En épocas de individualismo fluido, resulta necesario encontrar compromisos reales y sostenidos en el tiempo. La certificación B surge como un estándar de compromiso corporativo para medir el impacto social de las empresas.
Su objetivo es impulsar nuevos estándares sociales para inaugurar desarrollos financieros exitosos que “tengan como resultado una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta”.
Interpelados por los avatares de los traspiés económicos, con horizontes inestables, institucionalidades débiles y transformaciones vertiginosas, alcanzar el éxito económico y financiero desplaza horizontes, expectativas y funciones que construyen los pilares fundamentales para el desarrollo económico de productos y servicio, el bien común, en tanto procesos y recursos que se desprenden de la lógica de mercado tradicional, que implican la universalización de su acceso y uso, cuya ganancia es colectiva y su objetivo trasciende una mera ganancia individual o corporativa, y reclama para sí el principio de reciprocidad, donde cada sujeto alcanza el recurso que necesita o demanda y su aporte implica una respuesta para otro, en una circulación infinita de beneficios hacia y entre las comunidades de las que forman parte.
Sobre el paradigma de la responsabilidad social empresarial, el trato respetuoso al sujeto y su medio, este sistema evalúa las áreas de Gobierno, Trabajadores, Clientes, Comunidad y Medio Ambiente de la empresa, identificando qué elementos, instancias, circuitos o relaciones institucionales tienen que fortalecerse con el fin de transformarse en un agente de cambio y potenciar el impacto en favor de las personas y del ecosistema.
Comparto un artículo publicado hace 10 años en La Nación donde empresas argentinas relatan su experiencia en los trayectos hasta alcanzar esta certificación y sus impactos, https://shre.ink/b5U3
Tanto como es importante que las empresas alcancen estándares para el bien común, no resulta suficiente: planes de carrera, salarios competitivos, ambientes de trabajo libres de violencias, facilidades para que sus trabajadores tengan una vida digna también son elementos indispensables. Así como su relacion con el entorno.
Sin olvidar que más allá de los cumplimientos y los impactos en el hábitat local, no deben amenazar otros ecosistema ambientales, sociales, demográficos... pensar la realidad corporativa desde un prisma interseccional hace a la inclusión y a la justicia social, de género, de edad, de identidad, de origen, sobre todo en contextos donde las desigualdades profundizan las brechas entre personas y comunidades.
Los estandares son un punto de partida para que las corporaciones asuman más y mayores responsabilidades en materia de medir los impactos intra y extra hábitat.
No obstante, se debe complementar con elementos cualitativos, de observación participante, de grupos de intercambio y entrevistas a lo largo de un lapso que permita evaluaciones precisas y responsables.
Director Kualita Consultores - MBA EADA Business School
3 mesesFelicidades Sphera Energy por este gran paso!