No falta mucho para que estar una semana sin episodio nuevo de 'Juego de Tronos' se convierta en una simple anécdota, pero a estas alturas de la cuarta temporada y teniendo en cuenta lo que sucedió durante los últimos minutos de 'Sinsonte', la espera se ha convertido en poco menos que una tortura sufrida a manos del sádico Ramsay. Seguro que no era el único que hasta llegó a contar las horas para poder ver 'La Montaña y la Víbora', del mismo modo que varios personajes tienen que hacer lo mismo por diversos motivos a lo largo del octavo episodio de esta cuarta temporada.
La violencia, tanto física como emocional, ha sido la base del episodio, pero también la necesidad de dejar todas las tramas a punto de caramelo para su gran explosión final antes de que esta temporada llegue a su fin. Eso sí, dicha violencia ha traído como resultado en este capítulo importantes cambios emocionales en algunos de los protagonistas para terminar de complicarlo todo un poco más.
'Juego de Tronos' (4x08): La Montaña y la Víbora
No me gustaría desprecia la importancia de que los salvajes se encuentren a nada de iniciar una cruenta batalla para derrotar a los pocos hombres que custodian el muro y tampoco la sorprendente decisión de Ygritte dejando con vida a Gilly y su bebé, pero todo lo que ha sucedido durante el episodio ha pasado a un discreto segundo plano en cuanto ha habido que recuperar el juicio por combate solicitado por Tyrion en la que quizá sea mi escena favorita de todo 'Juego de Tronos' hasta la fecha.
Son pocas las veces que una serie o película consigue que sintamos dolor por algo que sucede en pantalla, pero ver cómo La Montaña hacía explotar literalmente la cabeza de Oberyn es un momento que nunca olvidaremos, y eso que tienen el buen gusto de hacerlo en off y luego sólo mostrar de lejos el estado en el que queda Oberyn -que consigue su confesión, pero a menudo precio-, aunque a mí me resultó difícil no pensar en lo poco creíble que resulta que La Montaña consiga hacer tanta fuerza cuando está a un paso de la muerte. No obstante, sería injusto olvidar la increíble habilidad y la fuerza dramática por Pedro Pascal durante la pelea y una nueva demostración por parte de 'Juego de Tronos' de que se puede decir muchísimo sobre el estado emocional de los personajes mostrando sus miradas en el momento oportuno. Magnífico.
Además, Tyrion y Jaime nos regalan una espléndida escena íntima que retoma las charlas en la celda del primero, pero ya no para hablarnos de su creciente angustia al no tener a alguien que quiera representarlo en el combate contra La Montaña, sino para recordarnos la buena relación que hay entre ellos y finalmente para mostrarnos nuevos detalles de Tyrion por los recuerdos que aún guarda de un primo suyo ya fallecido. ¿Será la última vez que pueda pensar en ello o conseguirá escapar de la sentencia a muerte con la que el capítulo se cierra de forma ligeramente abrupta?
Traiciones y medias verdades
Uno de los ejes del episodio ha sido ver a diferentes personajes fuera de su elemento, desde el momento voyeur de Gusano Gris -desconozco si esto tendrá importancia más adelante, pero en el episodio me ha resultado un poco salido de la nada y posiblemente sea lo que menos me ha interesado de todo el capítulo, pero sin llegar en ningún momento a hacer que perdiera interés hacia lo que sucedía en pantalla- hasta la transformación definitiva de Sansa en una mujer decidida y con la capacidad para retorcer la verdad en su beneficio -intachable la escena en el que confesaba "la verdad" entre lágrimas y también geniales las diferentes reacciones de Meñique según iba contando la historia del "suicidio" de Lysa-.
Sin embargo, dentro de esta línea no ha habido nada más descorazonador que descubrir la realidad sobre Ser Jorah, el pagafantas oficial de la Khaleesi que ya ni siquiera a eso puede aspirar. Además, se hace de forma escalonada para que sea más doloroso, ya que toda traición que pudiera haber en su momento ha perdido toda relevancia ahora y está claro que lo que él arguye en su defensa es totalmente cierto. El problema es que Daenerys también ha cambiado y parece que solamente está dispuesta a aceptar entre los suyos a aquellos que la sigan ciegamente. Espléndida Emilia Clarke mostrando su desprecio hacia Jorah e incluso mejor Ian Glen enseñándonos el hundimiento interior de su personaje.
Ya sabéis que no he leído los libros, por lo que comentar que estoy seguro de que dejar marchar a Jorah ha sido un grave error, ya que quien te ha amado más profundamente puede convertirse perfectamente en uno de tus mayores quebraderos de cabeza, porque sencillamente ya no hay nada que pueda redimirlo a sus ojos. Por cierto, no me olvido de la breve pero intensa escena en la que Ser Barristan le hace saber las noticias a Jorah, momento que incluso aprovecha para regodearse en la traición de este último diciendo que él no quiere actuar a sus espaldas. Ahora solo espero que Daenerys deje de dar un paso hacia delante para volver luego hacia atrás y se decida a atacar a los Lannister cuanto antes, que está claro que su odio hacia ellos ha alcanzado un nuevo nivel.
Otros detalles
Lo suyo quizá sería haber incluido la traición de Theon en el anterior apartado, pero ha llegado un punto en el que el personaje no es más que una simple mascota a las órdenes de Ramsay, por lo que resulta mucho más interesante el hecho de que su padre, el mismo que envió saludos de los Lannister a Robb Stark antes de acabar con su vida, haya decidido concederle su apellido, pero tan importante es este punto como el hecho de mostrarnos al personaje sumiso y hasta casi temeroso en presencia de su progenitor, algo que choca de lleno con lo despiadado que había sido hasta ahora, y que seguirá siendo si tenemos en cuenta el comentario que hace a su fiel Reek. Lo que ha cambiado es que ahora tiene aún más poder y no dudo de que tardará poco en empezar a abusar de su nueva posición.
¿Soy el único cuya primera reacción ante la risa descontrolada de Arya ha sido pensar en que estaba viendo una toma falsa y no una escena de la serie? Lo curioso es que puede provocar esa reacción instantánea, pero tampoco se me ocurre mejor forma de dejar claro lo que siente ella al enterarse de que El Perro va a quedarse sin esa recompensa que lleva persiguiendo desde hace mucho. Alegría descontrolada en el momento más inoportuno, que la incredulidad de los guardias debió alcanzar tal punto que seguro que hasta dudaron de su identidad.
Es cuestión de tiempo que tanto Tyrion como Jon tengan que lidiar con la amenaza que se cierne sobre sus cabezas, algo particularmente certero en el caso del primero. Sin embargo, todo indica que el próximo episodio repetirá el esquema del maravilloso 'Aguasnegras', pero con los salvajes luchando contra la Guardia de
la noche. De hecho, hasta han vuelto a contratar a Neil Marshall para dirigir el próximo episodio y difícilmente tendría más ganas de verlo. Que si 'La Montaña y la Víbora' ha sido un muy buen capítulo, lo que nos espera la semana que viene debe ser mínimo excelente para que no sea una decepción.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento de 'Juego de Tronos'
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