El mejor Star Wars es animado: 'Star Wars Rebels' captura el verdadero espíritu del universo creado por George Lucas

Con el nuevo spin-off de 'Star Wars' generando amor y odio —más de lo segundo que de lo primero, de manera injusta—, las muchas entradas que ya hemos ofrecido sobre la saga galáctica en el último mes siguen hoy con una mirada a la que, a juicio de este redactor, es la mejor versión del universo creado por George Lucas desde el estreno de la trilogía original.

No me malinterpretéis. No quiero decir que no disfrutara con 'El despertar de la fuerza', con el peliculón que fue 'Rogue One' o con la polémica 'Los últimos jedi'; pero lo cierto es que lo que cualquiera de ellas captura de forma parcial, el verdadero espíritu de la franquicia —o lo que servidor considera el verdadero espíritu, vaya usted a saber si lo es o no—, 'Star Wars: Rebels' lleva ofreciéndolo desde hace dos temporadas a manos llenas.

Precedentes y lloradas cancelaciones

El universo de Star Wars nunca ha sido ajeno al mundo de la animación. Ahí están para demostrarlo esos ejemplos tan tempranos como olvidables que fueron 'Droids' y 'Ewoks', las dos intentonas de Lucasfilm durante los años ochenta de aprovechar el largo tirón de la trilogía original que se saldaron con resultados muy irregulares y tremendamente infantiloides.

Pero si hay algo que supuso un antes y un después en el uso de la animación como complemento a la historia matriz que se desarrollaba en las películas eso fueron, primero, las tres temporadas que, desarrolladas en 25 episodios de animación tradicional y estrenadas entre 2003 y 2005, comenzaron a llenar los tres años de línea temporal existentes entre los episodios II y III de las precuelas; y si algo dejaba claro el éxito de 'Star Wars: Clone Wars' con su peculiar estilo cartoon, era que había ganas por parte del fandom de más jedi que los que podíamos ver en la gran pantalla.

Así las cosas, y dejando que nos preguntáramos si habría o no más 'Clone Wars', los seguidores del universo de 'Star Wars' tendríamos que esperar tres años desde el estreno de 'Star Wars: Episodio III - La venganza de los Sith' ('Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith', 2005) para que Lucasfilm arrancara con una nueva encarnación, esta vez en animación digital, de los relatos de las guerras clon.

Primero con una irregular cinta estrenada en cines, después con 121 episodios estructurados a lo largo de seis temporadas, hubo algo que esta nueva serie dejó muy claro conforme fue avanzando, que había mucha más vida en ella que la que habíamos visto en las olvidables precuelas: vale que el trabajo de presentación de personajes estaba más que hecho en las películas y que una serie es el lugar más propicio para desarrollar a placer a los diferentes protagonistas, pero eso no quita para que lo que pudimos ver en 'Clone Wars' fuera, a todas luces, espectacular.

[AVISO: ligeros spoilers]

Entre lo mucho que cabría destacar de lo que el equipo de guionistas de la serie se sacó de la chistera, creo que la creación del personaje de Ashoka Tano fue la más brillante idea de cuantas tuvo un grupo que siempre se las apañaba para sorprendernos con algún giro inesperado. Y hablando de giros inesperados, es bien evidente que el regreso de Darth Maul fue uno que nos dejó a muchos completamente anonadados y un instante que, si no lo había hecho ya, asentó por completo la grandeza de la serie.

[Fin de los destripes]

Y entonces, llegó Disney. Con la sexta, séptima y octava temporadas en diferentes estadios de producción, la venta de Lucasfilm al gigante empresarial en 2012 tuvo muchas y muy variadas consecuencias, y una de las más tempranas fue el anuncio por parte de la compañía de la cancelación de 'The Clone Wars', una cancelación que se produjo de forma bastante radical y que sesgó la última temporada a 13 episodios que la dejaban completamente inconclusa.

¿Razones? Podríamos bien atender a las oficiales que adujeron la voluntad de cambio y el supuesto agotamiento de fórmulas que se había alcanzado en la serie; o bien recordar que Lucas afirmó en su momento que se producirían 100 episodios de la misma; pero creo que es muy evidente que el tono adulto de 'Clone Wars' era algo que no casaba con la idiosincrasia Disney y que las cabezas pensantes de la compañía ya habían empezado a maquinar el arranque de otro proyecto destinado al consumo doméstico y orientado a un público de más amplio espectro.

'Star Wars: Rebels', 36 episodios para llegar a la grandeza

Sea como fuere, la decisión de cancelar 'Clone Wars' fue tan tremendamente criticada por el fandom, que hablar de recepción inicial gélida de 'Star Wars: Rebels' es quedarse cortos. A fin de cuentas, el nuevo producto nada tenía que ver —al menos inicialmente— con su directo predecesor más allá de un estilo de animación digital similar, y presentar a todo un nuevo corpúsculo de personajes era una apuesta arriesgada que desde el primer momento se planteó demostrar a las miradas más críticas que nos equivocábamos en prejuzgar a una serie que iría de menos a más en muy poco tiempo.

Con la intensidad de su primer episodio como muestra de lo que estaría por llegar —comenzar con Darth Vader dando órdenes de aniquilar a todos los "niños de la fuerza" que no quieran unirse al imperio era toda una declaración de intenciones—, 'Star Wars: Rebels' se posicionó de forma temprana como una serie que, sin prisa por epatar a su público potencial con gestos grandilocuentes, prefería centrarse en hacer que sus personajes terminaran sintiéndose tan cercanos y familiares como los de la trilogía original. Y a fe mía que lo consiguió.

