Fotografiar la Luna es una de las metas de cualquier fotógrafo. Luce espectacular en lo alto del cielo. Cuando aparece llena hace inútil llevar linternas para guiarse. Simboliza muchas cosas, desde el amor hasta el comienzo de una historia de terror. Por estos motivos vamos a aprender a fotografiar la Luna independientemente del equipo fotográfico que tengamos.
Es una de las fotografías que nos gustaría hacer a todos. Sacarla enorme y redonda en medio del cielo. Evidentemente no conseguiremos los mismos resultados con un teléfono móvil que con una cámara de formato completo de última generación. Tenemos que comprender las limitaciones técnicas de cada equipo para saber hasta qué punto podemos llegar con cada equipo.
Muchas de las fotografías que vemos en las redes no son tomas directas, de un solo disparo, sino multiexposiciones o montajes para jugar con el espectador con la ayuda inestimable de Adobe Photoshop. Cada uno tiene que elegir el camino a seguir. En este artículo recomendaremos cómo conseguir la mejor fotografía de la Luna con un único disparo.
Y para lograr nuestro objetivo tenemos que conocer muy bien a nuestra protagonista. Personalmente echo de menos los tiempos en los que tenías que fiarte de la sabiduría popular, de la suerte o del calendario zaragozano para pillar la luna llena con la cámara preparada.
En la actualidad la improvisación se ha perdido y en cualquier momento puedes saber por dónde va a salir, cuándo es el momento óptimo para fotografiarla y el instante justo en el que va estar en el lugar que quieres. Se ha perdido naturalidad pero se ha ganado en eficiencia. Cada uno de nosotros decidirá cómo quiere conseguir la foto.
¿Qué es la Luna?
Vamos a centrarnos en todo aquello que nos pueda ayudar a fotografiarla. No es el momento de aprobar un examen de astronomía. Solo queremos sacar la mejor luna posible y estar listos para disparar.
Sabemos que la Luna es un satélite que está a 384.400 kilómetros de la tierra. Es el segundo cuerpo más brillante que vemos desde nuestra posición. Tarda 27 días en orbitar alrededor de nuestro planeta y gira sobre si misma con una rotación sincronizada con la tierra, lo que provoca que siempre veamos la misma cara. Y todo a una velocidad de 3.683 kilómetros por hora.
Como dato curioso, y si queremos jugar a ser detectives, como las fases de la Luna son solo una percepción, podemos distinguir si la foto se hizo en un hemisferio u otro. En el hemisferio norte la luz va de derecha a izquierda y viceversa. Las fases lunares, que se producen por la órbita elíptica, pueden resumirse en:
- Nueva: Está muy oscura al no estar la cara visible iluminada por el Sol.
- Llena: Su cara visible está totalmente iluminada por el astro. La tierra está en el centro y el Sol y la Luna están casi alineados. Empieza a verse desde el atardecer y en la medianoche alcanza la máxima altura posible.
- Cuarto menguante: Se ve iluminada solo la mitad de la Luna. El lado izquierdo en el caso del hemisferio norte. Al amanecer alcanza el punto más alto.
- Cuarto creciente: Exactamente lo contrario que el cuarto menguante. Al atardecer ya está en lo más alto del cielo.
El porqué unas veces se ve más grande o más luminosa puede depender de la leyenda que nos cuentan en 'Hechizo de luna' o simplemente por que es el momento en el que pasa por el perigeo, el punto más cercano con la tierra durante su recorrido orbital.
Y para terminar, y es algo que nos interesa como fotógrafos, la Luna brilla porque refleja la luz del Sol. Refleja el 3-12% de la luz del astro rey. Ahí está la explicación del porqué nos cuesta tanto exponerla correctamente.
Debido a que la Luna es tan pequeña en el encuadre, el cielo oscuro dominará el encuadre. Automáticamente intentará aclararlo, por lo que ajustará un tiempo de obturación más lento que provocará la sobrexposición de la Luna, que es casi tan brillante como el sol. Por eso es ahbitual que salga como una mancha blanca cuando disparamos sin pensar.
