Son muchas las dudas que se nos plantean cuando estamos pensando en comprar un ordenador nuevo. ¿Intel o AMD? ¿GeForce o Radeon? ¿HDD o SSD? Generalmente estas preguntas son relativamente fáciles de responder y terminamos configurando un equipo ajustado a nuestras necesidades. Hasta que llegamos al asunto de la torre. Aquí mucha gente toma la mala decisión de comprar la caja que simplemente le parece más bonita.
No es siempre la mejor idea, especialmente si hablamos de un equipo para juegos. Igual que nadie metería un sillón Eames de 3.000 euros en un trastero, hay que saber escoger el hogar que tendrán nuestros componentes. Solo así lograremos el máximo rendimiento, pero también disfrutaremos de la capacidad de ampliación adecuada y hasta podremos alargar su vida útil. Todo ello con solo conocer unos conceptos básicos.
La forma sigue a la función... casi siempre
Hay muchos tipos de cajas. Y no solo estamos hablando de LEDs RGB o antenas Wi-Fi integradas. Dependiendo de las circunstancias es posible que nos interese más un tamaño que otro, y no ya por cuestiones estéticas sino prácticas. Cada formato tiene sus ventajas y limitaciones, por lo que hay que saber cuál se ajusta mejor a nuestras necesidades.
Torre completa
Las cosas han cambiado mucho desde aquellas torres completas de la era Windows 95. Por aquel entonces era habitual tener como mínimo una disquetera, una o dos unidades ópticas e incluso un disco duro secundario en una bahía de extracción rápida. Hacía falta espacio, y tener la torre más grande del barrio era una forma de decir que eras hardcore.
Hoy en día ya no necesitamos tantas unidades, pero una torre de gran tamaño tiene sus ventajas. No solo pueden dar cabida a cualquier placa en formato ATX y otros factores de forma más pequeños (tienes una práctica comparativa de tamaños aquí), sino que brindan el espacio necesario para instalar tarjetas gráficas en configuración doble y complejos sistemas de refrigeración líquida que no cabrían en otros equipos.
Modelos como la Mastercase Maker 5 MSI Dragon Edition van dirigidas a este exigente público. Ofrecen un espacio cavernoso para instalar todo tipo de componentes, pero también admiten personalizaciones mucho más complejas de lo que sería posible usando diseños más compactos. A cambio deberás buscar hueco a un PC que prácticamente es un compañero de piso.
Media torre
El formato de media torre es particularmente popular. Puesto que el DVD (no hablemos del disquete) ha pasado a la historia, los fabricantes han podido reducir el tamaño de sus cajas de forma sensible al tiempo que se maximiza el espacio interior. Torres como la MSI MPG Gungnir 100P o la MAG Vampiric 100 ofrecen así soporte para placas ATX e incluso formatos más exóticos como las E-ATX.
La gran ventaja de estas torres es que ofrecen una buena capacidad de ampliación y el espacio necesario para instalar una tarjeta gráfica full size junto a un procesador con un buen ventilador para la CPU, así como varias unidades de almacenamiento. Es una opción todoterreno y que no renuncia a elementos estéticos como las ventanas de cristal templado o los sistemas de iluminación LED.
Por su tamaño, generalmente se utilizan en combinación con sistemas de refrigeración por aire. También es posible usar intercambiadores de calor por agua, pero ya tendremos que pensar en reducir el número de unidades o usar una torre bien aprovechada. La MPG Gungnir 100 es un buen ejemplo.
Su menor tamaño no implica en cualquier caso que no se puedan instalar componentes de primera línea y gran rendimiento. Una refrigeración inteligente y un buen aprovechamiento son la clave, como demuestra la gama MSI Trident. Estas torres premontadas atesoran en su interior hasta un procesador Core i9 y una GeForce RTX 2080 a pesar de su extraordinaria delgadez.
