Entre las paredes de Disneyland hay un club secreto en el que sólo pueden entrar unos pocos elegidos. Un local cargado de polémica porque, además de ser el único sitio donde se podía beber alcohol dentro de un parque de atracciones Disney, también es uno de los lugares más elitistas que te puedes echar a la cara. Se llama el Club 33 y lleva ahí, oculto a simple vista, casi 60 años.
La palabra elitista no es en absoluto exagerada, porque para poder optar a un pase y acceder a este selecto club privado deberás pagar 25.000 dólares como cuota de entrada, y para poder formar parte de él también al año siguiente tendrás que sumar otros 10.000 dólares para poder mantener tu membresía de forma anual. Y en realidad, pese a toda esa fanfarria, no es mucho más que un simple restaurante.
El Club 33 de Disneyland
Llamado así por estar situado en el número 33 de la New Orleans Square de Disneyland Park en Anaheim, California, el Club 33 fue una idea del propio Walt Disney que, lamentablemente, nunca llegó a ver materializada porque falleció seis meses antes de que el selecto club abriese sus puertas en 1967.
La idea nació con la intención de ofrecer un lugar en el que poder acomodar de forma más distendida a todos los inversores y personalidades que asistieran al parque para cerrar algún negocio. Precisamente por la necesidad de hacer de todas esas negociaciones un trámite mucho más cómodo y favorable, el club debía permanecer cerrado al público y ofrecer todas las exquisiteces posibles.
Con el tiempo, el Club 33 se convirtió en algo más y, a base de exclusivas membresías, hoy cuenta con un total de 500 miembros y una cola de espera de 14 años para poder acceder a ese selecto grupo. Aunque con el tiempo ha pasado a ser un entretenimiento más del parque y se organizan tours exclusivos para conocerlo, los detalles sobre cómo era antiguamente y lo que ocurría en su interior son increíblemente escasos.
Lo que sé que cuenta es que el propio Walt Disney diseñó el espacio y eligió su decoración con un estilo bastante clásico y rococó que terminó plagado de muebles antiguos y grandes candelabros en el que se respiraba lujo en todos sus rincones a base de elementos utilizados en películas míticas, caras obras de arte, e incluso cortinas con bordados de oro.
Por suerte para el resto de mortales que no estamos dispuestos a pagar tan cuantiosa suma, de entre toda esa fiebre que busca rentabilizar las atracciones de sus parques de atracciones, el Club 33 será una de las próximas películas que Disney llevará hasta las salas de cine y, con algo de suerte, también nuestro primer vistazo a cómo era el mítico club en su interior antes de su remodelación.
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