Antes de lanzarse a fotografiar la Luna
No todas las fotografías deben representarla como un disco de luz gigantesco. No podemos limitarnos porque no tenemos un 400 mm y una cámara de formato completo. Como siempre decimos en Xataka Foto, debemos adaptarnos a nuestro material para lograr sacar lo mejor de él. Hay tres formas de sacar la Luna:
- Pequeña: en la fotografía solo será un pequeño punto blanco y luminoso en medio del firmamento. En algunos casos no ocupa ni un área de 50x50 píxeles.
- Media: en las imágenes podremos reconocer el relieve del satélite y tendrá más protagonismo dentro de la composición.
- Grande: la Luna toma todo el protagonismo de la fotografía por el tamaño que adquiere gracias a la distancia focal del objetivo.
Las dos primeras se pueden conseguir con cualquier tipo de cámara, desde un móvil hasta una sin espejo. La última solo es posible con cámaras con ópticas intercambiables o aquellas compactas con un potente objetivo zoom. Por supuesto que hay trucos, como acoplar el smartphone con un telescopio, pero salvo que nos gastemos mucho dinero la calidad dejará mucho que desear.
Si queremos una Luna grande y llamativa, tal como aparece en las imágenes de los autores más reconocidos, solo podemos conseguirlo con un teleobjetivo de 300 mm como mínimo. Cualquier otro objetivo nos obligará a recortar el archivo posteriormente en el ordenador o acudir a técnicas de laboratorio digital.
Conviene recordar que si tenemos una cámara con un sensor APS-C o más pequeño debemos conocer su factor de multiplicación:
El factor de multiplicación es el coeficiente por el que debemos multiplicar la longitud focal de nuestros objetivos para determinar la distancia focal equivalente en una cámara “full frame” o de carrete de 35mm con el fin de obtener el mismo encuadre de la imagen.
Desde un punto de vista estrictamente técnico, los mejores resultados no se obtienen con el sensor más grande posible, como muchos creen. La clave es el mejor objetivo posible. La nitidez de un buen teleobjetivo zoom es indiscutible frente a las pequeñas lentes de un teléfono móvil. Una cámara de Micro Cuatro Tercios, como la Olympus OM-D E-M1X, con un teleobjetivo de gama alta consigue resultados impresionantes.
Pero no despreciemos las imágenes en las que la Luna es pequeña. En cierta manera son más realistas y naturales porque nos permiten verla tal como la apreciamos cuando paseamos por la noche sin cámara y maldecimos porque nos la hemos dejado en casa. Personalmente creo que son las fotografías más interesantes que podemos hacer, aunque no serán tan espectaculares.
Y lo que es más importante. La Luna debe aparecer nítida. No podemos entonces olvidar el trípode o tener un buen soporte para evitar la trepidación, el movimiento, de nuestras fotografías de la Luna. Parece algo secundario, pero es la diferencia entre un archivo para la papelera o una fotografía para enmarcar.
Técnicas y trucos para fotografiar la Luna
Y llega el momento de aprender los parámetros técnicos para que todo dependa de nuestra creatividad y no perdamos una fotografía por equivocarnos con algún ajuste en la máquina. Para que todo sea más sencillo, vamos a dividir este apartado según el tipo de cámara: móvil/cámaras compactas y cámaras de ópticas intercambiables.
Ambos tipos de cámaras tienen que cumplir una serie de requisitos para conseguir las mejores fotografías posibles:
- Disparar en formato RAW. La mayor cantidad de información de un archivo crudo permite ajustar posteriormente en el ordenador cualquier posible desajuste en la exposición y sacar todos los matices. No debemos olvidar que un jpeg almacena hasta 256 niveles de luminosidad, del negro al blanco, por cada uno de los canales. En un archivo RAW tenemos la friolera de 16.384. Esta es la clave para usarlo siempre.
- Elegir solo el formato RAW no hace milagros. También tenemos que exponer la luz correctamente. Por este motivo debemos prescindir de los modos automáticos y configurar en nuestra cámara el modo Manual o mejor aún, Prioridad al diafragma. Como veremos más adelante, el histograma es nuestro mejor aliado. Nos ayuda a evitar quemar la Luna por culpa de la exposición.
