El Poder del Propósito Organizacional: Construyendo Coherencia en las Empresas.
En un mundo caórdico y competitivo, la #coherencia se ha convertido en un activo diferencial para las organizaciones. Hablamos de la coherencia para con el mundo, para hacer mejor las cosas, para poder responder a las necesidades de consumidores y clientes, para sostener las promesas que hacen internamente… pero ¿de dónde parte esa construcción de sentido?
Parte de un proceso de introspección profundo que permite entender y traer a la conciencia la pregunta “¿Para qué existimos?, ¿Cuál es nuestro espíritu?, ¿Cómo perciben nuestros colaboradores, clientes y cadena de valor eso que decimos que somos?” El propósito organizacional puesto en acción es un diferenciador poderosísimo porque genera #coherencia.
Del mismo modo que cuando vemos una película todo cobra sentido cuando la imagen y el sonido están sincronizados, tener un propósito en el centro de comando organizacional desplegando la estrategia y en sus dinámicas culturales, genera una resonancia única que hace que todo cobre sentido.
¿Pero qué es en definitiva “el propósito”? Se trata de esa aspiración diferenciadora, un norte vivo que dialoga con el contexto y marca el rumbo; que le permite a la empresa traccionar el negocio hacia adelante, que se percibe desde el interior y desde afuera. Es lo que moviliza al talento y brinda claridad acerca del “para qué” hacen lo que hacen, cuál es su impacto en el mundo y da cuenta del por qué la eligen cada día para trabajar.
Cuando en una organización se trabaja con un sentido firme y claro, no solamente lo vive su gente a través de los valores, los comportamientos, las actitudes y acciones de quienes la integran, sino que también lo vivencian los consumidores y el ecosistema de stakeholders de la compañía.
Hoy vivimos en un mundo donde la incoherencia es rápidamente castigada, por eso ser consistente, se convierte en un diferenciador muy poderoso para pararse frente al mundo como organización.
¿Y cómo se logra esta sintonía integral?, no solamente haciendo que cada quien cumpla lo que promete hacer, sino haciendo que ese propósito sea lo que guíe al negocio, las acciones hacia el consumidor, hacia la comunidad, y hacia sus empleados. Cuando todo eso está alineado, esa organización se vuelve verdaderamente fuerte.
Giles Hutchins, referente en liderazgo regenerativo, señala la importancia de la concordancia entre la "naturaleza interna" y la "naturaleza externa" de las organizaciones. Cuando estas dos dimensiones están alineadas, cada uno de sus miembros, en su hacer cotidiano, produce un impacto en su entorno que genera esa resonancia, dándole vida a esa declaración de sentido que se hizo. Así, la organización deja una huella auténtica en el mundo.
Pero ¿cómo hacer para que el propósito no se quede en una mera expresión de deseo? Ponerlo en acción en decisiones, revisando las dinámicas de trabajo, procesos, inciativas y acciones de aporte de valor nos permite entender cómo estamos respondiendo a la pregunta “¿para qué existimos?”. El alineamiento hacia ese norte aspiracional impacta directamente en marca empleadora por ejemplo.
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En un contexto en que los jóvenes cuestionan a las empresas y con total libertad preguntan en una entrevista: "¿por qué yo debería trabajar acá? ¿qué valor aporta esta empresa? ¿para qué hacen lo que hacen?" tener un propósito organizacional en claro como norte para atraer y retener talento genuinamente comprometido hace la diferencia.
Cuando éste no tiene consistencia, termina percibiéndose como algo impostado, un simple “maquillaje” carente de valor, y esa propuesta se rompe, queda de manifiesto la fragilidad de la propia identidad, lo que se traduce en rotación, disgusto, mal clima y la proliferación de detractores y resistencia.
Entonces ¿cómo abordar la definición del propósito? Se puede trabajar de dos maneras distintas. Cuando una compañía quiere entender por qué y para qué está viva, cómo quiere impactar en la sociedad y en su gente, puede comenzar la construcción de sentido desde sus líderes, que conocen hacia dónde quieren llevar a la compañía. A partir de ahí, baja a través de políticas, rutinas, la definición de comportamientos deseados, mediante la definición de corredores estratégicos e iniciativas.
Pero hay otra manera de gestarlo mucho más potente: escuchando a la organización como un sistema vivo, que ya tiene comportamientos, dinámicas, acciones en marcha y una estrategia funcionando. Se trata entonces de indagar y por qué cada persona elige trabajar ahí, qué es lo que viven, qué es lo que valoran, y desde ahí dejar emerger lo que ya está sucediendo y poner en valor de su propio ADN para construir su propósito.
Ahora bien, si los líderes no se hacen la pregunta sobre el norte que están construyendo y cómo impacta en sus dinámicas organizacionales, difícil que el Propósito organizacional inspire a la acción y coherencia.
Construir #CoherenciaOrganizacional es una decisión del liderazgo más allá de sus individuos, y aunar miradas en un mismo propósito declarado es el camino.
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Co-founder & CEO | Consultor en Desarrollo Organizacional | Scale ups Mentor
1 añoMe encantó Sebastián Benoit! Por más organizaciones con sentido. 👏👏