Ezio está aquí para ocupar el lugar del memorable Altair, y Assassin’s Creed II llega con la intención de mejorar su sensacional primera parte. ¿Lo consigue? Ubisoft consigue insuflar variedad a la rígida fórmula del primer título, y logra una secuela superior en la mayoría de los aspectos. Teniendo en cuenta que el original fue uno de los mejores videojuegos del 2007, esto garantiza una continuación imprescindible.
Lanzado hace ya dos años, el primer capítulo de las series Assassin’s Creed fue un videojuego memorable, un título único y genuino que logró fenomenales resultados con su singular fórmula de acción, aventuras y plataformas. La polémica, no obstante, también salpicó a un videojuego que dividió a los aficionados entre quienes se rindieron a su incuestionable calidad, y entre los que consideraron que su patrón jugable era excesivamente repetitivo.
En Ubisoft, conscientes de que con una continuación el nivel de exigencia es todavía más fuerte, han decidido tomar nota de las quejas del aficionado para pulir la receta Assassin’s Creed e insuflarle una enorme diversidad. Nuevas misiones, un combate tremendamente fluido y mucho más orgánico, y una sensación general de que siguiendo esta línea de incorporaciones y cambiando constantemente de época y telón de fondo la franquicia puede seguir atesorando idénticas cotas de calidad durante años, para tranquilidad del usuario.
Sin embargo la continuación no sólo dedica sus esfuerzos a añadir conceptos y mejoras, sino que también busca y consigue hacer más sólidos los pilares que engrandecieron al original. Nuevo personaje con idéntico carisma, guión igual de absorbente pero con mucho más peso y, nuevamente, un énfasis en el contexto histórico que en esta ocasión se ve severamente potenciado por la intención de Ubisoft de sacar partido de la riqueza de la época a través de nuevas y fascinantes formas.
El Regreso del Credo
Como el aficionado que haya seguido nuestra cobertura de Assassin’s Creed II ya sabrá, el protagonista de la secuela responde al nombre de Ezio, y sustituye a Altair, que ya quedará en el recuerdo de los usuarios como el encargado de abrir las series con su participación en el juego original.
Lo que no cambia es la presencia de Desmond como canalizador de la jugabilidad desde el futuro y con sus “viajes” en el tiempo, aunque en esta ocasión con un papel predominante mucho más marcado y con unas dosis de interacción sobre las que profundizaremos más adelante. De hecho en esta ocasión el prólogo viene de la mano precisamente de este personaje, y es que será con su desorientada presencia en las instalaciones de Industrias Abstergo donde comenzaremos nuestra aventura.
El prólogo no es particularmente emocionante, y lo cierto es que puede transmitir al jugador la equívoca sensación de que el ritmo del título es algo laxo. Sin embargo esta introducción es necesaria, y no pasará demasiado tiempo antes de que demos el salto al Renacimiento donde pasaremos la mayor parte de la aventura.
Ezio Auditore Da Firenze es, como decimos, el nuevo protagonista en el siglo XV, y en Assassin’s Creed II lo controlamos desde el mismo instante de su nacimiento, con unos breves instantes en los que incluso lo manejaremos en su estado de recién nacido. El tutorial del título se prolonga durante algo más de una hora con un héroe al que controlaremos en su adolescencia y con el que aprenderemos la mayor parte de los conceptos jugables que se repiten o que debutan. Lo cierto es que hay abundantes cambios, y pese a que el ritmo de la primera hora no es el mejor, no tardaremos demasiado en zambullirnos en la complicada trama de traiciones, asesinatos y conspiraciones del título.
