El regreso de Age of Empires tras más de 15 años de espera es un acontecimiento histórico para la industria del videojuego. Vuelve una de las series de estrategia mejor valoradas de todos los tiempos y lo hace con el fin de contentar a sus fieles seguidores, pero también a una nueva generación de jugadores. ¿Lo consigue? En el análisis de Age of Empires IV descubrirás que este es uno de esos RTS que debes jugar a toda costa.
Aunque no fue el primer juego de estrategia en tiempo real en aparecer, ese honor recae sobre el memorable Dune 2, ya fuera con el clásico de Ensemble Studios o especialmente con el mítico Age of Empires II, sí fue el primer RTS para millones de jugadores en todo el mundo y eso, claro, deja huella. Por eso, tras más de 15 años sin un nuevo episodio numerado el regreso de Age of Empires es tan especial. No es un juego cualquiera, ¡es Age of Empires IV!, y aunque ha habido críticas a sus gráficos y le ha acompañado una cierta aura de pesimismo incluso entre los fans de la serie, me alegra decir que lo nuevo de Relic Entertainment ha estado a la altura de las expectativas. Tiene todo lo que adoras de esta serie legendaria y algo más, porque siendo extremadamente fiel a esa obra maestra que a tantos nos cautivó en el pasado, añade novedades que cambian y mejoran de forma increíble la experiencia de combate. Hablo especialmente de los asedios.
No importa a cuántos soldados lances al ataque ni la furia con la que cargue la caballería que esa gran muralla de piedra no cederá ante el acero. Necesitas máquinas de asedio y fuego, siempre, sin excepción; y eso provoca que lo que antaño eran caóticas escaramuzas con tropas yendo y viniendo de aquí para allá, en Age of Empires 4 se transforman en épicas batallas campales en las que las tácticas de guerra adquieren más peso que nunca; combates en los que importa y mucho la posición de los soldados, los enemigos contra los que se baten en duelo, y también los tiempos de acción y respuesta. No digo que no haya caos; lo hay, porque este es un RTS bastante frenético en el que una vez se desata el combate un descuido puede acabar en la ruina más absoluta. Pero se siente diferente y, en última instancia, mejor. Lanzar en tropel a todos tus soldados aunque sean muchos más que el rival no funciona. A lo que contribuye también la otra gran novedad del videojuego: las diferencias entre civilizaciones, que son más notorias que en entregas anteriores.
Se ha hablado tanto -y mal- de Age of Empires 4 durante tantos meses que, reconozco, de alguna forma sentía hasta algo de miedo: ¿y si no cumple con las expectativas? ¿Y si no es tan bueno como deseamos? Pero como te contaré en este análisis de Age of Empires IV, bastan unos pocos minutos luchando, construyendo y derribando murallas para darse cuenta de que los autores de Company of Heroes han dado forma a un fantástico juego de estrategia en tiempo real que promete quedarse mucho, mucho tiempo instalado en nuestros equipos. Esto no ha hecho más que empezar y es un arranque muy prometedor.
Age of Empires 4 en la Edad Media: historia y misiones
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Soy el primero al que le habría encantado visitar un contexto histórico nunca antes visto en la saga Age of Empires, así que entiendo que haya más de uno decepcionado con la idea de regresar a la Edad Media. "¿Otra vez las mismas batallas?", pensaréis. Sin embargo, a poco que te guste la historia es difícil que no disfrutes reviviendo las grandes gestas del pasado que recrea AoE 4. Cada batalla, cada civilización, cada edificio y arma que ves en el juego ha sido diseñada con una atención por el detalle digna de elogio; pero lo mejor es que el propio diseño de las misiones contribuye a contar historias con las que es difícil no sorprenderse e incluso emocionarse. Hay mucha épica en las cruentas batallas a las que te enfrenta el juego con momentos mágicos como el asedio a París, o el asalto a la muralla China por parte de la horda Mongol, y siempre aprendes algo nuevo.
Jugando a Age of Empires IV me venían a la mente las palabras de la responsable de la comunidad del juego, Emma Bridle, que meses atrás me contaba que había "aprendido cosas sobre mi país que no conocía gracias a este juego". Y ahora lo entiendo, no exageraba, porque es alucinante el trabajo de documentación que hay no ya solo tras cada ejército y batalla, sino también, tras el propio estilo de vida de las tropas a las que guías. Hay vídeos sobre la cirugía medieval, sobre la cetrería, las armas de asedio o incluso sobre cómo el Imperio Mongol tenía su propio sistema de correos hace 800 años. Relic ha creado un maravilloso documental sobre la Edad Media con una factura técnica y narrativa de altísimo nivel, así que mientras juegas, aprendes, ¡mucho!, y no haces más que pensar en nuevas batallas y nuevas formas de poner a prueba las civilizaciones bajo tu mando. Lo he pasado tan bien explorando el origen de estos grandes imperios que me duele en el alma que España no tenga su propia campaña -ni ejército- en el juego; hasta ese punto me ha conquistado Relic con su forma de revivir la historia del medievo.
