La confusión es notable. El 5 de mayo se celebra en Mendoza el día del enólogo en conmemoración de la primera escuela de enología de la provincia. El 7 de septiembre, en cambio, se estableció por un acuerdo entre el Centro de Enólogos y Consejo profesional de enólogos en el año 2002 (son dos instituciones diferentes). Más allá de esta rareza en el calendario, la pregunta es igual de pertinente: de qué trabaja un enólogo.
El enólogo es el responsable de la elaboración del vino. Dicho así, sería una función un poco más notarial que creativa. Y así era hasta la década de 1990 en que un enólogo era un técnico: una persona que sabía cómo aprovechar las uvas, sacarles rendimiento y oportunamente manejar los vinos en la bodega para sanearlos, pero por sobre todas las cosas era un funcionario que llevaba dos planos legales. La primera, es el responsable ante la ley del vino como producto alimenticio. La segunda, responde antes las existencias líquidas, una suerte de contabilidad aplicada al vino, sobre la que se cobran impuestos.
La enología que se estudiaba hasta esos años tenía más que ver con solucionar problemas y administrar la bodega. ¿Se picó un vino? El enólogo lo rebajaba con otro y sostenía el perfil del gusto. ¿Se produjo una quebradura férrica? El enólogo conocía la íntima química del vino para restituirlo con algún agregado o ajuste de acidez. Y así.
Lejos estaban de definir perfiles gustativos del vino desde el punto de vista comercial. Para eso estaba el bodeguero, que leía la cancha y sabía dónde apostar su dinero en botellas. El enólogo incluso andaba de guardapolvos en la bodega, ocupando un punto medio entre el bromatólogo y el químico. Dato curioso: hasta bien entrada la década de 2000, en España, no se consideraba al enólogo como tal, sino como un químico.
La complejidad del mercado mundial de vinos, sin embargo, llevó a los enólogos a ocupar otros lugares. El más importante de todos, a la fecha, es la de un creativo que puede cambiar el estilo de una bodega y llevar los vinos hacia el gusto de determinados mercados o a la definición creativa de su paladar. Hoy, con tantos enólogos posando con sus vinos, ocupando la tapa de las revistas y firmando botellas –más rockstar que técnicos– resulta inimaginable ese otro lugar segundón en las bodegas.
La enología tiene dos titulaciones: la de técnico enólogo y la de licenciado. LM NEUQUÉN
Chef´s Executivos - Culinária Cabo-verdiana - Promoção e Turismo
1 mesParabéns!! Felicidades!!🍷