Con una larga carrera a sus espaldas como actor (le hemos visto en films como ‘Hotel Rwanda’ (2004) de Terry George o en la más reciente ‘Capitán América: Civil War’ (2016), el estadounidense Don Cheadle ha decidido dar el salto tras la silla de dirección con un film titulado ‘Miles Ahead’ que se inspira en acontecimientos reales y que dibuja un retrato salvaje, entretenido e impresionista de uno de los genios creativos más importantes del siglo XX, Miles Davis.
Lo cierto es que el drama de Cheadle, cuyo guión escribió junto a con Steven Baigelman, pretende alejarse de las fórmulas narrativas convencionales del biopic y en parte lo consigue gracias a un montaje que adopta una forma de collage, aunque de forma lineal, mezclando y combinando periodos cronológicamente anacrónicos. Cheadle representa la volátil, creativa y tormentosa vida de este gigante del jazz, y lo hace de una manera vibrante y caleidoscópica.
Miles Ahead, impresionismo y caos
En lo más alto de una brillante y prolífica carrera a la cabeza de la vanguardia y modernidad de la innovación del jazz, Miles Davis (Cheadle) desapareció de la esfera publica de repente, durante cinco años a finales de la década de los 70. La cinta nos lo presenta solo, atrincherado en su casa, con el dolor crónico que le produce su gradual deterioro de su cadera, con la voz mermada por las drogas, viviendo atormentado por los fantasmas de su pasado.
Es en ese momento cuando aparece el reportero musical Dave Braden (Ewan McGregor) tratando de convencer a David de que le conceda una entrevista, y a partir de aquí se despliegan dos historias: por una parte el camino de redención al que David necesita someterse para su recuperación de las drogas y su posterior reaparición musical, y por otra parte unos destellos más anárquicos de la vida del artista, centrándose sobre todo en la figura de su exmujer, la bailarina Frances Taylor (Emayatzy Corinealdi).
El film está construido alrededor de unos hábiles recursos de enlace entre las escenas de flashback y las escenas del presente. La narrativa fragmentada de Cheadle camina sobre una delgada línea entre el impresionismo y el caos, y en este sentido, el film tiene más momentos de éxito que de fracaso. De vez en cuando, la energía dinámica de la edición transmite una gran experiencia sensorial rozando los destellos de excelencia en una de las escenas finales en las que el tiempo —tanto pasado como presente— y el espacio se fusionan y difuminan en un solo escenario.
El pasado es lo que determina el presente...
A parte de su intención de recuperarse y volver a la música tras estar años fuera, la primera historia centra su argumento en la recuperación de una cinta sustraída que contenía la grabación de las últimas composiciones musicales del artista (las primeras en muchos años).Él y su improvisado colega Dave Braden emprenden una intensa y angustiosa aventura (aunque no hay que negar que a veces resulta cómico verlos juntos) para dar con ella. En este viaje se verán involucrados otros personajes de la famosa Columbia Records.
En cuanto a la segunda historia, intercalada como he dicho entre las escenas de la primera, se basa esencialmente en los flashback, que en su mayoría hacen un seguimiento de lo que fue su matrimonio con Frances Taylor, desde el inicio hasta el final. Por supuesto, gran parte de eso es sólo el lamento de reflexión sobre su amor perdido y, en ocasiones se vislumbran ciertos dejes de la personalidad monstruosa y egoísta de Davis, que ha sido documentada en innumerables libros.
En este sentido ‘Miles Ahead’ incide muy poco en sus erráticos y enigmáticos impulsos alimentados irremediablemente por las drogas, pero creo que tampoco era necesario centrarse más en ello. Por otro lado, la fotografía de Taylor en la cobertura de uno de sus discos adquiere un valor simbólico a lo largo de la película ya que es como una fusión idílica de la vida y el arte que Davis nunca logró gestionar correctamente.
Un debut que no defrauda
El film es una distracción de la esencia de la música de Davis, pues realmente el argumento no se centra en este elemento, pero aún así también invita a un escrutinio del mismo proceso creativo. Escondido detrás de un par de gafas y un peinado a lo afro descuidado durante la mayor parte de la película, Cheadle se da por completo a su personaje y su presencia en pantalla resulta estremecedora, de una fidelidad exquisita.
Lo cierto es que Cheadle se las arregla bien para sacar adelante una intensa película que por momentos se vuelve violenta y frenética, pero también es melancólica cuando suena la melodía de 'Sketches of Spain' de fondo. Como director primerizo, su realización exuda sensibilidad y pasión. ‘Miles Ahead’ es una muy buena opción para saber un poco más sobre este gigante del jazz cuya obra sigue siendo atemporal. Desde mi humilde opinión, no deberíais perdérosla.
Lo mejor: La edición es frenética pero brillante. Los compases finales son geniales.
Lo peor: La misma edición, que es de lo mejor, puede resultar abrumadora en ocasiones.
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