No son solo las zapatillas:
¿por qué kenianos y etíopes
dominan EN el maratón?

No son solo las zapatillas:
¿por qué kenianos y etíopes
dominan EN el maratón?

Un reportaje de David Jiménez

Pocas veces se pueden ver dos récords del mundo en maratón en un lapso de tan solo 15 días. Y que estos alcancen un punto de excepcionalidad en sus registros que vislumbran un horizonte que hasta hace pocos años parecía completamente fuera del alcance del ser humano, incluso del más dotado.

El pasado 29 de septiembre, en una de las mayores proezas vistas en la distancia de Filípedes, la etíope Tigist Assefa destrozaba el récord del mundo femenino en el circuito fetiche de las plusmarcas que es Berlín, parando el crono en unas estratosféricas 2 horas, 11 minutos y 53 segundos, que supone una mejora de más de dos minutos respecto a la ya de por sí impresionante marca que la keniana Brigid Kosgei había establecido en el Maratón de Chicago en el 2019.

Ahora el reto sube de nivel antes de lo esperado y la pregunta no es tanto si será posible que una mujer rompa la barrera de las 2 horas y 10 minutos, sino cuándo ocurrirá. Y es que resulta un tiempo que, si lo ponemos en perspectiva, hasta hace pocos años servía para dar acceso a unos Juegos Olímpicos o un Mundial de atletismo en la selección española masculina.

Y cuando aún estábamos recuperándonos de ese golpe sobre el asfalto teutón, 15 días después llegó otra auténtica gesta, esta vez de la mano (o más bien, de las piernas) del jovencísimo keniano Kelvin Kiptum, que en su tercer maratón puso fin al reinado del ilustre Eliud Kipchoge, el mejor maratoniano de la historia y el primer hombre que demostró que bajar de las dos horas no era una quimera (aunque, en su caso, aquella marca de 1:59:40 fuera a través de un acontecimiento comercial sin regulación normativa y con algunas ayudas supletorias que lo invalidaban como marca oficial).

Kiptum se quedó a poco más de medio minuto de un objetivo que ya no es ciencia ficción: convertirse en el primer hombre en romper esa barrera en un maratón que cumpla con la normativa oficial de World Athletics.

Tal y como compartió en sus redes sociales Martín Fiz, campeón de Europa en esta disciplina en 1994 y subcampeón del mundo en 1997, tras estos récords que son "para quitarse el sombrero", ahora se enfrentan a un desafío mayor: "La barrera de los hombres está más cercana, solo les queda rebajar 35 segundos, pero va a ser tan difícil como el que tienen las mujeres de rebajar 1 minuto y 53 segundos".

"El problema de los récords es que no tienen una tendencia lineal, sino escalonada y logarítmica. Llega un momento que la curva se allana mucho", explica Marc Roig, atleta especializado en hacer de liebre de la élite femenina, fisioterapeuta de, entre otros, Kenenisa Bekele y Eliud Kipchoge, entrenador personal, y desde hace unos años uno de los baluartes de elevar el Maratón de València en el top mundial ejerciendo de seleccionador de los élite que correrán allí.

EL DOMINIO AFRICANO

Ha sido en esta última década cuando se ha presenciado un salto adelante a la hora de batir marcas que viene principalmente protagonizado por atletas de dos países que dominan a placer el maratón: Etiopía y Kenia.

El 80% de los corredores que marcan los mejores tiempos en esta prueba pertenecen a esos dos países, y hay que sumarles corredores de naciones limítrofes como Eritrea, Uganda, Tanzania, además de otros que, oriundos del Valle del Rift, corren nacionalizados sirviendo a otras banderas.

"Son muchos factores: geográficos, culturales, sociales... Si vives en un lugar donde tus vecinos son atletas de alto nivel, es más fácil que seas atleta de alto nivel. Si eres nacido en Terrassa, tienes muchos números de venir con un ‘stick’ bajo el brazo. Y si eres de Banyoles, con un remo. Esto a pequeña escala es lo que pasa aquí", indica Marc Roig.

LAS ZAPATILLAS

¿Son las zapatillas el principal motivo para que se estén rebajando los récords de forma tan acelerada? ¿O también inciden otros aspectos como la predisposición genética, los cambios en los hábitos de entrenamiento y a la hora de competir, la alimentación e, incluso, lo bien que se pagan actualmente las plusmarcas?