- Nuestro satélite refleja la luz del Sol. En noches de Luna llena emite tanta luz como él. Por este motivo podemos aplicar la misma regla que usamos con la luz del día para exponerla correctamente, la famosa regla del f16. Así, si ajustamos una sensibilidad de 100 ISO, tenemos que poner un diafragma f16 con una velocidad de 1/100 (la inversa de la sensibilidad) para que tengamos una foto de ella con todo lujo de detalles. Y empezar a experimentar desde este punto.
- La cámara siempre en un trípode. Siempre.
Fotografiar la Luna con móvil/cámara compacta
Dicen que este tipo de máquinas no sirven para fotografiar la Luna. Y es una verdad a medias. Solo sirven para sacar la Luna pequeña, como un punto de luz, por el objetivo que incorporan. En muchos casos podemos encontrar un zoom que nos permita llegar a sacar una Luna de tamaño medio. Y algunas, muy pocas, tienen tal zoom óptico que nos dejé para el recuerdo una Luna grande y llamativa.
La técnica es sencilla, como hemos señalado más arriba. Vamos a verlo paso por paso para que no queden dudas:
- En la mayoría de los móviles no es posible elegir el formato RAW. Se puede hacer una fotografía en jpeg, desde luego. Pero si unimos la poca calidad para fotografiar de noche de estos dispositivos a un formato comprimido, los resultados no serán buenos. Es imprescindible trabajar en RAW. Las mejores compactas del mercado sí que dan la opción.
- Colocamos la cámara en el trípode para evitar que se mueva lo más mínimo.
- Para evitar problemas, seleccionamos el modo Manual para exponer correctamente una situación tan compleja como esta. En el caso de los teléfonos móviles deberíamos bajarnos aplicaciones para obtener dicho control.
- Activamos el histograma para saber si estamos quemando la Luna. Solo debemos fijarnos en el lado derecho. Si en dicho extremo hay mucha información es una mala señal. Así que deberemos subir la velocidad de obturación. De 1/100 a 1/250, por ejemplo.
- Hacemos la fotografía. Y si es con el autodisparador, mejor. Así evitamos mover la cámara.
No tiene más secretos. Hay que evitar el zoom digital porque lo único que hace es degradar la imagen. Es mejor recortar luego en el ordenador. Y listo.
Podemos tener la tentación de comprar cientos de accesorios para conseguir el efecto de un teleobjetivo o acoplar la cámara a un telescopio. Pero la calidad, salvo casos muy contados, será muy justa. Si queréis conseguir una buena foto, recomiendo ahorrar ese dinero e ir a por una cámara mejor.
Fotografiar la Luna con cámaras de objetivos intercambiables
Con este tipo de cámaras no cambian los consejos. La base es la misma. Pero tendremos más posibilidades y una calidad técnica muy superior. La clave es la calidad de los objetivos. Así no podremos hacer solo el disparo que hacemos con las compactas sino todos los tres tipos de encuadres.
- Angulares (14-35 mm): tendremos la Luna como un punto.
- Normales (50-135 mm): nos permitirán un disco más grande identificable dentro de la composición.
- Teleobjetivos (200-1000 mm): nos devolverán la Luna enorme que puebla las redes sociales.
Es mucho más cómodo trabajar con una sin espejo o una réflex. Todos los ajustes están a la vista y es fácil pasar a Manual, o ver el histograma. Y sobre todo y ante todo, es posible enfocar con suma precisión. Esto es lo que marca las diferencias de verdad.
En las cámaras con objetivos intercambiables, y sobre todo en las cámaras de última generación, el enfoque es sumamente preciso. Hay muchas formas de lograr nitidez en un paisaje lunar. Ahora que estamos empezando recomendamos enfocar directamente a la Luna. Pero si nos atrevemos podemos utilizar la técnica de la doble distancia. Y olvidarnos de la distancia hiperfocal para estos menesteres.
La planificación para las fotografías de la Luna
Este es un tema peliagudo, al menos para nosotros. Puede que seamos de la vieja escuela y prefiramos llegar a los sitios y encontrarnos con la sorpresa de ver la Luna e intentar sacar la mejor foto. Los nuevos fotógrafos acuden a diversas aplicaciones para conseguir el mejor resultado posible. La foto se puede tener prácticamente preparada en casa antes de salir.
