En Disney+ están recurriendo mucho a exprimir franquicias de éxito en forma de series para así conseguir un mayor número de suscriptores. Por ahora, esa inversión le ha reportado pérdidas millonarias a la compañía, pero no por ello está dispuesta a cesar en su empeño de destronar a Netflix como la plataforma de streaming número 1 en el mundo. Su nueva apuesta en esa dirección es 'Willow', una tardía secuela televisiva de la película dirigida por Ron Howard hace ya 34 años.
Confieso que nunca fui demasiado amante de la película original. Ya de niño me dejó un poco indiferente y vuelta a ver de adulto tampoco cambió demasiado la cosa, ya que donde algunos ven una aventura mágica y repleta de encanto, yo lo que veo es un divertimento menor en el que solamente Val Kilmer destacaba realmente. Vistos los dos primeros episodios de su secuela televisiva que llegan hoy a Disney+, lo cierto es que he disfrutado con ellos más de lo que esperaba, pero sin que me hayan seducido del todo.
Efectiva pero sin brillo
Como era de esperar, esta nueva 'Willow' propone una aventura como principal excusa para que el personaje interpretado por Warwick Davis salga de su retiro, pero se lo toma con calma para así sentar las bases de la historia y presentar a los personajes llamados a dejar huella en este universo. Por ello, todo el primer episodio funciona a modo de amplía presentación para situarlo todo, pero sin olvidar nunca el universo del que forma parte, pues también tenemos de vuelta a Joanne Whalley como Sorsha.
Ahí 'Willow' corría el riesgo de perder a algunos espectadores de entrada, pero lo cierto es que los nuevos personajes, sin ser por ahora nada del otro mundo, funcionan lo suficientemente bien como para que no se sienta un peaje que hay que pagar para que llegue lo realmente interesante. Además, el trabajo de ambientación también ayuda a darle un toque distintivo a la serie con el que diferenciarla de otras propuestas de corte fantástico recientes como 'Sandman', 'La casa del dragón' o 'Los anillos de poder'. Aquí se percibe cierto toque ingenuo que conecta directamente con la película original pero sin caer en el error de convertirse en un mero ejercicio nostálgico.
Con eso no quiero decir que la nostalgia no esté presente, pero sí que sus responsables se han preocupado por intentar dotar a la serie de una entidad propia que le permita ser disfrutada incluso por aquellos que ni siquiera hayan visto el largometraje de 1988. Obviamente, sería mejor haberlo hecho, pero el uso de los flashbacks funciona al mismo tiempo para llenar vacíos en lo que ha sucedido en la historia durante todos estos años, aportando de paso un pequeño toque amargo a la historia, como para situar mejor a los espectadores novatos en todo lo referente a los viejos conocidos que aparecen de nuevo aquí.
Al respecto, se nota que Davis tiene mucha más experiencia y también que su personaje ha sufrido varios golpes de la vida que lo han convertido en lo que es actualmente. La serie crece en cuanto hace acto de presencia, y eso que es el primero en pedir calma en lugar de lanzarse de lleno a la aventura. Ojo, eso también está justificado en lo argumental, pero mejor no entrar en detalles para no desvelar ninguna de las sorpresas que oculta a la serie.
Dicho esto, la magia escasea en todos los sentidos, tanto en uso dentro de la historia, aunque ahí tiene su sentido, como en el encanto particular que uno espera de una propuesta así. Es cierto que se ve con agrado, incluso los momentos que tienen una mayor carga expositiva, ya que siempre sobrevuela una ligereza que facilita su visionado y además dota de cierta vivacidad al resultado, pero le falta la chispa que separa lo agradable de lo fascinante.
Eso también se percibe en los nuevos personajes que, como apuntaba antes, no desentonan, pero falta ese alguien que sirva como auténtico gancho. Ahí se echa bastante de menos a Madmartigan o al menos a alguien que realmente se desmarque del resto. Porque claro que los personajes no son clónicos y tienen motivaciones variadas, pero sí se siente que salen todos de moldes similares. Margen de crecimiento hay, claro está.
En resumidas cuentas
Esta secuela de 'Willow' puede que no sea una serie memorable, pero sí entretiene con suficiencia y regresa a un universo muy querido por muchos espectadores sin dejar que la nostalgia lo canibalice todo. Luego es cierto que lo que propone no va más allá de lo ligeramente encantador, pero seguro que quien conecte más con este tipo de relatos disfruta bastante más que yo.
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