Gena Rowlands no ganó un Óscar hasta los 85 años, y tuvo que ser honorífico. El cruel mundo de Hollywood es así: una de las mejores actrices de la historia tuvo que conformarse con ser apreciada muchos años después de convertirse en un mito gracias a obras maestras como 'Una mujer bajo la influencia'. Hoy, la actriz, después de una dura batalla contra el Alzheimer durante el último lustro, ha fallecido a los 94 años en su casa de Indian Wells, en California, y el mundo del cine pierde así a uno de sus últimos grandes mitos.
Descansa en paz, Gena
Gena Rowlands es más conocida entre los cinéfilos por ser la musa de su marido, John Cassavetes, con el que hizo una decena de cintas entre las que se encuentran, además de 'Una mujer bajo la influencia', otras maravillas como 'Rostros', 'Noche de estreno' o 'Gloria', por la que obtuvo su segunda nominación a los Óscar. A lo largo de sus 60 años de profesión también pudimos verla en películas míticas como 'Noche en la tierra', 'Paris je t'aime' o 'El diario de Noa'.
Esta última (y otra más, 'Volver a vivir') fue dirigida por su hijo, Nick Cassavetes, que fue quien desveló a la prensa los problemas de salud de su madre: “Es increíble lo que vivimos, cómo lo interpretó, y ahora pesa sobre ella", afirmaba entonces sobre su papel. Ella, que llevaba ya diez años apartada de los rodajes, siempre creyó que había tenido mucha suerte inmerecida con su carrera, pero el mundo del cine hace mucho tiempo que se rindió a sus pies. Peter Falk, por ejemplo, creía que su actuación en 'Una mujer bajo la influencia' era "la mejor que había visto en su vida" y que sería recordada cien años después. Y tenía razón.
JA Bayona ha dicho de ella en Twitter que "Había una combinación fascinante de profunda inteligencia y anhelo angustioso en los ojos de Gena Rowlands. Interpretó a mujeres fuertes e inolvidables que han influenciado cómo las películas y los guiones reflejan las vidas internas de los personajes femeninos". Siempre nos quedará su pasión (en su día afirmó que quien está en el cine indie lo hace por pasión, no por dinero), sus actuaciones desgarradas, su eterno halo de estrella de Hollywood a su pesar. Descanse en paz, Gena Rowlands.
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