Desde el final de las restricciones de movilidad impuestas por la pandemia, las empresas no han hecho más que presionar a sus empleados para que volvieran a sus oficinas. Esa insistencia se daba incluso cuando el teletrabajo estaba ahorrando costes a las empresas e incrementando su productividad.
Se confirman las sospechas: era un despido encubierto.La insistencia ilógica hizo sospechar a muchos empleados que los motivos reales para endurecer su vuelta a la oficina no eran los de cohesión de equipos e impulso a la creatividad como argumentaban sus directivos, sino que había oscuros motivos detrás.
Algunos expertos apuntaban a la pérdida de valor de las inversiones inmobiliarias de las oficinas, otros a que los directivos querían recuperar el control sobre sus equipos, e incluso había quien se atrevió a apuntar a la inadaptación de los supervisores al nuevo escenario en remoto. Los empleados de Dell, sin embargo, parecieron tenerlo muy claro al señalar la caótica vuelta a la oficina de su empresa como un despido encubierto.
Los responsables de recursos humanos lo confirman. Nuestros compañeros de Genbeta se hacen eco de una encuesta impulsada por la empresa de software BambooHR. Esta encuesta concluye que, el verdadero motivo por el que las empresas podrían haber acelerado y endurecido las políticas de regreso a las oficinas, fue para forzar que los empleados a renunciar a sus empleos.
Los datos de la encuesta apuntan a que uno de cada cinco gerentes de recursos humanos (18%) esperaba un incremento en la rotación voluntaria al implementar un plan de vuelta a la oficina. De ese modo, las empresas podrían hacer frente a una reducción de sus plantillas, que se habían sobredimensionado durante la pandemia.
Mejor acogida de la esperada. No obstante, su estrategia no les salió según lo planeado y menos empleados de los que calcularon decidieron renunciar a sus empleos. El 37% de los gerentes encuestados confirmaron que sus empresas tuvieron que despedir a empleados tras implementar una política de vuelta a las oficinas, teniendo que asumir los costes por despido.
De hecho, el 22% de los profesionales de recursos humanos consultados por la encuesta reconoce que la empresa no tenía una métrica para medir el éxito de la política de vuelta a la oficina. No la necesitaban porque el objetivo era otro. “Si [las empresas] realmente tuvieran buenos mecanismos de rendimiento, no tendrían que depender de una estrategia de regreso a la oficina para despedir a la gente”, declaró Anita Grantham, jefa de recursos humanos de BambooHR a Forbes.
Jugarse el futuro de la empresa a los dados. Esta estrategia ha dejado en manos del azar la retención de talento, ya que aquellos empleados con mejor preparación y oportunidades laborales, son los que han dejado su empleo para seguir teletrabajando en otra empresa.
Además, el malestar y las tensiones entre empleados y empresas por la vuelta a la oficina ha incrementado el descontento y la desconexión de su plantilla, lo que ha provocado una mayor tasa de renuncia silenciosa entre aquellos empleados que han decidido permanecer en estas empresas. El último informe State of the Global Workplace de 2024 elaborado por la consultora Gallup estima que un 62% de los empleados ha dejado de estar comprometido con la empresa, mientras que el 15% indica estar activamente desconectado de los valores de la empresa.
El postureo de la presencialidad. El estudio de BambooHR también pone sobre la mesa que el 64% de los empleados encuestados mantiene su estatus “en activo” en las aplicaciones de mensajería empresarial para crear lo que en el informe denominan “efecto de estatus en verde”. Esto genera un falso presentismo online para aparentar un mayor compromiso y productividad de la que realmente se tiene.
Imagen | Unsplash (Damir Kopezhanov)
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