Investidura de Illa

ERC romperá negociaciones con el PSC si no hay un preacuerdo en julio: "Nos levantaremos de la mesa"

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El exdirector de Comunicación de ERC denuncia "falta de garantías" en la investigación e implica a Rovira en el caso

Marta Rovira, en la reunión permanente del partido

Marta Rovira, en la reunión permanente del partido / Marc Puig / ERC

Carlota Camps

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Después de un fin de semana de celebraciones por el regreso de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, este lunes la líder republicana ha querido marcar perfil político y, tras encabezar la reunión de la permanente del partido por primera vez en seis años de forma presencial, ha asumido personalmente la rueda de prensa semanal del partido. El objetivo era doble. Por un lado, tratar de zanjar la polémica por los carteles que se burlaban del Alzheimer de Pasqual Maragall y cuya autoría provenía de dentro del partido, y, por el otro, lanzar un aviso al PSC de cara a las negociaciones.

Si la semana pasada la formación explicitaba su optimismo y daba a entender que el pacto empezaba a estar encarrilado, Rovira ha querido dar ahora un toque de atención al PSC y se ha mostrado "pesimista" con el contenido de las propuestas que han puesto encima de la mesa. "El ritmo es bueno, pero esto no garantiza unos buenos resultados", ha advertido la dirigente, al tiempo que ha exigido "movimientos" y "sustancia" antes de que acabe el mes de julio. "Debemos saber si hay agua en la piscina. Si no, nos levantaremos de la mesa de negociación", ha alertado, urgiendo a cerrar al menos un preacuerdo que poder someter al escrutinio de las bases antes de agosto.

La líder de los republicanos quiere evitar que las negociaciones se alarguen hasta el límite del 26 de agosto -último día para celebrar un pleno de investidura-, porque considera que la presión podría acabar en "un mal acuerdo" y que, de no haber pacto, se les acusaría de ser los responsables de la repetición electoral, algo que quieren evitar. "Si a finales de julio no podemos tener un preacuerdo en aquellos aspectos que para nosotros son fundamentales, pediremos al PSC que pruebe con otras mayorías", ha remachado, refiriéndose a las "dos" sumas alternativas que los republicanos consideran que Illa podría tratar de articular en el Parlament, una que pasaría por Junts y otra con el PP y Vox.

La discreción se mantiene

Sobre el contenido de las negociaciones, la líder republicana, que ahora podrá asistir a las reuniones de forma presncial y que espera cita tanto con Illa como con Pedro Sánchez, ha evitado entrar en detalles, por sí ha dejado claro que su propuesta económica es que Catalunya "salga del régimen común" y que, por lo tanto, el modelo se asimile más al concierto vasco. Según Rovira, este es el único camino para acabar con el "déficit fiscal" y evitar los "recortes" que considera que el Govern deberá acabar aplicando si no se consigue.

Además de la financiación, para los republicanos hay tres carpetas más, que son: dar un impulso al catalán, más políticas sociales y avanzar en la resolución del conflicto político. También exigen que se cumplan los acuerdos alcanzados previamente con el PSOE a cambio de la investidura de Pedro Sánchez como el traspaso de Rodalies o la condonación parcial del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

El PSC mantiene también el decreto de silencio sobre cómo evolucionan las negociaciones, aunque fuentes de la dirección aseguran que les parece bien el margen del mes de julio dado por Rovira. Eso sí, advierten de que una cosa son las "declaraciones de intenciones" y otra los "escollos" que puedan surgir por el camino, en alusión a que Puigdemont pueda interceder en esos planes postulándose antes a la investidura. En realidad, aseguran, es ERC más que los socialistas quienes "necesitan tiempo" con la crisis interna galopante a la que se enfrentan.

También es a los republicanos a quien más puede afectar el regreso de Puigdemont, que se podría producir en plena votación de las bases. Sin embargo, Rovira ha asegurado que no les da "miedo". "Si nos implica un reto táctico, lo sabremos asumir", ha aseverado, a pesar de trasladarle su apoyo en el plano personal por su situación judicial.

Los Comuns, por su parte, aseguran que continúan avanzando en la negociación con el PSC, aunque no han cerrado todavía la carpeta sobre vivienda que han situado como clave de bóveda de su 'sí'.

Los carteles de Maragall

Pero más allá de las negociaciones, la polémica por los carteles del Alzheimer ha monopolizado gran parte de la primera rueda de prensa de Rovira tras su regreso. El pasado viernes la formación trató de dar carpetazo al asunto anunciando la apertura de cuatro expedientes disciplinarios, pero uno de los señalados, el exdirector de Comunicación Tolo Moya, insatisfecho con la decisión, denunció -a través de un correo electrónico avanzado por EL PERIÓDICO- que la investigación interna estuvo faltada de garantías e implicó la propia Rovira en el caso.

La dirigente republicana ha evitado contestar a las acusaciones de Moya escudándose en que no había tenido acceso al correo electrónico, pero sí que ha negado haber tenido conocimiento previo de estos carteles, que ha tachado de "error garrafal, lamentable y vergonzante", y ha defendido que nunca los hubiera autorizado. También ha negado que exista una estructura B del partido dedicada a hacer acciones de este tipo.

Según la secretaria general, el partido ha hecho durante los últimos años "campañas de activismo" desde "el departamento de comunicación", en "coordinación" con el territorio por falta de "recursos" desde la sede, pero niega que se trate de una estructura opaca. Así, Rovira ha enmarcado el caso de los carteles de Maragall en un "tema puntual" y ha defendido hacer acciones más disruptivas siempre que no "contravengan el código de conducta ni ético" de la formación, algo que considera que se infringió en este caso.

El partido evitó el viernes dar nombres públicamente de los otros implicados en el caso, pero todo apunta que serían el exviceconseller del Govern Sergi Sabrià y el exestratega del partido Marc Colomer, además de un militante raso. Tampoco ha dado sus nombres públicamente Rovira, pero sí se ha desprendido de sus palabras que exculpaba a Sabrià y Colomer del conocimiento de los carteles y que argumentaba sus expedientes por "las responsabilidades acumuladas". "El exceso de confianza conlleva manca de control", ha deslizado, tras asegurar una vez y otra que el objetivo es crear las "condiciones" y las "garantías" para evitar una repetición de hechos similares.

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