Formatos mini
Por último, no podemos olvidarnos de los miniPCs. Sucesores de los antiguos barebones, estos equipos suelen utilizar placas Mini-ITX o mini-STX. No suelen brindar posibilidades de ampliación más allá de la RAM o el almacenamiento interno. A cambio, son realmente pequeños, y de hecho la familia MSI Cubi dispone de anclajes VESA para instalarlos totalmente camuflados detrás del monitor.
Normalmente pensados para oficinas o centros multimedia domésticos, estos equipos pueden ser sin embargo sorprendentemente potentes. El Cubi 3 Plus es compatible con 4K, y aunque sus gráficos integrados Intel no se equiparan a los de una tarjeta gráfica, pueden darte más que una satisfacción con juegos antiguos e incluso indies. De hecho, hasta pueden ser una opción más flexible que una Raspberry Pi si estás pensando en montarte una recreativa casera...
La fuente: tan importante como la CPU
La fuente de alimentación no forma parte íntegra de la torre, aunque muchos fabricantes la incluyen en sus chasis como elemento de serie. Esto no es en sí mismo mejor ni peor, pero hay que tener ojo con lo que metemos en el PC. Y es que la fuente de alimentación suele ser el componente más propenso a generar un fallo catastrófico, principalmente porque muchas firmas incluyen modelos "sin marca" de baja calidad y con protecciones eléctricas o de temperatura insuficientes.
A la hora de comprar una nueva fuente, has de asegurarte de que esté firmada por un fabricante reconocido y que cuente con certificado 80 Plus, que es la etiqueta que confirma una eficiencia mínima del 80%. También deberían tener como mínimo una corriente de 18A en su línea de +12V para proporcionar la "chicha" que necesitan los componentes de mayor consumo como tarjetas gráficas.
También deberías comprobar si tienen cables de alimentación para todos los componentes y del tamaño que necesitan, puesto hay clavijas de 20/24 conectores, Molex de cuatro pines etcétera. Por este motivo la fuente de alimentación debe escogerse al terminar la configuración de un equipo.
Comprueba las fichas del resto de tu equipo, mira qué cables necesitan y busca una fuente que cumpla los requisitos. Muchos modelos incorporan diseños modulares que permiten quitar o poner cables según los necesites. Son una buena opción, especialmente si piensas en actualizar el equipo a largo plazo.
En cuanto a la potencia, deberías considerar el consumo máximo de tu CPU, tu tarjeta gráfica y el equipo de refrigeración en el caso de que te decantes por un sistema líquido. Una vez sumados sus vatios, considera darle un buen espacio por encima para estar seguros. Con 200 e incluso 300 vatios de más estarás seguro a largo plazo.
Por último, considera el ruido. Las fuentes de alimentación poseen un ventilador (en ocasiones ajustable) que puede generar algo de ruido. Mira los decibelios en su ficha técnica si esto es algo que te preocupa. También hay modelos totalmente silenciosos o casi, pero son notablemente más costosos.
Refrigeración: activa, pasiva y líquida
Por ventilador: grande no significa más ruidoso
La inmensa mayoría de los equipos actuales están refrigerados atmosféricamente. Es decir, mediante aire. Una serie de ventiladores soplan aire frío desde el exterior, lo hacen circular dentro de la caja y lo expulsan posteriormente para realizar el intercambio de temperatura con el exterior. Es un método muy económico pero que tiene una limitación fundamental: puede ser ruidoso.
Ventilar una CPU moderna, más aún si cuenta con overclocking, requiere caudales de aire generosos, por lo que es importante confiar en ventiladores de buena calidad y no escatimar en el tamaño. Casi todos ellos tienen además reguladores de velocidad para no molestar más de lo debido. Varios segundos sin aire pueden freír tu CPU o gráfica, así que siempre deberíamos utilizar un ventilador de una marca de prestigio.
Pasiva: sin ruido ni vibraciones
Los disipadores son en esencia pequeños radiadores que intercambian el calor de un componente con su entorno usando estructuras metálicas de gran superficie. Suelen situarse entre la CPU o la tarjeta gráfica y los ventiladores de estos elementos, puesto que transmiten el calor de forma muy eficiente y facilitan su expulsión. Cuanto más grande y mejor sea tu disipador, menos tendrá que trabajar el ventilador.
