En 2018 Yves Guillemot, cofundador de Ubisoft, dejó claro cuál era para él el futuro. Habría una nueva generación de consolas, sí, pero tras ella ya no volvería a haber más: el juego en streaming lo dominaría todo.
Estamos en 2024 y todos los indicios plantean que Guillemot metió la pata. No solo estamos viendo cómo el juego en la nube no acaba de cuajar, sino que los rumores sobre la nueva generación de consolas —esa que el directivo decía que nunca existiría— está (casi) a la vuelta de la esquina.
Desde luego ese parece ser el caso para la Nintendo Switch 2, que según algunos rumores iba a llegar en septiembre o noviembre de 2024 pero que ahora parece que se retrasará hasta principios de 2025.
La consola, que previsiblemente tendrá el mismo formato que la actual, llegará con pantalla aún más grande —8 pulgadas frente a las 7 de la OLED y las 6,2 de la original— y mejoras hardware que apuntan al soporte de juegos en 4K gracias, entre otras cosas, al soporte de la tecnología DLSS.
La empresa nipona lleva enseñando esa consola a los desarrolladores desde hace tiempo con un propósito claro: que en el estreno ya cuente con uno o varios títulos que aprovechen su potencial. La nueva Switch podría ser sensiblemente más cara que la actual, algo que pondrá aún más difícil que la supere en ventas: la Nintendo Switch ya ha vendido casi 140 millones de unidades desde su lanzamiento.
Mienras, las cosas también avanzan para el futuro de la Xbox. Microsoft desveló detalles de su estrategia para el futuro de su consola de forma involuntaria. Lo hizo en medio del juicio de la FTC para cerrar la adquisición de Activision Blizzard por 69.000 millones de dólares.
Según dichos datos, el rediseño de la Xbox Series X, que tiene como nombre en clave ‘Brooklin’, llegará en 2024 con un formato cilíndrico, sin unidad Blu-ray, con mejor conectividad inalámbrica —Wi-Fi 6E y Bluetooth 5-2— y además un nuevo controlador modular con nombre en clave ‘Sebile’ que contará con conexión directa a la nube.
Pero es que además de ella Microsoft está preparando “una plataforma de juego híbrida de próxima generación”. Imágenes filtradas apuntan a cambios importantes en el formato, que podría copiar los que la Switch y la Steam Deck ya han hecho populares: una consola portátil capaz de ser disfrutada conectada a la tele como siempre, pero también de forma independiente con ese formato en el que además los mandos serían móviles.
Saltando hacia adelante
A Microsoft parece hacerle tilín el formato: el año pasado ya organizó un hackaton para mejorar el comportamiento de la interfaz de Windows en dispositivos portátiles como la Steam Deck. Hay diversos tutoriales que dejan claro que hay una fracción de usuarios interesados en instalar Windows 11 en sus Steam Deck, y ese esfuerzo oficial parece apuntar en la potencial aparición de una consola portátil de los de Microsoft.
Las recientes declaraciones de los responsables de Microsoft también han animado esa percepción. En un reciente podcast oficial de Microsoft la presidenta de la división, Sarah Bond, explicó que “habrá cosas excitantes que aparecerán en el hardware y que compartiremos estas navidades” —en probable referencia a Brooklyn—, pero además apuntó a la siguiente generación destacando que “nuestro objetivo es dar el mayor salto técnico que jamás se haya visto en una generación de hardware”. Ahí es nada.
En Microsoft incluso apuntan a un controlador opcional para una sola mano que, suponemos, sería válido para ciertas experiencias. Los documentos de Microsoft plantea una “inmersión más profunda y clases completamente nuevas de experiencias de juego” —quizás con foco en la nube— y esa futura consola llegará teóricamente en 2025 con una CPU de AMD o una ARM, pero también con una NPU que aprovechará nuevas funciones de IA.
Parece que en Sony plantean una estrategia parecida: se habla de una PS5 Pro desde hace algún tiempo: una revisión del modelo actual que tendría probablemente el mismo diseño y mismo mando, pero que ganaría en potencia para ofrecer mejor experiencia 4K.
Como indican en Bloomberg, los propios responsables de Sony indicaron en su último informe financiero que la PS5 “está entrando en la última etapa de su ciclo de vida”. Los rumores apuntan a que el lanzamiento de esa hipotética PS5 Pro se producirá en septiembre o quizás noviembre de 2024.
Entre las novedades también estaría una NPU de AMD para aportar las ventajas de ciertas tareas de IA, aunque no está claro qué beneficios ofrecen este tipo de opciones en una consola de videojuegos. Hay rumores de otra mejora aún más prometedora: una tecnología propietaria de Sony que sería una alternativa a la tecnología DLSS de NVIDIA y con la que se podrían mejorar las tasas de fotogramas por segundo hasta en un 50%.
Lo que sí es cierto es que las predicciones de Sony sobre las futuras ventas de su PS5 no son especialmente optimistas, y las acciones de la compañía cayeron de forma notable la semana pasada: hay que reanimar el mercado, y esa teórica renovación de su consola actual sin duda podría ayudar a conseguirlo.
¿Qué pasa con la hipotética PS6? El proyecto está ahí, y el dato no procede de Sony, sino de Microsoft. Como en el caso de la sucesora de las actuales Xbox Series S/X, esa futura consola aparecerá en 2028 si los indicios se confirman, pero el formato, como en el caso de Microsoft, es una absoluta incógnita. Aquí Sony podría apostar también por una consola portátil híbrida como la Steam Deck, y precisamente la PlayStation Portal puede haber sido un experimento —muy limitado, eso sí— en esa dirección.
Los videojuegos en la nube no acaban de cuajar
La nube, mientras tanto, lo está pasando mal. El fracaso de Stadia es el síntoma más llamativo de un segmento que prometía convertir nuestra tele en nuestra nueva consola.
Phil Spencer, máximo responsable de Xbox, explicó ya en 2019 que a la revolución del juego por streaming le quedan "años y años", y parece que tenía razón. Si hay alguien que sabe de esto es él: Xbox Cloud Gaming (xCloud) es hoy por hoy la gran protagonista de este segmento, pero su éxito es por el momento modesto.
De hecho, Microsoft indicó recientemente que su servicio Xbox Game Pass —dentro del cual se engloba xCloud— ha superado los 34 millones de suscriptores, una cifra notable pero que está muy lejos del objetivo de Microsoft: recordemos, con esta plataforma la idea de Microsoft era llegar no a los usuarios de consolas actuales, sino a esos otros 2.000 millones de jugadores.
Los avances en este campo siguen siendo llamativos, pero mucho más lentos de lo esperado. Al citado fracaso y desaparición de Stadia se le suma el discreto papel de Luna, prácticamente desconocido y poco promocionado por Amazon. Sony ocupa un discreto segundo (o tercer) plano con PS Now también ocupa y GeForce Now se aliaba recientemente con PC Game Pass para intentar animar la plataforma.
La idea del juego en la nube es desde luego atractiva. Permite no necesitar un PC potente o una consola para jugar —lo puedes hacer por ejemplo desde tu viejo portátil—, pero la propuesta parece no cuadrar por el momento ni para jugadores intensivos (que siguen prefiriendo disfrutarlos en una máquina dedicada), ni para los ocasionales, que de momento mantienen la apuesta por el móvil. La tele, que prometía convertirse en tu próxima consola, se ha quedado como estaba.
La alternativa está ahí y puede que acabe cuadrando en el futuro, pero hoy por hoy parece que la predicción de Yves Guillemot fue exagerada: la próxima generación de consolas parece ser una realidad inevitable, y esa es una buena noticia para todos los gamers.
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