Más Grande. Más brutal. Más divertido. Cada cacería en Wild Hearts es un torrente de emociones que estalla en tus narices. En parte, porque no te limitas a luchar contra bestias del tamaño de montañas (literalmente) sino porque en realidad te estás enfrentando en condiciones adversas a toda la fuerza desatada de la propia naturaleza. Un auténtico espectáculo en pantalla y a los controles y, a vez, uno de los mejores JRPGs creados específicamente para la nueva generación.
Porque el juego de Electronic Arts y Tecmo Koei no se conforma con darle a réplica a Monster Hunter, pese a que las comparaciones están más que justificadas. La premisa es más o menos la misma, pero las sensaciones a los mandos son distintas. El mundo que se abre ante nosotros también tiene un protagonismo diferente y los kemonos, las bestias de todos los tamaños y formas a los que nos enfrentamos, están completamente vinculados a él. Se nutren de su esencia y, llegado el momento, los azotan sin piedad con ella. Otra cosa es que nos quedemos de brazos cruzados. Y ahí es dónde la cosa se pone realmente interesante en Wild Hearts.
Omega Force, quienes firman esta colaboración de titanes de oriente y occidente, han ido a por todas. Durante décadas han demostrado que cómo y de qué manera plasmar la acción a gran escala en los videojuegos. Ahora que les toca lucirse en a los sistemas de nueva generación, han superado nuestras expectativas. Tomando mucho prestado de la saga de Capcom, las cosas como son, pero aportando las lecciones aprendidas y una identidad propia al conjunto.
Midiéndose de tú a tú con Monster Hunter y, en el proceso, atreviéndose a darle lecciones en aspectos básicos o elementos cruciales que, definitivamente, son el camino a seguir en lo que respecta a los Action RPG de cacería épica.
El resultado: una experiencia de acción salvaje que, pese a seguir una fórmula de éxito, brilla con luz propia en sus apartados clave. El técnico y el jugable por delante, como debe ser. Pero también atreviéndose a romper el molde con un objetivo muy definido: ser el nuevo estándar de la cacería salvaje para la nueva generación. Palabras mayores y grandes promesas respaldadas con buenas ideas. Lo cual nos lleva a una pequeña gran pregunta: ¿qué es lo que ha pasado para que acabemos enfrentándonos a titanes con poderes sobrenaturales con espadas, arcos y hasta un paraguas?
Wild Hearts: el cazador contra la furia de la naturaleza
Wild Hearts transcurre en un mundo de fantasía inspirado en el exótico Japón feudal. Uno muy parecido al de Monster Hunter Rise, quizás, pero conforme más nos sumergimos en él más veremos una influencia mucho mayor de obras como La Princesa Mononoke o el cine clásico de samuráis. Elementos que se perciben a través de la belleza de los paisajes o el trato con la gente de Minato, la enorme aldea cuyo destino depende de nuestra espada.
En Wild Hearts somos un cazador errante cuyo físico, aspecto y estilo definiremos nosotros, pero que está enormemente influenciado por la esencia y la filosofía de los samuráis. Tras solventar una crisis drástica, nuestro viaje acaba llevándonos a Minato, la cual está atravesando una profunda crisis: los kemonos, las enormes bestias que habitan alrededor de la aldea, han experimentado una evolución única al fusionarse con la naturaleza; desarrollando diferentes poderes que los hacen majestuosos, aunque terriblemente salvajes, inestables y peligrosos.
Minato llevaba demasiado tiempo necesitando de un cazador lo suficientemente hábil como para frenar y contener a los kemonos. Pero nuestro caso es realmente excepcional: además de las armas y armaduras, las cuales podremos forjar y mejorar con las piezas y materiales extraídos de nuestras cacerías, contamos con un recurso completamente único: el Karakuri.
Conforme se desarrolla la trama descubriremos las belleza y los peligros de las tierras que Azuma que rodean Minato. Cuatro grandes zonas de caza inspiradas en las cuatro estaciones del año con sus propios kemonos y, a la vez, características únicas: además de combinar diferentes elementos naturales y mitológicos, los escenarios de caza tienen un componente distinto ya que las batidas en la costa o en una pradera a cielo descubierto apenas se parecen a las de las grutas o en los interiores de edificios ruinosos.
