Mi balsa y yo,
Yo y mi balsa:
Falsa promesa de viaje relajante.
Pues habiendo de mar, mucho
y poco de sustento,
Esas pequeñas tablas unidas por alambre,
horas y horas me hacen flotar a merced del viento,
pero a la vez me sumergen en mis pensamientos,
angustiado por la sed y el hambre.

Aprovechando el buen día, monté una barbacoa,
Allí doré lubina, salmón y anchoas,
Y estando yo solo, no quedó ni pieza entera,
Pues vinieron a comerse todo,
Las gaviotas cojoneras,

Apenas manteniéndome a flote,
Conseguí, en las últimas, llegar a un islote,
Y fondeé esperando encontrar... ¿qué se yo? Un mísero coco.
Pero cuán fue mi desdicha, cuán fue mi cruz,
al ver que, poco a poco,
Un tiburón llamado Bruce,
Había mermado mi marina casa,
Se zampó la madera, el ancla y hasta mi baúl,
Donde tenía las botas y mi capote,
Y ahora solo le deseo, que muerda también algún motor,
y así todo junto, en el paladar le explote.

Mi balsa y yo, Yo y mi balsa: Falsa promesa de viaje relajante. Pues habiendo de mar, mucho y poco de sustento, Esas pequeñas tablas unidas por alambre, horas y horas me hacen flotar a merced del viento, pero a la vez me sumergen en mis pensamientos, angustiado por la sed y el hambre. Aprovechando el buen día, monté una barbacoa, Allí doré lubina, salmón y anchoas, Y estando yo solo, no quedó ni pieza entera, Pues vinieron a comerse todo, Las gaviotas cojoneras, Apenas manteniéndome a flote, Conseguí, en las últimas, llegar a un islote, Y fondeé esperando encontrar... ¿qué se yo? Un mísero coco. Pero cuán fue mi desdicha, cuán fue mi cruz, al ver que, poco a poco, Un tiburón llamado Bruce, Había mermado mi marina casa, Se zampó la madera, el ancla y hasta mi baúl, Donde tenía las botas y mi capote, Y ahora solo le deseo, que muerda también algún motor, y así todo junto, en el paladar le explote.