Pero volviendo a la acción de Age of Empires IV y más concretamente al diseño de sus cuatro campañas históricas, lo que te puedo decir es que debes jugarlas. No importa si lo tuyo es el multijugador; dales una oportunidad porque más allá de servir como tutorial para dominar a sus respectivas civilizaciones, estas misiones son verdaderamente divertidas. Relic siempre encuentra el modo de sorprenderte con nuevos desafíos para que la acción no caiga en el tedio ni siquiera tras una veintena de horas, y a veces es tan épico, que cuesta no vibrar de pura emoción cuando alcanzas la victoria contra todo pronóstico. Lo bueno de AoE 4 es que aprovecha el colosal tamaño de muchos de sus mapas para crear varios frentes de batalla con ritmos de juego muy distintos entre sí. Puede que andes protegiendo las murallas de tu ciudad en una lucha encarnizada mientras, por otro lado, usas a un reducido grupo de valientes para golpear las líneas de suministro enemigas. Te harán luchar sin opción de pedir refuerzos, gestionar enclaves estratégicos sin apenas recursos, o tendrás que vencer a ejércitos más grandes y poderosos usando emboscadas (a las que no se les saca mucho partido) y las habilidades únicas de héroes y soldados especiales.
Aunque en esencia es puro Age of Empires, el juego de Relic añade una pizca extra de profundidad a sus combates para que las formaciones de batalla sean más importantes; para que las diferencias entre tropas y, especialmente, las destrezas únicas de muchas de estas sean cruciales para alcanzar la victoria. Y es aquí donde empieza a brillar.
Las claves de Age of Empires 4: los asedios
Puede parecer una tontería pero la necesidad de recurrir a las máquinas de asedio para derribar las defensas del enemigo lo cambia todo. Las batallas se vuelven más emocionantes y divertidas, más épicas y espectaculares; porque a ver, sí, la táctica de "a ver cómo sobrevives a esta multitudinaria masa de soldados y caballería" era divertida, ¡qué los muros caían en segundos!, pero lo de Age of Empires IV es otra historia. Lanza a todo tu ejército si así lo deseas y a cambio obtendrás otra masa, pero de cadáveres. Porque la piedra no se rompe a espadazos; porque en los muros aguardan decenas de arqueros listos para masacrar a tu hueste mientras esta se pelea inútilmente contra la fría roca; porque de las torres defensivas no solo caerán flechas sino también aceite hirviendo. En definitiva, porque para echar abajo toneladas de roca debes pensar de forma distinta a cómo lo hacías en el pasado.
Desde que empecé a jugar a Age of Empires IV no he dejado de hablar con amigos y compañeros sobre los asedios, sobre lo emocionante que es defender y atacar ciudades, y he sido muy pesado al respecto porque realmente estas nuevas batallas son el alma del juego. Hay algo mágico en el hecho de pelear literalmente sobre las murallas, de arrojar fuego y roca sobre el ejército contrario, en abrir brecha y avasallar al enemigo con una demoledora carga de caballería pesada. Visualmente es una estampa poderosa pero son aún mejores las emociones que despierta en ti. Nada hay más épico que resistir un asedio multitudinario, o golpear con tal furia que ni todas las defensas del mundo puedan con tu encarnizado asalto. Y lo que más valoro es que aún a pesar de la importancia que tienen las máquinas de asedio, la infantería juega un papel vital en estas batallas multitudinarias.
Los cañones, las catapultas y trebuchet son tu recurso más valioso a la hora de derribar los muros, pero la infantería también puede -y debe- construir sus propias máquinas de asedio para inutilizar las defensas del enemigo. Con los arietes no solo consigues echar abajo los muros y torres, también proteges a las tropas, que en un segundo pueden plantarse con cierta seguridad ante un enemigo sobrepasado por la lluvia de fuego. Y luego están las torres de asalto con las que puedes alcanzar las murallas para masacrar a los arqueros a golpe de espada y lanza; y luego situar allí a tus propios arqueros para abrir fuego sobre los rivales tras los muros. AoE 4 pone a tu alcance un buen puñado de opciones ofensivas y defensivas para que con el paso de las eras los asedios vayan a más; y ya os aviso que el propio diseño de las misiones invita a experimentar nuevas tácticas de guerra.
