Aleyssa (Parte 0)

Contrato de lectura y de viaje

Julián González
vocES en Español
5 min readJul 23, 2024

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Nota: esta entrega viene de un texto anterior Aleyssa lo cambia todo. Léalo previamente.

Contrato de lectura de este libro digital

Hoy, si decides hacerlo, firmarás un contrato de lectura. Nada te obliga a seguirlo. Aleyssa no obliga a nada ni exige nada. Simplemente sugiere.

Este contrato es muy específico.

  1. ¿Quién es el propietario de este libro? En primer lugar, tú -si eres un adulto- no eres el propietario de este libro digital: el propietario real de este libro es una niña o un niño de entre 9 y 12 años de edad. Tú eres apenas su co-lector, es decir, leeras este libro con una niña o un niño, sus verdaderos dueños.
  2. ¿Que pasa si no hay un niño o niña que lea conmigo? Si no cuentas con una niña o un niño para leer este libro digital, no puedes empezar su lectura hasta que lo encuentres. Tu responsabilidad como co-lector es hallar, en tu entorno, a una niña o un niño dispuest@ a hacerse cargo de este libro digital. De otro modo, si no encuentras a un niño o niña que lea contigo, no puedes leer el libro, cuyas primeras páginas se presentarán en la próxima entrega (en una semana).
  3. ¿Sólo puedo leerlo cuando haya un niño o niña que me acompañe o al que yo acompañe? Sí. Sólo deberías hacerlo en compañía de un niño o niña. Cuando puedas ejercer como co-lector o co-lectora, podrás emprender la lectura del libro. (Por supuesto, nada te obliga a atender esta recomendación, pero sería lo deseable. Eso cree Aleyssa).
  4. ¿Puede un niño o niña leer el libro sin su co-lector? Sí, pero se recomienda no hacerlo pues hay pasajes complejos que requieren la asistencia y apoyo de un adulto, y ese adulto debería ser el co-lector.
  5. ¿Un niño o niña puede buscar su co-lector o co-lectora, o cambiarlo si desea? Sí. Un niño o niña, en tanto propietario del libro, puede cambiar de co-lector o co-lectora, buscarle a placer y suspenderle.
  6. ¿El co-lector o la co-lectora pueden avanzar la lectura sin que la niña o niño lo permitan? No. La niña o niño propietarios del libro deciden cuándo continuar la lectura y cuándo suspenderla.
  7. ¿Tienen que estar presentes físicamente ambos durante la lectura? No. El niño o niña y su co-lector pueden leer el libro en línea. No es indispensable que estén co-presentes física y corporalmente.
  8. ¿Qué pasa si el niño o niña abandonan la lectura y el co-lector desea continuarla? No debería continuar hasta encontrar otro niño o niña que se hagan propietarios de libro mediante el respectivo contrato y emprendan, con el co-lector, la lectura compartida.
  9. Curar el libro antes de empezar a leerlo. Antes de empezar la lectura, los dueños del libro -la niña, el niño, los niños- deben curar el libro, pues tienen entre manos y pantallas, un libro enfermo. Un libro moribundo. Depende de ustedes hacer que vuelve a respirar. ¿Cómo se lo hace respirar? Se los explicaré a continuación.
  10. Darle tu respiración a un libro. Como sabrán más adelante, la respiración, para Aleyssa, es el misterio, el milagro y el movimiento que vence a la muerte. Es el mmm que lo cambia todo…, susurra Aleyssa. Los seres humanos respiran, pero no saben nada de la respiración. Eso dice. También dice que la respiración es el nombre femenino del tiempo cuando se transforma en viento. Una tarde de Octubre, hace unos siete años, Aleyssa me vio observar el reloj con preocupación: esperaba a mis hijas en el aeropuerto Palmaseca, Palmira (Colombia). Un largo viaje las traía de regreso a casa luego de varios años sin verlas. Aleyssa me dijo: el tiempo es tu respiración, no el reloj que miras mientras esperas a Catalina y Antonia -así se llaman mis hijas-. Respira con profundidad la espera de tus hijas; respira el mmm de sus nombres para que te tranquilices, me sugirió. Y en efecto lo hice y me calme. ¿Qué es el mmm de un nombre? Es un procedimiento sencillo. Cuenta las letras del nombre de una persona (sin sus apellidos). La cantidad de letras del nombre es el número de segundos que deberías pronunciar mmm. Además debes repetir el procedimiento tantas veces como letras tenga el nombre. Por ejemplo: mi nombre es Julián, es decir tiene 6 letras. Pronuncio mmm durante 6 segundos aproximadamente, y repito el procedimiento seis (6) veces. Ese es el mmm de Julián. El mmm de Aleyssa se repite siete veces durante siete segundos cada vez. Y el de Juan, cuatro veces durante cuatro segundos. Así de simple es el mmm de cualquier nombre.
  11. Triángulo de la respiración para curar este libro. Ahora Aleyssa necesita que hagamos ese pequeño experimento. Para curar el libro digital que hoy empiezas a leer, sugiere que el niño o niña haga el mmm del nombre de su co-lector o su co-lectora y, de otro lado, que el co-lector o co-lectora haga el mmm del nombre del niño o niña propietarios del libro. Con esos mmm se produce el triángulo de respiración que ata a los tres: al co-lector, al niño o niña dueños del libro y al libro digital mismo, que toma un poco de sus respiraciones. Esta respiración generosamente compartida es la firma del contrato de lectura y viaje que conduce al libro de Aleyssa.
  12. Una hoja de árbol entre hojas de cuadernos o libros. Los libros impresos se hacían en papel. El papel se hacía de maderas y hojas trituradas de árboles y plantas variadas (caña de azúcar, algodón, arroz, etc). Pero como tendrás un libro digital, no hay hojas de papel de por medio. Y como no hay hojas de papel, no hay árboles ni plantas tras las hojas de papel. Y como no hay plantas ni árboles, no hay respiración. Y Aleyssa requiere que el libro digital se hermane con un libro de pápel. Para sellar finalmente el contrato, el niño o niña dueña del libro y el co-lector o la co-lectora seleccionarán una hoja de un árbol o una pequeña planta. La pondrán a secar entre páginas de papel periódico durante algunos días. Pueden eventualmente usar algo de calor para acelerar el proceso. Finalmente, una vez seca, guárdenla entre un libro o bajo alguna almohada durante dos semanas: es decir, durante las próximas dos lecturas. Esa hojita de árbol hermanará al libro digital con los viejos libros de papel, que sabían respirar mejor gracias a las hojas, las fibras y las maderas de árboles y plantas de que estaban hechos. Los libros digitales están un poco perdidos y solos en los circuitos electrónicos y necesitan, para sentirse vivos, no sólo de nuestra respiración, sino también de la presencia antigua de los árboles de que estuvieron hechos los libros de antes y los libros impresos de ahora.
Hermanar al libro digital con el libro de papel

Bienvenidos.

El mmm de un nombre es su respiración y su tiempo.

Esta historia continúa en Aleyssa (Parte 1): Buscando las palabras agú. Sólo puedes leerle cuando cumplas los requisitos del presente contrato de lectura y viaje.

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Julián González
vocES en Español

Diseñador de juegos de mesa, comunicador social y educador. Puede descargar gratis Todo está tan raro en el siguiente link: https://bit.ly/3BiGjMB

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