O lo desinstalo o se adelantan las vacaciones porque esta adictiva mezcla para Steam va a ser mi ruina. El tapado de este verano se llama Cataclismo

O lo desinstalo o se adelantan las vacaciones porque esta adictiva mezcla para Steam va a ser mi ruina. El tapado de este verano se llama Cataclismo

  • Llega a Steam y PC lo nuevo de los valencianos Digital Sun

  • Demuestran haber dominado la mezcla de géneros tal y como hicieron en Moonlighter

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Cataclismo0

No hay mayor regalo en el mundo del videojuego que acercarte a una nueva propuesta con la ceja levantada a las 17h de la tarde y que, al girarte hacia la ventana cinco minutos después, te des cuenta de que se ha hecho de noche. Llevo dos semanas viviendo esa misma situación con Cataclismo y, tal y como ocurrió el año pasado con Shadow Gambit: The Cursed Crew por estas mismas fechas, su curiosa mezcla vuelve a ser la excusa perfecta para convertirse en el tapado de este verano.

Los valencianos de Digital Sun vuelven a romper el molde tras el éxito de Moonlighter con un cóctel de ideas que parece un pastiche sobre el papel y que, con la mano sobre el teclado y el ratón, termina siendo un combinado perfecto para alargar las noches de verano. No pensaba que mezclar los RTS con las construcciones a lo LEGO y los tower defense (un género que me reviene, por cierto) fuese a convertirse en un peligro para mi productividad antes de las vacaciones.

Un cóctel de que estoy deseando empacharme

Pero vayamos por partes, porque aquí terminan habiendo más mecánicas e ideas de las que parece a simple vista y, aunque quiero acabar cuanto antes para volver al juego, creo que merece la pena pararse a hablar en condiciones sobre qué hay detrás de Cataclismo. No es precisamente fácil aterrizar que aquí hay puzles de exploración, construcción de estructuras, y gestión de unidades y edificios; y que además todo funciona al unísono como un reloj suizo. Así que, empecemos por el principio.

Lejos de ser la clásica excusa con una cinemática inicial y otra final, me ha sorprendido hasta qué punto no sólo hay un gran peso en la narrativa, sino lo bien llevada que está. En un mundo sumido por una niebla que transforma en horrores a quienes se aventuran en ella, la humanidad ha escapado hasta los picos más altos de las montañas, desde donde se fortifica para luchar contra los monstruos que buscan su ruina mientras intenta ganarle terreno a la nube maldita.

Y eso es justo lo que harás en cada partida a grandes rasgos. Explora el mundo comandando pequeños ejércitos de arqueros y otras unidades en busca de recursos, aprovecha esa madera, piedra y minerales para dar forma a estructuras que sirvan como defensa, y haz prosperar tu asentamiento para que la rueda siga girando mientras frenas las hordas de enemigos que te asedian, especialmente durante la noche.

Visto así, como premisa, Cataclismo ya pinta lo bastante bien como para generar curiosidad. Y es precisamente esa idea, la que comentábamos en el vídeo de los lanzamientos de julio, la que me arrastró a darle una oportunidad pese a estar yo en las antípodas de lo que podría considerarse un fan de los tower defense. Lo que estaba a punto de descubrir era que, bajo esa premisa lo suficientemente sólida para convertirse en un juego pintón, había una profundidad capaz de sorprender y enganchar a partes iguales.

Cataclismo

La gran sorpresa de Cataclismo

Para esa exploración del mundo que te rodea, de la de ir moviendo pequeños grupos militares a golpe de clic por el escenario a la espera de descubrir qué esconde la niebla, probablemente habría bastado con colocar cuatro grupos de enemigos desperdigados por ahí y un puñado de madera y rocas como recompensa.

Lo que te encuentras, en cambio, es que para poder acceder a ellos a menudo tienes que ir un poco más allá, ampliando tu control del escenario mediante faros que te permitan construir más allá de tus fronteras y, de la mano de un formidable girito jugable, la necesidad de superar puzles de construcción para poder acceder a ciertas zonas.

Nada especialmente complejo, pero sí un generoso y agradecido pasatiempo que, valiéndose de las físicas que afectan a la estructura de tus construcciones, te obliga a darle dos vueltas a la necesidad de crear un puente que no se venga abajo valiéndote de las limitaciones que, por espacio y estructura del escenario, requieren algo más de esfuerzo que simplemente poner cuatro piedras flotando y dar el asunto por solucionado.