Son dos formas de trabajar. Las dos válidas. En la primera todo es cuestión de suerte. En la segunda todo está planificado y el factor sorpresa se pierde. Cada fotógrafo puede elegir qué forma de actuar prefiere. Ninguna nos asegura una foto perfecta al finalizar la jornada, eso sí.
Un secreto a voces de este tipo de fotografía es la composición. Sacar la Luna sola es triste y repetitivo. Hay que buscar un hito que apoye al satélite para compensar la imagen. Ella reina por la noche pero si podemos sacar algún matiz de luz en el cielo la imagen será más poderosa. Existen cientos de trucos en el ordenador pero hoy solo hemos hablado para conseguir una toma directa.
Por eso es importante planificar, antes de la noche, lo que vamos a sacar. Tenemos que huir de la Luna solitaria. El espectador va a ver en el papel o la pantalla lo que ha visto mil veces. Hay que darle algo más. Y la única forma es la composición, el arte de colocar los objetos de una imagen de forma armoniosa, que tengan relación entre sí.
Todo depende del tamaño del satélite en la imagen. Si estamos disparando con un angular la Luna será un mero apoyo del paisaje, así que la tierra deberá tener una presencia mayor en el fotograma.
Si queremos que la Luna tenga más protagonismo podría funcionar colocar la Luna en uno de los cuatro puntos imaginarios que se forman cuando trazamos en el encuadre dos líneas paralelas en la vertical y otras dos en la horizontal. Estoy hablando de la regla de los tercios. Y para los que empiezan es un buen asidero.
Cuando tenemos la suerte de portar un teleobjetivo de 300 mm o más, podemos sacar la Luna en solitario. Ella sola llenará el encuadre. Y los espectadores se entretendrán en buscar los famosos cráteres. Pero es una ocasión perfecta para hacer siluetas, conseguir que pase entre cuatro torres o ser capaces de ver la silueta de los que la están mirando...
Fotografiar la Luna según la vieja escuela
Puede que sea un método poco productivo hoy en día pero mantiene la emoción de la fotografía. La improvisación permite encontrar cosas inesperadas. O irse con las manos vacías. Solo necesitamos un calendario para saber la fase de la Luna que nos vamos a encontrar y el equipo que queramos llevar.
En este caso solo podemos ir a sitios que conozcamos. Nunca hay que salir por la noche a fotografiar si no hemos estado durante el día en la localización. Siempre hay que hacer una excursión de reconocimiento horas antes de la noche. Y no olvidarnos nunca de avisar que nos vamos a ese sitio a hacer fotos y llevar una linterna y el teléfono cargado. Hay que improvisar hasta un límite.
Cuando veamos la Luna podemos movernos hasta encontrar el punto de vista óptimo y disparar hasta conseguir nuestro objetivo. Seguro que la imagen mejoraría si la Luna estuviera más a la izquierda o a la derecha pero nadie te quita la satisfacción de intentar conseguirlo.
Fotografiar la Luna con la ayuda de aplicaciones
Hoy no hay fotógrafo de paisaje que se precie que no viaje con su móvil repleto de aplicaciones para lograr sin problemas la imagen soñada. Una de las más populares que tenemos en el mercado es Photopills. Por 10,99 € puedes tener todo tipo de calculadoras, planificadores, calendarios lunares... que se te puedan ocurrir. Y además tiene tutoriales estupendos para aprender a manejarlo.
Desde la comodidad de nuestra casa podemos calcular, con suma precisión, por dónde va a salir la Luna. Así que simplemente nos descargamos la aplicación de pago, o una gratuita como The Photographer’s Ephemeris, y vamos ajustando el mapa hasta conseguir nuestro objetivo.
Así lograremos situar la Luna en el lugar exacto, a la hora precisa. Todo perfecto pero con muy pocas oportunidades de jugar a la improvisación. Si queremos aprovechar el tiempo es la mejor opción. Eso sí, así es más fácil descubrir más fotos de la Luna entre cuatro torres, con un árbol en un campo de lavanda o contra el mismo faro de siempre.
Hacer fotos de la Luna es apasionante. Y como podéis ver los secretos no lo son tanto. Solo tenemos que conocer las limitaciones de nuestras cámaras para saber hasta dónde podemos llegar. Ya solo queda lanzarnos a la noche para encontrarla y buscar la mejor fotografía posible.
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