Obsidian se ha ganado el respeto de los aficionados al buen rol occidental, y su nuevo trabajo no hace sino acrecentar la fama y gloria de un equipo que domina como pocos el arte de crear emocionantes aventuras RPG. Regresamos del archipiélago Llama Extinguida, para contaros en el análisis de Pillars of Eternity 2 por qué este es ya uno de los mejores videojuegos del año.
¡Barco a la vista!, grita uno de tus exploradores. La respuesta es inmediata. Guías a tu marineros; los preparas a conciencia para iniciar el asalto a un enemigo que trata de escapar a toda costa. No le culpas de ello. Tu fama te precede; las banderas que ondean en lo alto del mástil de tu galeón son la mejor carta de presentación a la que puedes recurrir, ¡son el orgullo de tu tripulación!, un recuerdo de las muchas aventuras que has vivido en el archipiélago de la Llama Extinguida. Así que no te lo piensas dos veces; te lanzas al ataque, impetuoso, sabiendo que la victoria está al alcance de tu mano. Tal vez por ello en lugar de usar maniobras complejas, en vez de complicarte la vida virando a estribor y babor buscando la mejor posición para abrir fuego con tus cañones, ¡te lanzas al abordaje! Embistes al enemigo con una furia asesina, casi de forma suicida, asaltando su cubierta para llevar el combate a un escenario más íntimo. Qué decir. Es puro espectáculo. Marinos saltando de un barco a otro; explosiones, llamaradas, gritos, disparos, duelos de espada y hasta un león desgarrando la carne de sus víctimas. Esto es Pillars of Eternity 2: Deadfire o, más bien, una pequeña porción de la maravillosa aventura de rol a la que ha dado vida el equipo de Obsidian.
Aún todavía me puede la emoción cuando rememoro algunas de las grandes aventuras en las que me he embarcado junto a mi tripulación. ¡Necesito hablar de ellas!, contaros cómo resolví esta u otra situación de peligro; de qué modo traté con los piratas, o las arrogantes comerciantes vailianos, o de cómo salvé a los habitantes de una isla remota acabando de paso con un mal ancestral. Hay tantas aventuras que vivir, tantos grandes momentos de los que disfrutar en este RPG, que ya no sé ni por dónde empezar, de qué hablaros para hacerle justicia. Lo nuevo de los creadores de Fallout: New Vegas es pura fantasía; un derroche de virtuosismo narrativo que sorprende por su genial puesta en escena, emocionante sistema de combate y, claro, una apabullante libertad de acción que permite afrontar todos y cada uno de los desafíos que propone como te plazca, ¡sin límites!, actuando como el héroe más virtuoso de todos o, claro, siendo también un canalla cruel e inmisericorde. Tú decides teniendo en cuenta que cada acto tiene consecuencias, que hagas lo que hagas dejarás huella en un oscuro mundo de fantasía que crece y evoluciona al ritmo de tus acciones. Nada nuevo para los seguidores del primer Pillars of Eternity o el más que notable Tyranny... y sin embargo no deja de sorprender por lo bien que Obsidian hila y entrelaza las muchas historias que dan forma al que es ya uno de los grandes videojuegos de 2018.
Una aventura de piratas… ¡y mucho más!
Navegar tras los pasos de un dios al que todos daban por muerto; explorar un mundo de fantasía a bordo de un barco, ¡con tu propia tripulación!, disfrutando de épicas batallas en alta mar; de grandes aventuras casi como si fueras un pirata, corsario o un simple marino. Lo reconozco. La idea me ha fascinado desde el mismo instante que se presentó la secuela de Pillars of Eternity pero, ¡tonto de mi!, en el fondo albergaba cierto temor por si lo nuevo de Obsidian terminaba resultando demasiado continuista; de que su historia no estuviera a la altura de las circunstancias o que todo este rollo de navegar y explorar islas exóticas no pasara de ser eso, un mero cambio estético sin verdadero peso en la acción. Qué equivocado estaba. Cuando te pones a los mandos de tu barco, El Desafiante, y se abre ante ti el archipielago de la Llama Extinguida… cuesta no dejarse llevar por la emoción. Ante ti se dibuja un maravilloso mundo de piratas por el que puedes moverte con total libertad, sin barreras de ningún tipo, más allá de los peligros que acechan en Llama Extinguida.