Empecemos por el calzado.

A nivel mediático, estos récords actuales se han relacionado en buena medida con un denominador común a ras de suelo: las zapatillas con placa o barillas de carbono.

Los prototipos son el culmen de un proceso de innovación constante, de gran inversión económica y de avances tecnológicos para ir ajustando el patrón idóneo según las necesidades que los mismos atletas van indicado a la marca suministradora de las zapatillas con las que acabarán compitiendo.

Y todo comenzó con la llegada, no del primer modelo con placa de carbono, pero sí del más representativo: las Nike Vaporfly que Eliud Kipchoge calzó en el #Breaking2, su primer intento de bajar de las dos horas, que se celebró en el circuito de Monza en 2017. Se quedó a solo 25 segundos de conseguirlo. Dos años después, en la reválida de Viena, lo batiría por 20 segundos.

Kelvin Kiptum, corredor patrocinado también por la marca de Oregon, rodó en Chicago con un prototipo de otras de sus zapatillas más avanzadas, las Alphafly, cuya tercera versión se pondrá a la venta al público en enero de 2024.

Las Nike Alphafly v3 con las que corrió Kelvin Kiptum en Chicago.

Las Nike Alphafly v3 con las que corrió Kelvin Kiptum en Chicago.

En Berlín Assefa calzó, y luego besó, la nueva joya de la corona de Adidas: las Adizero Adios Pro EVO 1, un calzado de peso pluma, amortiguación excelsa y un precio de 500 euros.

Assefa besa las Adizero Adios Por EVO 1 con las que hizo el récord del mundo en el Maratón de Berlín. FOTO: ADIDAS

Assefa besa las Adizero Adios Por EVO 1 con las que hizo el récord del mundo en el Maratón de Berlín. FOTO: ADIDAS

Una edición limitada a poco más de 500 unidades se han fabricado de esta zapatilla y una de ellos ha tenido el privilegio de calzarlas el atleta español Carlos Mayo, con las que consiguió batir el récord nacional que desde hace 22 años mantenía vigente Fabián Roncero.

Las principales características de estas zapatillas de última generación son la ligereza extrema (tan solo 138 gramos en el caso de las Adidas Adizero Pro EVO 1 que, buscando ahorrar peso, luce un 'upper' casi traslucido), un 'rocker' -parte delantera- con una curva muy marcada hacia arriba para facilitar el efecto catapulta en la transición entre zancadas, y una amortiguación más blanda y reactiva gracias también al carbono que 'empuja' hacia adelante al corredor. A su vez, este extra de amortiguación respecto a pasados modelos permite reducir la fatiga muscular. En contrapartida, además del precio, la durabilidad de este calzado es sensiblemente inferior.

Los principales estudios certifican la mejora en el rendimiento en los élites calzando una zapatilla con todas estas nuevas tecnologías implantadas. Esta mejora estaría entre el 2% (para hombres) y 2,6% (para las mujeres), según una investigación en la que analizaba la progresión de los 50 mejores corredores masculinos y 50 femeninos de la serie World Marathons Major. En distancias de 10k y medio maratón, esa ventaja podría llegar hasta el 3,31%.

Otro estudio, realizado en los primeros años de la eclosión de las zapatillas con carbono, elevó a un 4% tanto en hombres como en mujeres la mejora en competición calzando unas Vaporfly.

Ante el temor de que este tipo de calzado acabase por tener un protagonismo atroz que desvirtuase la misma competición y las marcas obtenidas antes de la introducción del carbono, convirtiéndose en una especie de 'dopaje tecnológico', World Athletics publicó una serie de restricciones para que se pudiese correr con ellas en los eventos oficiales: en el caso del maratón y las pruebas de ruta, la media suela no debe superar los 40 mm de grosor.

Aun así, a la vista de la evolución del promedio de tiempos a partir del top ten de la última década, se infiere que este salto cualitativo tampoco es tan elevado desde que entraron en escena las zapatillas con placa de carbono respecto a las tradicionales.

Además, no es un calzado apto para todo el mundo, ni tan solo para las élites, aunque ya la inmensa mayoría de ellas, y gran parte de los corredores populares, lo calzan. Se calcula que, entre los atletas de primer y segundo nivel, en torno al 25% no se le vislumbró una mejora en el rendimiento.

