Una versión primitiva de este texto iba a ser el siguiente post... hace dos semanas. Como lo he dejado criar, pues el muchachote se ha engordado bastante en este tiempo. Sólo espero que no se os indigeste.
Hace más de dos semanas terminé de leer Tales to Astonish (*), no la serie de comic books editada por Atlas/Marvel entre 1959 y 1968 y que cambió su nombre por el de The Incredible Hulk a partir de su número 102, sino el libro escrito por Ronin Ro (un pseudónimo), una especie de biografía de Jack Kirby y un retrato de su época. No pretende ser LA biografía de Jack Kirby, pues este título, por las expectativas creadas, corresponderá a la escrita por Mark Evanier, quien se convirtiera en asistente del dibujante hacia el final de su segunda etapa en Marvel, y cuya publicación estaba anunciada para el mes que viene. Y digo estaba porque según explicó él mismo el pasado fin de semana, Kirby: King of Comics se retrasa al menos hasta febrero.
Leído el libro, no acabo de entender cómo nadie (hasta donde tengo noticia) ha realizado todavía una película (biopic, documental o lo que sea) sobre Jack Kirby en concreto o sobre los inicios de la industria del comic book en general, porque los altibajos de las primeras décadas cuentan con puntos de giro de sobra para convertirse en un guión excelente. Existe Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, de Michael Chabon (quien obtuvo por esta novela el Pulitzer de 2001), ambientada en esa época pero protagonizada por personajes que, aunque ficticios, están basados en personas reales. En las vidas de Joe Kavalier y Sammy Clay hay retazos de otras parejas creativas de entonces, como fueron Jerry Siegel y Joe Shuster (Superman, 1938), pero sobre todo de Joe Simon y Jack Kirby (Capitán América, 1941). Hace dos años me enteré de que una adaptación del libro se hallaba en fase de preproducción y, según la IMDb, ahí sigue, con fecha de estreno para 2009. Veremos si se concreta algún día. También contamos con Marvel Super Heroes' Guide to New York City (2004), un documental de Travel Channel que introduce la atmósfera de aquellos pioneros en su tramo final.
Jack Kirby, por si queda alguien que no lo sepa (y, por desgracia, todavía hay muchísima) fue el creador de muchos de los personajes de Marvel. Para ser más concreto, de casi todos los principales de la hornada de los sesenta (menos de Spider-Man y Daredevil) que han disfrutado de una cabecera más o menos regular y más o menos ininterrumpidamente hasta ahora. Y que, por cierto, han dado y siguen dando mucho dinero. Dinero del que la familia Kirby ha visto bien poco.
Kirby era lo que se dice un puto machaca. Una máquina no sólo de dibujar, sino de crear. El hombre bien pudo haber creado él solito gran parte del Universo Marvel (el tiempo me ha convencido de que Kirby creaba y Stan Lee daba forma y dialogaba; no le resto méritos a Lee en la configuración de lo que conocemos como Universo Marvel, pero atribuirle crédito como guionista supone restar el mismo a Kirby. Y eso sí que no), bien pudo haber recibido en vida el reconocimiento que merecía por parte de amigos, lectores y compañeros de profesión, pero durante la mayor parte de su vida laboral en la industria del comic book no pasó de ser un dibujante que, entre 1961 y 1965, acababa de 5 a 6 páginas al día, con una media entonces de más de 1100 páginas al año. Con una calidad media alta-alta. Era, y seguiría siendo de existir alguien así hoy, un chollo para cualquier editorial. Intentad encontrar a un dibujante que se encargue de, mínimo, tres colecciones al mes, dibuje unas cuantas portadas y además le quede tiempo para componer las páginas de otros títulos que no dibuja, para que los nuevos artistas aprendan el estilo de la casa. El toque Marvel. Los estilemas de Kirby.
(Jack Kirby y Joe Sinnott, dibujante y entintador legendario de The Fantastic Four, respectivamente, en 1975)
Al principio puede echar para atrás. Lo sé. A mí me pasó. Le ha pasado a otros que no fueron contemporáneos de Kirby. Pero en cuanto uno se da cuenta de que el hombre no sólo ha dibujado esto, sino también aquello, e incluso lo de más allá, y averigua que lo hizo a la vez (y sin esbozar: si sobraba una página, dibujaba otra que encajara en la historia y guardaba la vieja para ser usada en otro episodio [Ro, p.155]); y que después creó esto, y eso otro, y aquello, y lo de más allá, y descubre que durante toda su vida no paró de crear personajes; y uno vence sus iniciales reticencias al dibujo y a la abundancia de viñetas (una primera sensación que no dice nada de la calidad de las páginas puesto que no es real, sino resultado de haber crecido leyendo otro tipo de tebeos), la verdad sale a la luz: Kirby estaba más para allá que para acá, y las calles de sus páginas eran las redes de pesca de las que servía para traernos multitud de conceptos del mar de LA imaginación (pues sólo hay una, como dice Alan Moore en Promethea).
Así, con los años, Kirby se ha convertido en uno de esos autores que generan en mí el impulso de "conseguir todo lo que ha hecho", que en el terreno del cómic también me producen Will Eisner, Alan Moore, Charles Schulz, John Byrne, Joe Sacco, Bill Watterson, Osamu Tezuka, Jiro Taniguchi y... poca gente más (vale, también deberían estar Alex Raymond, Winsor McCay y Hal Foster, pero los dos primeros tendrán que esperar a mejores ediciones). Por supuesto disfruto con muchos otros autores, y aunque tenga en muy alta consideración etapas y obras, me basta con esas etapas y esas obras. (Y aunque el Peanuts de Schulz sólo sea una obra, su magnitud supera a muchas otras juntas).
