La demoledora miniserie que retrata a un Estado fallido y que puedes ver en HBO Max. 3 episodios conmovedores y personales con directores como Richard Linklater

Una región aparentemente poderosa, pero desastrosa en sus entrañas

La utopía neoliberal de Estados Unidos sigue siendo en parte modelo aspiracional para algunos “ilustres” opinólogos que abogan por una mayor influencia privada ante la ineficiencia pública. “El mercado se regula solo” mientras no paran de suceder historias en zonas de ese país que debería ser una advertencia sobre las consecuencias de un modelo desmadrado.

En esa imagen de región llevada a su máxima expresión liberal suele encajar bien el Estado de Texas, conservador también hasta la médula, manteniéndose al margen de algunos cambios que sí se han producido en el resto de estados. Una tierra que desde fuera resulta hasta demencial en algunos aspectos, pero con la que se puede llegar a tener una complicada relación como se muestra en ‘Dios salve a Texas’.

Una nación imparodiable

En esta miniserie documental de tres capítulos estrenados en HBO Max, tres cineastas texanos miran de manera crítica y también profundamente personal la región donde se criaron. Richard Linklater, Alex Stapleton y Iliana Sosa muestran sus sentimientos encontrados mientras retratan diversos ejemplos de desigualdad sistémica que plasman casi un Estado fallido.

En cada episodio, cada uno dirigido y protagonizado por cada uno de estos directores, se hacen conmovedoras pero amargas reflexiones en torno al libro de no-ficción de Lawrence Wright, que mira la intensa disparidad entre una región conservadora y núcleos de población queriendo desembarazarse de esa clase de políticas. Linklater mira el sistema de prisiones en Huntsville, Stapleton el sistema energético en Houston y Sosa las políticas migratorias en El Paso.

Es difícil no sentir especial fascinación por el episodio dirigido por Linklater, el más largo de los tres con casi hora y media de metraje. Se siente más aprovechado y con detalles personales más interesantes, al conectar su fascinante obra pasada con lo que ha ido observando en su infancia, además de con proyectos no realizados que iban a tener a dos estrellas de fútbol americano de instituto distanciados por el sistema de prisiones.

‘Dios salve a Texas’: industria y desigualdad

Linklater tiene la ocasión de mostrar hasta qué punto lo penitenciario se ha vuelto algo absurdo en la región de Huntsville, que cuenta hasta con siete prisiones, una legislación desfasada en materia de pena de muerte y hasta rodeos con prisioneros que se han vuelto atracciones turísticas (sí, como en ‘Los Simpson’). Puede hasta conectar con gente de su pasado que ha terminado pasando por el complejo sistema industrial de prisiones, mostrando un carácter deshumanizador no tan alejado de lo retratado en ‘La zona de interés’.

Stapleton y Sosa no tienen ese bagaje al ser más jóvenes y con menos trayectoria, pero no escatiman tampoco en el componente personal al ofrecer perspectivas de similar sensibilidad pero plasmando realidades distintas. Marginalización, racismo y desatención estatal marcan otros dos episodios notables que muestran una Texas desigual, enriquecida al margen de la población local, y caótica de una manera que resulta demoledora de observar. Cuando crees que Estados Unidos no puede pasarse a sí mismo, te sorprende.

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