Dirigida por Lone Scherfig y escrita por David Nicholls, basándose en su propio libro, ‘One Day (siempre el mismo día)’ es una película, protagonizada por Anne Hathaway, Jim Sturgess, Patricia Clarkson, Romola Garai, Rafe Spall, Ken Stott y Jodie Whittaker, que viene a decir esta película es que el amor supera las barreras del tiempo y no desaparece, a pesar de los años.
De forma similar a como hacía ‘El próximo año, a la misma hora’ (‘Same Time, Next Year’, 1978), de Robert Mulligan, con Ellen Burstyn y Alan Alda, ‘One Day’ nos muestra a una pareja a lo largo de los años, conectando con ella, como indica el subtítulo español, siempre el mismo día. La diferencia es que la mujer y el hombre del primer film elegían esa fecha para verse y provocaban el encuentro. Mientras que en esta nueva aproximación, la cámara baja sobre ellos sin que sean conscientes, al menos de momento, de que el día tenga algún significado y los pilla como estén, topándose a veces como instantes muy significativos en sus devenires vitales y en otras ocasiones con la pura cotidianeidad. Ambos planteamientos me parecen ricos y llenos de potencial cada uno a su manera.
El trabajo que hace Scherfig es magnífico, ya que lo más reseñable que contiene la película son el tono y la ambientación. La película resulta elegante y amena y la recreación de las distintas épocas, acompañada por canciones de cada momento, es de una pasmosa fidelidad, pero sin estar remarcada o exagerada en los atuendos y decorados estridentes.
Personajes
El otro gran aliciente se encuentra en la caracterización e interpretación de los protagonistas, especialmente en lo que se refiere a Anne Hathaway, quien va sufriendo una transformación para estar cada vez más atractiva y en la que son creíbles todas las edades que representa. Como tantas otras veces, se ocupa de un personaje encantador y completo para hacernos pensar que el otro tiene que estar ciego para no darse cuenta de lo que tiene delante. Hay algo en ella, no obstante, que se me antoja irreal, quizá porque está demasiado confeccionada para ser interesante o porque esas características que se le achacan, como su inteligencia y su creatividad, aparte de mencionarse, no se terminan de asociar a su comportamiento. Es difícil retratar a personajes contando solo con un instante de cada uno de sus años de vida, así que Scherfig se acerca todo lo que puede.
Con el personaje de él ocurre lo contrario: no cae bien. En un principio puede encontrársele un atractivo a su sarcasmo y su canallismo. Pero el periódico que lo define como el “hombre más molesto de la televisión” da en el clavo sobre su personaje durante esa franja de la película. Esto no es algo que se le haya escapado a la autora de las manos, sino un retrato intencionado de un personaje que no es consciente de lo que se está perdiendo. Lo que ocurre es que provoca el efecto no deseado de que se pierda, al menos durante ese tiempo, el interés por saber si ella conseguirá el amor de él y en lugar de eso, cabe desear que encuentre a otro que la sepa apreciar –se enfatiza la negatividad del personaje del cómico para que el protagonista gane en la comparación–. Pasada esta etapa, su personaje se recompone y recobra la empatía con la que se inició, pero incluso así, por muy guapo que sea, habría hecho falta un intérprete de mucho mayor carisma para sostener la credibilidad del enganche de ella contra viento y marea.
Intensidad
Cada momento de ‘One Day’ está conseguido y todos los aspectos que la componen están bien llevados o traídos. A pesar de ello, es un film que no termina de emocionarme, ya que encuentro que queda escaso en cuanto a intensidad. Existen momentos en los que parece que va a alcanzar esa fuerza –muy buena la declaración en el agua de la playa por la noche–, pero en seguida la directora los diluye o nos baja de ese subidón de emoción, para que la película pueda continuar con lo que ha planteado, ya que, de otra forma, finalizaría antes. Con esto, también echo de menos algo más de clímax, no necesariamente amoroso o sexual, pero sí narrativo, es decir, un momento en el que parezca que todo cobra sentido o que llega la respuesta tan esperada, ya fuese para bien o para mal. Así, la película me parece agradable y encantadora, pero no me lleva más allá.
Cuando se discute sobre la objetividad de una narración siempre hay que señalar que, por mucho que lo retratado sea fiel a la realidad, siempre hay una intervención o un posicionamiento por parte de los autores aunque solo sea porque eligen qué parte de toda esa realidad se refleja, dónde se empieza y se acaba de contar. Esto se aplica en esta película que, si hubiese terminado con el día que se proponen o se rinden a ese amor que ya sentían se habría considerado una comedia romántica, género denostado hoy en día. Sin embargo, debido a que la película va más allá y continúa incluyendo otros sucesos de la vida de estos personajes, cobra el cariz de tragicomedia y, con ello, otra consideración para quienes no se conforman con las historias de amor. Al contener también los momentos menos felices parece que ganase profundidad.
Como resumen, diría que ‘One Day (siempre el mismo día)’ me parece una película más que correcta, rodada con buen gusto y cierta originalidad de tono, que en absoluto cae en la cursilería. Supone un deleite observar los distintos aspectos por los que va pasando Anne Hathaway –ningún fan de la actriz debería perdérsela– y adentrarse en esas recreaciones de las épocas, nada estridentes, pero muy acertadas. A pesar de todo ello y de que no hay nada en la cinta que se pueda reprochar con claridad, de alguna forma, se me queda corta en intensidad dramática y no destaca para mí especialmente para convertirse en uno de mis films del año, como sí hizo durante el 2010 el anterior trabajo de esta directora: ‘An Education’.
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