Hay decenas de islas con sus propias aventuras; con templos en ruinas, áridos desiertos o exuberantes junglas esperando ser descubiertos por los jugadores más intrépidos, que serán recompensados con suculentos tesoros, sí, pero más importante aún, con un sinfín de historias difíciles de olvidar. Sin duda es la mayor virtud de Pillars of Eternity 2; su relato, la extraordinaria narrativa con la que Obsidian te sumerge de lleno en su cruel mundo de fantasía. ¡Vaya si lo consigue! Cada línea de diálogo, cada descripción de personajes y objetos, cada aventura en la que te embarcas, por pequeña que sea, ha sido escrita con una pasión inusitada. Misiones principales o secundarias, ¡poco importa!, el videojuego atrapa de tal modo que una vez comienzas el viaje ya no piensas en nada más que en seguir adelante; seguir explorando el océano en busca de nuevos retos, de nuevas aventuras que compartir con tus amigos pues, al final, cada uno de nosotros va a disfrutar de su propia historia y va a querer sacar pecho de sus triunfos.
Ya el videojuego original sorprendió por la calidad de su narrativa; por la fuerza de un relato que enfrentaba a dioses y mortales en una cruel y apasionante lucha sin fin. Virtudes que se mantienen intactas en una secuela que no hace sino mejorar de forma asombrosa con una historia aún todavía más impactante, mejor escrita, capaz incluso de meterte el miedo en el cuerpo. No exagero en su análisis. Lidiar con los dioses del oscuro mundo de Eora resulta abrumador; de alguna forma Obsidian te hace sentir insignificante frente a unas criaturas todopoderosas. Es una sensación increíble. Por no hablar del modo en que se relacionan tus aliados charlando entre sí durante la partida, de forma natural, como si realmente estuvieran allí mismo, conociéndose, mientras salvan el mundo de la amenaza del coloso de adra en que se ha convertido el dios Eothas. La historia personal de estos héroes también resulta de lo más interesante; algunas más que otras, claro, pero en general se disfruta mucho de unas aventuras paralelas que sirven para humanizar a un elenco protagonista al que rápidamente se le coge cariño. Parece haber sido una de las máximas del equipo de desarrollo.
Una de las cosas que más he disfrutado con el análisis de Pillars of Eternity 2 es la sensación de progresión; sentir que cada paso que daba en el archipiélago de Llama Extinguida fortalecía mis lazos afectivos no ya solo con los personajes principales, sino también con los tripulantes de El Desafiante, que potenciarán sus habilidades conforme derrotemos a los enemigos y superemos toda clase de amenazas en alta mar. Lo mejor sin embargo es que no son simples monigotes en un barco; tienen sus propias historias y, durante la aventura, podremos disfrutar de algunas de ellas de forma inesperada, con algunas de esas secuencias interactivas que tan bien funcionaron en el original y que, en esta secuela, ganan protagonismo con muchas más opciones a la hora de resolver problemas, siempre teniendo en cuenta las destrezas del héroe principal y sus aliados.
Plantando cara al peligro
Aunque Pillars of Eternity 2 se muestra generoso a la hora de plantear soluciones pacíficas a gran parte de sus desafíos, el videojuego de Obsidian no se olvida de los combates, que son puro espectáculo. A diferencia del videojuego original contamos con un personaje menos en nuestro grupo, son cinco, pero no es algo que reste valor estratégico a unas batallas que requerirán de toda nuestra atención para ser superadas con éxito. Sí, claro, he echado en falta afrontar la lucha con ese héroe de más que en el original permitía configurar equipos de lo más variopintos, pero gracias a la incorporación de los personajes multiclase, la lucha resulta aún más emocionante si cabe. Hay combinaciones para todos los gustos, con figuras tan emblemáticas como los Magos de Batalla, que confieren una gran libertad de acción, dándote la oportunidad de enfrentarte a los enemigos como te plazca; de forma directa, con enfrentamientos cuerpo a cuerpo, o bien usando magias, el poder de los cifradores o las canciones de los declamadores para provocar el caos desde la distancia.
