Como líder en educación, tiene acceso a varias fuentes de datos y evidencia que pueden informar sus decisiones y acciones de liderazgo. Los datos de los estudiantes, como el rendimiento, la asistencia, el comportamiento, la participación, la retroalimentación y el bienestar, se pueden utilizar para monitorear y mejorar los resultados de los estudiantes, identificar y abordar brechas y disparidades, y adaptar el apoyo y las intervenciones. Los datos de los docentes, como el desempeño, la satisfacción, la retroalimentación y el desarrollo, se pueden utilizar para evaluar y mejorar la calidad de los docentes, proporcionar reconocimiento y recompensa, y fomentar el crecimiento profesional y la colaboración. Los datos escolares, como el clima, la cultura, los recursos, los procesos y los resultados, se pueden utilizar para evaluar y mejorar la eficacia, la eficiencia y la equidad de la escuela, y para alinear las prácticas y políticas con su visión y misión. Los datos externos, como la investigación, los puntos de referencia, los estándares y las mejores prácticas, se pueden utilizar para comparar y contrastar su desempeño y prácticas con los de otros, y para aprender y adoptar estrategias y soluciones probadas e innovadoras.