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Análisis de Borderlands 3: con una aventura así de inmensa, profunda y divertida (casi) no se echa tanto de menos a Jack el Guapo

Recientemente hemos conocido por parte de 2K Games que Borderlands 3 ha vendido cinco millones de copias en menos de una semana, lo que vuelve a dejar patente el gran impacto que sigue teniendo la saga Borderlands desde que nos sorprendió con su debut en el lejano mes de octubre de 2009.

Su secuela supuso un salto de calidad enorme gracias a la madurez de su universo y por cómo se arropó su historia bajo la figura del carismático y cruel Jack el Guapo, hasta que conocimos más a fondo dicho personaje en la "Pre-Secuela" y experimentamos la aventura bajo otro prisma mediante Telltale Games con Tales from the Borderlands. Gearbox Software contaba, en definitiva, con un material mucho más rico de cara a Borderlands 3 y esto se ha notado a la hora de narrar los hechos y por todo lo que incluye. Pero, ¿estamos ante el mejor Borderlands? Toca analizar y disipar dudas.

Sensaciones positivas desde el primer minuto

Hay algo innegable a la hora de ponerse a jugar a Borderlands 3 y es el gran cambio a mejor que ha pegado la sensación de gunplay. Es algo que de lo que dimos buena cuenta con motivo de su lanzamiento, con las primeras horas de juego. Ahora la diferencia entre cada tipo de arma es enorme, al igual que la precisión y potencia a la hora de manejarlas. Se nota, sobre todo, cuando cogemos por primera vez una escopeta, viendo cómo pueden tirar a los enemigos unos metros debido a la contundencia de sus cartuchos.

Por mucho que todos sus juegos hayan destacado por el desproporcionado e hilarante número de armas, que se cuentan por billones o trillones (con tanto dígito es fácil perderse), no eran shooters que brillasen especialmente en la labor de pegar tiros. Cumplían con lo esperado, pero no resultaban tan divertidos respecto a otros FPS. Era todo el conjunto lo que hacía que fuese tan divertido perderse por Pandora. Con Borderlands 3 se ha conseguido que rara vez nos cansemos de disparar a todo enemigo que se nos plante delante de nuestras narices, como esa obsesión por abrir/saquear todo cofre.

La mejora a nivel jugable no se queda en esa sensación con las armas, sino que se extiende a todo lo demás. Gearbox Software ha aplicado un lavado de cara en toda su interfaz y en ciertas mecánicas, desde un rediseño mucho más gráfico y práctico para el inventario (ahora todas las armas y resto del equipo tienen un número global que identifican su calidad, más allá del nivel de rareza por colores tan típico de los RPG), hasta mayor profundidad para el mapa, donde ahora se reflejan las distintas alturas para no perderse.

Hay ciertos aspectos por pulir, como el agarre en los saltos, que no siempre va muy fino en ciertas zonas por culpa del efecto "rebote", que nos expulsa hacia atrás si nos pegamos demasiado, o lo extraño que resulta no poder controlar desde el mismo menú del mapa las misiones sin tener que cambiar entre las distintas pestañas, pese a que ahora podamos intercambiar en caliente todas las misiones que tengamos activas, lo que se agradece mucho.

Volviendo al tema de la acción, hay otros aspectos fundamentales donde se nota el salto de calidad respecto a anteriores Borderlands: que algunas armas cuenten con dos tipos de disparo, como si de un Unreal Tournament se tratase. Aquí habría que destacar, sobre todo, esas minas rastreadores que nos permiten disparar desde cualquier posición al enemigo (siempre y cuando esté marcado), ideales para ponerse a cubierto contra un jefe.

Y también a ese incremento tan significativo en el número de habilidades para los Buscadores de la Cámara, que ahora no están limitados a una sola. Algunos, como FL4K, pueden alternar entre tres mascotas distintas, mientras que en el caso de Moze no solamente puede cambiar el tipo de disparo de su Meca, sino que también se pueden subir sus compañeros para crear el caos.

