Ha pasado una semana desde que compré un mes de Game Pass para jugar de nuevo a Minecraft. Si bien mi regreso está motivado por mi reciente llegada a VidaExtra, admito que había pocos momentos tan buenos como este para volver.
Hacía años (y no pocos) desde la última vez que jugué a Minecraft. Acababa de dejar la carrera de Filosofía tras finalizar mi segundo año. No tenía ni la más remota idea de qué quería hacer con mi vida, así que hice lo único que se me ocurrió: jugar a videojuegos día y noche mientras asaltaba las arcas de mis ahorros. Uno de los videojuegos que más salud y tiempo me robó fue Minecraft.
Recuerdo sesiones de juego superiores a las 24 horas tanto en compañía como en solitario. Aprovechaba para comer mientras organizábamos el inventario en casa y usualmente me dormía frente a la pantalla. Jamás descubrí los secretos más emocionantes del videojuego, porque mi visión de Minecraft siempre ha estado enfocada a la construcción y la creatividad.
Fue una de esas épocas oscuras que todos/as tenemos alguna vez. Conseguí romper el círculo. Los videojuegos me salvaron de perder totalmente el rumbo, pero también me robaron muchos momentos irrecuperables. Minecraft es uno de los principales responsables y precisamente por todo esto mi regreso ha sido tan emotivo.
Partida y regreso, historia de un alma creativa
Regresar a Minecraft ha sido justo lo que necesitaba después de una primera partida de 150 horas en Elden Ring. El primer mundo que he creado cuenta con los ajustes estándar, sin trucos y con una dificultad amigable.
Ahí estoy yo, pegando mis primeros golpes a los árboles para conseguir madera mientras escuchaba mi propia playlist de música. Siento decir que nunca me ha gustado la música de Minecraft y siempre he preferido tener de fondo mi propia música, una serie/película o un directo en Twitch.
Gustos a un lado, continúo haciendo los pasos básicos que cualquier jugador veterano tiene estandarizados en su mente: pico, hacha, antorcha... y antes que caiga la noche tengo un cuchitril excavado en la tierra para pasar la noche. Si algo he aprendido de juegos de supervivencia como 7 Days to Die es que el mejor refugio es el que está bajo tierra.
Los días pasan: exploro, acumulo materiales como la "hormiguita farmeadora" que soy... y comienzan mis agobios. ¿Qué hago ahora?, ¿dónde voy?, ¿qué objetivo tengo? Trato de aplacar mis dudas con una guía de creación de objetos y pidiendo consejos a un amigo. No aplaqué demasiado, así que decido seguir acumulando materiales hasta que se me ocurra algo.
Veo la luz con un directo que tengo de fondo mientras juego. El creador de contenido @oskar1up me recuerda un artículo que escribí hace tiempo sobre videojuegos como Minecraft, No Man's Sky, Red Dead Online, Elite Dangerous y otros. Se centra en el espíritu aventurero, la libertad y todas las emociones que implican jugar en mundos tan bastos.
"Quiero retirarme a una granja para criar animalitos y plantas"
Volver a Minecraft me ha permitido hacer justo lo que no he conseguido en juegos como No Man's Sky o Red Dead Online, ya fuere por falta de motivación u opciones. He montado una pequeña granja estilo vikinga en la que vivo en paz. ¿Conoces los mensajes de otros jugadores en Elden Ring que dicen "quiero irme a casa"? Pues aquí estoy.
Tengo planes. Quiero "engañar" a un par de amigos para crear un rancho entre los tres en un mundo nuevo, algo similar a Stardew Valley pero en Minecraft. También quiero generar un mundo que simule el planeta Marte y montar una colonia con invernaderos, como en la película The Martian. He visto las maravillas que hace la comunidad y quiero crear algo similar. ¡Iré contando mis progresos en futuras publicaciones!
Mi fascinación por Minecraft no conoce límites, aunque mi mentalidad ha cambiado: no tengo el tiempo que quisiera dedicarle ni quiero dedicarle tanto tiempo como hace años. Se ha convertido en un remanso de paz al que acudo cuando quiero "hacer algo" sin presiones con alguna serie/película o directo de fondo.
Mi experiencia en Minecraft se describe de la misma forma que he descrito antes mi paso por Death Stranding, Red Dead Redemption II y No Man's Sky: un punto que está exactamente en el centro entre la soledad y la compañía. Una soledad en la que no te sientes solo por completo. La búsqueda de compañía en la soledad y el encuentro de una soledad muy bonita en la compañía. Realizarse en cada actividad que hagas, ya sea picar piedra, criar animalitos o construir la torre más épica jamás vista.
Esta es mi visión de Minecraft, pero no es la única. El videojuego se ha convertido en el escenario para grandes obras de su comunidad, eventos como Battle Royale/Juegos del Hambre y más recientemente los Squid Games. También se ha convertido en una herramienta lúdica. ¿Cuál es el techo de Minecraft? No creo que lo tenga y nunca lo tendrá siempre que mantenga nuestra creatividad como aliada.
Ahora te toca a ti, ¿qué significa Minecraft para ti?, ¿qué te gusta hacer durante tus partidas? ¡Te leo en comentarios!
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