Pese a que muchos datos del argumento ya se han filtrado vamos a ser muy cuidadosos a la hora de desvelarlos, puesto que algunos de los golpes de efecto que ya han sido desvelados no suceden hasta bien entrada la aventura. De este modo únicamente vamos a esbozar que Ezio pertenece a una familia acomodada de la clase alta italiana, y que ve como su familia es traicionada aunque no entraremos en demasiados detalles sobre los motivos o el modo en que éstos caen en desgracia. Lo que sí revelaremos es que el padre del protagonista es, en secreto, un Assassin y que dejará en herencia su traje, armas y tradiciones a su hijo para que inicie una sangrienta y violentísima venganza que le llevará a visitar las principales ciudades de Italia para acabar con una serie de personajes clave en la trama.
El guión ahonda en la relación de Altair con Desmond-Ezio, y la presencia del antiguo héroe es palpable en todo momento gracias a una serie de escritos que iremos conociendo progresivamente. El argumento en líneas generales está mucho mejor tratado en la secuela, y es que sentimos que en todo momento es el verdadero motor de la experiencia y que cuenta con mucha más relevancia que en su predecesor.
Del Futuro…
La estructura de Assassin’s Creed II es, a simple vista, idéntica a la que pudimos ver en su primera parte, y es que nuevamente se alternan los flashbacks de la memoria de nuestro protagonista Desmond sugestionados por el empleo del Animus 2.0 –una nueva versión del artefacto, creada por un grupo alternativo a Abstergo y comandado por la propia Lucy a la que recordaremos del original-.
Sin embargo esto sólo es la superficie, y no hay que rascar demasiado en ella para descubrir que tras este barniz continuista se esconde una revisión muy ambiciosa del concepto del juego original. Para empezar una de nuestras principales quejas sobre el primer título pivotaba entorno a la escasa interacción que teníamos en todo lo que se refería a las partes protagonizadas por Desmond. No obstante Assassin’s Creed II comienza dejando claramente establecido su cambio radical de orientación, y ya en la primera secuencia veremos cómo la exploración e incluso los combates han sido potenciados en los lapsos del futuro.
De hecho ya las instalaciones de Abstergo no serán el único lugar por el que nos moveremos en los lapsos del presente-futuro, y es que la campaña individual comienza precisamente con una violenta huída de las oficinas. Durante estos primeros minutos deberemos correr por los pasillos en desesperada fuga junto a la científico Lucy, que se revelará contra todo pronóstico como una excelente luchadora, y enfrentarnos conjuntamente a un puñado de guardias de seguridad a los que venceremos sin demasiados problemas.
Este inicio no servirá únicamente para ver cómo se desarrollan los combates cuerpo a cuerpo de Assassin’s Creed II, sino también para entrar en contacto con una suerte de resistencia que lucha desde las sombras para impedir que la despiadada Abstergo se salga con la suya, y que emplea técnicas de corte similar pero algo más evolucionadas, como el mencionado Animus 2.0 con el que entraremos en contacto.
Todo esto tendrá una importancia capital en el desarrollo del argumento y, si bien el final no nos ha parecido particularmente afortunado, lo cierto es que el videojuego aporta muchas más respuestas que incógnitas, muy al contrario de lo que su misteriosa primera parte dejó en el aire.
Sin embargo el punto fuerte del Modo Historia vuelve a estar en su acercamiento a un fascinante y fantásticamente recreado universo de época, en esta ocasión renacentista, y es ahí no sólo donde el videojuego invierte el mayor porcentaje de nuestro tiempo sino también donde obtiene sus más brillantes resultados.
Al Pasado…
Como ya hemos señalado Assassin’s Creed II es un videojuego que mejora de forma directamente proporcional al tiempo que empleamos con él. Ya hemos concretado que la primera hora de las más de 15 que nos llevará superar la campaña individual –yendo directamente al grano y obviando misiones secundarias y búsqueda de objetos- no es particularmente brillante, y no está a la altura del resto del videojuego. Sin embargo una vez superada, el título nos sorprenderá con un planteamiento que no es únicamente igual de libre y fascinante que el de su primera parte, sino que también es mucho más profundo y variado.
Dada la cantidad de conceptos y nuevos recursos que se introducen es muy lógico que el tutorial se fusione con los primeros minutos de historia, y es que la curva de aprendizaje de un videojuego de las dimensiones de éste debe ser cuidada, y hasta en eso Assassin’s Creed II es ejemplar.
