tormenta Galáctica es una macro-saga Marvel narrada en 19 partes repartidas en siete colecciones publicada en 1992. Lo que más me ha llamado la atención ha sido la capacidad de los guionistas para avanzar en la trama sin perder de vista quién es el protagonista de cada episodio. Éstos se van centrando en Capitán América, Quasar, Wonder Man, Iron Man o en a quién le toque cada vez al tiempo que se va desarrollando la acción principal. Parecerá una chorrada, pero es un detalle hacia aquellos lectores que en su momento sólo pretendieran leer un tebeo más de su personaje, sin atender al resto de la historia --y que no quisieran o no pudieran permitirse el desembolso de adquirir las otras colecciones.

Si dirijo mis alabanzas hacia los guionistas y alejo a los neófitos de esta saga es más que nada por los dibujantes. Sólo un estómago curtido en abominaciones puede tolerar esos rayajos sin despreciar el género en su integridad. No es que sean malos, pero podrían ser mucho mejores.

Estos tebeos cuentan, además, con un interés añadido, pues fueron los encargados de inaugurar, junto a la estupenda etapa de Roger Stern y John Byrne en Captain America, el formato-colección Marvel Gold de Panini, nueva plataforma, esta vez en color, a tamaño comic-book, cubiertas en rústica y precio ajustado, desde la que recuperarán sagas añejas de Marvel (reservemos el adjetivo «clásico» para otros destinatarios).

Pues qué queréis que os diga: yo estoy encantado. Es un formato manejable (vamos, que se puede abrir), fiel a las proporciones de página y, sobre todo, su precio no es un abuso. Hace unos días, la nueva web de Marvelmanía anunciaba el plan editorial que reserva Panini para los tebeos añejos durante el 2009 y la cosa pinta bastante atractiva. Para mí, claro, que sólo sigo fiel a Daredevil y me paso por el forro el resto de la actualidad Marvel y los tomos hipertasados. Me parece un acierto que Panini publique a partir de ahora estas «novedades» para cubrir un espectro de clientes que tenía descuidado: yo mismo.

dimecres, d’octubre 29, 2008

SECUESTRADO

No lo entiendo. Cada vez me paso menos por aquí y, sin embargo, cuando lo hago, veo que siguen entrando unas diez personas sin que sepa muy bien por qué. A ellas les pido disculpas. Mi atención se halla secuestrada desde hace tiempo por una pareja de textos que reclaman ser finalizados a golpe de teclado. A pesar de las continuas amenazas a las que está sometida mi existencia, sus reiteradas discusiones acerca de cuál de los dos cuenta con mayor preferencia para ser redactado me han permitido, durante mi prolongado cautiverio, retrasar sus exigencias y dedicar buena parte de estos meses a devorar libros acumulados. (Mal hecho, por supuesto: los textos no se escriben solos).

Todo ello ha contribuido a que me aleje de la red y recupere parte de mi frustrado y defectuoso yo analógico.

dilluns, de setembre 15, 2008

ADIÓS, QUERIDO MR. WALLACE

Lo conocí hace menos de cuatro años con el divertidísimo Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer. Desde entonces tuve siempre pendiente la compra y posterior lectura de algún otro de sus libros, en especial de La broma infinita. Anoche me acosté con la noticia de que su autor, David Foster Wallace, se había ahorcado el viernes en California a los 46 años.

Desde aquel primer contacto, me he acordado de él en cada una de las notas a pie de página que he escrito. Desde ayer, siento la urgencia de conocer más su obra.

divendres, d’agost 22, 2008

META-PORTADAS (9)

La contraportada de Simpsons Comics #42 (abril 1999) sigue la línea marcada por la del número #15, que ya vimos aquí hace un par de semanas. Esto significa que el homenaje, en vez de consistir en imitar una composición, vuelve a dirigirse hacia una cabecera de las primeras décadas de los comic books. En este caso, la gente de Bongo Comics se saca de la manga el número #49 de Classics Illustrative, un título que recuperaría clásicos de la literatura universal como el célebre Slobberwacky («Chifladobaboso» en la versión de Ediciones B).