En la línea del fantástico Divinity: Original Sin, los escenarios cobran un mayor protagonismo en los combates permitiéndonos usar barriles de aceite o pólvora para exterminar a grandes grupos de enemigos en un santiamén. Nada como el sigilo para sacar provecho de esta ventaja táctica, que es otro de los aspectos que mejora en una secuela que permite superar muchas de sus misiones como si de un videojuego de infiltración se tratase. ¿Hay agua de por medio? ¿Peleáis en mitad de un desierto? Vuestros héroes, y los enemigos, sufrirán por ello moviéndose de forma lenta, pesada, de igual modo que las tormentas de arena mermarán la visibilidad o, las nubes tóxicas, harán enfermar a los vuestros de forma constante. El modo en que se relacionan los héroes combinando sus habilidades, potenciándose unos a otros con sus destrezas pasivas, contribuye a hacer de estas batallas un espectáculo emocionante, sí, pero también un desafío táctico de lo más satisfactorio. Me encanta además la importancia que adquieren los pergaminos, las pociones y otros objetos especiales como los explosivos, ya que en los niveles de dificultad más elevados serán esenciales para sobrevivir a algunos de los muchos combates únicos que plantea esta secuela.
Pillars of Eternity 2 introduce también el concepto Fortalecimiento; una destreza especial con la que los héroes podrán potenciar una habilidad concreta, logrando que por ejemplo una bola de fuego provoque más daño, o bien restaurar parte de su energía para ganar la oportunidad de usar unas cuantas habilidades especiales durante el transcurso del combate. Más y más opciones que consiguen que la acción de este RPG se sienta espectacular; como también lo es el diseño de las misiones, con unos escenarios que siempre dan la oportunidad de afrontar los retos de formas muy dispares. No hablo de una o dos alternativas, de ir cara a cara usando la fuerza bruta o bien usando el sigilo; ¡sino de muchas más!, de convencer a algún personaje para que nos cuele en la fortaleza enemiga, de aprovechar rutas ocultas a simple vista para plantarnos en los aposentos del objetivo y asestarle una cuchillada mortal; de usar nuestros contactos para colocar una trampa que acabe con su vida sin que nadie más resulte herido, de valernos del dinero o la diplomacia, o la intimidación… en definitiva, de hacer lo que queramos para cumplir con nuestra misión. Pocas cosas hay más emocionantes que seguir tu propio camino, sentirte protagonista de tu propia aventura, y aquí lo nuevo de Obsidian tiene pocos rivales.
Todo mejora además cuando, a bordo de tu navío, exploras Llama Extinguida sintiéndote libre de actuar como te plazca. Puedes asaltar barcos, enfrentarte a piratas, comerciantes o a la flota real… o bien dedicarte a visitar islas inexploradas, buscar recursos y materias primas, cartografiar la región o saquear tesoros. Y todo ello sabiendo que cada día que pasa debes alimentar a los tuyos, pagarles un sueldo, tratar sus heridas, ¡mantener alta la moral!, pues de lo contrario podrán amotinarse, o ser menos efectivos en el combate. Que también lo hay. Planteadas como secuencias interactivas por turnos, las batallas navales son más emocionantes de lo que podría parecer a simple vista. Cada decisión que tomas es importante hasta el punto de hacerte temblar de miedo ante la posibilidad de que uno de tus tripulantes sufra una herida mortal durante el intercambio de cañonazos. Podéis intentar huir, o dar caza al barco rival de forma épica, derriban sus velas o masacrando a sus marinos con distintos tipos de munición. Y luego están los abordajes, claro, en los que intervienen todos los personajes principales -tu solo controlas al grupo- y tripulantes, que en este caso también pueden morir, creando un vacío en tu corazón. Suena dramático, tal vez exagere, pero realmente duele perder a un timonel experto, o a ese cocinero que tan suculentos platos guisaba.