Nuestros primeros pasos se dedicarán a refrescarnos la memoria en cuanto a acrobacias se refiere. Todo vuelve a funcionar de la misma forma en la que lo hacía en la primera parte, aunque el rediseño de la arquitectura de los escenarios dota de mayor diversidad a las acciones que podemos llevar a cabo. Nuestro alrededor ya no estará tan cuadriculado como en su predecesor, y es que ahora los tejados estarán a muy diferentes alturas, y salpican las calles de las ciudades italianas de una forma mucho más anárquica que sólo ayuda a mejorar la experiencia de recorrerlos.
En lo que a incorporaciones se refiere, en este sentido hay muchas, sin embargo la que más destaca dentro del campo acrobático es la que nos permite asirnos a salientes cuando estemos cayendo pegados a la fachada de un edificio. ¿Para qué servirá esto? Si por ejemplo estamos sufriendo una lluvia de piedras a cargo de guardias con la intención de derribarnos mientras tratamos de huir de ellos escalando una pared y una de ellas nos derriba, podremos pulsar el botón círculo en PlayStation 3 o B en Xbox 360 para poder agarrarnos al siguiente saliente.
La natación debuta también en esta continuación, y lo hace para enriquecer y potenciar todavía más la exploración de los escenarios. Ya no sólo podemos recorrerlos a ras de tierra y por sus tejados, sino que también podemos hacerlo por sus ríos e incluso por sus cielos gracias a los inventos de Leonardo.
Y las novedades en el campo de las acrobacias vienen a redondear un apartado fundamental, y que ha sido santo y seña de Assassin’s Creed desde sus comienzos: La exploración. Y es que con la segunda parte, nuevamente, no usaremos estas técnicas sólo para desplazarnos de un punto a otro, sino también para huir de nuestros enemigos y descubrir los secretos que esconde el terreno. Precisamente dentro de la exploración hay que dividir este factor en dos partes: El primero es el de la necesaria planificación de los asesinatos, y el segundo es el de la localización de oro y desbloqueables.
El dinero es un elemento fundamental en la segunda parte, aunque lo diseccionaremos más adelante, pero sí adelantaremos que el escenario está salpicado de pequeños cofres que contienen importantes cantidades de dinero. Por otra parte la exploración también viene de la mano del desbloqueo de diferentes objetos como pueden ser las estatuas, los trozos de códice o las plumas, por ejemplo.
El Filo de la Espada –Combates, Misiones-
Los que encontraron Assassin’s Creed en su primera parte algo repetitivo echaron en cara dos elementos que, a su modo de ver, debieron ser tratados con más diversidad y libertad para ofrecer un entretenimiento longevo al aficionado: El combate y las misiones secundarias.
Para empezar hay que dejar claro que el combate ha mejorado de forma sensible como ya se anunció en su momento, y esto se debe a que se han incorporado numerosas fórmulas con las que mejorar su mecánica.
No vamos a enumerarlas todas porque nos llevaría mucho tiempo, pero sí mencionaremos las que a nuestro juicio son las más importantes. La primera de ellas debe ser la notable superioridad que ha experimentado la IA del enemigo, que ahora utiliza diferentes tipos de soldados con los que hacernos frente –cada uno de ellos con sus peculiaridades-, y que emplea además métodos superiores de combate, organizando los ataques de forma más ordenada y no limitándose a rodearnos y a hacer que los enemigos esperen su turno para combatir con nosotros de uno en uno como en la primera parte.
Por otra parte se ha cambiado la disposición de los movimientos de apartarse y del bloqueo, lo que aumenta el nivel de exigencia por parte del usuario que no puede limitarse a contraatacar en todo momento, especialmente con los enemigos más fuertes. Por si fuera poco ahora podemos agarrar a los enemigos y golpearles –rodillazo, cabezazo y puñetazo-, antes de lanzarlos, lo que resultará especialmente útil en los combates cerca de precipicios.