Otra de las claves que ha llevado a que las grandes estrellas del atletismo de larga distancia abracen este tipo de modelos y que se hayan extendido a nivel popular es que este tipo de zapatilla, con una técnica de carrera depurada, puede reducir la fatiga muscular respecto al calzado pre-carbono.

En resumen, tras una tirada larga, lo habitual era quedarte molido a nivel muscular, ahora la recuperación es más sencilla y breve permitiendo un aumento del número de kilómetros a recorrer y llegar al día D en mejores condiciones.

LAS CUALIDADES

La base para mejorar el rendimiento de un corredor se ha mantenido inalterable en el tiempo: correr, comer, descansar.

La diferencia reside en que si el rendimiento se consigue con la suma de muchos pequeños factores, los corredores del valle del Rift destacan tanto por la solidez de sus cualidades innatas como por la determinación con la que afrontan las que luego se trabajan.

"Es cierto que hay aspectos genéticos que se encuentran más allí, pero no explican tanto el suceso como el de la dedicación", afirma Marc Roig.

Estos aspectos genéticos y sociales están plasmados perfectamente en su libro 'Corre como un etíope'. Este recoge diferentes estudios en los que se indica, por ejemplo, que el volumen de la pantorrilla de estos corredores -entre un 15 y 17 % menor- permite un ahorro del 8% de energía por kilómetro; que la adaptación genética a la altitud les permite aprovechar mejor el oxígeno que entra en sus pulmones, o que la tribu de los Kalenjin -a la que pertenece Kipchoge- es capaz de oxigenar mejor el cerebro en situaciones de máxima extenuación.

Además, no hay que olvidar el hábito de que desde niños corren en dirección a la escuela: Más de dos tercios de los maratonianos de primer nivel del país lo hacían.

Pero todo ello no tendrían un plasmación en competición sin una dedicación casi monacal enteramente centrada en el entreno diario.

"Me molesta mucho cuando se dice: 'claro, está la clasificación de los africanos y después la de los blancos', como queriendo decir que los segundos parten en desventaja y la verdad es que no. Se pueden contar con los dedos de la mano los europeos que se pueden dedicar tan en serio a esto con plena dedicación aquí, como Sondre Moen o Julien Wanders, pero en el caso de kenianos, etíopes, eritreos, ugandeses… los cuentas a puñados. Que te salgan muchos buenos es mucho más fácil", indica Marc Roig. 

"Tienen una fe inmensa en sus posibilidades, le dedican muchas horas", señala Marc Roig

Lo que sí se ha ido introduciendo son sutiles modificaciones para afinar la mejora. Muchas de ellas a nivel nutricional.

"La alimentación no tiene el mismo componente social y cultural que en Europa. En Kenia el objetivo de comer es saciar una necesidad, llenar el depósito. Esto tiene también su lado negativo a nivel nutricional si ves que hay una carencia nutricional, cuesta mucho modificarla y aquí el trabajo de los equipos es introducir el mínimo posible, pero muy bien justificado", explica. 

Y en ese dieta tan arraigada en el valle de Rift, y más concretamente en Etiopía, entra en juego el teff, un cereal rico en carbohidratos de asimilación lenta, que supone una ventaja para rendir en larga distancia y de alto valor proteico.

LA UBICACIÓN

Los protagonistas de toda esta lluvia de récords vienen de un enclave común: el valle del Rift, una fractura geológica que se extiende a lo largo de 4.800 kilómetros desde Mozambique hasta el mar Rojo.

En los altiplanos de ese inmenso paraje, situados a más de 2.000 metros de altura nacen, viven y entrenan la mayoría de atletas que luego triunfarán en las competiciones atléticas.

La mayor carencia de oxígeno que existe en altitud permite, tras un proceso de adaptación gradual, mejorar el nivel de VO2 max y, con ello, el rendimiento en carrera de los corredores que se ve materializado cuando compiten en condiciones 'normales'.

Otro de los elementos claves está en el clima, ideal para entrenar largas horas y adaptarse a las diferentes situaciones meteorológicas que te puedes encontrar en competición.