De hecho, no hacen falta muchas entregas de la primera temporada para que uno termine cogiendo un especial afecto a cualquiera de los personajes, desde Ezra Bridger, el rebelde chaval con potencial para convertirse en Jedi; a Kanan Jarras, el duro Jedi que entrenará a Ezra en la fuerza; pasando por Hera Syndulla, la determinada capitana del 'Ghost', la nave que es "protagonista" de fondo de la serie; al mastuerzo de Zeb; a Sabine Wren, una guerrera mandaloriana y, por supuesto, a Chopper, el astrodroide que, seamos francos, supera en carisma a R2-D2.

Con ellos como núcleo duro de la acción y toda una cohorte de secundarios habituales entre los que destacar al Agente Kallus del imperio y a Rex, un stormtrooper habitual de 'Clone Wars', las dos primeras temporadas de 'Rebels' van colocando poco a poco y, como decía, sin prisas, muchas piezas que van dibujando esos primeros tiempos de la Alianza Rebelde en los que discurre una cabecera que, en la línea temporal del canon, transcurre quince años después de 'La venganza de los Sith' y tres antes de 'Una nueva esperanza'.

Y echándole imaginación, muchas ganas de conquistar a los amantes pasados y presentes del universo Star Wars y mezclando de forma sabia los ingredientes que hicieron grande a la trilogía original, la combinación entre épica, mitología, humor, acción y ciertas dosis muy leves de drama nos acompañó durante los quince episodios de la primera temporada y los veinte de la segunda que precedieron a ese momento en que 'Rebels' pasó de lo interesante a lo imprescindible.

El ocaso del aprendiz

[AVISO: spoilers a cascoporro]

Dos episodios, los veintiuno y veintidós de la segunda temporada, son los encargados de fijar todo lo que 'Rebels' había venido ofreciendo hasta el momento y llevar la serie hasta unos niveles como pocas veces se habían visto en la saga galáctica. La mastodóntica épica que manejan los escasos 45 minutos que suman ambos capítulos, y la forma en la que los responsables de la serie recurren a elementos de ambas trilogías así como de las 'Clone Wars' deja claro, de una vez por todas, que 'Star Wars: Rebels' no es cualquier cosa.

La serie ya se las había apañado durante este prolongado tramo inicial que conducía al final de la segunda temporada para introducir a personajes tan conocidos como el gobernador Tarkin —Peter Cushing en el Episodio IV— o, por supuesto, Ahsoka Tano, la padawan de Anakin a la que tanto cariño habíamos tomado durante el transcurso de las 'Clone Wars' y que servía, en el cierre de la primera temporada y junto a otros nombres como Bail Organa, para aumentar el marco de referencia de las actuaciones de la tripulación del Ghost.

Manteniendo a la antigua discípula de Darth Vader como personaje recurrente a lo largo de la segunda temporada, lo que 'Rebels' nos reserva en 'Twilight of the Apprentice' es de una escala que empequeñece a todo lo visto anteriormente. Las pistas para lo que se preparaba se habían ido diseminando a lo largo de todos los episodios anteriores, pero la llegada a un antiguo planeta controlado por los Sith—, la re-introducción de Darth Maul o, por supuesto, el ansiado duelo final entre Darth Vader y Ahsoka configuran un final de temporada ESPECTACULAR.

[Fin de los destripes]

Paso firme hacia 'Rogue One'

Aún faltos de aliento por aquello a lo que habíamos asistido en el final de la segunda temporada, 'Rebels' comienza la tercera con un claro objetivo en mente, que todo lo que se plantee a partir de ese momento en la serie sirva para conectar personajes, situaciones e ideas que conduzcan en última instancia a 'Rogue One', cerrando así, al menos en parte —muchas son las historias que cabrían contar de los años de alzamiento del Imperio y del surgimiento de la Rebelión—, el largo puente entre los Episodios III y IV.

Y bajo esa clara premisa, es como transcurren el tercer y cuarto año de la serie; una serie que finalizará en su cuarta temporada —un anuncio que, aunque lamentable, no nos pilló por sorpresa dados los derroteros por los que ha ido discurriendo la historia— y que durante toda su tercera se torna en una auténtica montaña rusa de emociones y recursos que huyen de acomodarse y que siempre buscan sorprender al espectador. Y si de sorpresas hemos de hablar, hay que hacer obligada mención a la portentosa forma en que, de nuevo, concluye el tercer año de 'Rebels'.

[AVISO: ligeros y obvios spoilers.]

La aparición en el primer episodio de la temporada de un viejo conocido de los lectores de las novelas de 'Star Wars', el almirante Thrawn —un implacable militar que fue introducido por Timothy Zahn en 'Heredero del imperio' como aquél que se había hecho con el control de las fuerzas imperiales tras 'El retorno del Jedi'—, es el primer y decisivo paso para mucho de lo que va sucediendo durante los veintidós capítulos y, sobre todo, para lo que tiene lugar en los dos últimos de este tercer año.

Asistiendo por fin a algo que 'Rebels' llevaba tiempo preparando, un primer enfrentamiento a gran escala entre las fuerzas de la Rebelión y las del Imperio, la aparición de tan relevante figura como la de Mon Mothma sumada a las adiciones de Saw Guerrera —otro rescate de las 'Clone Wars'— y lo épico de todo el transcurso del doble capítulo final de la temporada, consigue volver a dejarnos completamente anonadados a los que ya creíamos que la serie había tocado techo con el final de su segundo año.

[Fin de los destripes]

Y así, anonadados, es como hemos asistido al despliegue de buen hacer que 'Rebels' ha concretado hasta ahora en los nueve episodios emitidos de su última temporada. Nueve capítulos que siguen demostrando más allá de cualquier duda razonable que lo mejor del universo Star Wars no está, por ahora, en la gran pantalla, sino en la comodidad de los salones de casa, los nuestros, que nunca han estado tan cerca de esa galaxia tan, tan lejana.

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