Borderlands 3, una familiaridad con sorpresas

Como si de la reciente película de Tarantino se tratase, que al final acabó por conquistarme, he experimentado cierta contención de emociones en su tramo inicial por lo mucho que le costó explotar. La culpa fue ese exceso de familiaridad dentro de Pandora y los dos primeros viajes al exterior, que no distaban en absoluto de lo visto en cualquier región de dicho Planeta. Donde me temí lo peor fue con Athenas, el planeta de origen de Maya. Un lugar de dimensiones extremadamente reducidas y bastante lineal. ¿Dónde quedaba ese prometedor sueño con el final de Borderlands 2 y explorar la galaxia?

Daba la impresión de que con cualquier viaje hacia otro planeta íbamos a tener un déjà vu, pero eso empieza a disiparse superado el ecuador de la historia, donde las sorpresas van in crescendo y los nuevos planetas sí que aportan algo diferente, todo ello mientras la historia nos va dejando perlas que dejan claro el universo tan rico que ha ideado Gearbox Software, siendo más recomendable que nunca no pasar por alto las misiones secundarias si no queremos perder detalles sobre ciertos personajes muy queridos en la saga, como Tina Chiquitina o Jack el Guapo, por citar los más carismáticos.

Borderlands 3 va macerando poco a poco para que el impacto hacia el final sea mucho mayor, siendo toda una sorpresa lo logrado con esos dos villanos (los siameses Calypso, Troy y Tyreen), que tenían la difícil papeleta de superar a uno de los mejores villanos en la historia de los videojuegos. Cada uno tendrá su momento de gloria (varios, de hecho), al igual que algunos de los antiguos Buscadores de la Cámara, siendo una aventura que disfrutarán en toda su plenitud los que hayan jugado a los anteriores.

Su peculiar sentido del humor no solamente sigue intacto, sino que se ha arriesgado con temas tabú por la sociedad que han llegado a incomodar a ciertos sectores al parecerles demasiado soez. En lo personal lo he vuelto a disfrutar como un enano, también por seguir con chistes recurrentes como el de las escaleras de Claptrap (ahora contaremos con unos desafíos para localizar a otros Claptrap que han muerto de formas sumamente ridículas) o el ya clásico SIGUE EL RELAJANTE SONIDO DE MI VOZ, ahora con Tannis.

Tenía ciertas dudas de antemano, principalmente por la ausencia de Jack el Guapo si tenemos en cuenta cómo acabó Borderlands 2, pero al final he llegado a disfrutarlo tanto o más que ese clásico instantáneo de 2012. Y con varios incentivos al completar su historia, tanto por desbloquear el rango de Guardián (lo que sería el rango Cabronazo de los anteriores, pero con un árbol de mejoras pasivas a mayores al llegar a cierto número) como por la posibilidad de activar el modo Caos en tres niveles distintos que subirán los porcentajes de obtener botín legendario y cosas por el estilo, mientras que se aplican modificadores de dureza para los enemigos de maneras muy bestias.

Hay detalles que necesitan pulirse a toda costa

A bote pronto no parece que haya un salto evolutivo a nivel gráfico, pese a estar ante un nuevo Borderlands en cinco años. Eso se disipa pronto, más que nada al fijarse con detenimiento en los escenarios, que han ganado en detalles gracias a ciertos elementos que se podrán destruir, por primera vez en la saga. Y el característico cel-shading repite, como cabría esperar.

Sin embargo, tanto en PS4 Pro como en Xbox One X, que son las versiones que he jugado (aunque tampoco vaya fino en PC, como hemos podido saber), su rendimiento deja que desear al no ir todo lo fluido que debería. Y lo que es peor, con fallos críticos que nos pueden echar del juego, como uno que he experimentado en varias ocasiones al depositar un vehículo robado en el taller de Ellie. Si jugamos con colegas, la cosa va a peor, especialmente de cara a la navegación por los menús del inventario. ¿Y en modo local? Peor.

