Hace una semana llegó a cines Aquaman y el Reino Perdido, una megaproducción dirigida por James Wan que tiene el honor de ser una secuela directa del mayor éxito de todos los tiempos de DC, Aquaman. Aquel blockbuster se estrenó por estas fechas hace cinco años confirmando a todo el mundo que el DCEU aún tenía vida por delante pese al traspiés de Justice League. Hoy, sin embargo, esta cinta despide, desde el fondo del mar, dicho universo extendido para siempre.
Por supuesto, esto es muy discutible. Hay muchos seguidores de la franquicia que consideran que el DCEU murió con la marcha de Zack Snyder en la posproducción de Justice League. Otros llevan este punto hasta la propia Aquaman, la última película iniciada antes del desembarco de Walter Hamada como "jefazo" de DC. Lo cierto es que tomando como base la cinta protagonizada por Jason Momoa, cuesta mucho imaginar un mayor deterioro de marca como el vivido por el universo de Batman, Superman y Wonder Woman este lustro.
Si Aquaman terminó su recorrido en cines en 2019 con algo más de 1.150 millones de dólares, 335 millones de dólares solo en Estados Unidos, su continuación apenas aspira hoy a recaudar algo más de un cuarto de esta cifra. A día de hoy lleva 120 millones de dólares a nivel mundial, pero las perspectivas de cara a su segundo fin de semana, al menos en EE.UU., son bastante pobres. En internacional podría irle mejor las cosas gracias, especialmente, a China. Un fracaso estrepitoso y difícil de explicar, aunque en redes no faltan las teorías.
Se suponía que 2023 iba a ser el gran año de DC
El fiasco de Aquaman y el Reino Perdido no es un desastre aislado, sino la culminación de un año de pérdidas millonarias para Warner Bros. & DC en la que se suponía que debía ser su gallina de huevos de oro, pérdidas que cuesta mucho imaginar no tengan algo que ver con que cada vez se escuche más hablar en Hollywood de fusiones como la rumoreada con Paramount Global. Y eso a pesar que este 2023 teníamos hasta cuatro estrenos de la franquicia.
¡Shazam! La furia de los dioses buscaba dar continuidad a una simpática película estrenada que funcionó como un tiro con su escaso presupuesto y que resultó ideal para ir a ver con los más pequeños tras varios estrenos en DC más centrados en una audiencia más adulta. The Flash parecía tener encandilados a todos en los pases, con insiders asegurando que esto era lo mejor desde El caballero oscuro. Blue Beetle se presentaba como la apuesta del estudio por atraer al público latino, hubo quien dijo que podría ser el Black Panther de DC. Y Aquaman y el Reino Perdido ya os lo hemos contado, secuela del "billonario" éxito.
Independientemente de su calidad, todos estos proyectos fueron cayendo como un castillo de naipes. Ya no es solo que quedaran lejos de ser el éxito que se esperaba de ellos, es que complicaban y mucho la viabilidad del proyecto, tanto a nivel económico como de prestigio. ¿Puede DC levantarse de algo así?
Todos estos fracasos descubiertos este año formaban parte de "un futuro brillante", como lo llegó a definir una ejecutiva de Warner Bros. ya fuera del estudio, tanto o más como el que ahora James Gunn y Peter Safran nos venden para el DCU. Parece evidente confiar en Gunn ya que al fin y al cabo es el responsable del mayor éxito del año en el cine de superhéroes, Guardianes de la Galaxia Vol. 3, pero tampoco podemos olvidar el rol destacado que ha tenido Safran, su compañero de aventura, en tres de los cuatro fiascos de DC en 2023.
En 2018, muchos aficionados de DC también se echaron en los brazos de dos directores que habían firmado dos grandes éxitos, Patty Jenkins y James Wan, a quienes anhelaban como cineastas detrás de una nueva Justice League. Lo mismo hicieron con Andy Muschietti a comienzos de año cuando los insiders hablaban de The Flash en tan buenos términos. ¿Pasará lo mismo con James Gunn?
Los superhéroes agonizan, pero en DC pasa algo más
Hay quien dice también que el problema de DC es el mismo de Marvel, a las masas ya no le interesan ver comedias de acción y superhéroes. En esa teoría podemos ver The Marvels, secuela de otro éxito milmillonario que acabará su carrera con apenas 200 millones de dólares. Si es así, el futuro de DC como sostén económico de Warner Bros. es aún más complicado de lo que parece. En mi opinión, creo que las crisis de Marvel Studios y DC tienen identidad propia.
La de Marvel Studios es de cantidad, de una perdida del camino por querer abarcar demasiado al mismo tiempo que se apostaba todo a un mismo tono de historia. La de DC es más de credibilidad, de vender miedo a tu producto. Desde aquella Aquaman de 2018 en Warner Bros. & DC no se ha querido dar al aficionado ambición a nivel de universo, sino un conjunto de proyectos que pudieran coexistir y que sirvieran como una moneda tirada al aire. Warner Bros. nunca volvió a confiar en este universo expandido y los fans poco a poco tampoco.
Creo que hará falta algo más que un borrón y cuenta nueva para arreglar esta crisis de imagen
El estudio de cine espera que con un borrón y cuenta nueva pueda darle la vuelta a la situación y poner el germen de una saga exitosa con Superman: Legacy, al fin y al cabo algo así pasó hace año y medio con la muy recomendable The Batman, pero es difícil que el espectador pueda tomarse en serio a una compañía que desechó una franquicia que en sus inicios promediaba 800 millones de dólares, con y sin Zack Snyder.
Veremos en qué queda esto en dos años, pero de momento nos enfrentamos con Aquaman y el Reino Perdido a un fracaso humillante, un cierre decepcionante para el personaje y para un DCEU que cambió la vida a mucha gente en sus inicios. Y todo eso pese a que a mí, personalmente, me gustó y mucho esta buddy movie de acción, aventuras y fantasía dirigida por James Wan.
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