Electrónicas McIntosh en demostración en Studio 22
Incorporamos a nuestra exposición las electrónicas de la icónica marca estadounidense McIntosh. Por el momento se trata del previo de línea a válvulas McIntosh C2700 (11.999 €) y la etapa de potencia estéreo McIntosh MC312 (10.999 €) de 2 x 300 W, pero próximamente incorporaremos muchas más.
Pocas marcas del universo del sonido de excepción gozan del aura de auténtica leyenda, casi de mito, como la estadounidense McIntosh. Fundada en 1949 por Frank McIntosh, un empresario que dirigía una sociedad de ingeniería estrechamente relacionada con las entonces incipientes emisiones y emisoras de televisión, McIntosh es conocida mundialmente como una firma que ofrece sistemas de audio doméstico del máximo nivel capaces de proporcionar la experiencia definitiva para el disfrute de música y cine en el hogar.
Al igual que sucedió con otras marcas icónicas de lo que se conoce como audio High End, el punto de partida de McIntosh fue el reconocimiento de las limitaciones de los equipos disponibles en su época y la necesidad de mejorarlos, en este caso con amplificadores de concepción propia capaces de aportar los niveles de calidad requeridos.
En estas coordenadas, Frank McIntosh y un empleado suyo llamado Gordon Gow que era oficial del ejército del aire canadiense y había adquirido una sólida experiencia en el tratamiento de señales de radar y el diseño de circuitos de amplificación basados en transformadores de salida, se pusieron manos a la obra. Un primer amplificador, de nombre 50-1, vio la luz, demostrando poseer unas prestaciones extraordinarias: 50 vatios de salida con una banda pasante de 20 Hz a 20.000 Hz y una distorsión inferior al 1%. Estas prestaciones establecían de facto un estándar de excelencia completamente nuevo para la industria del audio de su época, un estándar tan potente que de hecho se ha mantenido hasta nuestros días.
Creatividad y perfeccionismo “Made in USA”
El primer nombre de la nueva empresa fue “Scientific Laboratory”, que a continuación se convirtió en “McIntosh Engineering Laboratory” para convertirse más simplemente en “McIntosh” en 1949. Todas las responsabilidades de la marca recaían sobre las espaldas de Gordon Gow, a la vez que “Mr. MAC (como siempre se le llamó… ¡Nunca Frank!) incorporó al nuevo proyecto a un profesional clave en McIntosh: Maurice Painchaud, especialista en formación y gestión financiera. Los tres se convirtieron en las cabezas visibles de la nueva compañía, con Gordon Gow como vicepresidente y luego como presidente, ocupándose de a la vez de la red comercial y la distribución en el extranjero, y Maurice Painchaud como responsable de la “sala de máquinas”, gestionando la producción y la parte financiera. En 1961 se creó un concepto radicalmente nuevo con la inauguración de la primera “McIntosh Amplifier Clinic” en Nueva York, puesta a punto y dirigida por un técnico de gran talento llamado Dave O’Brien cuya competencia extrema, pasión y entusiasmo -¡estuvo en McIntosh durante 38 años!- le permitieron gestionar el mantenimiento de todo tipo de amplificadores comercializados en aquel entonces.
En ese espacio innovador, cualquier particular o profesional podía hacer evaluar gratuitamente sus electrónicas de audio tanto si eran originarias de McIntosh como de otras marcas y, por supuesto, Dave O’Brien se encargaba de demostrar la supremacía de sus electrónicas.
La “McIntosh Amplifier Clinic” tuvo tal éxito mediático en Estados Unidos que la inmensa mayoría de fabricantes se sentían obligados a confiar sus productos a Dave para que realizara bancos de pruebas de los mismos y se demostraran en consecuencia las monumentales diferencias entre la realidad y las características anunciadas por los fabricantes. Dave era implacable con sus valoraciones y los clientes y profesionales escuchaban sus opiniones a pies juntillas… en definitiva, McIntosh había dado con una herramienta de marketing formidable. Además, había nacido un nuevo concepto con la posibilidad, para cualquier usuario, de comparar las prestaciones técnicas del producto de su propiedad con uno de McIntosh. Estas comparaciones inmediatas entre un producto “X” y uno de McIntosh generaron numerosas ventas, a la vez que propulsaron la imagen de la marca hasta lo más alto en la percepción del gran público.
Una combinación única como icono del “glamur” y de la excelencia en audio
Con el paso de los años, la leyenda McIntosh se consolida hasta el punto de que las realizaciones de la marca se compran como si de una motocicleta Harley Davidson se tratara. Los artistas se hicieron con electrónicas McIntosh, figurando en la lista nombres tan relevantes como los Rolling Stones, todo ello sin olvidar un gran número de salas de cine y de conciertos y el uso de productos de la marca en el discurso inaugural de la toma de posesión del presidente Johnson.
Particularmente espectacular al respecto fue el celebrado “Wall of Sound” del grupo de rock Grateful Dead, “propulsado” por 48 etapas de potencia estereofónicas MC2300 -300 vatios continuos por canal cada una- para sumar un total de ¡28.800 vatios continuos! También estrellas consagradas del cine como Matt Damon, Harrison Ford y Leonardo DiCaprio se dejaron ver con electrónicas McIntosh, una marca que logra representar a la vez el lujo y la excelencia en audio.
En la actualidad, McIntosh continúa, gracias a su extensa gama de componentes para Alta Fidelidad y Cine en Casa del máximo nivel, definiendo la experiencia audiovisual definitiva en el hogar, con iconos tan reconocidos como los vúmetros analógicos con fondo azul que equipan sus electrónicas y el hecho de que todos los productos de la marca siguen estando diseñados y construidos en Binghamton (en el estado de Nueva York) por profesionales altamente comprometidos con la música y un legado único.
Fotos en el interior de la tienda. Pulsa para ampliar.