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La nave ha aterrizado pasadas las seis de la mañana. AFP
La Starliner vuelve de vacío: la consumación de un fracaso espacial

La Starliner vuelve de vacío: la consumación de un fracaso espacial

La nave de Boeing ha regresado a la Tierra pasadas las seis de la mañana dejando hasta febrero en la Estación Espacial Internacional a los dos astronautas que transportó a principios de junio

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Viernes, 6 de septiembre 2024

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La Starliner, la calamitosa nave construida por Boeing que ha dejado entrampados hasta febrero en la Estación Espacial Internacional (ISS) a Suni Williams y Barry 'Butch' Wilmore, los dos astronautas a los que transportó el pasado mes de junio, ya ha regresado a la Tierra. Tras desacoplarse de la infraestructura al filo de la medianoche, ha tocado tierra pasadas las seis de la mañana. Lo ha hecho en la base de White Sands, en Nuevo México gracias a tres paracaídas y varias bolsas de aire infladas que han permitido amortiguar el impacto.

Se consuma así el fracaso espacial del gigante aeronáutico, una compañía que fue clave en el programa Apolo, el que llevó al ser humano a la Luna hace cinco décadas. La historia de esta nave arranca en 2014. Fue entonces cuando el presidente Obama decidió poner punto y final a la dependencia que la primera potencia mundial tenía con Rusia para llevar tripulantes al espacio. Moscú cobraba entre 20 y 80 millones de dólares por cada plaza que cedía a Washington. Ocurría así desde 2011, cuando tuvo lugar el último vuelo del transbordador espacial. La agencia espacial estadounidense otorgó sendos contratos a Boeing y a Space X, la empresa espacial de Elon Musk, para que construyeran dos naves capaces de cubrir esa carencia. Para la primera fueron 4.200 millones de dólares mientras que para la segunda la cantidad fue menor, 2.600 millones.

Mientras la firma de Musk cumplió con su parte en 2020 y desde entonces ha llevado astronautas a la estación espacial hasta en ocho ocasiones, su rival no lo logró hasta junio de este año tras un sinfín de retrasos que se remontan a 2015, cuando debería haber despegado por primera vez la CST-100 Starliner, el nombre completo de un artilugio con capacidad para siete astronautas y formada por una cápsula para la tripulación -esta parte es reutilizable- y otra de servicio. Fallos con los paracaídas, cables inflamables, escasez de combustible… retrasaron sucesivamente su despegue o su acoplamiento a la ISS hasta que finalmente logró llevar a Williams y Wilmore a su destino.

Suni Williams y Barry 'Butch' Wilmore. Reuters

Los problemas se agravaron a su misma llegada. Se detectaron varias fugas y problemas en los propulsores que finalmente fueron los que obligaron a la NASA a tomar la drástica decisión de encargar a Elon Musk el rescate de los dos astronautas. Estos volverán a la Tierra en febrero tras no menos de 239 días en órbita cuando solo debían haber permanecido en la ISS poco más de una semana.

Reuniones a gritos

Durante todos este tiempo, la agencia espacial norteamericana ha defendido de forma pública el trabajo hecho por Boeing. Sin embargo, esta misma semana el 'New York Post' aseguró que las reuniones en las que ambas partes discutían cómo traer a los astronautas de vuelta con frecuencia terminaban con discusiones a gritos. «Siempre que estás en una reunión de esta magnitud donde hay este tipo de decisiones, hay cierta tensión en la sala. No diría que fue una reunión de gritos y alaridos. Fue una discusión técnica tensa en la que ambas partes escucharon atentamente todos los datos», explicó Steve Stich, director del programa de tripulación comercial de la NASA, tratando de restar importancia a unas discrepancias que han disparado los costes en torno a los mil millones .

Boeing también participa en el 'programa Artemis', el que debe llevar de nuevo al ser humano a la Luna en 2026. Es la encargada de la construcción del gigantesco cohete SLS que debe llevar al satélite terrestre a los cuatro tripulantes elegido, entre ellos Christina Koch, destinada a convertirse en la primera mujer en pisarlo. Aquí también ha habido problemas. Un informe de 32 páginas publicado por la NASA en agosto tras dos años de investigaciones en una planta de ensamblaje de Boeing concluía que «los sistemas de gestión de calidad no cumplen con los estándares»; que «la falta de una plantilla formada y cualificada aumenta el riesgo de que el contratista -Boeing- siga fabricando piezas y componentes que no se ajusten a los requisitos», y que los salarios, bajos comparados a otras empresas del sector, y la ubicación de las instalaciones dificultaba atraer trabajadores «de talento». En total se detectaron hasta 71 errores, entre los que se encuentran «restos de objetos extraños en los tanques de combustible» o «soldaduras que no cumplían las especificaciones». Además, la auditoría ponía en duda la capacidad de Boeing para desarrollar una evolución de este cohete que debería ser clave en los posteriores viajes a la Luna.

La crisis de la empresa, más grave todavía en sus aviones comerciales -hay tres investigaciones abiertas por varios incidentes graves-, se ha llevado por delante a su CEO, Dave Calhoun, que fue sustituido este mes de agosto por Kelly Ortberg. «Tenemos claramente mucho trabajo por hacer, pero tengo confianza en que, trabajando juntos, devolveremos a la empresa a la posición de líder que se espera de ella», dijo.

Los extraños ruidos en la nave

A todos los problemas técnicos que han afectado a la Starliner se le sumó otro el pasado 31 de agosto. Ese día, Wilmore comunicó a los responsables de la NASA que un «ruido extraño» parecía salir de un altavoz dentro de la nave. «No sé qué lo está provocando», aseguró el astronauta. El misterio quedó resuelto un par de días después. La agencia espacial explicó que el «sonido pulsante» se debía a acoples de audio en el altavoz de la nave. «La retroalimentación del altavoz fue el resultado de una configuración de audio entre la estación espacial y Starliner. El sistema de audio de la estación espacial es complejo, lo que permite interconectar varias naves espaciales y módulos, y es común experimentar ruido y retroalimentación», explicaron.

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