En el caso de Eldoret, localidad residencial de muchos de los atletas kenianos que luego se trasladarán a las vecinas Iten o Kaptagat, donde pasarán largas temporadas de entrenamiento, las temperaturas suaves se mantienen estables a lo largo del año (un promedio de máxima sobre los 25 ºC y de mínima de 9 ºC) y el alto grado de humedad permite adecuarse a cuando compitan a nivel del mar.

La orografía y la variedad de terrenos donde salir a entrenar es otra de las grandes ventajas: es fácil alcanzar en pocos kilómetros diferencias de altitud muy significativas, recorrer grandes zonas boscosas o hacer tiradas largas en interminables rectas sin apenas tráfico. Y la urbe suele quedar cerca del campo base y de la zona de entrenamiento.

En un recorrido inverso al que hacen los kenianos, la mayoría de atletas etíopes que destacan a edades tempranas se trasladan del pequeño municipio de Bekoji, con inmensos y variados parajes para perderse corriendo y que fue conocido a nivel global a través del documental 'Town of runners', a la capital Adís Abeba, donde está el principal centro de alto rendimiento y cuya ubicación geográfica, a 2.400 metros de altitud y con la montaña de Entoto -que se eleva hasta los 3.300 metros- y los bosques de Sululta a tiro de piedra, la hacen ideal para realizarse como atletas de élite.

Los protagonistas de toda esta lluvia de récords vienen de un enclave común: el valle del Rift, una fractura geológica que se extiende a lo largo de 4.800 km y que se extiende desde Mozambique hasta el mar Rojo.

En los altiplanos de ese inmenso paraje, situados a más de 2.000 metros de altura nacen, viven y entrenan la mayoría de atletas que luego triunfarán en las competiciones atléticas.

La mayor carencia de oxígeno que existe en altitud permite, tras un proceso de adaptación gradual, mejorar el nivel de VO2 max y, con ello, el rendimiento en carrera de los corredores que se ve materializado cuando compiten en condiciones 'normales'.

Otro de los elementos claves está en el clima, ideal para entrenar largas horas y adaptarse a las diferentes situaciones meteorológicas que te puedes encontrar en competición.

En el caso de Eldoret, localidad residencial de muchos de los atletas kenianos que luego se trasladarán a las vecinas Iten o Kaptagat, donde pasarán largas temporadas de entrenamiento, las temperaturas suaves se mantienen estables a lo largo del año (un promedio de máxima sobre los 25 ºC y de mínima de 9 ºC) y el alto grado de humedad permite adecuarse a cuando compitan a nivel del mar

La orografía y la variedad de terrenos donde salir a entrenar es otra de las grandes ventajas: es fácil alcanzar en pocos kilómetros diferencias de altitud muy significativas, recorrer grandes zonas boscosas o hacer tiradas largas en interminables rectas sin apenas tráfico. Y la urbe suele quedar cerca del campo base y de la zona de entrenamiento.

En un recorrido inverso al que hacen los kenianos, la mayoría de atletas etíopes que destacan a edades tempranas se trasladan del pequeño municipio de Bekoji, con inmensos y variados parajes para perderse corriendo y que fue conocido a nivel global a través del documental 'Town of runners', a la capital Adís Abeba, donde está el principal centro de alto rendimiento y cuya ubicación geográfica, a 2.400 metros de altitud y con la montaña de Entoto -que se eleva hasta los 3.300 metros- y los bosques de Sululta a tiro de piedra, la hacen ideal para realizarse como atletas de élite.

LA COMPETICIÓN

Los atletas son cada vez más selectos con los maratones que eligen. Más allá del aspecto económico (que cuenta, y mucho: hay fijos de salida y premios por victoria y por récord del circuito, nacional y mundial) y de prestigio (Nueva York o Boston no son circuitos rápidos, aunque la segunda tuvo un récord oficioso durante unos años, pero son victorias de primer nivel que catapultan a los corredores al estrellato inmediato), se tiene en cuenta otras variables.

Las condiciones atmosféricas de la localidad en las fechas en que se celebra el evento, el perfil y dificultad del trazado, si la fecha le permite competir en el pico de forma y poder combinarlo sin condicionar campeonatos mundiales o Juegos Olímpicos, serían las principales.

Las liebres de Kipchoge en el pasado Maratón de Berlín.

Las liebres de Kipchoge en el pasado Maratón de Berlín.

