Compartimos esta inspiradora reflexión de nuestro amigo Ricardo Román, director del Colegio Alberto Blest Gana, cuyo modelo de innovación educativa es referente en Chile y un camino a seguir para la transformación educativa. Como colaboradores del colegio, desde Swarmob hemos tenido el placer de compartir por años junto a la comunidad blestganiana -especialmente con su equipo docente y de gestión-, y admiramos cómo han logrado construir una cultura institucional distinta, algo que se respira apenas uno entra al colegio y se transmite en cada actividad y conversación que uno tiene con sus docentes y estudiantes, podríamos decir que un entusiasmo y apertura a la experimentación bastante atípicos. ¿Cómo podemos pretender formar estudiantes curiosos, que se arriesguen y tomen decisiones, que aprendan de los errores y colaboren para alcanzar metas más grandes, si la misma institución no refleja esta mentalidad? Ahí vemos una clave importante, el Blest Gana predica desde la acción, y esto les ha llevado a ser un verdadero laboratorio de experimentación e innovación educativa, que confía y construye colaboraciones virtuosas con diversas organizaciones del ecosistema educativo. Y como bien dice Ricardo, más que un tema de recursos tiene que ver con sostener una visión profunda e integral de la educación y el desarrollo de las personas, que se plasma en una estrategia de largo plazo. Por todo lo anterior, celebramos y apoyamos su invitación a llevar este modelo a otras instituciones, sin duda será un aporte para el país. ¡Mucho éxito en este 2025! ✨
2025 Replicar el modelo del Colegio Alberto Blest Gana De la innovación a la transformación El ecosistema de la innovación educativa en Chile precisa innovar. Han pasado ya diez años desde que hice la primera charla masiva presentando la experiencia de cambio en el colegio Blest Gana y el panorama no ha cambiado. Continúan los mismos casos de éxito, los encuentros en grandes hoteles, las entidades y el bajo impacto para los 10 mil colegios chilenos. Parece muy difícil que transformemos a los colegios a partir de pequeños proyectos. La inversión durante estos años en eventos y en prensa trae la conversación a lo público pero ya produjo acostumbramiento. Hay muchos buenos programas de innovación tecnológica para la escuela: unos intervienen al interior de colegios pequeños con equipamiento y capacitación, otros son cursos masivos para profesores, externos a las escuelas y centrados en robótica, programación, herramientas maker y ahora inteligencia artificial. Aunque son iniciativas valiosas para muchos profesores, estos programas no impactan con cambios profundos y sostenidos en los colegios involucrados ni menos en el resto del sistema. Chile tiene 11 mil colegios, con 3 millones y medio de estudiantes (con 50 mil desescolarizados) y 260 mil docentes, en su mayoría, con mucha necesidad de apoyo y cambios urgentes. Las tics no harán magia, para la magnitid del cambio que necesitamos (y lo decimos conscientes de nuestra idetidad en las tics). De hecho, la principal innovación no es tecnológica. Las tics ayudan mucho pero hace falta transformar la concepción de escuela y de los aprendizajes, el liderazgo de los equipos y las estrategias de aula. Centrarse solo en tics es como entrenar solo las piernas de los futbolistas o el brazo del tenista. Debemos pasar de la innovación con tics a la transformación integral de los colegios, enfocados en 6 factores: 1. Que la escuela sea el lugar más entretenido. Crear un ambiente alegre y afectuoso en las escuelas, con celebraciones, ferias de cada asignatura, y con deportes, música y baile. 2. Asegurar que las clases se basen en estrategias activas de aprendizajes, que pongan a los estudiantes como protagonistas del aula. 3. Ampliar la adopción de las tecnologías a todas las asignaturas, para motivar los aprendizajes. 4. Formar a todos los profesores del colegio en tics y en estrategias activas. 5. Formar en educación emocional y cuidar la salud emocional de estudiantes y profesores. 6. Formar a los equipos directivos de cada colegio en liderazgo para movilizar estos cambios. En el Blest Gana lo estamos haciendo con buenos resultados y financiado solo con la subvención pública. Las fundaciones, universidades y gobiernos debieran sumar sus valiosas experiencias particulares y asociarse para transformar un primer grupo de 100 colegios medianos y grandes. Estamos listos para colaborar con nuestra experiencia del Colegio Alberto Blest Gana.