- Aviso: esta publicación contiene spoilers sobre la misión secundaria de Alexander en Elden Ring.
FromSoftware se ha ganado mi respeto a lo largo de los años, pero al mismo tiempo tiene un hueco importante entre las cosas que me han quitado años de vida. Dark Souls y Bloodborne me demostraron que pueden llegar a ser maquiavélicos y crueles, y sobra decir que Elden Ring no fue la excepción.
Las historias de Alexander, Puño de Hierro, Millicent y Malenia, Espada de Miquella fueron tres puñaladas a mi corazoncito que jamás olvidaré. Y también el chiquitarro, por qué no decirlo. El DLC Shadow of the Erdtree me hizo revivir todas ellas y el caso del gran tarro fue especialmente duro.
Me has roto el corazón, FromSoftware, otra vez
Alexander es considerado uno de los mejores amigos de los jugadores en Elden Ring. Su historia es interesante, aunque no demasiado complicada: viaja por las Tierras Intermedias para enfrentarse a enemigos formidables y fortalecerse. De hecho, es uno de los NPCs que puedes invocar durante la pelea con Radahn.
Admito que le cogí mucho cariño a Alexander y sé de buena tinta que el resto de la comunidad también. Todas las localizaciones en las que nos espera para hablar están llenas de mensajes que lo señalan como un amigo. Es una persona muy inspiradora gracias a su espíritu guerrero y personalidad afable.
FromSoftware es experta en crear rayos de esperanza y luego destruirlos de la forma más cruel posible. El final del hilo de misiones de Alexander es en Farum Azula y no es otro que un duelo, pues nos considera el adversario más fuerte. Y sí, debes matarlo para acabar su historia. Admito que derramé lágrimas por él, igual que con Malenia. Miyazaki no lo iba a dejar estar y ha aprovechado el DLC para reabrir esa herida.
El siguiente paso en mi aventura, después de derrotar a la Bestia Divina León Danzante casi 20 veces, fue la Prisión de Belurat. Se encuentra bajo la ciudad y accedí por una cueva situada al oeste del lago intermedio (hay tres según el mapa) al este de los muros. Se trata de una mazmorra llena de tarros y chiquitarros, decenas vivos e inertes, como Alexander y Bairn (Chiquitarro) respectivamente.
La crueldad era máxima. Encontré muchísimos de mensajes de jugadores a medida que avanzaba por la cueva: "amigo más adelante", "recuerdos de amigo", "visiones de amigo", "oh, amigo", "tristeza más adelante", "esto me suena", "tristeza" y más. Era obvio que no sufría solo por mis viejos amigos, Alexander y Bairn.
No te voy a engañar: me puse un poco triste al recordarlos. Continué avanzando por la mazmorra, matando a todo lo que se me interponía en mi camino y desentrañando todos los secretos. De hecho, conseguí un nuevo casco-tarro. Es similar al que lleva Let Me Solo Her, pero más grande... mucho más. Se llama Gran Tarro, por si te interesa.
Estaba totalmente convencido de que el jefe final de la mazmorra iba a ser Alexander en forma de espíritu, versión maligna o renacido. Pero no, acabó siendo una cosa muy loca: Onze, Maestro Espadachín Semihumano. Me hubiese enviado al otro barrio de no ser por mi Lágrima Mimética. Estoy seguro.
Lo último que esperaba al atravesar la niebla de jefe era que saltase sobre mí una especie de mono con una katana mágica. Si lo piensas bien, Onze puede ser perfectamente el Yoda de Elden Ring. Y aunque me gustó mucho, sigo pensando que una versión maligna de Alexander hubiese convertido a la Prisión de Belurat en una crueldad total. ¡Qué maravillosa oportunidad perdida! Esta te la guardo FromSoftware, pero gracias por la referencia. Continuará...
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