Especie en peligro de extinción

Buscando en Montgrí y en el Cap de Creus la caracola más grande del Mediterráneo

La Federación Catalana de Actividades Subacuáticas y los dos parques naturales piden colaboración para evaluar las poblaciones

El 97% de los peces migratorios están en grave riesgo de extinción

Una caracola (Charonia Lampas) en mayo de 2023

Una caracola (Charonia Lampas) en mayo de 2023 / Xavier Salvador

Carme Vilà

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La Federación Catalana de Actividades Subacuáticas (FECDAS) ha impulsado un proyecto, junto con los parques naturales de cabo de Creus y el del Montgrí, las Islas Medes y el Bajo Ter, para localizar y hacer seguimiento de la caracola (Charonia Lampas) en el litoral del Empordà y en general a la costa catalana. Se trata de una especie en peligro de extinción, el caracol marino más grande de todo el Mediterráneo. Trabajan con voluntarios de la federación, con los clubes de buceo, y extienden la mano también a pescadores y ciudadanos.

La coordinadora del área de medio ambiente de la Federación, Sara Riera, ha explicado que el objetivo es conocer la situación de la especie para después poder llevar a cabo planes de conservación. Conscientes de la dificultad de la tarea de observación por parte de la comunidad científica, desde la federación se suman para aportar datos. En el caso de la caracola, el impulso del proyecto por parte de una entidad que agrupa clubes y centros de buceo es positiva porque «es difícil conocer la situación en la cual se encuentra debido a que se encuentra a un nivel de profundidad importante, con una actividad más bien nocturna, carroñeros, por eso van a parar en las redes de los pescadores, por lo tanto, por su comportamiento, es difícil hacer censo de poblaciones».

Las poblaciones en la Mediterrania son escasas y en Cataluña se encuentra puntualmente

Sara Riera

¿Y como es la caracola? Es una especie depredadora que se alimenta principalmente de erizos y estrellas de mar. Un caracol marino tiene una medida de entre 20 y 30 centímetros. Se le puede encontrar desde los 15 a los 200 metros de profundidad. La temperatura óptima del fondo marino para la caracola es de 16 grados y prefiere los fondos rocosos, pero también se le encuentra en coralígeno, barro y praderías de Posidonia oceánica. Tienen un caparazón con espiral y un manto arenoso de color amarillo o anaranjado. La concha puede variar de color, generalmente blanquecina, y se suele encontrar recubierta de algunos incrustantes de color rosado.

El principal peligro es la destrucción del hábitat, pero también las capturas accidentales en las redes de pescadores y, a pesar de que esto ha ido menguando, las captura de forma ilegal para comercializar o para coleccionar. «Con la ayuda de los dos parques estamos iniciando un proyecto de seguimiento para poder entregar todos los datos en la Generalitat para que puedan hacer un plan de conservación», señala Riera. 

Utilizan diferentes metodologías y van viendo qué funciona mejor. Por un lado, han puesto en marcha una campaña dirigida a los ciudadanos con un formulario por si ven a la especie para poderlo localizar. Lo mismo se pide a los clubes y centros de buceo de las dos zonas. Y en tercer lugar intentan hacer un protocolo con los pescadores. Los datos, localización e imágenes, los recogen y se cuelgan también en el portal de ciencia ciudadana generando un mapa de distribución de la especie. A la vez, unos equipos de voluntarios se desplazan para buscar en el fondo marino. Las campañas hechas hasta ahora no han permitido encontrar ninguno, pero Riera, constata, que «esto también es un dato». Continuarán trabajando hasta el mes de octubre.

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