Que sigamos con la ya clásica tardanza a la hora de cargar las texturas al adentrarnos en una zona nueva es lo de menos, pero Gearbox Software debería ponerse las pilas de cara a optimizar el juego para que no haya ningún tipo de bajón en los fps o lentitud a la hora de usar su interfaz.

Son los únicos aspectos, junto con lo ya comentado del parkour con los saltos, que le impiden llegar hasta el sobresaliente. Por lo demás, no tiene nada que envidiar a Borderlands 2, hasta ahora el mejor de toda la saga.

Hay que tener en cuenta que lleva poco más de diez días en el mercado y es un juego de dimensiones mucho mayores que los anteriores, aparte de ser un proyecto a largo plazo por todo ese contenido que llegará en el futuro, tal y como sucedió con la citada secuela o el original de 2009. De hecho, todos ellos fueron mejorando con el paso de los años, como facilitar la tarea de recoger el dinero del suelo simplemente "pisándolo" o diferenciar sus DLC.

Un Borderlands más social y con más contenido

Lo comentamos con nuestras impresiones con motivo de su lanzamiento del pasado 13 de septiembre, pero merece la pena volver a recalcar lo mucho que ha mejorado en el aspecto social. Ahora Borderlands 3 nos avisará, por defecto, de los progresos en los desafíos de nuestros contactos. Una buena forma, por otro lado, de saber si están conectados sin tener que ojear el menú Social. Además, podremos organizar partidas dejando claras nuestras prioridades, por si nos vamos a centrar en la historia o en otros temas.

Se agradece, a su vez, que ahora contemos con la posibilidad de optar por dos tipos del llamado "modo grupo": cooperativo, donde todos reciben el mismo botín sin importar el nivel del líder de la partida; y competitivo, que viene a ser el modo clásico de Borderlands. Lo bueno es que ahora también habrá la opción de intercambiar botín por Correo, otro de los menús del apartado Social. Por si queremos hacerle un regalo a un compañero que no está conectado en ese momento y así darle una bonita sorpresa después.

El viaje en Borderlands 3 se disfruta mucho más, independientemente de que juguemos solos o acompañados, porque ahora el viaje rápido se puede realizar desde cualquier sitio sin depender de una terminal. Esto viene bien, sobre todo, de cara Sanctuary III, nuestra nueva base de operaciones móvil, porque allí contaremos de todo, como las mejoras de almacenamiento por parte de Marcus o elementos estéticos y armas épicas que pagaremos con Eridio a Earl el Grillado. En este sentido me han gustado mucho algunos diseños de los personajes, pese a lo anecdóticos que resulten los gestos.

¿Y qué hay del contenido? Mayor que cualquier otro Borderlands, hasta el punto de superar a algunos sumando sus DLC. Borderlands 3 tiene mucho de serie, como los círculos de masacre, las pruebas eridianas al completar su historia o los innumerables desafíos por cada región, como las cazas legendarias de Sir Hammerlock, los cofres de Typhoon o los objetivos de Zer0. Si ansiamos el 100% de sus 30 horas iniciales se puede disparar mucho el asunto y luego estaría el rango de Guardián, el clásico modo de Buscador Experto y los modificadores del modo Caos para que el juego sea un reto.

La opinión de VidaExtra

En definitiva, Borderlands 3 deja el pabellón muy alto respecto a su secuela, a la que supera con creces en cuanto a mecánicas de juego e interfaz. Su historia tampoco es moco de pavo, brindándonos momentos que están a la altura del citado Borderlands 2. Una lástima que a nivel de optimización no se pueda decir lo mismo, pero es cuestión de tiempo hasta que Gearbox Software empiece a pulir esos flecos de tan magno universo.

Borderlands 3

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