Para evitar estas situaciones de emergencia debemos comprar -o localizar- suministros como balas de cañón, medicinas o materiales para reparar los desperfectos. La comida y bebida también es importante; a los héroes les confiere distintas bonificaciones y penalizaciones pero, en el caso de la tripulación, lo que importa es la moral. Si ofrecéis un pastel de carne podrida, que lo hay, la moral bajará de forma exagerada; dadles de beber el mejor grog de Llama Extinguida, y ofrecerles carne y fruta fresca, y veréis lo felices que se ponen. Tanto que mientras navegan ¡cantarán! Porque así de genial es Pillars of Eternity 2, siempre atento a esos pequeños detalles. Y qué decir de la posibilidad de comprar nuevos barcos o mejorar la flota existente con diversos cañones, cascos, velas o incluso salas especiales, como un camarote más lujoso para el capitán, o un espacio para los animales que encontraréis durante la aventura. En este punto, nada más comenzar el juego os sorprenderán los elevados precios con los que os reciben los comerciantes. ¡Asusta!, pero tiene sentido en un videojuego que te lleva a explorar el mundo en busca de tesoros. Derrotad a un barco enemigo ¡y ya veréis el botín! Pero claro, preocupaos también de a quién cabreáis, que en este mundo de fantasía todo acto trae consigo consecuencias que podrían no gustarnos.
Gráficamente hablando, aunque a simple vista pudiera parecer que no hay una gran evolución con respecto al videojuego original, lo cierto es que la secuela de Pillars of Eternity resulta mucho más espectacular gracias a unos escenarios no ya solo mejor diseñados sino, también, que se sienten más vivos. Árboles y plantas reaccionarán de forma creíble a las inclemencias del tiempo, con una meteorología cambiante que nos hará disfrutar de bellos días soleados pero también oscuras noches de tormenta. En este sentido se han mejorado de forma notable los efectos de luces y sombras, creando estampas de lo más espectaculares, que además afectan en cierto modo al día a día de los habitantes de Llama Extinguida. Por el día los veremos realizando ciertas tareas, paseando por zonas concretas, mientras que por la noche descansan en sus casas o pululan por entornos totalmente distintos. Como decía antes la sensación de estar en un mundo vivo, que evoluciona con los actos del jugador, es increíble y, sin duda, uno de los grandes avances con respecto el original. No menos espectacular resulta también el diseño de personajes, que esta vez ¡sí se parecen! a sus retratos, sorprendiendo además con unas buenas animaciones y espectaculares efectos que recrean el uso de magias y otras habilidades especiales. La interfaz de usuario resulta igualmente atractiva, facilitando el acceso a las destrezas combativas de los héroes, gestionando su equipo o a la propia tripulación.
El colofón lo pone una magnífica banda sonora que se adapta a la perfección a la nueva ambientación pirata por la que ha apostado Pillars of Eternity. Hay una gran variedad de melodías, algunas con un tono épico que emociona, que se suman a un magnífico doblaje en inglés que esta vez se extiende a todas las misiones del videojuego y no solo a las principales. Afortunadamente, como el original, el juego ha sido traducido al español. Y ahora la pregunta del millón: ¿merece la pena si no has probado el original? Diría que sí… y no. Podéis disfrutar de este RPG sin ningún problema; entender fácilmente sus mecánicas de juego y gozar de su fantástica historia, pero hay referencias al primer Pillars of Eternity que ayudan a contextualizar mejor el argumento, guiños que te harán esbozar una sonrisa, y perderse esos detalles es una lástima. Teniendo en cuenta además que puedes exportar una partida del original para conservar intactas todas tus decisiones… pues sí, que lo suyo sería disfrutar del primero, que es un magnífico RPG, y después dar el salto a esta secuela.
Imprescindible
Obsidian lo ha vuelto a hacer. Con el apoyo de los aficionados, los creadores de Fallout: New Vegas vuelven a sorprender con un extraordinario RPG que recupera la mejor esencia de clásicos del rol como Baldur's Gate 2. Emocionante en su acción, con un espectacular sistema de combate y maravillosa puesta en escena, Pillars of Eternity II: Deadfire te sumerge en una épica aventura de piratas que tardarás tiempo en olvidar gracias a su poderosa narrativa. Una vez más, ¡y ya van unas cuantas!, Obsidian firma un trabajo memorable que está destinado a convertirse en uno de los grandes videojuegos de 2018.
Comprar Pillars of Eternity II: Deadfire- Extraordinaria libertad de acción y emocionante sistema de combates
- Una historia de enorme calidad en la que tus acciones tienen consecuencias
- Gran puesta en escena; el diseño de misiones y épica banda sonora
- La gestión del barco y la sensación de explorar un mundo sin límites
- IA efectiva. Los aliados responden de forma acertada a las acciones enemigas
- Las batallas navales están bien, pero podría haber dado más de sí
- No todas las historias personales de los héroes están a la altura