Desconocía muchísimas cosas antes de leer el libro de Ronin Ro. Una de las que más me llaman la atención es el cuestionamiento de la misma existencia del “método Marvel” de hacer comics. Ya había leído algo al respecto, en la entrevista que Eisner realizó a Kirby en 1982 (**), en la que el segundo afirma que él escribía y dibujaba en la Marvel de los sesenta y «Stan Lee escribía los títulos de crédito» [Eisner, p.221], lo que es casi lo mismo que decir que el “método Marvel” no existe. Para los profanos: de toda la vida se ha explicado que el llamado “método Marvel” consiste en proporcionar al dibujante un argumento del episodio, una descripción general o una lista de las escenas que deben aparecer, para que el dibujante planifique la acción y la distribuya en las páginas de historieta que ha de entregar ese mes. El dibujante puede llenar algunos huecos entre secuencia y secuencia, puede diseñar los personajes, pero según esta teoría, de ningún modo imagina los derroteros del argumento. Muchos dibujantes se vieron atraídos por esta forma de trabajar, sin guiones cerrados ni detallados, que les permitía muchísima libertad para explayarse en su arte. Y si bien un aspecto del mito del “método Marvel” es cierto, el de que los dibujantes planificaban la acción, parece muy probable que, al menos en los inicios del resurgir editorial de Atlas / Marvel en los 60, y sobre todo en los casos de Jack Kirby y Steve Ditko (padre de Spider-Man –con guión- y Dr. Strange), esa libertad no era tanto un privilegio concedido por el presunto guionista o el editor (aunque sí, de todos modos, algo inusual y muy de agradecer), como una necesidad impuesta por el ritmo de trabajo y por las crecientes responsabilidades de Stan Lee como editor, escritor de las páginas de correo y otras secciones y, sobre todo, relaciones públicas de la editorial.
Vale que algunas declaraciones del Jack Kirby de los últimos años, con todo aquello de la lucha por los derechos intelectuales sobre los personajes y la recuperación de sus originales, no fueran de lo más afortunadas, sobre todo aquellas en que afirmaba que Stan Lee no había hecho nada de nada, que jamás habían trabajado juntos o que él había creado Spiderman (sin guión), pero no puedo dejar de pensar que algo de cierto debe haber en todo ello. Esto explicaría, además, la famosa amnesia de Lee sobre qué comics ha escrito, y la notable diferencia entre las creaciones de un Kirby-solo frente a las de un Lee-solo (lo que constituye, a mi parecer, el mayor argumento a favor de Kirby; a favor de Lee, decir que su ausencia en los diálogos se nota en las colecciones del Cuarto Mundo que Kirby-solo realizó en los setenta para DC).
Lo cierto es que Lee ha reconocido que, al menos respecto de Ditko y Spider-Man, no tenía ni idea de qué le iba a entregar el dibujante cada mes. Lleno de justicia y de significado es el hecho de que Ditko aparezca acreditado como responsable del argumento a partir de The Amazing Spider-Man #25 (junio 1965) y hasta su último número, el #38, de julio de 1966 (con la sola excepción del #31). Con Kirby nadie tuvo ese trato, y eso le fue quemando por dentro hasta finales de la década, cuando expiró su contrato con Marvel y NADIE se lo renovara a pesar de que siguiera trabajando para ellos. Esto, sumado a la circunstancia de que Stan Lee se había apropiado de Estela Plateada, y de que Marvel se estaba forrando con sus personajes mientras él no recibía un chavo por ello, pudo con él y se pasó a DC para competir contra sí mismo.
Ro especifica que lo que quemó de verdad a Kirby y lo volvió contra Marvel y Stan Lee no fue que no se le acreditara como coargumentista o coguionista ni, incluso, por no obtener ningún beneficio de unos personajes que o creó o ayudó a desarrollar, sino porque la versión oficial que Marvel y los medios de comunicación difundían era la imagen de un Stan Lee como creador absoluto del Universo Marvel. Eso le comía por dentro.
Debe señalarse también que si Siegel y Shuster han sido reconocidos como creadores de Superman, y si hoy en día aparece la leyenda "Superman created by Jerry Siegel and Joe Shuster" en cada tebeo del personaje, no es porque los dirigentes de DC fueran mucho mejores que los de Marvel, sino porque Siegel y Shuster llevaron a juicio a la editorial en los años setenta.
En definitiva, un entrante muy apetecible que me ha abierto el apetito para disfrutar (y aprender) todavía más, lo más pronto posible, con The Comic Book Makers, de Joe y Jim Simon, otro libro sobre los pioneros escrito por uno de ellos, y la mencionada biografía escrita por Evanier (cuando salga). Qué ganas les tengo.
(*) RO, Ronin. Tales to Astonish: Jack Kirby, Stan Lee, and the American Comic Book Revolution. Bloomsbury Publishing. New York: 2005.
(**) EISNER, Will. Shop Talk. Conversaciones con Will Eisner. Norma Editorial. Barcelona: 2005.
PD: en honor a la verdad, he detectado un par de errores. El primero, en la primera página: se dice que Kirby nació el 25 de agosto, cuando lo hizo el 28. El segundo, en la p.177, donde se describe el "primer encuentro" entre Kirby y Sinnott en 1975, cuando parece ser que se conocieron tres años antes. Sí, en 1972, y en ningún momento mientras Sinnott entintó a Kirby, entre 1965 y 1970. Lo que son las cosas. A ver si el Bullpen tampoco existió.