Desde ayer la versión beta o previa de Windows 8 ya se puede descargar. Si quieres en Genbeta nos enseñan a instalarla en una máquina virtual.
La presentación mundial la llevó a cabo Steven Sinofsky en Barcelona, dentro del marco del MWC 2012. ¿Casualidad? Ni mucho menos. Windows 8 es una ruptura total con el pasado, con la era del ordenador personal. Windows 8 es una apuesta de futuro, del dispositivo ubicuo, del dedo sobre la pantalla, del riesgo de apostar por hacer algo diferente.
La computación ubicua
En poco tiempo no podremos diferenciar los gadgets, equipos y tecnologías que nos rodean. Será algo indiferente para el consumidor, que solo querrá conectar y empezar a usar. O incluso sin conectar.
Windows 8 es el paso que Microsoft da hacia esa forma de entender la tecnología que rodea al usuario. Es el sistema operativo de la computación ubicua y hacia esa idea irán en el futuro próximo los demás. Y hablo tanto de los que provienen del mundo del ordenador como los sistemas puramente móviles.
La adopción de la interfaz Metro es una apuesta arriesgada, como lo fue en su día en Windows Phone. Pero ha sido un soplo de aire fresco que ha demostrado que todavía se puede innovar sin copiar.
Windows 8 ha sido pensado desde el inicio para usarse sin que tengamos que pensar en qué equipo está instalado. Puede funcionar en ordenadores de sobremesa clásicos, en ordenadores con pantalla táctil y también en tablets.
Como parte de esa ubicuidad, la nube es parte interna del propio sistema operativo. Skydrive, las redes sociales o el streaming de contenido no son meras aplicaciones sino que se integran en el día a día de Windows 8. Sí, como en los teléfonos móviles.
También de ellos se le pega la identificación e idea de perfil con almacén de archivos, aplicaciones y preferencias que podemos importar y exportar de forma sencilla de nuestros equipos con Windows 8. Y no nos olvidamos de la facilidad con la que podemos compartir contenido de forma integrada con el sistema.
Educando al consumidor
La primera vez que probé Windows Phone lo tuve claro: es un sistema operativo perfecto para llevar el mundo de los smartphone a cualquier usuario, pero especialmente interesante para los que no quieren complicarse la vida ni tienen excesivos conocimientos. Conforme más usuarios van llegando al mundo de los smartphones, el uso que que se hace de ellos se estandariza más: redes sociales, correo, navegación web, mensajería … y aplicaciones, sí, pero no con tanta importancia como en otro nicho de mercado que ya estaba dentro de este mundo.
Con Windows 8 y la interfaz Metro me ha pasado algo similar. El ordenador ya es un elemento más de ocio y entretenimiento en el hogar, además de trabajo. La mayoría de usuarios navega, accede a sus redes sociales, juega, disfruta de contenidos multimedia … y poco más. Además, los equipos, tanto ordenadores como tablets, se van enfocando completamente en lo táctil, en el uso de gestos y movimientos de dedos para manejarlos. Metro y la nueva pantalla de inicio de Windows 8 se aprovecha de ello. Y las aplicaciones que lleguen, como la de Wordpress, se adaptarán a su modelo.
Los paneles invitan a tocarlos y moverlos pero no es desagradable hacer clic en ellos o manejarse con el teclado. Las aplicaciones de vídeo, música y fotos recogen contenido de donde lo tenemos, no solo del ordenador, y todo está unificado en la forma de trabajar de Windows Phone. La ansiada interacción entre equipos de diferentes plataformas ha llegado con Windows 8. Un ejemplo es la posibilidad de enviar un vídeo que estamos reproduciendo en el ordenador o tablet con Windows 8 a una consola Xbox 360 de forma rápida, sencilla y transparente para cualquier usuario.
También parte de los ajustes, la configuración de opciones en aplicaciones (olvidémonos de llamar programas a lo que instalamos en Windows 8) o las notificaciones e información en pantalla se heredan de Windows Phone. Otra vez una forma de trabajar que sirve para cualquier dispositivo de casa.
Hay que arriesgarse
El único punto negativo que le he visto de momento a Windows 8 es el riesgo que supone para Microsoft. El cambio en la idea de un sistema operativo es brutal, y puede costar que el consumidor se acostumbre a esta forma de trabajar. En el mercado de consumo el trauma será menor porque el usuario está acostumbrado a encontrarse Windows en su ordenador, y el nuevo Windows 8 facilita tareas cada vez más comunes, las hace más divertidas e incluso intuitivas en un mundo que se va acostumbrando a tocar más que a hacer clic.
Pese a que mantiene el escritorio clásico con bastantes mejores que no se ven a simple vista, es en la empresa, en el trabajo, donde Metro puede chocar más. Las aplicaciones adaptadas a Metro son más simples, más directos, más del estilo del mundo de la telefonía móvil y los tablets, así que habrá que ver cómo convencen a este nicho que curiosamente siempre ha sido un gran apoyo para el sistema operativo de Microsoft.
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