Es posible afirmar que la humanidad jamás ha producido tanta riqueza como en el tiempo presente. La revolución industrial escaló significativamente la capacidad del ser humano para generar valor añadido y multiplicar los panes y los peces, y desde entonces la proyección de la economía mundial siempre ha sido ascendente. Producimos más, producimos mejor, consumimos más, generamos más riqueza. Son hechos corroborables por las estadísticas.
Cuestión distinta es cómo se reparte dicha riqueza. Al mismo tiempo, es posible afirmar que los países occidentales jamás han tendido a tanta desigualdad como ahora, al menos desde la revolución industrial. En un contexto de espiral inflacionaria y estancamiento salarial, algunas empresas siguen ganando mucho dinero. Y algunas personas, un puñado de personas privilegiadas, siguen ganando muchísimo dinero. Son los más ricos del mundo.
La fascinación que provocan las grandes fortunas en el resto de la población es insoslayable, y tenemos un ejemplo muy evidente en Elon Musk: su vida causa interés no sólo por el impacto que tiene en segmentos relevantes de la industria tecnológica, automotriz o espacial, sino también porque es un testimonio andante de lo que le sucede a una persona cuando tiene tanto dinero (y poder) que escapa a toda comprensión terrenal. ¿Qué harías tú si dispusieras de 190.000 millones de dólares como patrimonio personal?
Musk es un caso peculiar, pero no es el único. Este gráfico de VisualCapitalist ha reunido a las personas más ricas del mundo en 2023 y las ha ordenado de mayor a menor fortuna y por categorías. A la cabeza de todos ellos se ubica Bernard Arnault, cuyas inversiones en algunos de los principales conglomerados empresariales franceses, LVMH, le han colocado en la cima de la economía mundial durante los últimos meses. Según Bloomberg y Forbes, su patrimonio personal supera a día de hoy los 200.000 millones de dólares.
Le siguen Elon Musk, Jeff Bezos (116.000 millones), Larry Ellison (Oracle, 113.000 millones), Warren Buffett (106.000 millones), Bill Gates (104.000 millones), Carlos Slim (89.000 millones), Mukesh Ambani (84.000 millones), Steve Balmer (80.000 millones) y Françoise Bettencourt (78.000 millones).
Bettencourt, cuya fortuna proviene de ese humilde negocio familiar llamado L'Oréal, es también la mujer más rica del planeta. En esta categoría hay otros nombres ilustres: Julia Koch (viuda de David Koch, 59.000 millones), Alice Walton (heredera de Wal-Mart, 58.000 millones), Jacqueline Mars (esos Mars, 38.000 millones) o la chilena Iris Fontbona, viuda de Andrónico Luksic fundador de uno de los grupos empresariales más potentes del país.
El gráfico también se fija en las personas más ricas de China, empezando por Zhong Shanshan (67.000 millones), cuya fortuna proviene fundamentalmente de un emporio de bebidas y refrescos y de una farmacéutica. Jack Ma, la otrora estrella de la industria tecnológica china, hoy en horas más bajas, ha descendido hasta la séptima posición (23.000 millones). En general, no corren tiempos muy boyantes para los multimillonarios chinos, de cuyo poder y proyección el régimen ha comenzado a recelar.
En el sector tecnológico, el mayor proveedor de nuevas fortunas de las últimas décadas, destacan otros nombres como Larry Page (Google, 77.000 millones), Michael Dell (Dell, 51.000 millones) o Ma Huateng (Tencent, 37.000 millones). Mientras que en los medios de comunicación destacan Michael Bloomberg (76.000 millines), Mark Zuckerberg (englobado aquí, aunque también podría entrar en el sector tecnológico: 61.000 millones) o el infatigable Rupert Murdoch (17.000 millones y nueva temporada de Succession a la vista). En general, hay cierta estabilidad y familiaridad de nombres.
Como siempre, hay que recordar que la fortuna de todos ellos no es líquida, no se transforma en una cripta plagada de monedas de oro a la imagen del Tío Gilito. Si Musk ha subido y bajado tanto durante los últimos años se debe a que su patrimonio está directamente relacionado (por medio de acciones y otros valores de inversión) al rendimiento de las empresas que fundó y dirige. Esto es aplicable a la mayoría de casos. Son fortunas que dependen de valoraciones. Pero son fortunas. Gigantes. Cada vez más. Y cada vez más difíciles de concebir.
Imagen | VisualCapitalist
En Magnet | La evolución de los diez multimillonarios más ricos del planeta, en un ilustrativo gráfico