Hace seis años, Edmund McMillen y Tommy Refenes pasaron del más absoluto anonimato a estar en portada de todos los medios especializados en videojuegos con 'Super Meat Boy', título que se convirtió de manera instantánea en un referente del por entonces aún incipiente mercado indie.
Editado inicialmente para Xbox 360 y PC, este genial plataformas que hoy ya es un clásico con todas las de la ley ha ido recibiendo nueva vida en diferentes sistemas hasta llegar hoy a la eShop de Wii U, uno de los pocos que aún quedaban en su lista de pendientes. Nunca es tarde si la dicha es tan buena como la del Team Meat.
Seguramente aún quedará mucha gente que no haya podido disfrutar esta maravilla, y con toda la lógica del mundo se preguntarán si tiene sentido invertir sus bien ganados euros en un título independiente que tiene seis añazos ya a sus espaldas. La respuesta es un contundente e inapelable sí, y os voy a dar mis razones para ello.
Pasado, presente y futuro del plataformas
La situación del género plataformero siempre ha sido muy especial. Tuvo su época dorada, durante la cual reinó gracias a mitos como 'Super Mario Bros.', 'Sonic the Hedgehog' y un largo etcétera, pero la evolución del género le hizo ir perdiendo protagonismo frente a propuestas más directas y cargadas de acción, quedando relegado únicamente al protagonismo puntual de nuevas entregas del fontanero bigotudo y poco más.
Recuperó mucho del espíritu de los clásicos del género, pero planteándolo de una manera mucho más ágil, casi frenética
El auge de lo indie ha revertido en cierto modo esa situación, y durante los últimos años hemos visto como, sin perder en cierto modo su condición de producto para nicho, han vuelto a publicarse de manera más frecuente juegos donde el principal reto es saltar de un sitio a otro. Y 'Super Meat Boy' es precisamente uno de los mayores culpables de ello.
Lo hizo además mediante una sorprendente combinación de tradición y vanguardia, recuperando mucho del espíritu de los clásicos del género, pero planteándolo de una manera mucho más ágil, casi frenética. Escenarios en su mayoría muy reducidos, destinados a ser completados en cuestión de segundos, pero que requerían una fuerte dosis de dominio del espacio y la velocidad para conseguirlo.
La dificultad sin control no sirve de nada
'Super Meat Boy' es un juego extremadamente cruel, eso es importante tenerlo en cuenta antes de enfrentarse a él. Como decía, una vez dominado, cualquier escenario se podía completar en cuestión de segundos, pero requiriendo antes un intenso proceso de ensayo y error donde un paso en falso era sinónimo de muerte asegurada.
Con un héroe que es, literalmente, un cacho de carne con patas, moviéndose entre sierras gigantes, láseres asesinos, fosos de lava y montañas de sal, cualquiera de los cuales es sinónimo de muerte instantánea, alcanzar la meta es siempre un reto titánico. Eso sí, la sensación al conseguirlo es de auténtico éxtasis.
De hecho, uno de los detalles más simpáticos del juego está precisamente al completar el nivel y ver, de manera simultánea, una repetición de todos los intentos que tuvimos que realizar, mediante los cuales podemos rememorar cómo fue el proceso de aprendizaje del entorno hasta conseguir dar con la combinación adecuada de saltos. Es difícil, muchísimo, pero a pesar de la frustración ocasional, es también rematadamente divertido.
La locura cárnica
Si habéis tenido oportunidad de probar 'The Binding of Isaac', el siguiente gran éxito de McMillen, os habréis hecho ya a la idea de lo particulares y lo retorcidos que son los universos concebidos por este señor. Pero sobre semejante locuras, brilla también un encanto fuera de toda duda.
En cuestión de minutos le cogimos cariño a ese trozo de carne que iba dejando pringados de sangre los escenarios, y no tardamos en hacer nuestra su lucha por recuperar a Bandage Girl, la chica en manos del Dr. Fetus, eternamente inalcanzable como lo era esa Princesa Peach que siempre estaba en otro castillo.
En cuestión de minutos le cogimos cariño a ese trozo de carne que iba dejando pringados de sangre los escenarios
Todo ello vino enmarcado con una de las bandas sonoras más geniales de los últimos años a cargo de Danny Baranowsk, la cual reforzaba ese espíritu retro que lo impregnaba todo, aunque añadiendo soluciones menos convencionales como una capa de rock muy marchoso. Lamentablemente, las versiones más recientes del juego han sufrido un cambio en este sentido que no les sentó especialmente bien.
En resumidas cuentas, 'Super Meat Boy' es un juego esencial, especialmente para aficionados de las plataformas y para amantes de los retos verdaderamente intensos. Poca excusa tenéis si aún no lo habéis disfrutado, pero con su llegada hoy a Wii U prácticamente no os queda ninguna. Venga, no os entretengáis más, a darle caña.
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