Hay videojuegos que nunca llegas a jugar por falta de tiempo. La industria funciona como un cohete y no hay mucho tiempo para disfrutar entre entregas, especialmente cuando hay varios lanzamientos que te gustan y/o quieres mantenerte actualizado de todo... o casi todo.
Todos pasamos por el inevitable proceso de prescindir de algunas experiencias para jugar a otras. En mi caso, Monster Hunter World lleva seis años chupando banquillo y siendo una tercera o cuarta opción, el clásico juego que guardas en la estantería o biblioteca para cuando no hay mucho a lo que jugar.
No pretendo menospreciar de ninguna forma la franquicia Monster Hunter. Soy un completo ignorante y voy informándome poco a poco con artículos, vídeos, directos y entradas en Reddit. Me atrae mucho lo que propone, pero nunca ha sido una prioridad con respecto a otras cosas. Nada más.
El peor cazador de Monster Hunter World
Mi plan era acabar Mad Max (2015) y meterme de lleno con mis lanzamientos esperados de junio de 2024: La Forma Final de Destiny 2, Fallout 76: Skyline Valley y Elden Ring: Shadow of the Erdtree y quizás Chornobyl Liquidators. Mi aventura en los desiertos de Australia acabó antes de lo previsto y he tenido el suficiente tiempo para meter la patita en Monster Hunter World. ¡Y vaya desastre!
Di mis primeros pasos en el Nuevo Mundo de Monster Hunter World. El inicio no es nada sorpresivo: viaje el barco que se tuerce y acabas varado en la isla salvaje a la que querías llegar, pero totalmente desarmado y sin saber un carajo de las especies que viven allí.
Suelo ser especialmente respetuoso cuando soy nuevo en el mundo de un videojuego. No por miedo, sino por respeto. Trato de no molestar demasiado a las especies pacíficas y que no son agresivas siempre que no alteres su forma de vida. Al fin y al cabo, soy un forastero en unas tierras en las que no me he ganado derecho alguno.
La actitud de forastero pacífico no vale con todas las especies. A los cazadores se las trae sin cuidado cuáles sean nuestras intenciones. No tardamos en encontrarlos de cara y logramos salvar el pellejo por poco, todo gracias al Líder del Equipo de Campo. Este señor saltó sobre un bicharraco enorme con una espada colosal a la espalda.
Llegamos al campamento, presentaciones, visita guiada y mucho "bla, bla, bla" hasta que me conceden mi primera misión. Reconocimiento y eliminación de los mismos bicharracos que casi nos matan hace unos minutos. Monster Hunter World me da a elegir entre un arsenal enorme: dagas, espadas y escudos, hachas, espadones gigantes, arcos, ballestas y más. Aquí es donde comienza mi camino como el peor cazador de la historia: elijo el arco sin tener ni pajolera idea de municiones o cómo utilizarlo.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que aquí tenéis: un servidor utilizando el arco en su primera misión. ¿Resultado? El ridículo más absoluto del universo. Los bichos tardaban mucho en morirse porque no conocía sus debilidades y se abalanzaban contra mí cuando querían. Era evidente que había escogido la peor elección posible para mi primera misión. Creo que fue uno de mis inicios más humillantes en un videojuego, ¡Y todo por mi culpa!
Lo primero que hice al volver a la base fue cambiar el arco por la espada y escudo, que está más pensado para cazadores nuevos. El siguiente paso fue abrir la partida para que otros jugadores pudiesen unirse a mi partida. No porque esperase algo malo, más bien por probar la experiencia con otros cazadores.
La misión original era de reconocimiento, pero la aparición del Gran Lagras lo cambió todo. Mis compañeros NPCs me advirtieron de que podía volver al campamento para afrontar el encuentro mejor preparado y con equipamiento más poderoso. ¿Crees que el peor cazador en la historia de Monster Hunter World hizo caso a los consejos de otros veteranos? En absoluto. ¡Me lancé a la batalla! "Si he matado a Señor dragón Placidusax en Elden Ring, puedo con esta lagartija".
A medida que seguía el rastro del Gran Jagras, recogiendo pistas de sus pisadas, la idea de enfrentarme solo contra la bestia se tornaba oscura y sangrienta... y no precisamente en mi beneficio. Sin embargo, ocurrió algo maravilloso justo antes de llegar a la madriguera: entraron dos jugadores en mi sesión. Me salió la sonrisa pícara.
Mi función durante el combate fue poner el escudo y tanquear todos los golpes que pude mientras mis compañeros reventaban al bicho por la espalda, y aprovechaba para destrozarlo cuando este se daba la vuelta... hasta que recuperaba su atención y vuelta a empezar. No fui de gran ayuda, eso seguro, porque todavía me estaba haciendo a los controles. De hecho, el Gran Jagras murió mientras me bebía una poción. Ni siquiera pude darle el golpe de gracia.
En definitiva, mi primera experiencia en Monster Hunter World fue básicamente como sparring de los enemigos. Todos abusaron de mí de una forma u otra y por la selva de mi partida ya corren las noticias de que los monstruos pueden dormir tranquilos porque el peor cazador del mundo no mata ni una mosca. Y un así, me lo pasé muy bien durante el ratito que jugué.
Solo entré para "meter los pies", una pequeña prueba mientras esperaba el lanzamiento de La Forma Final de Destiny 2. Sin embargo, admito que tengo muchas ganas de volver, aprender todo lo posible y enfrentarme a los monstruos más grandes. Ahora no lo parece, pero prometo que voy a convertirme en un maestro asesino de monstruos. Tendré un arco similar a Naruto y Tanjirō (Kimetsu no Yaiba): me haré más fuerte a base de entrenamiento y guantazos. Ya veréis... pero después de pasar por Destiny 2 y Elden Ring como mínimo.
En VidaExtra | Hemos salido de caza a por el Beotodus y el Banbaro de la expansión Monster Hunter World: Iceborne y esto es lo que nos ha parecido
Ver 1 comentarios