En dos horas de Ni no Kuni: Cross Worlds ya he avanzado un montón, pero en realidad no he hecho nada porque va en automático

En dos horas de Ni no Kuni: Cross Worlds ya he avanzado un montón, pero en realidad no he hecho nada porque va en automático

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Crossworlds

Creo que es el juego más espectacular que he probado en un móvil. No digo que no exista algo más tocho a nivel visual, ojo, pero en mi caso Ni no Kuni: Cross Worlds ha sido el primero en sacarme del desconocimiento de en qué punto estábamos.

Ahí se acaban casi todas las bondades que me ha ofrecido en algo más de dos horas de juego. Sorprendente, sí, no sólo en lo gráfico, pero desde luego no lo suficiente como para entender el éxito cosechado en Asia durante el año que lleva funcionando allí.

Una fantasía que apetece

A Ni no Kuni: Cross Worlds llego habiendo disfrutado muchísimo  el primer juego de la saga -tengo pendiente el segundo- y lamentando haberme perdido el tren de Genshin Impact. Esto parecía la ocasión perfecta para matar dos pájaros de un tiro: volver a la saga e intentar entender la fiebre que despiertan los gacha.

Lo hago sin haber visto apenas nada del juego y sin enterarme de su acercamiento al blockchain. Eso llegaría después para acabar de desmotivarme, pero al iniciar el juego estaba en un punto de total desconocimiento y sorpresa mayúscula.

Cinemáticas para enmarcar, un rollete ciencia ficción que me llama la atención, y el siempre apetecible mundo de fantasía en el que blandir una espada, capturar bichos que luchen a tu lado y hacer amigos por el camino.

A quién no le va a gustar algo así. Más aún si atesora la calidad que se ve en los vídeos. Años de anuncios de móviles intentando engañarnos vilmente nos han cerrado los ojos más de la cuenta. Si los juegos ya se ven así en móviles definitivamente nos estamos perdiendo algo, pienso. Tras ello empieza la acción y descubro el resto del pastel.

Ni No Kuni

La sorpresa del modo automático

Lo de poder jugar en modo automático me ha volado la cabeza. Repito, igual es que me he caído de una higuera porque todo esto es nuevo para mí, pero me ha dejado alucinado. Tanto para bien como para mal, en realidad.

Para aquellos que ahora mismo estén en la ignorancia como yo hace unas horas, con automático me refiero a todo lo que no sea toquetear menús y avanzar en las conversaciones. El avatar se mueve solo, entra en combate, pelea con todo lo que tiene, se cura, y vuelve a entregar lo que sea que haya recogido.

Lo de ahorrarme largos paseos innecesarios para irle a entregarle a X lo que has recogido en Y me parece una maravilla. Me merendaría todos los JRPG que no he jugado por la pereza de tener que hacer recados tontos para subir de nivel o farmear.

Ni no Kuni

Puedo volver a moverme, atacar y usar habilidades por mi cuenta con pulsar un botón, pero en ningún momento encuentro que Ni no Kuni: Cross Worlds vaya a ser más divertido de esa forma. No tarda en convertirse en un juego de menús. De números y porcentajes que poco o nada tienen que ver con lo espectacular e impactante de sus cinemáticas.

Decisiones que te echan atrás

El juego sigue siendo igual de bonito que eso detrás de fraguas, inventarios y mochilas con ítems de mejora, pero entre paseos y combates te vas encargando de todo lo que no es correr y luchar.

Mejoras las armas, revisas cuántos niveles te faltan para evolucionar a un bicho, recoges recompensas que te envían por correo. Y al salir del menú salta una cinemática mostrando acabas de terminar una lucha contra un jefazo y ni te has enterado.

La situación para entonces ya es surrealista. Yo viendo la tele y hablando con mi mujer mientras el juego va acabando con los enemigos de toda una mazmorra. Paro el juego para buscar más información sobre él y me cruzo con dos temas que me empujan a terminar la partida.

El primero de ellos es que puedo jugar en PC. Y dices, para qué, si lo tienes en automático. Pero me veo jugando con mando de forma más cómoda y con algo más de feedback que darle golpes a una pantalla. Y en pantalla grande esas cinemáticas tienen que ser demenciales.

Lo segundo que me cruzo es el tema del blockchain. Leo en la propia página del juego sobre minar, rentabilidad y ganancias estables, todo escrito sobre un fondo de colores pastel.

Entiendo que me he perdido bastante más que un puñado de juegos para móviles, así que mientras lo desinstalo pienso en cómo a Ni no Kuni: Cross Worlds le han bastado un par de horas y un anuncio desafortunado para demostrarme que hay algo que me da aún más pereza que los paseos en un JRPG.

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