Jueves y viernes

Los magos del sonido encargados de los conciertos de 'Clàssica a la platja' que reunirán a 30.000 personas

Responsables de sonido del Liceu y del Auditori capitanean un equipo de 25 personas cuya misión es que el sonido en los conciertos al aire libre en la Barceloneta llegue cristalino a las 30.000 personas que podrán seguir 'Clàssica a la platja' este jueves y viernes

'Tiburón' y 'Barcelona', el himno de Mercury y Caballé, sonarán en la playa de Barcelona

Este año 'Clàssica a la platja' forma parte de la regata cultural de la Copa América de vela y se retransmitirá por televisión en Betevé

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PLAYA / MANU MITRU

Marta Cervera

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Sin los especialistas en sonido sería imposible hacer 'Clàssica a la platja', los conciertos que la OBC y la sinfónica del Liceu ofrecerán gratis este jueves y viernes, respectivamente. El público conoce los programas y los artistas invitados entre los que destaca Gustavo Dudamel, que acaba de recibir el título de 'Amigo de Barcelona'. Pero nadie conoce a los artistas del sonido que hacen posible que la música llegue a todo el público, desde los que están cerca del escenario colocado a los pies del Hotel W en la playa de Sant Sebastià como aquellos que están en la plaza del Mar, donde se colocará una enorme pantalla. Este año 'Clàssica a la platja' forma parte de la regata cultural de la Copa América de vela y se retransmitirá por televisión en Betevé.

La coproducción de los conciertos se hace entre Auditori y Liceu cuenta con Toni Vila y Ferran Conangle, responsable técnico de audivisuales de L'Auditori y responsable de las grabaciones del Liceu respectivamente, así como Alejandro Parra y Oriol Baulenas, mano derecha de Vila. Ellos son los encargados de que la música llegue al público tal y como quiere el director musical, sin sonidos extraños ni desequilibrios.

El director musical lleva la batuta, pero ellos son los encargados de que ese sonido que dibuja llegue lo más nítidamente posible al espectador. "Lo que hacemos en cada concierto con el sonido es un traje a medida", explican. Y debe llegar sin problema a los 30.000 espectadores que pueden llegar a reunirse en la Barceloneta. "Estamos acostumbrados a escuchar la música de una determinada manera en salas con paredes. En un lugar donde no hay. Nuestra misión es que el sonido de la orquesta pueda escucharse igual de bien".

Un centenar de micros

Han colocado un centenar de micrófonos en el escenario. En la sección de viento, maderas y metal prácticamente hay un micro por persona; en la de cuerda hay un micro por atril, excepto los contrabajos; y en el coro, microfonía general. Los cantantes van microfonados con diadema, a excepción de Arnau Tordera, que prefiere ir con el micro en la mano cuando cante 'Barcelona', el himno de las Olimpiadas de 1992 que despedirá el concierto de la OBC.

El escenario es más grande que nunca porque este año hay coro. La Orquesta del Liceu, que tocará un repertorio de bandas sonoras de John Williams, cuenta con 90 músicos y la OBC con una docena menos, pero con el coro de 95 voces del Orfeó Català que interpretará el 'Himno de la Alegría' de la Novena de Beethoven.

Los micros lo graban todo, no discriminan. Ellos han de lograr que nada impida que la nitidez sea máxima en la Barceloneta pese a la cacofonía de sonidos "donde tienes el chunta-chunta del bar, gente jugando a la pelota y el agua de fondo, que es tal vez el problema menor...". De ahí la necesidad de poner micros lo más cerca posible de los músicos, recoger el sonido de cada uno y equilibrarlo para que suene como el director espera. Se necesitan "toneladas de cable de fibra óptica" para conectar el sonido desde el escenario hasta el último equipo., situado a 470 metros. Explican que solo el equipo de sonido para estos conciertos moviliza a 25 personas.

"No se trata de inventar nada. Todo ha de sonar igual que sonaría sin amplificación"

Durante el concierto, que será retransmitido, Parra y Baulenas -ambos músicos- irán leyendo la partitura de cada obra avisando de lo que hay que enfatizar. Han tomado notas sobre la estética y la intención que quiere darle cada director a cada pieza. "En función de eso, intentamos reproducir ese mismo balance", dice Parra. "Hemos de destacar cada cosa lo justo. No se trata de inventar nada. Todo ha de sonar igual que sonaría sin amplificación".

Son 30.000 personas las que pueden seguir el concierto en la playa "in situ", pero millones las que pueden seguir la retransmisión televisiva. ¿Qué manda más, la imagen o el sonido en una retransmisión? "Estos actos multitudinarios son actos políticos. Lo que prima es la imagen, la foto". A veces se han encontrado con que ya lo tienen todo calculado y preparado para el evento pero "el mismo día del concierto te colocan unas lonas en el escenario que tapan el altavoz".

Por suerte, los equipos de sonido han dado una vuelta de 360 grados, comentan. "Las mesas te dejan hacer maravillas, todo está digitalizado y hay unos multiefectos bestiales". Antes, tenían que tocar 8.000 botones en un momento, ahora basta con llevar un 'pendrive'. Aún así, sufren. Hasta que no se acaba el espectáculo no respiran tranquilos.

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