Dicho así podría parecer que se nos ha puesto mucha responsabilidad encima y de sopetón, pero no lo vamos a negar: lo mejor de Wild Hearts es que su epicidad, su ambientación y sus ambición siempre juegan a su favor. Y su soberbia jugabilidad redondea el conjunto y es lo que acaba marcando las diferencias.
Cacería épica de nueva generación
Omega Force se inspira en Monster Hunter a la hora de diseñar el sistema de progresos y misiones, pero no ofrece exactamente lo mismo. Desde los compases iniciales nos damos cuenta de que el ritmo, la manera de luchar o cómo la manera en la que podemos efectuar o alternar entre las diferentes acciones de nuestro personaje acaban jugando en favor de Wild Hearts. Ofreciendo un estilo de Action RPG mucho más dinámico, versátil y ágil, y a la vez apoyándose en las ventajas de los sistemas de nueva generación.
De partida tenemos las ocho armas principales con toneladas de variantes del juego. Desde la clásica katana o el arco, a un cañón pesado, pasando por un bastón multiusos. La manera en la que los usamos es mucho menos rígida que el otras alternativas de caza mayor, y esto también se aplica a la movilidad de nuestro personaje o cómo éste interactúa con el entorno a la hora de atacar, recolectar, usar los artículos del inventario o simplemente cambiar el rumbo de la iniciativa cuando la cosa se tuerce. Algo que pasará tarde o temprano en cualquier partida.
Lo esencial prevalece y cobra nuevos matices con el karakui: una técnica de construcción que se ejecuta de manera muy parecida a la de Fortnite, pero que en esencia se ha creado para darnos más flexibilidad y autonomía tanto en batalla como dentro de cada una de las zonas de caza.
- De partida, porque con los karakuris básicos podemos llenar la pantalla con cajas, resortes o muros que no solo le dan una capa estratégica a cada combate, sino que abre todo un abanico de posibilidades frete a los diferentes kemonos sino que aporta nuevas maneras de usar las armas que llevamos.
- Pero es que, además, gracias al Karakuri Dragón podremos crear bases o elementos fijos como forjas, hogueras y hasta vehículos que nos evitarán tener que regresar a Minato para continuar con nuestra caza.
La manera en la que nuestro cazador tiene la capacidad de construir y crear formas y mecanismos de manera casi instantánea, aunque no ilimitada: necesitaremos extraer fibra de la propia naturaleza. Y, si bien, es una herramienta poderosa para llegar a sitios muy apartados o extremadamente elevados, también es un recurso que en combate pasa a ser absolutamente esencial: podremos elevar una pila de cajas al instante e iniciar ataques aéreos.
Lo más interesante es cómo Wild Hearts se abre a su propio ritmo de cara al jugador. Si bien, no tarda en arrancar -todo lo contrario- lo cierto es que la manera en la que nos ofrece nuevos Karakuris es a base de seguir la propia historia o las misiones principales, con lo que se nos empuja en esa dirección y, además, se nos gratifica mucho y muy bien nuestros logros y progresos.
Logrando que, incluso si nos quedamos muy atascados al enfrentarnos a un kemono concreto, esa encarnizada batalla derive en una doble victoria y un recurso adicional por el que habrá valido la pena con creces. Sobre todo si es en compañía.
Las dos claves para el éxito: el multijugador y el postlanzamiento
Si bien, podemos decir que los karakuri son el arma secreta de Wild Hearts sumando muchos más matices y carácter propio a la jugabilidad y los escenarios, nos topamos con un aspecto a tener muy en cuenta: hay más un par de docenas de grandes kemonos a los que enfrentarse de diferentes formas y tamaños. Dan muchísimo juego, desde luego, pero es una cifra que palidece frente a la de otros juegos de cacería épica. Por suerte, Omega Force ha hecho las tareas apostando muy fuerte por dos elementos esenciales de cara a la experiencia integral y el futuro del juego.
