¿Por qué los coches eléctricos deberían ser más baratos? El precio de las baterías baja un 90% en 2023 respecto a 2008

¿Por qué los coches eléctricos deberían ser más baratos? El precio de las baterías baja un 90% en 2023 respecto a 2008

Publicado: 10/08/2024 08:00

En los últimos años, hemos visto como el coste del kWh ha bajado de forma constante. Un descenso que no ha sido acompañado, en Europa, por unos precios de los coches eléctricos que siguen por encima de los de combustión.

La Oficina de Tecnologías de Vehículos del Departamento de Energía (DOE) estima que el coste de un pack de baterías de litio para coches eléctricos disminuyó un 90% entre 2008 y 2023.

La estimación es que en 2023 el precio del kWh se ha colocado en los 139 dólares para un fabricante que saque adelante al menos 100.000 unidades al año. Una cifra que podemos comparar con los 1.415 dólares el kWh que se pagaba en 2008.

Según el DOE, la reducción de costes se debe a factores como las mejoras en tecnologías como la química de las baterías, con un importante impacto por la entrada en juego de las baterías LFP, así como a mejoras en la fabricación y aumentos en el volumen de producción.

En el gráfico podemos ver claramente como la bajada de costes de las baterías ha sido constante. Esto ha permitido ofrecer vehículos con autonomías cada vez más amplias, pero con precios que no han acompañado a esta reducción.

Por ejemplo, tenemos a uno de los pioneros del sector, el Nissan LEAF, que en 2011 llegó al mercado europeo de la mano de una batería de 24 kWh y 160 km de autonomía bajo el viejo ciclo NEDC. Un modelo que ahora en su versión de 40 kWh, logra alcanzar los 285 kilómetros WLTP. Un ciclo algo más exigente.

El precio del LEAF cuando llegó a España era de 36.000 euros, y hacerse con una unidad antes de ayudas o promociones de la versión actual, Acenta 40 kWh, está en 38.569 euros.

La pregunta es cómo en Europa los precios no han acompañado esta bajada de los costes de los componentes que dan forma al elemento más caro de todo coche eléctrico.

En China si bajan los precios

El Wuling Bingo es un ejemplo perfecto de coches eléctricos de bajo coste

Una tendencia que si están siguiendo en China. Así lo indican los últimos análisis de Bloomberg, que muestran como China ya ha conseguido la paridad de precios entre coches eléctricos y de combustión.

En 2023, el coste medio de compra de un coche 100% eléctrico en China fue de 32.138 dólares, mientras que los coches térmicos sin hibridación (gasolina, diésel) así como los híbridos no recargables, se vendieron por un precio medio de entre 34.296 y 41.446 dólares respectivamente.

Por supuesto, los coches adquiridos ocupan diferentes segmentos, lo que permite que una de las principales tendencias en China, los eléctricos urbanos, hayan permitido ofrecer una alternativa low cost que ha bajado los costes medios de forma significativa.

Sin embargo, el mercado chino ha avanzado de forma muy significativa y sin tener en cuenta estos «microcoches» y tomando como referencia solo los híbridos enchufables, estos se vendieron de media por 34.290 dólares. Esto supone que los PHEV también son más económicos de promedio que los híbridos convencionales.

La pregunta es por qué los coches eléctricos si han bajado en China, y no en Europa. La respuesta es la apuesta de los fabricantes europeos por los segmentos altos, mientras que los chinos han apostado por abarcar todos los tamaños, desde los microcoches hasta los grandes premium.

Esto les ha permitido atraer una importante cantidad de clientes, que han disparado la economía de escala y reducido los precios de las baterías, que se ha trasladado a unos precios cada vez más bajos.

Así, el coste medio de una batería rica en níquel en China ha sido de 104,3 dólares/kWh en abril de 2024, mientras que el año anterior durante el mismo mes de abril la cifra se situaba en los 151,2 dólares el kWh. Algo que representa una caída del 31% en un año, y que ha permitido a las marcas chinas situarse a la cabeza en cuanto a competitividad en volumen y costes, mientras que los europeos se han centrado en el margen de venta en lugar del volumen.

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