Son muy baratos y totalmente silenciosos, pero su capacidad de refrigeración es limitada. Por eso brillan en equipos de bajo consumo como el Cubi 3 Silent S, que no genera ruido alguno gracias a la ausencia de ventiladores. Algunos aficionados al modding y el overclocking también los utilizan para refrigerar sus módulos de memoria de RAM y unidades SSD.
Líquida: la elección de los overclockers
Los sistemas de refrigeración líquida son ya palabras mayores. Esta tecnología de refrigeración destaca por reducir la cantidad de ruido del PC al evitar el uso de ventiladores. También por su enorme capacidad de enfriamiento, puesto que utiliza un medio líquido (agua con aditivos o refrigerantes especiales) bombeado a través de tubos de plástico.
La refrigeración líquida requiere de torres de gran espacio para alojar elementos como la bomba y numerosos tubos con sus respectivos sellos. También una cierta maña, puesto que se trata de una opción casi artesanal. A cambio, el resultado puede ser visualmente espectacular y su capacidad de enfriamiento no tiene comparación posible.
Si quieres disfrutar de las ventajas de la refrigeración líquida, deberás armarte con una torre de gran tamaño u optar por un equipo premontado como la torre MSI Aegis Ti3, que evita las complicaciones de instalar complejos sistemas que no deberían ser puestos en manos de novatos.
Materiales y acabados: mucho más que una cuestión de gustos
Una torre es mucho más que una simple caja. Que te vaya a durar durante años y proporcione un rendimiento adecuado depende de factores que van más allá de los componentes internos que hayas escogido. Es algo en lo que mucha gente no presta atención y que sin embargo tiene una gran importancia.
Por ejemplo, a la hora de escoger una torre debemos fijarnos en los orificios de ventilación. Muchas cajas baratas no tienen perforaciones que facilitan la salida del aire caliente de forma adecuada, por lo que la caja termina llena de polvo y suciedad en muy poco tiempo.
La MSI MPG Gungnir 100D incorpora espacio para hasta siete ventiladores externos o un radiador superior de 360 mm, por lo que nunca le faltará aire.
De igual forma, la ausencia de filtros puede ser un problema. En unos pocos días los ventiladores pueden terminar llenos de polvo y suciedad, dificultando su movimiento. Asegúrate de que tu torre tiene filtros y de que los limpias regularmente. Torres como la MSI MAG Vampiric 010 cuentan con una rejilla superior magnética fácilmente desmontable. Se puede retirar con gran facilidad y no hace ruido alguno al carecer de vibraciones.
También podemos hablar del asunto de las ventanas. Desde hace tiempo numerosos fabricantes ofrecen cajas con laterales transparentes para presumir de componentes y complejos sistemas de iluminación. El problema es que muchas de ventanas están hechas de metacrilato. No solo se araña con facilidad, sino que vibra de forma notable. El vidrio es siempre una mejor opción. MSI utiliza en todas sus torres cristal templado fijado de forma segura al chasis con tornillos especiales para evitar su deterioro.
Escoge bien y tendrás PC para largo
Como hemos podido ver, escoger una caja para nuestro PC depende de muchos factores. Cada diseño tiene sus propios atributos y se adapta a un tipo de uso diferenciado, con sus pros, sus contras y sus peculiaridades. Y aunque no se suela pensar en ello, escoger el modelo adecuado puede afectar al rendimiento de nuestro equipo.
A la hora de comprar un nuevo PC sería interesante plantearnos si vamos a experimentar con el overclocking y si algún día podríamos estar interesados en montar una segunda tarjeta gráfica. O simplemente si aspectos como la capacidad para ampliar fácilmente sus componentes con el paso del tiempo es algo que valoramos. Solo así conseguiremos un PC que se ajustará a nuestras necesidades y podrá evolucionar a nuestro ritmo.
Imágenes | MSI, Cooler Master, Corsair
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