- De partida, el multijugador de Wild Hearts hace que sea mucho más fácil encontrar partidas. Primero porque ofrece juego cruzado con todas las ediciones. Pero porque en este caso se inspira fuertemente en FromSoftware: podemos convocar jugadores desde las hogueras (que podremos crear dónde queramos a través del karakuri) e incluso tomar parte en partidas en curso. Eso sí, las partidas son con un máximo de tres cazadores.
- Pero es que, además, EA y Tecmo Koei se han comprometido a que Wild Hearts continuará creciendo de manera progresiva y gratuita, ofreciendo nuevos kemono tras su lanzamiento más variantes de armas y armaduras y, lo más interesante, más misiones de mayor dificultad.
Si bien, no podemos decir que Wild Hearts sea un juego fácil, es mucho más accesible y dinámico que cualquier alternativa. Sus combates son más fluidos, la manera de interactuar con su colosal mundo es más sencilla y agradecida, y siempre tienes la sensación de que hay algo que hacer o un aspecto que puedes mejorar cuando te ves superado por un kemono de fuerza desmesurada. Eso sí, pese a que tardaremos más de lo deseado en llegar al núcleo del juego (el tutorial es demasiado largo y extenso) una vez pongamos los pies en la aldea de Minato cuesta horrores dejar una partida empezada o a medias.
Lo que no es tan difícil, de hecho, es empezar una nueva. Y eso, precisamente, es el gran triunfo de Wild Hearts.
La opinión de VidaExtra
Wild Hearts es la suma de la voluntad de dos colosos. Electronic Arts ha buscado darle la réplica al exitazo de Capcom (razones no le faltaban, dado el éxito de Monster Hunter a nivel mundial) y ha encontrado en Omega Force y Koei tecmo un socio de auténtico ensueño. Encontrando, entre batallas trepidantes y caóticas, la grandeza que distingue el afán por sentar nueva cátedra de los meros sucedáneos. Y, en el proceso, mostrando el camino de cómo deben ser los juegos ce cacería épica en los sistemas de nueva generación y, por supuesto, PC.
No te puedo decir esa frase tan manida de "fui a por cobre y regresé con oro", porque Wild Hearts ya apuntaba maneras desde su carta de presentación, pero te confieso que no esperaba que su propuesta de cacería épica me golpease con tanta fuerza. A base de replantear lo que ya funcionaba de otros Action RPGs y cristalizarlo en un juego que se disfruta incluso cuando se empeña en ponerte pone contra las cuerdas.
Porque sabes que al final de cada gran batalla hay una gran recompensa. Y no se trata de desbloquear un nuevo karakuri, sino la sensación de genuina victoria.
Wild Hearts le da un repaso a fórmula de la cacería épica que tanto gusta en Japón y cada vez se juega más en el resto del mundo y la vuelve más grande, más interesante y mucho más divertida. Ofreciendo una estupenda mezcla entre lo ya conocido, nuevas ideas y aspectos muy bien introducidos de otros juegos de merecido éxito para, finalmente, forjar uno de esos títulos que ningún apasionado por los Action RPGs debe perderse. ¿Lo mejor? Nos quedamos con la promesa de Omega Force y le tomamos la palabra: confiamos en que esto es solo el comienzo de algo todavía más grande.
Wild Hearts
Plataformas | Xbox Series X / S, PS5 y PC |
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Multijugador | Sí |
Desarrollador | Omega Force |
Compañía | Koei Tecmo |
Lanzamiento | 17 de febrero de 2023 |
Lo mejor
- Combates alucinantes y realmente dinámicos contra bestias colosales
- Areas de caza monumentales en las que da gusto perderse y craftear
- El sistema de construcción Karakuri no solo es muy divertido: le da nuevos y muy intersantes matices a las cacerías
Lo peor
- Pesea que la cantidad de mosntruos no es tan grande como en otras grandes sagas de caza, estamos deseando ver qué llegará en futuras actualizaciones