En Japón la fobia a ir al colegio tiene nombre y es un problema enorme para el Gobierno: "futoko"

El absentismo escolar ha alcanzado un récord en el país asiático

japonesa
13 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Normalmente, en Japón, a finales de agosto y principios de septiembre se produce un pico de suicidios. El primer día de septiembre es, de hecho, uno de los más mortíferos del año por esta causa. Esta temporada coincide con el inicio del curso académico en el país asiático. Y para entender los motivos hay que acudir a un fenómeno reciente de absentismo escolar y a un concepto que cada vez resuena más en los medios de comunicación japoneses y reuniones del gobierno: "futoko".

Los datos. El número de estudiantes de primaria y secundaria que no asistieron a clases durante un periodo de 30 días o superior sin justificación alcanzó un máximo histórico el año pasado en el país asiático. Concretamente, hasta 105.112 estudiantes en primaria (un 29% más que el año anterior) y 193.936 en secundaria (un 18,7% más que el año anterior). La brutal cifra del 3,2 % del total de estudiantes, según datos del Ministerio de Educación. Se trata del décimo año consecutivo en aumento. Un fenómeno creciente en el país en el que cada vez más y más niños se niegan a ir a la escuela: los "futoko".

"Futoko". Tal y como define el Gobierno este concepto, se trata de los niños que no van a la escuela por más de 30 días por razones no relacionadas con las finanzas familiares ni la salud. Hasta 1992, el absentismo escolar, en ese entonces llamado “tokokyoshi” (resistencia), era considerado una enfermedad mental. Pero en 1997 la terminología se modificó para emplear en su lugar “futoko”, un término más neutral que simplemente significa absentismo.

Los "futoko" suelen tener dificultades de aprendizaje, problemas psicológicos y pueden mostrar signos de ansiedad grave. Además, abandonar los estudios puede provocar consecuencias a largo plazo y un alto riesgo de que se aíslen de la sociedad por completo y se encierren en sus habitaciones. Otro fenómeno conocido como “hikikomori”, que hemos analizado en detalle en Magnet.

¿Por qué? Eso es lo que se pregunta el gobierno japonés. Pero lo cierto es que hay muchas causas en juego que explican por qué un niño se niega a ir a la escuela: desde circunstancias familiares, problemas personales con compañeros y bullying hasta el estrés y la presión derivada del estudio o la rigidez de las escuelas. En este artículo de BBC se dan varios casos de niños “futoko” que explican que no se sienten cómodos fuera del ambiente familiar, otros incluso sufren de mutismo selectivo, que le afecta cada vez que salen fuera de sus casas o están lejos de sus padres.

Otros simplemente les resulta difícil obedecer el férreo sistema académico japonés. Hay que recordar que muchas escuelas en Japón controlan todos los aspectos relacionados con la apariencia de sus alumnos, forzándolos a teñirse sus de negro o prohibiéndoles que usen medias o abrigos, incluso cuando hace frío. En algunos casos, incluso deciden el color de la ropa interior que los alumnos deben ponerse.

Críticas al sistema. Es lo que se conoce como “escuelas negras”, instituciones escolares donde se han establecido estrictas reglas como respuesta a la violencia juvenil. Un concepto que hace referencia a las "empresas negras", la manera en la que se conoce a las compañías que explotan a sus trabajadores. Según algunos profesores, el no desarrollar la diversidad de los estudiantes es una violación de sus derechos humanos. Y cada vez más voces críticas se suman a la protesta contra este tipo de centros.

Educación en el hogar. Tanto el fenómeno del absentismo como el descontento con las exageradas normas escolares han llevado a la apertura de escuelas alternativas como una opción temporal. El problema es que si bien son una opción diferente a la educación obligatoria, no ofrecen una cualificación reconocida. Pero la tendencia va más allá. El problema del rechazo escolar involucra ya a tantos niños que el gobierno permite que exista educación en el hogar gratuita, aunque también insisten en que los niños japoneses permanezcan matriculados en las escuelas locales.

Suicidios de menores, creciendo. El mal mayor derivado de esta tendencia no es otra que un aumento drástico de los suicidios en menores en el país. En 2022 se quitaron la vida 514 estudiantes de primaria y secundaria, según la estadística del Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar de Japón publicada este mes. Dentro de ese grupo se contabilizaron 17 niños de 12 años o menos. Es la primera vez en que, desde que se empezó a recopilar la estadística en 1980, la cifra de menores sobrepasa los 500 casos.

En el país, la presión académica y el miedo al hostigamiento por parte de otros alumnos en las escuelas son algunos de los factores asociados con suicidios de niños. En este artículo de El País, el fundador de Lifelink, Yasuyuki Shimizu, que se dedica a este problema social, explica que la tecnología y las redes sociales han agudizado el problema del acoso, pues los mensajes persiguen a los niños las 24 horas. No obstante, los expertos recuerdan que el suicidio es siempre multicausal, sin un único detonante.

Imagen: Flickr (Matthew Kenwrick)

En Xataka | Los "johatsu" japoneses: cuando la vida es tan insoportable que borras tu rastro de la Tierra

Comentarios cerrados
Inicio
  翻译: