Confieso que me encantan las fundas transparentes y translúcidas de los móviles porque en general suelen ser bastante bonitos. Tengo iPhone desde hace más de una década y tanto las líneas, colores como el diseño me parecen dignos de mostrar. Pero claro, no quiero exponerme a que una caída o golpe accidental me salga muy caro. Así que le pongo una funda. Si la funda es transparente, no falla: con el paso del tiempo acaba amarilleando.
Es cierto que hay modelos y modelos, pero también hay métodos y métodos de limpieza: el clásico con bicarbonato, con pasta de dientes, con blanqueantes tan potentes y populares como la lejía y también con agua oxigenada, con agua y jabón y hasta congelándola. Ya te adelanto algo: no funcionan y lo hemos comprobado. Limpias como la patena sí, pero amarillas. Hay una razón por la que una funda transparente que se vuelve amarilla no recupera su estado original.
De transparente a amarilla: el camino de no retorno de las fundas de móvil
El problema de fondo de esta expectativa es pensar que esa tonalidad amarilla es suciedad. No lo es: como detalla el fabricante de fundas Burga, el material empleado para hacer estas fundas transparentes es en origen amarillo, pero se les añade tinte azul para generar ese efecto de transparencia. En este sentido, podría pensarse que los métodos que blanquean podrían surtir efecto, pero no: recordemos que no es un blanqueo sino un tinte azul.
¿Qué pasa entonces? Que con el uso y el paso del tiempo, lo que implica roces, el efecto del sol, manipulación y exposición a otros elementos (la propia grasilla de los dedos), ese tinte va desapareciendo y a cambio, el amarillo comienza a asomar. Por tanto no es suciedad, sino degradación del material de fabricación.
Es momento de subir de nivel y ponerle nombre a este efecto de degradación que hemos observado: se trata de oxidación y es un proceso químico. De hecho, por eso sucede tanto con las fundas que tenían un material amarillo en origen como las que no, algo que reflejan algunas publicaciones algo más técnicas.
Volviendo a esa exposición solar, los rayos ultravioletas degradan el pigmento azul del tinte. ¿Entonces si lo uso a la sombra y en interiores no pasará nada? Desgraciadamente otros elementos como el sudor o los aceites corporales provocan también este cambio.
Una advertencia: los supuestos métodos antiamarilleamiento de las fundas no solo no las devuelven a su transparencia original, sino que paradójicamente puede tener el efecto contrario, acelerando la degradación. Sí, se irá la suciedad y como consecuencia probablemente quede algo más clara, pero la oxidación sigue allí y no podrás erradicarla.
¿Cuál es la mejor solución? Tenemos malas noticias para ti: tendrás que comprar otra nueva si lo que buscas es la máxima transparencia del primer día. Pero ya que estás en disposición de abrir la cartera, mejor elegir bien el material. Las más baratas son de silicona y amarillean que da gusto, pero aquellas hechas con polímeros como el termoplástico uretano (un buen ejemplo son las que hace Apple) aguantan mucho más. A cambio, la inversión será mayor. Si no quieres gastar más, siempre te quedará comprar una funda para tu móvil opaca.
Portada | Amparo Babiloni
En Xataka Móvil | Llevar el móvil sin funda es una mala idea. No quitarla nunca, también. Por qué deberías quitar la funda de vez en cuando
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