Se pueden mejorar las torres defensivas para ganar resistencia o la opción incluso de usar balas de cañón, mientras que los arqueros pueden terminar usando flechas de fuego, ideales para luchar contra las máquinas de asedio. Estas, por su parte, pueden mejorar su velocidad de ataque o hasta adquirir proyectiles capaces de afectar a una mayor área. Y luego están las propias destrezas únicas de los soldados, como las estacas de madera de los arqueros normandos, gracias a las cuales puedes causar estragos en la caballería rival. Hay más opciones y la escala de estas batallas es mayor que en el pasado, por lo que, sí, me cuesta no hablar de los asedios porque es difícil no pasarlo en grande con ellos.
Las civilizaciones en Age of Empires 4
Aunque ocho civilizaciones suenan a muy poco si lo comparamos con el resto de títulos de la saga, son tan distintas entre sí que bien merece la pena. Relic ya avisó que apostaría por ejércitos semi-asimétricos con la mayoría de tropas en común, pero con soldados exclusivos y lo que es más importante, ventajas y rasgos únicos que realmente afectasen a nuestra forma de jugar. "Queríamos que cada facción tuviera cosas únicas que de verdad te obliguen a pensar con una mentalidad diferente", me contó meses atrás uno de los principales responsables de la marca en Microsoft, Adam Isgreen. "A veces, pasaba de un ejército a otro y me sentía completamente confundido". De nuevo, cuando juegas entiendes mejor estas palabras. Porque no es una asimetría tan notable como la de la saga StarCraft, donde hay tres facciones radicalmente opuestas, pero sí es lo suficientemente importante como para que cambies tu forma de hacer la guerra y gestionar los recursos.
Creo que la Horda Mongol supone el ejemplo más claro de esta filosofía. A la hora de combatir usan los caballos como punta de lanza, y son tantos, y tan rápidos, que por momentos parecen una plaga bíblica destrozando todo a su paso. Pero siendo como eran saqueadores, el simple hecho de incendiar casas y otros edificios les permite obtener recursos. Es decir, ¡cuanto más caos, más ricos! Pero no acaba ahí la cosa. Como pueblo nómada, no tendría sentido que sus aldeanos se dedicaran a construir grandes ciudades o incluso granjas, por lo que en Age of Empires IV utilizan estructuras de madera que pueden transportar allá donde deseen; y en lugar de campos de cultivo, crían ovejas. Ahora pensad en un asedio. Mientras otro ejército se forma lejos del frente de batalla, ellos pueden llevar literalmente todos sus edificios a las puertas del enemigo y desde allí, acosarles sin cesar.
El Sultanato de Delhi, por otro lado, llama la atención por sus poderosos elefantes de guerra, pero tienen otras particularidades que hacen de ellos una facción más difícil de dominar. Porque en su caso toda la tecnología es gratuita, pero tienen mayores tiempos de investigación que puedes reducir con eruditos, los sacerdotes de otras culturas, que aquí tienen un papel sanador, pero también investigador. Y son estos pequeños detalles los que me han hecho caer rendido a la acción de Age of Empires IV. Notas las diferencias en la guerra, es importante dominar las fortalezas de cada ejército, pero también es fundamental entender cómo viven y trabajan los aldeanos para sobrevivir en las batallas más duras. Y es genial, porque además, sientes que cada ejército tiene sus pros y contras pero sin imponerse claramente al resto, lo que es difícil de conseguir. Aunque en verdad la prueba de fuego llega ahora, cuando jugadores de todo el mundo puedan competir en las batallas online, porque estoy seguro de que vamos a alucinar con el ingenio y la creatividad de los fans a la hora de sacar partido a las virtudes de sus ejércitos.