Firman esta vez: Matt Groening (boceto?), James Lloyd (lápiz), Tim Bavington (tinta) y Nathan Kane (color). Los autores, por supuesto, saben que nunca existió un comic book llamado Classics Illustrative ni nadie ha escrito jamás una novela titulada Slobberwacky. Sí hubo una vez, en cambio, entre 1947 y 1971, una colección que respondía al nombre de Classics Illustrated, cuyo número #49 (de 1948) adaptaba, precisamente, Alice's Adventures in Wonderland, una joya pulida por Lewis Carroll en 1865:

Por si alguien sigue sin pillar la referencia, Slobberwacky es una versión de Jabberwocky, un poema sin sentido, repleto de palabras inventadas, que Carroll compuso para Through the Looking-Glass (1871), la segunda parte de las aventuras de Alicia.

Esto me recuerda que ya han pasado diez años desde que leí ambos libros y que no les (me) vendría mal una relectura.

ACTUALIZACIÓN, 20:32h: sabía que me dejaba un par de detalles. Aquí podéis leer el poema Slobberwacky que escribió Jesse Leon McCann para Simpsons Comics #42. En el séptimo verso figura la iguana Jub-Jub (aparecida en 9F11, de 1993), mascota de Selma Bouvier y, aunque la Wikipedia afirma que el nombre es creación del guionista Conan O'Brien, también el séptimo verso del original Jabberwocky habla de un «pájaro Jubjub».

dissabte, de juny 14, 2008

HACE 72 AÑOS

Gilbert Keith Chesterton (Kensington, Londres, 29 de mayo de 1874 - Beaconsfield, Buckinghamshire, 14 de junio de 1936).

«¿Cree de veras, reverendo, que usted mismo no lleva su correspondiente aro en la nariz? [...] ¿Se cree que un hombre como usted no lleva estampada su nacionalidad tan claramente como la nariz en mitad de la cara? ¿Se cree usted, acaso, que un hombre tan perdidamente inglés como usted no causaría risa en América? No se puede ser un buen inglés sin ser un buen hazmerreír, amigo mío... Cuanto más inglés se es, tanto mejor hazmerreír se es; los aros en la nariz hacen reír a quienes no los llevan; las naciones son divertidas o nos hacen gracia cuando no pertenecemos a ellas. Pero es mejor llevar en la nariz un aro que ser un fantoche cosmopolita que se corta la nariz para vengarse de su cara que delata de dónde viene».

Cuentos del Arco Largo (Tales of the Long Bow, 1925), de G. K. Chesterton. [La cita es según la traducción de José Luis Moreno-Ruiz, en las páginas 231-232 de la edición de Valdemar].

Si todavía no conocéis a Chesterton, aquí hay una página dedicada a él (también en la columna de enlaces de la izquierda desde hace tiempo), y aquí la lista de libros suyos editados por Valdemar y por Acantilado.

Y un vídeo de regalo:



dimecres, d’abril 16, 2008

GIRLS

«That's the thing about girls. Every time they do something pretty, even if they're not much to look at, or even if they're sort of stupid, you fall half in love with them, and then you never know where the hell you are. Girls. Jesus Christ. They can drive you crazy. They really can».

Thought / written by Holden Caulfield (16) in The Catcher in the Rye's chapter 10th, by J.D. Salinger.

dilluns, d’abril 14, 2008

LA DOBLE SPLASH EN LA PRENSA SERIA

En enero leí un ensayo muy interesante: Divertim-nos fins a morir. El discurs públic a l'època del "show-business", escrito por Neil Postman y publicado en 1985. El título me llamó la atención entre toda la bibliografía que aparece en el Pop Control de Miguel Ibáñez, de cuya existencia me enteré a su vez, si no recuerdo mal, a través de una de las columnas de Vida Mostrenca de Jordi Costa. El libro de Postman también es citado por David Marc en su Comic Visions que acabé el año pasado. Vamos, que me estaba llamando a gritos.

A pesar de los 23 años transcurridos, a grandes rasgos el libro sigue estando de actualidad. La tesis principal sostiene que el discurso público / político se ha empobrecido desde que hace más de siglo y medio se empezó a aplicar la electricidad a los medios de comunicación. El telégrafo, el teléfono, la prensa, la radio y la televisión son victorias de la tecnología sobre nuestra menguante capacidad de atención.

