STEAM: oportunidades para el empleo, la educación y el progreso sostenible.
La falta de titulaciones en el área STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas) en los países de Europa y en los EE.UU. no consigue suplir la demanda de personas capacitadas para cubrir puestos y sectores clave para la economía de esos países. Esa falta tienen su origen en dos factores ya suficientemente definidos por medio de estudios y encuestas: uno, la incapacidad del sistema educativo de mantener el interés que la ciencia aun suscita en los estudiantes al entrar en la etapa de secundaria y, dos, la incapacidad para retener el potencial creativo y de conocimiento de la mujer. Sin embargo no por ser factores conocidos hemos conseguido sin embargo avanzar en su tratamiento. Podemos añadir a estos dos otro factor, éste no tan evidente: el hecho que la cuestión en juego no es cubrir vacantes de puestos de trabajo en un mercado laboral tecnologizado sino conformar, a partir de los adolescentes que ahora están dejando la educación primaria, un autentico pool de talento diverso y creativo en torno a las materias científico-técnológicas.
El notable esfuerzo que desde diversas instancias comunitarias y nacionales y desde entidades locales se está ya haciendo nos permite ver algunos avances. El acrónimo STEM ha logrado de entrada algo muy importante, poner nombre etiqueta a una necesidad laboral y económica y al mismo tiempo poner el foco en la parte de la metodológica educativa, de contar con las materias científicas de forma conjunta, integradas. Los intentos de todo tipo por lograr que los jóvenes vean la ciencia con interés comienzan a dar resultado pero tal vez lo que está captando de forma más evidente esa atención es la robótica educativa. Los pequeños robots caseros de la cultura maker y del DiY, los juguetes programables como Lego, Dash, Marty o MBot o la la micro-informática de bajo coste (placas como Arduino, Raspberry, Micro:bit, Tokymaker o Crumble) son los que ponen en la práctica sobre la mesa la posibilidad real de trabajar académicamente las ciencias y la tecnología en proyectos trasversales e integrados.
Tenemos pues que aunque hay mucho por hacer en este asunto ya podemos ver cómo las soluciones llegan. Las instituciones han entendido la relevancia de la cuestión y aplican medidas al respecto. Por otro lado los fabricantes están poniendo en el mercado ya soluciones asequibles y flexibles de forma cada vez más rápida y desde la parte pedagógica una mayor oferta formativa para el profesorado y buenas prácticas van ganado espacio de la mano de metodologías diversas tipo Problem o Project Based Learning y gamification. Todo ello, guiado por una visión clara y crítica sobre el papel de la ciencia en la sociedad y un claro compromiso por la educación para el desarrollo personal y el empleo, son los mejores apoyos para que STEAM sea la solución sostenible que necesitamos ante los retos del siglo XXI.