8/10: Día Internacional de la Dislexia
Cuando Aprender Duele
Ser mamá de dos niños con dislexia es vivir el aprendizaje de una manera distinta. Lo que para muchos es natural, para ellos es una lucha diaria que exige una energía inmensa.
El sistema educativo en general no está preparado para compensar este desafío, que muchas veces genera desconcierto, frustración y termina afectando la autoestima del niño y su entorno.
Nos acompañan muchísimos profesionales, leímos todo lo posible, y hemos puesto todo nuestro esfuerzo en su educación.
Aún así, sigue siendo insuficiente.
Es un camino que exige tiempo, dinero y emociones, y aunque hay espacios que apoyan, muchos no reconocen esta realidad.
Con cada nuevo ciclo escolar, renacen los miedos: ¿quién nos acompañará esta año? ¿Volveremos a empezar de cero? Seguimos así o que cambiamos?
Sin embargo, la dislexia también trae consigo cualidades únicas y hermosas.
Estos chicos desarrollan una capacidad tremenda para resolver problemas de manera creativa, son intuitivos, tienen un pensamiento visual muy potente y una resiliencia admirable.
No todo se mide en la velocidad de lectura o en el procesamiento lineal.
Hay muchas formas de aprender, de pensar, de crear.
Me siento cansada, sí, pero también llena de esperanza.
Quiero ser parte del cambio, porque sé que es posible.
Apuesto por una educación que desafía, que fomente estas capacidades, por un sistema que todavía no está pensado para ellos, pero en el que creo que juntos podemos encontrarle la vuelta.
Seré siempre una defensora de armar red, contenernos, acompañarnos, cuidarnos entre los adultos como clave para fortalecerlos.
Porque estoy convencida de que juntos podemos construir un futuro donde el aprendizaje no duela, sino que florezca.
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2 meses¡Felicidades!