Considerada una de las mejores películas de la Historia del cine español, supuso el debut tras la cámara de Víctor Erice, con Fernando Fernán Gómez, Teresa Gimpera y una jovencísima Ana Torrent. Una fábula sobre la opresión y los sueños rotos en la España de la posguerra, atravesada por el amor al cine, y por el despertar de la infancia a la crudeza de la vida.