Todo en el combate se lleva a cabo con la cruceta a la hora de escoger el arma que queremos emplear, aunque ahora el lado izquierdo se emplea para los botiquines. Sin embargo si lo deseamos podemos acceder a un cómodo inventario con forma de menú radial en el botón RB en Xbox 360 o R1 en PlayStation 3, con el que podremos seleccionar las armas que queramos emplear: Dagas Arrojadizas, Espada Corta, Espada Larga, Cuchilla, Armas de Fuego, Botiquín, etcétera.
En última instancia deseamos mencionar también la posibilidad de robar las armas a nuestros enemigos en pleno combate o al caer éstos al suelo. Será una opción muy interesante para recoger, por ejemplo, armas pesadas con las que variar todavía más nuestras técnicas de combate. Estos “extras” para nuestro arsenal son de carácter temporal, y al acabar el combate los dejaremos caer puesto que no podremos ocultarlos bajo nuestra capa.
En lo que se refiere a las misiones secundarias, éstas también han cambiado notablemente para admitir en su seno fórmulas muy diferentes. Así pues las escuchas, robos o extorsiones de la primera parte dejan su sitio a un buen número de encargos paralelos como supondrán las carreras, palizas por encargo, misiones para hacer de correo, asesinatos a sueldo, la localización de Refugios de Templarios, de Tumbas de Asesinos o las clásicas escaladas a las Atalayas, únicas que repiten.
El Mejor Truco que Inventó el Diablo es Hacer Creer al Mundo que no Existe
Assassin’s Creed II se toma mucho más en serio que su predecesor el tema de la popularidad: El gran enemigo de un asesino que busca en el silencio, la discreción y la sutileza a sus principales aliados.
Lo primero que llamará la atención al usuario sobre el interfaz del nuevo videojuego es, precisamente, la incorporación de un marcador de notoriedad de vital importancia. Éste se sitúa en la parte superior izquierda al lado de los rombos de salud, y registra nuestras diferentes acciones con incrementos o reducciones de su tamaño.
Así pues cambiará si cometemos un asesinato y somos vistos, si somos advertidos por los guardias por llevar a cabo acciones ilegales como correr por los tejados o si llevamos a cabo pequeños hurtos. Estas acciones, entre otras, irán sumando partes al rombo que compone este marcador, y en función de su tamaño podremos incluso ser perseguidos por los guardias en cuanto nos vean aunque en ese momento no hayamos cometido delito alguno.
¿Cómo luchar contra esto? Hay tres formas. La primera y más sencilla es la de arrancar los carteles que vayamos encontrando por la ciudad y que, con nuestro rostro, advertirán a los ciudadanos de nuestros actos delictivos. Esta peligrosa “publicidad” de nuestra identidad salpica los rincones más recónditos de la ciudad y, tras ser localizada en nuestro minimapa, puede proceder a ser arrancada sin mayores problemas con sólo apretar el botón derecho del pad cerca de ella para reducir ligeramente la barra de notoriedad.
Sin embargo si lo que deseamos es que los recortes en la popularidad de nuestro héroe sean de mayor peso lo que deberemos hacer será optar por sobornar a los heraldos o asesinando a los funcionarios corruptos. Ambas figuras aparecerán también representadas en el minimapa para su fácil localización.
Aún así será habitual que aunque nos esforcemos por pasar desapercibidos, en ocasiones tengamos nuestro marcador al máximo. Será entonces cuando deberemos maximizar nuestro conocimiento del mapeado para evitar la presencia de guardias, y cuando deberemos también utilizar la visión del Águila para situar rápidamente a los enemigos a nuestro alrededor y evitar su campo de visión. Si aún así en un momento determinado tenemos que pasar cerca de rivales podemos usar las técnicas de distracción que mencionaremos más adelante con el empleo de cortesanas, por ejemplo, o el camuflarnos entre la muchedumbre, elemento que debuta y que basta con que caminemos a la par de grupos de personas para que, destacados en color verde, sepamos que vamos a pasar inadvertidos a ojos de la guardia.