Postman cita una frase de Thoreau que me abrió los ojos: «Tenemos mucha prisa por construir un telégrafo magnético entre Maine y Texas, pero puede que Maine y Texas no tengan nada importante que comunicarse». La información, hasta la década de 1840, viajaba tan rápido como pudiera desplazarse una persona que fuera en tren: a 56 kilómetros por hora. El telégrafo rompió esa limitación, lo que es sin lugar a dudas positivo. No lo es tanto que la misma existencia del telégrafo creara la necesidad de usarlo para comunicar cualquier cosa. Dio así comienzo la era de la invasión de noticias que no nos afectan, que no podemos solucionar, pero que nos interesan muchísimo, que necesitamos a todas horas y que se nos olvidan a los dos minutos. Las noticias chorra que rezuman los telediarios: una persecución no sé en qué país, un atraco no sé en qué ciudad, un muerto por aquí, otro coche bomba por allá... Un sinfín de piezas de 50 segundos colocadas una detrás de otra, donde la siguiente anula a la anterior. Lo de «ver/oír las noticias para estar informado» es de chiste. Intentad recordar la noticia anterior. O la de hace 90 segundos. O el telediario de ayer. ¿Alguien puede hacerlo?

Pues eso, que estaba yo absorbido por la lectura cuando relacioné la idea de la progresiva simplificación que del mensaje hacen los medios de comunicación con los cambios brutales que la maquetación y la infografía están introduciendo en los periódicos y este tema, a su vez, con la composición de página de los comic books de superhéroes.

Ya en la década pasada vi cómo el Periódico de Catalunya utilizaba las páginas 2 y 3 del diario para componer una noticia que consideraba importante a lo largo de toda el área horizontal que había desplegado con la maquetación, con la fotografía por lo general ocupando ambas páginas.

Al menos en los cómics, la doble página nació en Captain America Comics #6, de septiembre de 1941:

Los responsables eran Simon y Kirby, por supuesto. Por entonces la llamaban double-spread, o doble desparrame.

A Kirby le pirraban las viñetas enormes. Cada vez más según avanzaban los 60 pero sobre todo en los 70, cuando acostumbraba a empezar sus historias con una viñeta a toda página, o splash, y seguir en las páginas 2 y 3 con otra viñeta el doble de grande.

Este ejemplo es de The Eternals #2, de agosto de 1976; lo mismo podía encontrarse en The Demon, The New Gods, Captain America o The Forever People, entre otras colecciones.

No sucede todos los días, pero en las páginas 2 y 3 de El País de hoy...

Ahí tenéis: se está acostumbrando al lector de periódicos a que, como sucede con el lector de superhéroes desde hace décadas, alucine con una doble splash nada más pasar la portada. En la edición de hoy aparecen otras noticias en las que la fotografía y las columnas del artículo ocupan ambas páginas; si no toda la superficie, sí lo mínimo para unirlas. Pero bueno, lo de las noticias a doble página no es tan común como el reportaje que abre cada día Vida&Artes. ¡¡A veces incluso ocupa el pliegue central!! ¡Como el póster en páginas centrales de toda la vida!

No sólo es eso. Las portadas de Público, el abandono de las fotografías en blanco y negro, la proliferación de gráficos y de secciones basadas sobre todo en imágenes...

Imaginad que llegara desde 1890 un viajero temporal y viera lo que leemos. ¿Vería un periódico? ¿O vería una revistucha de colorines con poco texto?

En la era audiovisual, y ávidos por cazar esa especie en peligro de extinción llamada lector, los periódicos han perdido el miedo a integrar texto e imagen, que es lo que vienen haciendo los tebeos desde hace más de un siglo, y para ello están imitando su narrativa. No es nada nuevo: el ejército de EEUU ya elaboraba cómics didácticos para los soldados en la segunda guerra mundial. La estrategia actual es un poco más sutil, pero no me extrañaría nada encontrar, antes de cruzar el ecuador de este siglo (suponiendo que lleguemos), y con un ritmo decreciente y constante de nuestra capacidad de atención, noticias narradas con el lenguaje del cómic. Cómic malísimo, por supuesto, como el de las tiras de prensa de los periódicos locales.

 
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