Las dos tragedias que en los últimos cinco meses han provocado un estado de alerta total para los Boeing 737 Max: aerolíneas de todo el mundo los han dejado en tierra a la espera de descubrir qué falló y cómo solucionar el grave problema.
Boeing sigue investigando los hechos y aunque ha parado las entregas del 737 Max 8 sigue produciéndolos (fabrica 52 al mes). Mientras tanto analistas e informes que han aparecido sugieren que los accidentes se produjeron por un cúmulo de circunstancias en las que las prisas, la falta de diligencia (no solo de Boeing, sino de la FAA) y la falta de formación y de información fueron patentes.
Todo fue normal hasta que que activaron el piloto automático
Todo parecía normal en el despegue según los datos que se tienen. Habitualmente la tripulación dirige la maniobra de despegue de forma manual, configura los flaps y gestiona la velocidad y la aceleración además del momento del despgue.
Esa maniobra fue la habitual, y también los instantes siguientes en los que el piloto activa el sistema que hace que el tren de aterrizaje se acople de nuevo.
En esos momentos se puede acelerar ligeramente el avión para que la velocidad sea suficiente y los flaps puedan desactivarse de forma segura, momento en el cual las alas son las que se encargan de gestionar el ascenso a la altura de vuelo programada. Cuando se llega a los 1.000 pies, se suele activar el piloto automático.
Fue en ese momento en el que las cosas empezaron a ir muy mal para el vuelo 302 de Ethipian Airlines. En el análisis preliminar publicado por Timothy Takahashi, profesor de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad de Arizona, se comentaba cómo un mal funcionamiento del motor o un error humano parecía descartado.
La FAA delegó la certificación del MCAS a Boeing
Según The Seattle Times, la carrera de Boeing con Airbus hizo que para certificar su 737 Max la Federal Aviation Administration (FAA) acabara dejando que la propia Boeing realizara los controles de seguridad y aprobándolos de forma apresurada tras los resultados del análisis. Sin embargo, aseguran en este diario, ese informe de seguridad contenía "fallos cruciales".
Todo apunta a que la causa de las recientes tragedias aéreas fue el llamado MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System), un sistema de control de vuelo que no fue bien implementado. Fuentes cercanas a esas investigaciones mantuvieron su anonimato para evitar perder su trabajo "en la FAA y otras organizaciones aéreas", pero señalaron cómo el MCAS tenía errores de diseño realmente peligrosos.
Este accidente y el de octubre de Lion Air en el que también estuvo implicado este sistema demuestra para esos analistas que la FAA se ha extralimitado en esa delegación de tareas, que además aceleró todo el proceso de certificación al ver que el avión de Boeing llevaba un retraso de nueve meses con respecto al Airbus 320neo que compite en el mismo ámbito.
Más factores en juego
Otros analistas como Trevor Summer destacaban que aunque el MCAS influyó de forma importante en estos accidentes aéreos, hubo otros elementos implicados en estras tragedias.
Por ejemplo, destacaba cómo en Boeing el objetivo del 737 Max era el de hacer un avión más eficiente. Eso llevó a utilizar otros motores con un sistema de ventilación más grande, pero el fuselaje del 737 no era del todo adecuado para estas modificaciones, lo que provocó que los montaran en una posición más adelantada y alta.
Eso, a su vez, provocó un problema de aerodinámica que Boeing quiso corregir electrónicamente con el MCAS, una variación del sistema Elevator Feel Shift (EFS). Sin embargo este analista apuntaba a que el MCAS tenía mucha más capacidad de inclinar el avión y de provocar problemas.
A estos problemas se sumaron errores en el mantenimiento de los aviones e incluso de formación de los pilotos: en el caso de Lion Air, los pilotos ni siquiera conocían la existencia de este sistema según este analista. Boeing incluso vende un paquete opcional con un indicador de detección de posibles problemas con el MCAS, pero los aviones siniestrados no estaban equipados con él.
Parece que efectivamente el problema del MCAS estuvo unido a muchas otras circunstancias, y otro informe de Quartz revela cómo los pilotos estadounidenses que se preparan para pilotar el Boeing 737 Max lo hacen con una formación previa de tan solo dos horas. La FAA ni siquiera indicaba en su documentación que esa era una de las diferencias entre este avión y el 737-800 tradicional.
Muchas parecen haber sido las causas que se han conjugado alrededor del sistema MCAS, y ahora solo queda por ver si Boeing logra solucionar un problema tan crítico como este de forma adecuada.
En Axios destacaban como el problema de estos aviones plantea una reflexión importante sobre la dependencia del software que tendremos no solo en los aviones, sino también en los futuros coches autónomos. En ambos casos parece evidente que una exhaustiva revisión de ese código y una formación adecuada de quienes lo utilizan es clave para evitar estas tragedias.
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