Por si fuera poco ahora tenemos la útil opción de esconder los cadáveres de nuestros enemigos cargando con ellos, lo que significa que en caso de que temamos por que la presencia de un cuerpo pueda desatar la alarma al ser visto por otro guardia, podemos esconderlo en un lugar seguro a salvo de ojos indiscretos.
¿Qué consigue Assassin’s Creed II con la incorporación del sistema de notoriedad y con esta mayor atención al sigilo? Para empezar profundidad: La sensación de impunidad era algo que nos perseguía en la primera parte y eso disuadía al usuario de tomarse la molestia de ser sigiloso en la ejecución de los asesinatos, puesto que el castigo por realizar una auténtica carnicería era minúsculo. En esta ocasión, y con este método, el jugador tendrá una gran presión sobre sí mismo a la hora de de ejecutar una acción ilegal, y si bien todavía el acabar con todo y con todos sin ningún sigilo sigue siendo una opción, resulta mucho más recomendable emplear la sutileza.
La Importancia del Oro
Sin embargo el principal elemento que debuta en la secuela con ánimo de dotar de mayor profundidad a la experiencia es el del dinero, auténtico motor de las opciones de mejora y reparación que incorpora el título. Los florines son la moneda de la época, y el método gracias al cual podremos contratar servicios de los diferentes agentes o adquirir objetos en los comercios. El conseguir el oro es relativamente fácil, y lo que realmente es difícil es conservarlo puesto que hay muchos lugares donde gastarlo.
Para incrementar nuestros ingresos podemos emplear diferentes técnicas. Con anterioridad hemos mencionado la presencia de cofres escondidos en los mapas del juego, sin embargo también podemos obtener ganancias con el cumplimiento de las diferentes misiones que se nos encomienden. Habrá, así mismo, otros métodos no tan legales como pueden ser el saquear los cuerpos inertes de nuestros enemigos caídos, o el de realizar pequeños hurtos a los transeúntes, en una maniobra muy automatizada por la cual sólo tenemos que dejar pulsado el botón A del pad de Xbox 360 o el X de PlayStation 3 para pasar al lado de un viandante y robarle sus pertenencias.
La utilidad de los florines se divide en varias subramas. La primera de ellas es la que hace referencia a la compra pura y dura de objetos en las tiendas. Armaduras, Armas, Armas cortas y Munición para las armas de fuego serán los principales focos en los que invertir nuestro oro, además de la reparación de los diferentes elementos que vayan sufriendo un desgaste. Los accesorios que compremos representarán su valía, por ejemplo, en valores para Salud y Resistencia para el caso de los accesorios defensivos –botas, armaduras, etcétera-, o en Daño, Velocidad y Bloqueo para las armas; todos ellos representados por la mejora que nos proporcionan en forma de estrellas.
Por otra parte los boticarios serán también un buen lugar al que dedicar nuestros florines, puesto que en sus establecimientos podremos adquirir botiquines y remedios con los que mejorar nuestra energía a posteriori, o reponer nuestra salud al completo en la misma tienda y por un precio menor.
Sin embargo lo más útil será principalmente el recurso que supondrá el gastar dinero en los diferentes agentes que nos ayudarán a sortear diferentes situaciones en las que no conviene emplear la violencia. ¿Ejemplos? Una puerta de entrada a un edificio al que deseamos acceder está fuertemente protegida, y no conviene enfrentarse a los enemigos porque andamos algo escasos de salud. La solución suele estar en alguna esquina cercana, puesto que por una módica cantidad de dinero podemos contratar a un pequeño grupo de cortesanas para que distraigan a los soldados con sus encantos.