Cataclismo

Es la primera chispa que me hizo entender que detrás de Cataclismo había algo más que otro tower defense, u otro RTS, u otro juego de gestión. Esto no sólo era poner una muralla, conseguir madera y entrenar lanzadores de bombas que se hagan cargo de las hordas de forma automática. Aquí había una libertad adicional que iba a convertirse, a la vez, en reto y diversión.

Cataclismo es al PC lo que las bicicletas al verano

La estructura de las partidas no se aleja demasiado de la fórmula inicial, ni en las misiones de la campaña, ni en los desafíos, ni en su modo infinito: aquí tienes un escenario con unas ruinas esperando a ser aprovechadas. Apáñatelas y empieza a construir. Y hazlo rápido, que la noche está al caer.

De la mano de todas las piezas que incluirías en un set de LEGO sobre castillos esperando a ser atacados, dar forma a muros cada vez más altos y resistentes es la mejor forma de frenar a unas hordas que, recordando menos de lo que esperaba a They Are Billions pero siguiendo una premisa similar, puede tirar abajo tus defensas en cuestión de segundos si no estás atento.

Cataclismo

Por suerte el juego es consciente de hasta qué punto hemos venido a sufrir, pero también a pasárnoslo bien, así que de la mano de la heroína con poderes que da sentido a la historia, podemos volver atrás en el tiempo para reestructurar nuestras defensas o incluso pausar la situación en cualquier momento para destruir y reconstruir allí donde sea necesario. Siempre que no haya enemigos demasiado cerca, claro.

Con hordas que indican por dónde vienen pero que se descontrolan con facilidad, he agradecido enormemente la posibilidad de pausar el juego para construir puentes que agilicen el control de mis unidades, dar forma a nuevas pasarelas que apoyen el daño que puede hacer cada una en base a su altura, o construir estructuras que bufen sus ataques mientras pongo en cola nuevas unidades.

¿Todo controlado? Pues salta directamente hasta la noche para ver cómo las hordas empiezan a llegar. O pulsa sobre el botón de acelerar el tiempo porque, admitámoslo, nadie quiere ver cómo una barra sigue creciendo a la espera de dar vida a otro arquero o construir una casita. Ah, es verdad, ¿no habíamos entrado en eso aún? Sí, también hay casitas, y justo ahí es donde Cataclismo terminó de ganarme por completo.

Cataclismo

Cataclismo es el tapado del verano 2024

Quienes me conocéis ya sabéis que hay pocos géneros que me hagan más feliz que un juego de casitas. Dame un Oxygen not Included o un Anno 1800 y me vas a tener enganchado durante horas como un maldito enfermo. Pero por lo complejo de sus economías y lo difícil de combinar con la agilidad y creatividad que promete Cataclismo, pensaba que aquí iba a encontrarme con algo notablemente más básico. Al fin y al cabo no se puede estar en 20 sitios a la vez y hacerlo todo bien, ¿no?

Pese a no perseguir una profundidad demencial en lo que a gestión de recursos y unidades se refiere, Cataclismo sí saca tiempo para intentar aportar su particular giro a todo lo que haces a la hora de crear tu base de muros para adentro. Lo hace, además, intentando aprovechar todo lo que implican el resto de mecánicas para crear una, sin pelos en la lengua, fabulosa sinergia entre ellas.

Porque para conseguir recursos en una zona alejada primero tendrás que explorarla y limpiarla de enemigos, luego tendrás que crear sus pertinentes defensas, y facilitar que tus unidades puedan llevar sus recursos hasta el almacén más cercano sin peligro. Pero también podrás aprovechar lo construido para jugar con las alturas, ya sea incrustando viviendas en las paredes como si aquello fuese las Casas Colgadas de Cuenca, o elevando tu población por encima de posibles peligros mientras aprovechas la altitud para generar oxígeno. Para qué quieres más.

No me extrañaría que, llegados a este punto, estés tan descolocado como me quedé yo al entender realmente hasta qué profundidad bajaba la madriguera del conejo de Cataclismo. Una sorprendente y adictiva mezcla que ha terminado robándome muchas más horas de sueño de las que esperaba y que, sin duda alguna, va a ser uno de los juegos a los que acuda estas noches de verano cuando el calor apriete y sólo necesite desconectar. Ojalá su lanzamiento sólo sea la primera piedra de un juego que puede crecer mucho más.

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