Pero también cuenta toda la disposición de elementos 'accesorios' para buscar esos récords, como la calidad organizativa del evento, la disposición de liebres de calidad, el cartel de competidores que habrá en la línea de salida e, incluso, que sea un circuito patrocinado por una marca deportiva que calza, viste y paga a ese corredor.

Y a partir de ahí, entra otro concepto primordial: la táctica. "La puesta en escena ha de ser agresiva. Kipchoge lo intentó en 2022 y no lo consiguió. Kiptum demostró que puede hacer la segunda media maratón por debajo de la hora, pero pasó la primera mitad por encima de los 60 minutos. Cuanto más rápido pase la primera mitad, más difícil le será repetirlo en la segunda. Cada vez habrá que hilar más fino y no habrá tantas oportunidades", explica Marc Roig. "En el maratón las oportunidades se tienen o no se tienen y cuando no se aprovechan, el tren pasa".

En este sentido, hay cinco maratones comerciales que van por delante del resto en la predilección de los élite: Berlín, Londres y Chicago entre las denominadas 'Majors' (que también incluye a Nueva York, Tokio y Boston), València -la 'outsider' que rivaliza de tú a tú con ellas y de las que mayor densidad de corredores sub 2 horas y 5 minutos tiene de todas las maratones'- y Dubai, por presupuesto y circuito completamente llano y rectilíneo. Rotterdam, Ámsterdam y Milán estarían también en la terna, aunque ya a otro nivel.

Victoria de Kelvin Kiptum en Valencia 2022./ MARATÓN VALENCIA

Victoria de Kelvin Kiptum en Valencia 2022./ MARATÓN VALENCIA

Hay pruebas que son potencialmente más rápidas. En España está el caso de Sevilla, que es el circuito más llano de Europa, pero el presupuesto que dispone para contratar a atletas de primer nivel dista mucho del que tienen las que se llevan el gato al agua.

TEMOR AL DOPAJE

Con un volumen tan alto de atletas de alto nivel y tan pocas plazas para competir no debería resultar extraño que el dopaje hiciera aparición en el atletismo keniano.

"Hay un problema de densidad. Un keniano que tenga 2 horas 8 minutos en maratón para el negocio del atletismo es completamente irrelevante. Por lo que a este tipo de corredor no se le controla, así que si va a un maratón de tercera, es fácil que las gane", comenta Marc Roig.

Y es que con 558 atletas sancionados a nivel global actualmente por la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU), Kenia es el tercer país con mayor número de castigados con 65 casos, tras Rusia -que supera el centenar- e India -con 87-. Etiopía registra solo 12 casos.

El caso más llamativo fue el del gran dominador en el maratón en el periodo 2010-2016, el antiguo plusmarquista keniano Wilson Kipsang, que ya en su declive atlético fue cazado por intentar manipular sus muestras y castigado con cuatro años de suspensión, lo que supuso el fin de su carrera deportiva.

El keniano Titus Ekiru, vencedor del Maratón de Milán de 2021 / MILANO MARATHON

El keniano Titus Ekiru, vencedor del Maratón de Milán de 2021 / MILANO MARATHON

No ha sido el único caso sonado. Ganadores de renombre como Titus Ekiru -vencedor en Milán bajando de las 2 horas y 3 minutos y también en Sevilla-, o la vencedora de la prestigiosa Maratón de Boston en 2021, Diana Kipyokei, también acabaron cayendo en el control antidopaje.

Este goteo constante de positivos ha puesto el foco en el país africano y la Agencia Antidopaje de Kenia se ha comprometido a redoblar las pruebas sorpresa antes de los principales campeonatos en todo el país.

El entrenador de atletas Patrick Sang. / DAN VERNON

El entrenador de atletas Patrick Sang. / DAN VERNON

En un entrevista a EL PERIÓDICO, el entrenador de Eliud Kipchoge y medalla de plata en los JJOO de Barcelona 92, Patrick Sang, explicaba el motivo de que se pusiera en cuestión la credibilidad del atletismo keniano: "Hay una parte muy negativa en la cultura keniana, y de muchos otros lugares, por desgracia: la del atajo. Muy peligrosa, algunos quieren alcanzar el éxito rápidamente. Contra eso hay que potenciar la educación".

Un reportaje de El Periódico

Textos y diseño: David Jiménez
Infografías: Francisco J. Moya, David Jiménez
Coordinación: Rafa Julve