Los ladrones y mercenarios, por su parte, realizarán tareas similares aunque con características propias y menos sutiles, como puede ser el caso de su participación en los combates si es que finalmente hay que sacar las armas. Por último también es interesante destacar que en una huída podemos dejar caer dinero para sembrar el caos. En tiempos de necesidad como aquellos un pequeño puñado de monedas despertaba el interés de los civiles que se interpondrán en el camino entorpeciendo el paso de nuestros perseguidores.
La Italia Renacentista -Gráficos y Tecnología-
Assassin’s Creed fue lanzado en 2007, pero pese al transcurso de dos años todavía es considerado por muchos como uno de los principales exponentes de la actual generación de videoconsolas. Actualmente la corona de Uncharted 2: El Reino de los Ladrones como máximo referente en este campo parece incuestionable, y Assassin’s Creed II no ha llevado a cabo el trabajo de salto visual que esperábamos para haber contado a sus espaldas con dos años de desarrollo.
¿Significa que el nuevo videojuego de Ubisoft es decepcionante en su apartado gráfico? Nunca, de hecho sólo puede ser calificado de sobresaliente. Sin embargo hemos considerado conveniente empezar el análisis con la advertencia de que el título es muy continuista en lo visual y en lo tecnológico con respecto a su predecesor, lo que significa que los cambios que experimenta con respecto a éste son contados aunque importantes.
Así pues resulta complicado no valorar positivamente un apartado gráfico como el que nos ocupa, y es que si el primer Assassin’s Creed ya era fascinante, la mejora que se experimenta en una tasa de imágenes por segundo todavía más estable, en un incremento del uso de físicas y en unos entornos incluso más grandes y con mayor presencia de edificios a los que poder entrar son elementos que sólo ayudan a redondear más su aspecto.
Esto por lo que respecta a lo tecnológico, apartado en el que la única queja seria puede establecerse en torno a un pulido de dientes de sierra no particularmente brillante, y a algunos defectos de popping y leves fallos de animaciones que parecen poco menos que inevitables.
Los movimientos de Ezio volverán a dejarnos boquiabiertos por su realismo, tanto en los combates como en la escalada de edificios, especialmente con el contraste con respecto al resto de personajes secundarios, al Ezio adolescente y al propio Desmond, todos ellos modelos que no hacen gala de la misma brillantez.
Lamentablemente esta misma sensación de irregularidad es la que impide tener al videojuego el 10 en gráficos que a primera vista parece merecer. El desnivel entre los principales protagonistas y el resto de NPCs es más que evidente, sin embargo todos tienen por igual un tratamiento facial del que esperábamos mucho más, y que se hace especialmente notorio en los abundantes primeros planos de las cinemáticas que nos narran la historia. Seguramente el problema estuvo igual de pronunciado en la primera parte, sin embargo el empleo de la cámara parecía más hábil, puesto que evitaba acercar la perspectiva a unos rostros no demasiado expresivos y acreedores de una carga poligonal insuficiente.
Esta pega es la única que podemos ponerle a la vertiente gráfica del videojuego, puesto que por lo demás ésta resulta brillante. La faceta artística es tan espectacular como cabía esperar de un videojuego que se acerca a un contexto tan rico como el renacimiento, y Ubisoft sabe sacar partido de sus ciudades, calles, construcciones y monumentos para crear un todo soberbio.
Debutan también abundantes efectos lumínicos que dotan de más variedad a las situaciones, y que detallan el genial ciclo de día-noche que se puede ver por vez primera en la secuela y al que acompañan también los detallados cambios climáticos.
Por otra parte acercándonos al campo del audio podemos ver cómo Assassin’s Creed II vuelve a tomarse muy en serio este apartado, haciendo gala de un score musical y de unos efectos de sonido que vuelven a ser de sobresaliente. Quizá la banda sonora peque de ser algo más intimista que la del juego original, sin embargo continúa contando con abundantes partituras épicas, y encaja a la perfección y de forma dinámica con las acciones que estemos llevando a cabo.