Pero más allá del multijugador, hay otros contenidos que merece la pena explorar, como el Arte de la Guerra que ya vimos en las versiones definitivas de los clásicos de Ensemble Studios, con desafíos cronometrados que os exigirán ser extremadamente eficaces. Luego hay variantes de las clásicas Escaramuzas, con modos destinados a construir una maravilla y defenderla de la ofensiva enemiga; o los que nos buscan aliados peculiares para combatir en escenarios con varias particularidades. Lo que me lleva a hablar de la inteligencia artificial. En general las sensaciones han sido muy positivas, los enemigos suelen buscar tus puntos débiles para golpear donde más duele, y si ven que tienen las de perder, no dudan en salir huyendo. Sin embargo, ha habido ocasiones en las que ocurre justo lo contrario. Ante el peligro algunos enemigos reaccionan de la peor forma posible exponiéndose innecesariamente al alcance de los arqueros. Otro problema más persistente ha sido el temido pathfinding, que provoca que los soldados no siempre sigan la ruta más corta a su destino o, peor aún, que se agolpen en un mismo punto del bloqueándose mutuamente. Esto, en los momentos de máxima acción puede resultar fatal y es, obviamente, bastante molesto. Ocurre sobre todo en las murallas, pero no solo.
Mejores gráficos en Age of Empires 4 de lo que parece
Hablemos ahora de uno de los aspectos más polémicos del nuevo videojuego de Relic Entertainment. Aún recuerdo lo mucho que nos impresionó el primer tráiler de Age of Empires 4 pero cuando tuvimos oportunidad de verlo en acción, en general las sensaciones no fueron tan positivas. Básicamente por el diseño de las tropas, muy simple y colorido, lo que las hace parecer más propias de tiempos pasados que de un juego actual. Sin embargo, y aunque la primera impresión es justo esa, la de que los gráficos no son gran cosa, poco a poco aprecias más y más los detalles que dan vida al mundo de AoE. Porque este es un juego realmente bonito que es capaz de sorprender con la escala de muchas de las batallas a las que te enfrenta, y todos esos pequeños detalles que aportan luz y color a sus sangrientas escaramuzas. Hay cientos de tropas peleando aquí y allá con cañonazos que dejan densas nubes de humo, o ráfagas de pólvora que cubren el campo de batalla, dejando un reguero de muertos a su paso.
Al ser este un juego de estrategia tan frenético en el que apenas tienes tiempo de reacción, Relic ha optado por un diseño más simple de las tropas para evitar lo que se conoce como sobrecarga cognitiva (abrumar al jugador con detalles visuales), y aunque -insisto- llama la atención para mal, es verdad que cuando tienes a cientos de soldados peleando en pantalla, resulta muy fácil identificar a los tuyos. Pero es que además se nota la atención por el detalle en el diseño de los edificios, en cómo estos modifican sus alrededores a medida que avanzas de época, o incluso en el comportamiento de la fauna salvaje, que huirá en cuanto sienta el peligro (ideal para detectar ataques inminentes). Todo ello nos deja con unos requisitos mínimos y recomendados asequibles. Y luego merece una mención aparte el sonido, porque es espectacular el realismo con el que se ha recreado el sonido de las armas de asedio, o el entrechocar de las armas de acero. También hay detalles geniales como el dialecto de las tropas, que evoluciona a medida que avanzas de era, o la propia banda sonora, que sin tener temas tan icónicos como los de los clásicos de Ensemble Studios, casan a la perfección con las civilizaciones que retratan.
Por todo ello he disfrutado tantísimo de Age of Empires IV. Las expectativas eran altas y el miedo a la decepción era enorme, pero Relic solo necesita de unos pocos minutos de acción para demostrar su inmenso talento. Es verdad que no es una revolución y que algunas de sus novedades, como las emboscadas, no terminan de mostrar todo su potencial, pero es un buen punto de partida para el regreso de esta saga icónica. Si vosotros también andáis con ese temor rondando por vuestra cabeza, solo os puedo decir que lo probéis, estará disponible en Xbox Game Pass desde el primer día, así que no hay excusa que valga.
Un regreso a la altura
Me lo he pasado en grande disfrutando de las emocionantes batallas campales de Age of Empires IV que, siendo muy fiel al legendario AoE 2, consigue sorprender con sus imponentes asedios y las diferencias únicas de sus ocho civilizaciones, que han sido recreadas con todo lujo de detalles. Puede que los gráficos no impacten del modo que lo hizo la saga en el pasado, pero basta jugar unas pocas partidas para darse cuenta de que también en lo audiovisual, este RTS es un juego de enorme calidad. Si te gusta la estrategia en tiempo real no deberías perdértelo por nada del mundo.
Comprar Age of Empires IV- Aunque comparten tropas, las ocho civilizaciones se sienten únicas.
- Hay cuatro campañas históricas con misiones muy variadas entre sí.
- Los asedios son espectaculares: ahora las murallas son más importantes que nunca.
- La inteligencia artificial comete algunos errores que estropean la experiencia.
- Hasta ocho jugadores pueden combatir en el multijugador.