En otro orden de cosas hay que recordar que en su predecesor fuimos algo críticos con el apartado del doblaje, penando al título con un punto en el cómputo global de Sonido/FX por lo que estimamos como un excesivo reciclaje de voces de los actores de localización en los diferentes personajes. En esta ocasión se perciben algunos intérpretes repetidos para diferentes NPCs, pero ya en un número residual, y prácticamente inevitable en un título de estas características y tamaño; conformándose de este modo un apartado de traducción al español de textos y voces sencillamente impecable.
El Honor del Asesino –Conclusiones-
El lector a estas alturas se hará la pregunta de si Assassin’s Creed II es o no mejor que su predecesor. Al final del análisis la sensación general que hemos querido transmitir es la de que éste es muy superior a su predecesor en todos los sentidos, y es que los únicos motivos por los que el título tiene una décima menos en su calificación general es por la lógica pérdida del impacto que supuso su primera parte, y también por algunas decisiones cuestionables de las partes tecnológica y artística que ya hemos descrito.
¿Así pues cómo puede tener Assassin’s Creed II la misma nota que Assassin’s Creed en innovación cuando es más que obvio que ya no resulta tan rompedor y sorprendente? Los motivos son varios, y hacen referencia a los dos videojuegos. En primer lugar el título original era el primero de algo que podríamos definir casi como un sub-género propio, una mezcla de acción y aventuras con una mezcla de contexto histórico y futurista al mismo tiempo. Sin embargo pese a lo genuino que resulta esta curiosa mixtura, lo cierto es que sus patrones jugables estaban ya vistos en cientos de ocasiones, y pese a que todos ellos funcionaban francamente bien en su conjunto, lo cierto es que el resultado final no daba la sensación de ser tan genuino como su concepto parecía augurar.
Assassin’s Creed II, sin embargo, denota un descomunal trabajo a la hora de no dormirse en los laureles y, de ser tenidos en cuenta ambos como juegos independientes, sería considerado en sí mismo como mucho más original que su predecesor. Son muchos los factores –economía, natación y vuelo, combates remozados, misiones inéditas…- pero para el final hemos dejado uno de los que nos han parecido más fascinantes, el que hace referencia a la integración y explotación del contexto histórico.
Los personajes reales se multiplican en la continuación, y todos vienen acompañados de pequeñas biografías que nos contarán su historia y su importancia real: Desde la familiar del famoso navegante Américo di Vespucci con la que mantendremos una relación sentimental, hasta toda la información de las diferentes construcciones y monumentos que visitaremos. Todo ello tratado de una forma muy amena en cómodos textos aderezados con imágenes, y que roza lo educativo, aunque lógicamente accesible sólo para quien le interese.
Todo ese trabajo, esa exposición de ideas y la enorme cantidad de novedades que se incluyen con respecto al original merecen un premio, y como tal consideramos que el que repita la misma nota en innovación es lo más justo. Y es que estos “fichajes” no son meramente accesorios con el fin de justificar una continuación, sino que afectan directamente a la jugabilidad enriqueciéndola notablemente.
Así pues si el jugador disfrutó del primer Assassin’s Creed, la secuela es una compra obligada; y si, por el contrario, el usuario encontró su fórmula un patrón demasiado repetitivo, debería al menos echar un vistazo a la continuación puesto que las adiciones que presenta y los diferentes cambios de los que hace gala lo presentan como uno de los grandes de este 2009 y, en definitiva, un lanzamiento muy superior al de su predecesor.
Imprescindible
Assassin’s Creed II consigue mejorar sensiblemente al videojuego original cuando la mayoría apostaban por una fórmula continuista. Se dota de profundidad al título incorporando la economía, la variedad de las misiones, el trabajado binomio contexto-guión y el francamente interesante sistema de notoriedad; logrando, en definitiva, un conjunto más redondo. Ubisoft logra con la aventura de Ezio una experiencia épica, una lección de historia en imágenes y uno de los grandes lanzamientos del 2009. Una Obra Maestra, con mayúsculas.
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